Grupos
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INTRODUCCIÓN. La iglesia de Filipos mantuvo una relación muy especial con Pablo, podríamos decir que
fue tan estrecha como con ninguna otra iglesia. Por eso la carta a los Filipenses está llena de gratitud y gozo en el
Señor, es la carta de un amigo que abre su corazón a aquellos que ama y que sabe muy bien que también lo aman.
IDEA CENTRAL. La vida en Cristo no es estática, sino es de constante transformación y perfeccionamiento.
Esta es la obra de Cristo en el creyente (Fil. 1:6), de tal manera que podemos decir que “el vivir es Cristo y el
morir es ganancia” (Fil. 1:21).
Hoy comenzaremos el estudio de la carta de Pablo a los Filipenses. Abramos nuestras Biblias en Filipenses
1:1-11. De estos once versículos obtendremos enseñanzas para nuestro diario vivir en Cristo desde el primer día.
I. PASADO, PRESENTE Y FUTURO. Hay tres días importantes y trascendentales en la vida del discípulo de
Cristo y de cada iglesia local:
A. El día que escuchamos el evangelio y lo creímos. En el caso de los filipenses fue cuando Lidia y los de su casa,
así como el carcelero y los de su casa, oyeron el evangelio y lo creyeron, (Hch. 16:14-15; 31-34). ¿Cuál fue
cuando el Espíritu Santo iluminó tu mente, quebrantó tu corazón y doblegó tu voluntad para rendirte a Cristo
Jesús? ¿Cuándo escuchaste el bendito evangelio de la gracia de Dios y creíste en él? ¿Lo recuerdas? ¿Quién o
quiénes fueron los primeros creyentes del evangelio en tu iglesia local?
B. El día de hoy. En el caso de Pablo fue el día que redactó esta carta hallándose en prisión por causa del
evangelio, lo cual no lo detenía, sino más bien lo animaba a seguir proclamando el evangelio a quienes lo
rodeaban. Para los filipenses fue el día cuando recibieron, leyeron u oyeron la carta. Para nosotros es el día de
hoy, en Noviembre de 2024.
C. El día que Jesucristo vuelva. Será ese glorioso futuro día cuando Cristo venga de nuevo a este mundo a
consumar el reino de los cielos. Será el día cuando perfeccionará la obra que empezó en tu vida y en la mía, y por
ende en la iglesia como pueblo redimido. Pablo estaba convencido de ello, y nosotros también debemos estarlo.
Dicha perfección incluye nuestra santificación y glorificación, para ser hallados irreprensibles y sin hipocresía
cuando Cristo vuelva.
El evangelio se basa en un personaje histórico y en hechos históricos, así que con toda convicción podemos hablar
de dos días más que, en realidad van antes que los tres anteriores, a saber:
El día que Cristo murió en la Cruz del Calvario por los pecadores para redimirnos de la esclavitud y salvarnos de
la condenación eterna. Y el día que Cristo resucitó victorioso de entre los muertos derrotando al pecado, la
muerte, al mundo y a Satanás. Tú y yo debemos vivir el día a día recordando siempre el momento cuando creímos
el evangelio, pero también a la expectativa del inminente regreso de Jesucristo. Es decir, vivir en esa expectativa
entre el pasado ya consumado y el futuro asegurado por Dios en su Palabra. El evangelio que Pablo predicó en
Filipos tiene que ver con la persona y obra de Jesucristo. Este es el centro de su mensaje.
III. NUESTROS MOTIVOS DE ORACIÓN. Pablo saluda a todos, da gracias por todos y ora por todos (Fil.
1:1, 4, 7,8). No tiene favoritismos ni parcialidades. Si lo hubiese tenido, eso habría fomentado la disensión que se
estaba gestando en el seno de esta iglesia local (ver. 2:1-4 y 4:2.3). ¿Hay favoritismo en tu iglesia local? ¿Has
actuado de esa manera? ¿Haces acepción de personas? Debemos reconocer que una actitud parcial hacia una
persona o grupo de personas de la iglesia rompe la koinonía (comunión) y entorpece la unidad en el evangelio.
1. Debemos dar gracias.
Pablo daba gracias con gozo por la iglesia de Filipos porque no sólo gozaban de los beneficios del evangelio, sino
se comprometieron con la defensa del evangelio y se consagraron al avance del mismo.
¿Cuáles son tus motivos de gratitud más frecuentes y los de tu iglesia? ¿Agradeces sólo por logros materiales,
temporales o financieros? ¿O das gracias a Dios por asuntos que tienen que ver con la transformación de los
discípulos a la imagen de Jesucristo y el avance del reino de Dios?
2. Intercedamos por nuestros hermanos en Cristo.
Pablo oraba porque el amor de los filipenses abundara aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que
aprobaran lo mejor, a fin de que fuesen sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, y estuviesen llenos de los
frutos de justicia que vienen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”
Ser capaces de aprobar lo mejor o discernir lo excelente es evidencia de que la obra perfeccionadora de Dios en
nosotros se está llevando a cabo (Fil. 1:6). La buena obra perfeccionadora de Dios en la vida del creyente se
dejará ver en que nuestro amor abundará más y más en el conocimiento de Cristo y en un discernimiento moral
más profundo. Dicho amor no está basado en sentimentalismos sino en lo que Cristo ha hecho por nosotros.
A medida que crecemos en Cristo, nuestro corazón y mente deben crecer juntos. ¿Están tu amor y tu
discernimiento creciendo a la par? Discernir lo mejor o excelente es desarrollar la habilidad de diferenciar entre lo
correcto e incorrecto, lo bueno, lo malo y lo mejor, entre lo vital y lo trivial, entre lo trascendental y lo superfluo.
Debemos orar por nuestro discernimiento y de los hermanos de nuestra iglesia, de tal modo que podamos
mantener los valores y la santidad cristiana en medio de esta generación que se pierde en las tinieblas espirituales
y morales.
¿Estás orando de este modo por ti y por los hermanos de tu iglesia local? Si no lo estás haciendo, ni los hermanos
de tu iglesia, hoy es un buen momento para comenzar a orar por estos aspectos tan importantes y esenciales en
nuestra relación con Dios.
Dios juzgará al mundo un día a través de Jesucristo. Debemos, entonces, vivir cada día como si Él fuese a regresar
en cualquier momento. Los frutos de justicia que se mencionan en v. 11, incluyen todos los rasgos de carácter que
fluyen de una correcta relación con Dios. Estos frutos de justicia son equivalentes al fruto del Espíritu (Gál. 5:22-
23), que no es otra cosa más que el mismo carácter del Señor Jesucristo. Dios comenzó en ti y en mí la buena
obra, y la perfeccionará.
Si nuestro amor crece en conocimiento verdadero y discernimiento, escogeremos lo mejor, lo excelente. De ese
modo los frutos de justicia se mostrarán en nuestras vidas, y todo redundará en gloria y alabanza para el que
comenzó en nosotros la buena obra, el Dios Trino.
Que Dios nos ayude a no estorbar la buena obra que Él comenzó en nosotros y que desea perfeccionar en ti y en
mí.
PENSANDO EN MI PROPÓSITO
Punto de reflexión: La única manera de evidenciar los frutos de justicia es a través de Jesucristo.
Versículo para recordar: «estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;». Fil. 1:6
Preguntas para considerar: ¿De qué maneras se hace evidente que Dios comenzó la “buena
obra” en tu vida? ¿Cómo manifiestas el amor que tienes hacia los hermanos de la iglesia?
¿Cuáles son los frutos de justicia en tu vida que dan la gloria y alabanza a Dios?