PopolVuh - Anonimo

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El Popol-Vuh (que puede traducirse —popol: comunidad, consejo; vuh: libro

— por Libro del Consejo, o de la Comunidad) fue en su origen pintura,


memoria, palabra. Con esa forma de tradición oral se conserva hasta
mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito por indígena,
antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché pero con caracteres latinos. Este
manuscrito constituye el verdadero original del Popol-Vuh y llega a manos de
fray Francisco Ximénez, cura párroco de un pueblecito guatemalteco, a
principios del siglo XVIII. La posteridad nunca agradecerá bastante al padre
Ximénez el haber no sólo traducido al castellano el original quiché sino
también el haber copiado en columnas paralelas el texto indígena. Para dar
un testimonio indiscutible de la autenticidad del manuscrito, preservó de ese
modo un original que se habría perdido fácilmente. De las más de treinta
versiones a todos los idiomas realizados posteriormente, la más famosa es la
que bajo la dirección del profesor Georges Raynaud —quien dedicó cuatro
décadas al estudio de la lengua y civilización quiché— realizaron dos de sus
alumnos de la Escuela de Altos Estudios de París: el mexicano González de
Mendoza y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, reciente premio Nobel de
Literatura.

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Anónimo

Popol-Vuh
O LIBRO DEL CONSEJO DE LOS INDIOS QUICHÉS

ePub r1.1
Moro 28.05.13

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Título original: Le Popol Vuh: Les dieux, les héros et les hommes de l’ancien Guatemala d’après le
livre du conseil
Anónimo, 1925
Traducción: Miguel Ángel Asturias & José María González de Mendoza

Editor digital: Moro


ePub base r1.0

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BREVE NOTICIA
El Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro
del Consejo o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: «Este libro es el
primer libro pintado antaño». ¿El primer libro? ¿Querrá significarse con esto el más
importante, algo así como la Biblia? «Pero su faz está oculta», sigue el texto.
¿Oculta, por qué? ¿Fue destruido? ¿Fue quemado? ¿Se consumió en la ciudad de
Utatlán, entregada a las llamas, reducida a cenizas por el Conquistador? «Su faz
está oculta al que ve», añade el texto, lo que mueve a pensar que no está oculta para
el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.
Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de
tradición oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser
escrito, por un indígena, antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres
latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a
manos de Fr. Francisco Ximénez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, población
guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII.
Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de «Manuscrito de
Chichicastenango».
Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo en lenguas indígenas, y
entregarse a su estudio y traducción del quiché al castellano, todo es uno. Pero el
perilustre dominico no se contenta con traducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio
incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante las autoridades
religiosas, tal similitud hay entre el Génesis indígena y algunos pasajes de la Biblia,
hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al par de su versión
castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es decir, que no sólo nos
lega su traducción, sino la transcripción del texto indígena.
El Padre Ximénez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface,
y una segunda, más cuidada, que incluye en el primer tomo de la «Crónica de la
Provincia de Chiapa y Guatemala», obra monumental que del archivo de los
dominicos pasa en 1854 —con otros documentos del Padre Ximénez—, a la
Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A partir de ese momento el
libro sagrado de los quichés va a ser traducido a otras lenguas. El Dr. Carl Scherzer
copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemán
lo publica en Viena, en 1857, bajo el título de «Las historias del origen de los indios
de esta Provincia de Guatemala». El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg
llega a Guatemala, desde Francia, atraído por la luz de ese manuscrito prodigioso,
se afinca en el país, estudia y profundiza la lengua quiché y traduce el Popol-Vuh al
francés, versión que publica en París, en 1891, con el título de «Popol-Vuh, le livre
sacre et les mythes de l’antiquité américaine».

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Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo
más de treinta y dos volúmenes, en todas las lenguas, interés que crece de día en día
por tratarse de uno de los documentos milenarios de la humanidad.
De estas traducciones, citaremos las últimas. La del licenciado J. Antonio
Villacorta y el profesor Flavio Rodas, publicada en Guatemala, en 1927, con el texto
quiché fonetizado; la del licenciado Adrián Recinos, el cual encontró en la Biblioteca
de Ewberry, de Chicago, el primer texto del Padre Ximénez, la traducción más
literal, pero no la mejor, dado que el mismo autor la mejoró enormemente, y fue su
segunda versión, ya más dueño del idioma quiché, la que incluyó en su famosa
historia. De ésta, el profesor Georges Raynaud, después de más de cuarenta años de
estudio, toda una vida, realizó su versión francesa ajustada al texto con rigor
científico, sin restarle por ello su primigenia hermosura, su vuelo poético, su frescor
vegetal, su hondura misteriosa. Dos de sus alumnos en la Escuela de Altos Estudios
de París, el mexicano J. M. González de Mendoza y el guatemalteco Miguel Ángel
Asturias, vierten al español, bajo la dirección del propio profesor Raynaud, la
traducción del Popol-Vuh, hasta ahora considerada como la mejor, y la publican en
París, en 1927, con el título de «Los Dioses, los Héroes y los Hombres de Guatemala
Antigua», de la que después se han hecho varias ediciones, siendo merecedora de
citarse, en primer lugar, la de la Biblioteca del Estudiante Universitario [«El Libro
del Consejo»], en las publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
Y es la versión del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad científica,
la que ahora publicamos, en la traducción al español de González de Mendoza y
Miguel Ángel Asturias, seguros de que por igual ha de interesar al investigador, al
sociólogo, al poeta, al escritor, al artista y al curioso lector que ame los mitos
antiguos, y en este caso, el de cómo los dioses formaron el mundo americano y cómo
fue creado el hombre de maíz.

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Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos,
comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en
la ciudad Quiché los hombres de las tribus Quiché.
Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba
escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los
Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro
Mago del Día [Gran Cerdo del Alba], Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos
del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la
Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos, invocábase con ellos, a los llamados
Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora,
Abuela [que forma parte] de la Pareja [Mágica de Abuelos], Abuelo de la [misma]
Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos
hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia.
Pintaremos [lo que pasó] antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo
reproduciremos porque no se tiene [ya más] la visión del Libro del Consejo[1], la
visión del alba[2] de la llegada de ultramar, de nuestra [vida en la] sombra[3] , la
visión del alba de la vida, como se dice.

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Este libro es el primer libro, pintado antaño, pero su faz está oculta [hoy] al que ve, al
pensador. Grande era la exposición, la historia de cuando se acabaron de medir todos
los ángulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulación, su medida, la medida de las
líneas, en el cielo, en la tierra, en los cuatro ángulos, de los cuatro rincones[4], tal
como había sido dicho[5] por los Constructores, los Formadores, las Madres, los
Padres de la vida, de la existencia, los de la Respiración, los de las Palpitaciones, los
que engendran, los que piensan. Luz de las tribus, Luz de los hijos, Luz de la prole[6],
Pensadores y Sabios, [acerca de] todo lo que está en el cielo, en la tierra, en los lagos,
en el mar.
He aquí el relato de cómo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmóvil,
todo apacible, todo silencioso, todo vacío, en el cielo, en la tierra. He aquí la primera
historia, la primera descripción.
No había un solo hombre, un solo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra,
caverna, barranca, hierba, selva. Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía;
sólo existían la mar limitada, todo el espacio del cielo. No había nada reunido, junto.
Todo era invisible, todo estaba inmóvil en el cielo.
No existía nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar
tranquila, sola, limitada. Nada existía. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las
tinieblas, en la noche[7]. Sólo los Constructores, los Formadores, los Dominadores,
los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua,
luz esparcida. [Sus símbolos] estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus
nombres [gráficos][8] eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes Sabios[9]. Así
es el cielo, [así] son también los Espíritus del Cielo; tales son, cuéntase, los nombres
de los dioses.
Entonces vino la Palabra[10]; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del
Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del
Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron,
unieron sus palabras, sus sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el
momento del alba; decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo
sobre la producción, la existencia, de los árboles, de los bejucos, la producción de la
vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espíritus del Cielo
llamados Maestros Gigantes.
Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huella del Relámpago es el segundo.
Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo.
Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo.
Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cómo se haría la
germinación, cómo se haría el alba, quién sostendría, nutriría[11]. «Que eso sea.

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Fecundaos. Que esta agua parta, se vacíe. Que la tierra nazca, se afirme», dijeron.
«Que la germinación se haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque [no
tendremos] ni adoración ni manifestación por nuestros construidos, nuestros
formados, hasta que nazca el hombre construido, el hombre formado»: así hablaron,
por lo cual nació la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra existente.
«Tierra», dijeron y en seguida nació. Solamente una niebla, solamente una nube [fue]
el nacimiento de la materia.
Entonces salieron del agua las montañas: al instante salieron las grandes
montañas.
Solamente por Ciencia Mágica, por el Poder Mágico, fue hecho lo que había sido
decidido [concerniente a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron
simultáneamente en la superficie de la tierra los cipresales, los pinares.
Y los Poderosos del Cielo se regocijaron así: «Sed los bienvenidos, oh Espíritus
del Cielo, oh Maestro Gigante [Relámpago], oh Huella del Relámpago, oh Esplendor
del Relámpago». «Que se acabe nuestra construcción, nuestra formación», fue
respondido.
Primero nacieron la tierra, los montes, las llanuras; se pusieron en camino las
aguas; los arroyos caminaron entre los montes; así tuvo lugar la puesta en marcha de
las aguas cuando aparecieron las grandes montañas. Así fue el nacimiento de la tierra
cuando nació por [orden] de los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra, pues
así se llaman los que primero fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la
tierra en suspenso en el agua; así fue fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces
su conclusión, su composición, fueron meditadas por ellos.

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En seguida fecundaron a los animales de las montañas, guardianes de todas las selvas,
los seres de las montañas: venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes, víboras,
[serpientes] ganti, guardianes de los bejucos. Entonces los Procreadores, los
Engendradores, dijeron: «¿No habrá más que silencio, inmovilidad, al pie de los
árboles, de los bejucos? Bueno es, pues, que haya guardianes»; así dijeron,
fecundando, hablando. Al instante nacieron los venados, los pájaros. Entonces dieron
sus moradas a los venados, a los pájaros. «Tú, venado, sobre el camino de los
arroyos, en las barrancas, dormirás; aquí vivirás, en las hierbas, en las malezas; en las
selvas, fecundarás; sobre cuatro pies irás, vivirás». Fue hecho como fue dicho.
Entonces fueron también [dadas] las moradas de los pajarillos, de los grandes pájaros.
«Pájaros, anidaréis sobre los árboles, sobre los bejucos moraréis; engendraréis, os
multiplicaréis sobre las ramas de los árboles, sobre las ramas de los bejucos». Así fue
dicho a los venados, a los pájaros, para que hiciesen lo que debían hacer; todos
tomaron sus dormitorios, sus moradas. Así los Procreadores, los Engendradores,
dieron sus casas a los animales de la tierra. Estando pues todos terminados, venados,
pájaros, les fue dicho a los venados, a los pájaros, por los Constructores, los
Formadores, los Procreadores, los Engendradores: «Hablad, gritad; podéis gorjear,
gritar. Que cada uno haga oír su lenguaje según su clan, según su manera». Así fue
dicho a los venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes. «En adelante decid nuestros
nombres, alabadnos, a nosotros vuestras madres, a nosotros vuestros padres. En
adelante llamad a Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor
del relámpago, Espíritus del Cielo, Espíritus de la Tierra, Constructores. Formadores,
Procreadores. Engendradores. Habladnos, invocadnos, adoradnos», se les dijo. Pero
no pudieron hablar como hombres: solamente cacarearon, solamente mugieron,
solamente graznaron; no se manifestó [ninguna] forma de lenguaje, hablando cada
uno diferentemente. Cuando los Constructores, los Formadores, oyeron sus palabras
impotentes, se dijeron unos a otros: «No han podido decir nuestros nombres, de
nosotros los Constructores, los Formadores». «No está bien», se respondieron unos a
otros los Procreadores, los Engendradores, y dijeron: «He aquí que seréis
cambiados[12] porque no habéis podido hablar. Cambiaremos nuestra Palabra[13].
Vuestro sustento, vuestra alimentación, vuestros dormitorios, vuestras moradas, los
tendréis: serán las barrancas, las selvas. Nuestra adoración es imperfecta si vosotros
no nos invocáis. ¿Habrá, podrá haber adoración, obediencia, en los [seres] que
haremos? Vosotros recibiréis vuestro fardo: vuestra carne será molida entre los
dientes; que así sea, que tal sea vuestro fardo». Así les fue entonces dicho, ordenado,
a los animalitos, a los grandes animales de la superficie de la tierra; pero éstos
quisieron probar su suerte, quisieron tentar la prueba, quisieron probar la adoración,

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mas no entendiendo de ningún modo el lenguaje unos de otros, no se comprendieron,
no pudieron hacer nada.
Tal fue, pues, el fardo de su carne; así el fardo de ser comidos, de ser matados, fue
[impuesto] aquí sobre todos los animales de la superficie de la tierra. En seguida
fueron ensayados seres construidos, seres formados[14], por los Constructores, los
Formadores, los Procreadores, los Engendradores. «Que se pruebe todavía. Ya se
acerca la germinación, el alba. Hagamos a nuestros sostenes, a nuestros nutridores.
¿Cómo ser invocados, conmemorados, en la superficie de la tierra? [Ya] hemos
ensayado con nuestra primera construcción, nuestra formación, sin que por ella pueda
hacerse nuestra adoración, nuestra manifestación. Probemos, pues, a hacer
obedientes, respetuosos sostenes, nutridores», dijeron. Entonces fue la construcción,
la formación.
De fierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se
amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la cabeza no
se movía; el rostro [quedábase vuelto] a un solo lado; la vista estaba velada; no
podían mirar detrás de ellos; al principio hablaron, pero sin sensatez. En seguida,
aquello se licuó, no se sostuvo en pie[15]. Entonces los Constructores, los Formadores,
dijeron otra vez: «Mientras más se trabaja, menos puede él andar y engendrar». «Que
se celebre, pues, consejo sobre eso», dijeron. Al instante deshicieron, destruyeron una
vez más, su construcción, su formación, y después dijeron: «¿Cómo haremos para
que nos nazcan adoradores, invocadores?» Celebrando consejo de nuevo, dijeron
entonces: «Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del Alba,
Maestro Mago del Día: «Probad de nuevo la suerte, su formación»«. Así se dijeron
unos a otros los Constructores, los Formadores, y hablaron a Antiguo Secreto,
Antigua Ocultadora. En seguida, el discurso dicho a aquellos augures, a la Abuela del
Día, a la Abuela del Alba por los Constructores, los Formadores; he aquí sus
nombres: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Y los Maestros Gigantes hablaron,
así como los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Dijeron entonces a Los de la
Suerte, los de [su] Formación, a los augures: «Es tiempo de concertarse de nuevo
sobre los signos de nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado, como
nuestro sostén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador.
Comenzad, pues, las Palabras [Mágicas], Abuela, Abuelo, nuestra abuela, nuestro
abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Haced pues que haya germinación, que
haya alba, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos conmemorados,
por el hombre construido, el hombre formado, el hombre maniquí, el hombre
moldeado. Haced que así sea. Declarad vuestros nombres: Maestro Mago del Alba,
Maestro Mago del Día, Pareja Procreadora, Pareja Engendradora, Gran Cerdo del
Alba, Gran Tapir del Alba. Los de las Esmeraldas. Los de las Gemas, Los del
Punzón, Los de las Tablas, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa, Los de la

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Resina, Los de los Trabajos Artísticos, Abuela del Día, Abuela del Alba. Sed
llamados así por nuestros construidos, nuestros formados. Haced vuestros
encantamientos por vuestro maíz, por vuestro tzité[16]. ¿Se hará, acontecerá, que
esculpamos en madera su boca, su rostro?» Así fue dicho a los de la Suerte. Entonces
[se efectuó] el lanzamiento [de los granos], la predicción del encantamiento por el
maíz, el tzité. «Suerte, fórmate», dijeron entonces una abuela, un abuelo. Ahora bien,
este abuelo era El del Tzité, llamado Antiguo Secreto; esta abuela era La de la Suerte,
la de [su] formación, llamada Antigua Ocultadora con Gigante Abertura. Cuando se
decidió la suerte, se habló así: «Tiempo es de concertarse. Hablad; que oigamos y que
hablemos, digamos, si es preciso que la madera sea labrada, sea esculpida por Los de
la Construcción, Los de la Formación, si ella será el sostén, el nutridor, cuando se
haga la germinación, el alba». «Oh maíz, oh tzité, oh suerte, oh [su] formación, asios,
ajustaos»[17], fue dicho al maíz, al tzité, a la suerte, a [su] formación. «Venid a picar
ahí, oh Espíritus del Cielo[18]. No hagáis bajar la boca, la faz[19] de los Dominadores,
de los Poderosos del Cielo», dijeron. Entonces dijeron la cosa recta: «Que así sean,
así, vuestros maniquíes, los [muñecos] construidos de madera, hablando, charlando
en la superficie de la tierra». —»Que así sea», se respondió a sus palabras. Al instante
fueron hechos los maniquíes, los [muñecos] construidos de madera; los hombres se
produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra.
Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos maniquíes, aquellos
[muñecos] construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún recuerdo
de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se
acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo,
solamente una tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se
desecaron; sus pies, sus manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni
humedad, ni grasa; mejillas desecadas [eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos;
comprimida su carne. Por tanto [no había] ninguna sabiduría en sus cabezas, ante sus
Constructores, sus Formadores, sus Procreadores, sus Animadores. Éstos fueron los
primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.

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En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes,
[muñecos] construidos de madera.
Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran
inundación fue hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes,
[muñecos] construidos de madera. El tzité [fue la] carne del hombre: pero cuando por
los Constructores, los Formadores?, fue labrada la mujer, el sasafrás[20] [fue la] carne
de la mujer.
Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero
no pensaban, no hablaban ante los de la Construcción. Los de la Formación, sus
Hacedores, sus Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la
inundación, vino del cielo una abundante resina.
El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murciélago de la
Muerte, vino a cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Búho
vino a triturar, a romper sus huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron
pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no habían pensado ante sus Madres,
ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. A causa de esto
se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de día, lluvia de
noche.
Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron: la madera, la piedra,
manifestaron sus rostros[21]. Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus
escudillas, sus ollas, sus perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos
había, manifestaron sus rostros. «Nos hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno;
seréis sacrificados», les dijeron sus perros, sus pavos. Y he aquí [lo que les dijeron]
sus piedras de moler: «Teníamos cotidianamente queja de vosotros; cotidianamente,
por la noche, al alba, siempre: «Descorteza, descorteza, rasga, rasga» sobre nuestras
faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz.
Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos,
morderemos, vuestra carne», les dijeron sus piedras de moler, Y he aquí que hablando
a su vez, sus perros les dijeron: «¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que
éramos visto?, nos perseguíais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para
golpearnos estaba listo mientras comíais. Entonces vosotros hablabais bien, nosotros
no hablábamos. Sin ello no os mataríamos ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no
pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros quienes os borraremos [de la haz de
la tierra] ; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas[22], os comeremos»: [así] les
dijeron sus perros, mostrando «sus rostros. Y he aquí que a su vez sus ollas, sus
vajillas de barro, les hablaron: «Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras
bocas, carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego.

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Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro
turno, os quemaremos», dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual
manera las piedras del hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus
cabezas, les hicieron daño. Empujándose [los hombres] corrieron, llenos de
desesperación. Quisieron subir a sus mansiones, pero cayéndose, sus mansiones les
hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los sacudieron a lo lejos.
Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus rostros. Tal fue
la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados, hombres
para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos
destruidos, aniquilados.
Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las
selvas[23]; éstos fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su
carne por los Constructores, los Formadores.
Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres
construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes, [muñecos]
construidos de madera.

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No había, pues, más que una luz confusa en la superficie de la tierra, no había sol. Un
[personaje] llamado Principal Guacamayo se enorgullecía. Al principio existieron el
cielo, la tierra, pero ocultas [estaban] las faces del sol, de la luna. Él, pues, decía: «En
verdad, la posteridad de esos hombres ahogados es extraordinaria; su vida es como
[una vida] de Sabios[24].
Yo soy, pues, grande por encima del hombre construido, del hombre formado. Yo
el sol, yo la luz, yo la luna. Que así sea. Grande [es] mi luz. Por mí andan, caminan
los hombres. Mis ojos, en metales preciosos, resplandecen de gemas, de verdes
esmeraldas. Mis dientes brillan en su esmalte como la faz del cielo.
Mi nariz resplandece a lo lejos como la luna. De preciosos metales [está hecho]
mi sitial con respaldo. La faz de la tierra se ilumina cuando yo avanzo ante mi sitial
con respaldo. Así pues, yo soy el sol, yo soy la luna[25], para la luz de la prole, la luz
de los hijos. Así es, porque a lo lejos penetra mi esplendor». [Así] decía Principal
Guacamayo, mas en verdad Principal Guacamayo no era el sol[26], sino que se
enorgullecía de sus jadeitas, de sus metales preciosos: pero en realidad su esplendor
desaparecía allí adonde él se sentaba[27], su esplendor no penetraba en todo el cielo.
No se veían aún, pues, las faces del sol, de la luna, de las estrellas, aún no había
claridad[28]. Así, pues, Principal Guacamayo se alababa como sol, [como] luna; la luz
del sol, de la luna, todavía no [se había] mostrado, manifestado; pero él quería
sobreponerse en grandeza. Entonces fue cuando ocurrió la inundación a causa de los
maniquíes, [muñecos] construidos de madera. Contaremos también cómo murió, fue
vencido. Principal Guacamayo [y después], en qué tiempo fue hecho el hombre por
Los de la Construcción, Los de la Formación.

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He aquí el origen de la derrota de Principal Guacamayo por dos engendrados, el
primero llamado Maestro Mago, el segundo llamado Brujito; [los dos] eran dioses[29].
A causa del mal que veían en el que se enorgullecía y que él quería hacer a la faz de
los Espíritus del Cielo, aquellos engendrados dijeron: «No está bien que pase eso; ese
hombre no debe vivir aquí, en la superficie de la Tierra. Trataremos, pues, de tirar con
cerbatana contra su comida; tiraremos con cerbatana contra ella, introduciremos en
ella una enfermedad que pondrá fin a sus riquezas, a sus jadeitas, a sus metales
preciosos, a sus esmeraldas, a sus pedrerías, de las cuales se glorifica como lo harán
todos los hombres. Los metales preciosos, no son un motivo de gloria. Que así se
haga, pues». [Así] dijeron los dos engendrados, cada uno [con] su cerbatana sobre el
hombro.
Pero Principal Guacamayo tenía dos hijos: Sabio Pez-Tierra [era] el primer hijo.
Gigante de la Tierra, el segundo hijo. La que se Torna Invisible, [era el nombre de su
madre, esposa de Principal Guacamayo.
A este Sabio Pez-Tierra [servíanle] de juguetes las grandes montañas Chicak,
Hunahpu, Pecul, Yaxcanul, Macamob, Huliznab[30], se cuenta, nombres de las
montañas que existieron cuando el alba; nacieron en una noche por [la acción de]
Sabio Pez-Tierra. De igual modo por Gigante de la Tierra eran removidas las
montañas; por él eran agitadas las montañas pequeñas, las montañas grandes.
Los hijos de Principal Guacamayo hacían también de ello una causa de Orgullo:
«¡Vosotros! heme aquí, yo el sol», decía Principal Guacamayo. «Yo hice la Tierra»,
decía Sabio Pez-Tierra. «Yo sacudo al cielo, trastorno a toda la tierra», decía Gigante
de la Tierra. Así, después de su padre, los hijos de Principal Guacamayo se atribuían
la grandeza. He aquí, pues, el mal que vieron los engendrados. Nuestras primeras
madres, nuestros primeros padres no habían sido hechos todavía. Así fue decidida la
muerte [de los tres], su pérdida, por los engendrados.

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7
He aquí ahora los disparos de cerbatana contra Principal Guacamayo por los dos
engendrados; contaremos ahora la derrota de aquellos que se enorgullecían. Este
mismo Principal Guacamayo tenía un gran árbol, el Byrsonia[31]; era el alimento de
Principal Guacamayo; cada día iba al Byrsonia, subía al árbol; veía algunas vainas
comidas por Maestro Mago. Brujito. Por su parte, espiando a Principal Guacamayo al
pie del árbol, los dos engendrados venían a esconderse en el follaje del árbol cuando
Principal Guacamayo venía a comer [las frutas de] el Byrsonia.
Después fue tiroteado con cerbatanas por Supremo Maestro Mago, quien le plantó
la bala de la cerbatana en la mandíbula; gritó a voz en cuello al caer del árbol al
suelo. Supremo Maestro Mago se apresuró, corrió aprisa para apoderarse de él; pero
entonces el brazo de Supremo Maestro Mago fue asido violentamente por Principal
Guacamayo, quien al instante lo sacudió, lo arrancó bruscamente del omoplato.
Entonces Supremo Maestro Mago dejó ir a Principal Guacamayo. Así es, así
como hicieron, sin haber sido vencidos los primeros por Principal Guacamayo.
Llevando así el brazo de Supremo Maestro Mago, Principal Guacamayo caminó
hacia su casa, adonde llegó sosteniéndose la mandíbula. «¿Qué te ha sucedido,
pues?», dijo entonces La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo.
«¿Qué? Dos engañadores[32] me han tiroteado con su cerbatana, me han dislocado la
mandíbula. A causa de eso, se han aflojado mi mandíbula, mis dientes, que me hacen
sufrir mucho.
Por de pronto traigo [esto] sobre el fuego para que permanezca sobre el fuego
hasta que, en verdad, vengan a recogerlo, a tomarlo, esos engañadores», respondió
Principal Guacamayo, suspendiendo el brazo de Supremo Maestro Mago. Habiendo
celebrado consejo, Supremo Maestro Mago, Brujito, hablaron con un abuelo, y
verdaderamente blanca era la cabellera de este abuelo, y con una abuela, y
verdaderamente era una abuela encorvada, quebrantada por la vejez[33].
Gran Cerdo del Alba, nombre del Abuelo; Gran Tapir del Alba, nombre de la
abuela. Los engendrados dijeron, pues, a la abuela, al abuelo: «Acompañadnos para ir
a coger nuestro brazo en casa de Principal Guacamayo, pero nosotros iremos detrás
de vosotros. «Son nuestros nietos a quienes acompañamos; su madre, su padre, han
muerto[34]; por tanto, nos siguen por todas partes adonde nos conviene permitírselo,
pues sacar los animales de las mandíbulas es nuestro oficio», diréis vosotros.
Así Principal Guacamayo nos mirará como a niños, y estaremos allí para daros
consejos», dijeron los dos engendrados. «Muy bien», fue respondido. En seguida se
encaminaron hacia la punta en donde Principal Guacamayo estaba sentado en su sitial
con respaldo. La abuela, el abuelo, pasaron entonces, [con] dos engendrados jugando
detrás. Cuando pasaron al pie de la casa del jefe, Principal Guacamayo gritaba a voz

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en cuello a causa de sus dientes. Cuando Principal Guacamayo vio al abuelo, a la
abuela y a los que les acompañaban, «¿De dónde venís, abuelos nuestros?», dijo al
instante el jefe. «Buscamos con qué sostenernos, oh Tú, Jefe», respondieron ellos.
«¿Cuál es vuestro alimento? ¿Son vuestros hijos, esos que os acompañan?» «No, oh
Tú, jefe.
Éstos son nuestros nietos, pero ¿comprendes? tenemos piedad de sus rostros, les
damos y partimos la mitad [de nuestro alimento]», respondieron la abuela, el abuelo.
El jefe, pues, estaba extenuado por el sufrimiento de sus dientes, y con esfuerzo era
como hablaba. «Yo os suplico, tened piedad de mi rostro[35]. ¿Qué hacéis? ¿Qué
curáis?», dijo el jefe. «Solamente sacamos de los dientes los animales, curamos
solamente los ojos, componemos solamente los huesos, Tú, Jefe», respondieron.
«Muy bien. Curadme en seguida, os suplico, mis .» dientes, que verdaderamente me
hacen sufrir. Cada día no tengo reposo, no tengo sueño, a causa de ellos y de mis
ojos.
Dos engañadores me han disparado con cerbatana, para comenzar. A causa de
esto no como ya. Tened, pues, piedad de mi rostro, pues todo se mueve, mi
mandíbula, mis dientes». «Muy bien, Tú, Jefe. Un animal te hace sufrir. No hay más
que cambiar, que sacar los dientes, Tú». «¿Será bueno quitarme mis dientes? Por
ellos soy jefe; mi ornamento: mis dientes y mis ojos». «Pondremos al instante otros
en cambio; huesos puros y netos entrarán». Ahora, pues, esos huesos puros y netos no
eran más que maíz blanco. «Muy bien. Retiradlos pues y venid en mi ayuda»,
respondió él.
Entonces se arrancaron los dientes de Principal Guacamayo; no se le puso en
cambio más que maíz blanco; al instante ese maíz brilló mucho en su boca. Al
instante descendió su faz[36]; no pareció ya jefe. Se acabó de quitarle sus dientes en
pedrería que, brillantes, ornaban su boca. Mientras que se cuidaban los ojos de
Principal Guacamayo se desollaron sus ojos, se acabó de quitarle sus metales
preciosos.
Pero él no podía ya sentirlo; todavía veía cuando lo que le enorgullecía hubo
acabado de serle quitado por Maestro Mago. Brujito. Así murió Principal Guacamayo
cuando Maestro Mago vino a recuperar su brazo. La que se Torna Invisible, esposa de
Principal Guacamayo, murió también. Tal fue el fin de las riquezas de Principal
Guacamayo. Fue el médico quien tomó las esmeraldas, las pedrerías, de las cuales,
aquí en la tierra, se gloriaba.
La abuela Sabia, el abuelo Sabio, hicieron esto. El brazo fue pegado; pegado
estuvo bien.
Ellos no quisieron obrar así más que para matar a Principal Guacamayo;
consideraban como malo que se enorgulleciese. En seguida los dos engendrados
caminaron, habiendo ejecutado la Palabra de los Espíritus del Cielo.

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He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal
Guacamayo. «Yo hacedor de montañas», decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio
Pez-Tierra se bañaba al borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos[37]
jóvenes, arrastrando un árbol para pilar de su casa; cuatrocientos jóvenes iban
caminando, después de haber cortado un gran árbol para viga maestra de su casa.
Entonces Sabio Pez-Tierra caminó adonde estaban los cuatrocientos jóvenes.
—»Jóvenes, ¿qué hacéis?». —»Solamente, un árbol que no podemos levantar para
llevarlo sobre nuestros hombros». —»Yo lo llevaré al hombro. ¿Adonde llevarlo?
¿Cuál trabajo hay en vuestro espíritu?» «Solamente la viga maestra de nuestra casa».
—»Perfectamente», dijo él, [y] después tiró [del árbol], lo cargó sobre sus hombros y
lo llevó a la entrada de la casa de los cuatrocientos jóvenes. «¡Y bien! Estáte pues con
nosotros, oh joven. ¿Tienes madre, padre?» «No tengo», dijo él. «¡Y bien! Nosotros
te emplearemos otra vez mañana para señalarte uno de nuestros árboles para pilar de
nuestra casa». «Bien», dijo él. En seguida los cuatrocientos jóvenes celebraron
consejo. «He ahí a ese joven. ¿Cómo haremos para matarlo, pues no está bien que
haga eso, que él solo levante ese árbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] después lo
incitaremos a descender en el hoyo. «Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo»,
le diremos, y, cuando haya descendido y esté inclinado en el hoyo, lanzaremos un
gran árbol en él; entonces morirá en el hoyo». Así hablaron los cuatrocientos jóvenes.
Entonces cavaron un gran hoyo que descendía profundamente, y después llamaron a
Sabio Pez-Tierra. «Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava aún la tierra, en el sitio de
donde nosotros no pasamos», le dijeron. «Muy bien», respondió él, y después
descendió al hoyo. Llamándole mientras que él cavaba la tierra: «¿Ya has descendido
muy hondo?», le dijeron. «Sí», respondió, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba
un hoyo de salvamento. Él sabía que querían matarlo; mientras que cavaba el hoyo,
cavaba al lado un segundo hoyo para salvarse. «¿Está ya muy hondo?», le fue dicho
desde arriba por los cuatrocientos jóvenes. «Todavía estoy ocupado en mi
excavación, pero os llamaré desde abajo cuando haya acabado de cavar», les
respondió desde el fondo del hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no cavaba el fondo del
hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En seguida
Sabio Pez-Tierra llamó, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de
salvamento. «Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por él he
descendido verdaderamente lejos. ¿No oís mi llamada? Pero he aquí vuestra llamada
que repercute como uno, dos ecos; oigo donde estáis vosotros», decía Sabio Pez-
Tierra en el hoyo en donde se ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he
aquí que con fuerza fue traído el gran árbol por los jóvenes; en seguida lanzaron
vivamente el árbol en el agujero. «Que ninguno hable. Esperemos solamente a que

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grite a voz en cuello, a que muera», se dijeron unos a otros, mas se hablaban en
secreto, mas se cubrían la boca, mirándose mutuamente, mientras lanzaban
prontamente el árbol. Ahora, pues, he aquí que Sabio Pez-Tierra habló, gritó a voz en
cuello, pero no llamó sino una sola vez mientras que el árbol caía. «¡Oh, cómo hemos
llevado a buen fin lo que le hemos hecho! ¡Muerto está! Si por desgracia hubiera
continuado el trabajo del cual se había encargado, desgraciados [de nosotros]. Se
habría introducido [como] el primero entre nosotros los cuatrocientos jóvenes»,
dijeron, alegrándose aún. «Es preciso hacer durante tres días nuestra bebida
fermentada, pasar tres días más en beber por la fundación de nuestra casa, nosotros
los cuatrocientos jóvenes», dijeron. «Mañana veremos, pasado mañana también, si no
vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida
nuestro corazón estará en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada»,
dijeron.
Ahora, pues, allá en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes.
Después, al segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en
muchedumbre para reunirse debajo del árbol. De todas partes trajeron cabellos,
trajeron uñas de Sabio Pez-Tierra; viendo esto los jóvenes. «¡Acabado está, ese
engañador! ¡Ved! Las hormigas se reúnen, llegan en multitud, traen de todas partes
sus cabellos, sus uñas. He aquí lo que hemos hecho», se dijeron unos a otros.
Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: había cortado los cabellos de su cabeza,
se había recortado las uñas con los dientes, para darlos a las hormigas. Así los
cuatrocientos jóvenes lo creyeron muerto; después, al tercer día, comenzaron su
bebida fermentada; entonces se embriagaron todos los jóvenes.
Estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya Sabiduría; entonces
su casa fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser
todos destruidos. Ni uno ni dos de aquellos cuatrocientos jóvenes se salvaron; fueron
matados por Sabio Pez-Tierra, hijo de Principal Guacamayo. Así murieron los
cuatrocientos jóvenes. Se dice también que entraron en la constelación llamada a
causa de ellos el Montón[38], pero esto no es quizás más que una fábula. Aquí
contaremos también la derrota de Sabio Pez-Tierra por los dos engendrados Maestro
Mago, Brujito.

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He aquí la derrota, la muerte de Sabio Pez-Tierra cuando fue vencido por los
engendrados Maestro Mago. Brujito. He aquí lo que hirió el corazón de aquellos
engendrados: los cuatrocientos jóvenes matados por Sabio Pez-Tierra. Solamente de
pescados, solamente de cangrejos, se sostenía él, se nutría, al borde del agua; ése era
su alimento cotidiano. De día erraba, buscando su subsistencia; de noche,
transportaba las montañas. En seguida un gran cangrejo fue imitado por Maestro
Mago, Brujito. Le pusieron una faz en madera de Ek[39]; pues la madera de Ek se
encuentra por doquiera en las selvas; hicieron con ella las grandes patas del cangrejo;
después, de Pahac[40] las patas pequeñas. Pusiéronle un carapacho de piedra que
acabó la faz posterior del congrejo. En seguida, pusieron a esta «tortuga»[41] en el
fondo de una gruta al pie de una gran montaña; Meaván[42], nombre de la montaña de
la derrota. Después, los engendrados fueron al encuentro de Sabio Pez-Tierra, al
borde del agua. «¿Adonde vas, oh hijo?», dijeron a Sabio Pez-Tierra. «No voy a
ninguna parte, sino que busco mi subsistencia», respondió Sabio Pez-Tierra. «¿Cuál
es tu alimento?». «Solamente pescados, solamente cangrejos; no he podido cogerlos
aquí. Hace dos días que no he comido y ya no puedo más de hambre», dijo Sabio
Pez-Tierra a Maestro Mago, Brujito. «Allá abajo, en el fondo de la barranca, hay un
cangrejo, un cangrejo verdaderamente grande; seria un glorioso bocado para tu
subsistencia. Pero nos mordió cuando quisimos cogerlo, y nos asustamos; por nada
iríamos a cogerlo», dijeron Maestro Mago, Brujito. «Tened piedad de mi faz. Venid a
mostrármelo, oh engendrados», dijo Sabio Pez-Tierra. «De ningún modo, no
queremos; solamente tú ve allá; no es posible perderse; ve solamente al borde del
agua y llegarás al pie de una gran montaña donde resuena en el fondo de la barranca;
vete, llega», respondieron Maestro Mago, Brujito. «¡Ah, tened piedad de mi faz! Oh
engendrados, ¿en dónde encontrarlo? Venid a mostrármelo. Hay muchos pájaros
cantores a los que podréis disparar con cerbatana; yo sé dónde están», dijo Sabio Pez-
Tierra. Su humildad complació a los engendrados. «¿Sabrás cogerlo si volvemos [allá
abajo] por tu causa? Cierto, no probamos ya más; nos mordió cuando entramos
agachados; nos asustamos cuando entramos encorvados, pero por poco lo
alcanzábamos. Es bueno, pues, que entres allí encorvado», le dijeron. «Muy bien»,
respondió Sabio Pez-Tierra. Entonces caminó en su compañía. Después, fue llegó al
fondo de la barranca. Inclinado de los dos lados, el cangrejo enderezaba hacia
adelante su dorso. En el fondo de la barranca estaba la añagaza de ellos.
«¡Perfectamente! Quisiera ya ponerla en [mi] boca», [dijo] alegrándose Sabio Pez-
Tierra, porque en verdad se moría de hambre. Así, pues, quiso intentar, quiso
encorvarse, quiso entrar. El cangrejo fue hacia lo alto. Entonces él se retiró. «¿No lo
has alcanzado»?, dijeron [los dos engendrados]. «No está ahí, sino que subió: pero al

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principio por poco lo cogía. Quizás fuera bueno que yo entrase», respondió él.
Después, encorvándose, entró; acabó de entrar; no mostró afuera más que las puntas
de los pies. La gran montaña acabó de minarse, se aplastó, descendió sobre su
corazón. Él ya no se revolvió más: Sabio Pez-Tierra fue piedra. Tal fue la derrota de
Sabio Pez-Tierra por los engendrados Maestro Mago, Brujito. «Hacedor de
Montañas», dice el relato de antaño. Primer hijo de Principal Guacamayo. Al pie de
la montaña llamada Meaván fue vencido. No es sino por Magia como fue vencido el
segundo de los que se enorgullecían. Vamos a contar la historia de otro.

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El tercero de los que se enorgullecían, segundo hijo de Principal Guacamayo,
llamado Gigante de la Tierra, decía: «Yo destruyo las montañas». Y Maestro Mago,
Brujito, vencieron también a Gigante de la Tierra. Maestro Gigante [Relámpago],
Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago, dijeron, hablando a Maestro Mago,
Brujito: «Que también sea vencido el segundo hijo de Principal Guacamayo. Tal es
nuestra Palabra, porque no está bien lo que él hace sobre la tierra: exaltar su gloria, su
grandeza, en potencia. Que ya no sea más así». «Atraedlo dulcemente hacia el
Oriente»[43], dijeron «también los Maestros Gigantes a los dos engendrados. «Muy
bien, jefes», respondieron éstos. «No está bien lo que vemos. ¿No sois vosotros la
Existencia, la Fundación, los Espíritus del Cielo?», dijeron los engendrados,
recibiendo la Palabra de los Maestros Gigantes. Y en aquel momento Gigante de la
Tierra destruía las montañas. Por poco que con el pie golpease la tierra, en seguida a
causa de esto se desgarraban las montañas grandes, las montañas pequeñas[44].
Entonces fue encontrado por los engendrados. «Joven, ¿adonde vas?», dijéronle a
Gigante de la Tierra. «No voy a ninguna parte, solamente derribo las montañas, yo
soy su destructor, mientras haya días, mientras haya albas[45]», dijo él, respondió él
entonces. Después, a su vez, Gigante de la Tierra [les] dijo a Maestro Mago, Brujito:
«¿Por qué venís vosotros? Yo no conozco vuestros rostros. ¿Cuál es vuestro
nombre?»; [así] dijo Gigante de la Tierra. «No tenemos nombre. Solamente cazamos
con cerbatana, solamente cazamos con liga, en las montañas. Nosotros [somos]
solamente unos pobres; nada [es] de nosotros, oh joven. Solamente recorremos las
pequeñas montañas, las grandes montañas, oh joven. He aquí que hemos visto una
gran montaña, pero en donde está se ven precipicios; se eleva a gran altura: es tan alta
que sobrepasa a todas las montañas. No hemos podido coger, pues, en ella uno, dos
pájaros, oh joven. ¿Pero derribas verdaderamente todas las montañas, oh joven?»,
dijeron Maestro Mago, Brujito a Gigante de la Tierra. «¿Visteis verdaderamente la
montaña que decís? ¿En dónde está? Yo la veré, la derribaré. ¿En dónde la visteis?»
«Está allá abajo, al Este», respondieron Maestro Mago, Brujito. «Bien. Elegid nuestro
camino[46]», dijo él a los engendrados. «No, no. Te pondremos entre los dos en
medio, y uno estará a tu izquierda, uno a tu derecha, a causa de nuestras cerbatanas; si
hay pájaros nosotros les dispararemos con las cerbatanas», respondieron.
Alegremente probaron a disparar con sus cerbatanas. He aquí que disparando con las
cerbatanas no había bala en sus cerbatanas; solamente soplaban disparando con las
cerbatanas contra los pájaros[47]; Gigante de la Tierra estaba maravillado. Entonces
los engendrados frotaron fuego[48], asaron sus pájaros ante el fuego. Untaron con
creta alrededor un pájaro, le pusieron tierra blanca[49]. «He aquí lo que le daremos
para excitar su gula por el husmo que en él encontrará. Nuestro pájaro le derrocará.

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De igual modo que de tierra está envuelto todo alrededor por nosotros este pájaro, a
tierra le echaremos, en tierra le inhumaremos. Demasiada Ciencia en un construido,
un formado, cuando comienza la germinación, cuando comienza el alba», dijeron los
engendrados. «Cierto, a causa del deseo de todos los corazones de comer, de triturar,
el corazón de Gigante de la Tierra deseará lo mismo», dijeron entre sí Maestro Mago,
Brujito. Durante este tiempo asaban al pájaro, el cual cocía y amarilleaba asándose; el
jugo del pájaro goteaba, fluía por todas partes, tenía un husmo muy suave. He aquí
que Gigante de la Tierra deseó comer de él y que se le hizo agua la boca, que bostezó,
que la saliva, la baba, corrió a causa del sabroso pájaro. Entonces preguntó: «¿Qué es
este alimento? Siento un husmo verdaderamente exquisito. Dadme pues un poco»;
[así] dijo. Se [le] dio entonces el pájaro a Gigante de la Tierra, para vencerlo.
Después de que hubo acabado [de comerse] aquel pájaro, caminaron de nuevo
dirigiéndose hacia el Oriente, en donde estaba la gran montaña. He aquí que va
Gigante de la Tierra se desvanecía de los pies, de las manos, estaba sin fuerzas, a
causa de la tierra con la cual se había untado todo alrededor el pájaro del que había
comido. No podía ya hacerles nada a las montañas ni acabar de derribarlas. Y
entonces, ligado por los engendrados, [estando] sus manos atadas atrás, sus manos
guardadas por los extranjeros, el cuello y las piernas ligados juntamente, fue en
seguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la derrota de Gigante de la Tierra,
solamente por Maestro Mago, Brujito. Innumerables [fueron] sus acciones sobre la
tierra.
He aquí que contaremos el nacimiento de Maestro Mago, Brujito, pues hemos
contado primeramente la derrota de Principal Guacamayo y la de Sabio Pez-Tierra y
la de Gigante de la Tierra, sobre la tierra.

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He aquí que diremos el nombre del padre de Maestro Mago, Brujito. Musitaremos el
origen, musitaremos solamente la historia, el relato, del engendramiento de Maestro
Mago, Brujito; no diremos de esto sino la mitad y solamente una parte de la historia
de su padre. He aquí, pues, la historia de éste. Su nombre es Supremo Maestro Mago,
como se dice. Sus padres son Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Por ellos, en la
noche, fueron engendrados[50] Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, por
Antiguo Secreto. Antigua Ocultadora. Ahora pues, Supremo Maestro Mago engendró
dos hijos: Maestro Mono [es el] nombre del primer hijo, Maestro Simio [es el]
nombre del segundo hijo. Y el nombre de su madre, [es] éste: Paridora de Monos; tal
es el nombre de la esposa de Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, sin
esposa, célibe. Pero estos dos hijos eran muy grandes Sabios; grande su Ciencia;
augures[51] aquí en la tierra; buenos su existencia, su nacimiento. Se mostró toda la
Ciencia ante Maestro Mono. Maestro Simio, hijos de Supremo Maestro Mago.
Maestro Mono. Maestro Simio, llegaron a ser músicos, cantantes, tiradores de
cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres. Ahora bien, Supremo Maestro
Mago, Principal Maestro Mago, no hacían cotidianamente más que [jugar al] blanco,
que jugar a la pelota[52]. Cada dos días encontrábanse cuatro, reuníanse en el juego de
pelota. Para verlos venía el Gavilán, mensajero de Maestro Gigante [Relámpago],
Huella del Relámpago, Esplendor del Relámpago. Ahora bien, este Gavilán, de no
lejos de aquí en la tierra, de no lejos de Xibalbá[53] llegaba seguidamente al cielo,
junto a los Maestros Gigantes. Mientras ellos permanecían aquí en la tierra, la madre
de Maestro Mono, Maestro Simio, murió. He aquí que, caminando hacia Xibalbá[54]
jugaron a la pelota, lo que oyeron Supremo Muerto. Principal Muerto, jefes de
Xibalbá. «¿Qué hacen sobre la tierra? ¿Quién la hace temblar? ¿Quién hace tal
batahola? Que se envíe a buscarlos, a traerlos aquí; que vengan a jugar a la pelota a
fin de que los venzamos. Verdaderamente, no somos obedecidos por ellos: no hay
obediencia, no hay respeto para nuestro ser. No hacen mas que batallar sobre nuestras
cabezas», dijo todo Xibalbá. Entonces todos celebraron consejo.
Estos llamados Supremo Muerto, Principal Muerto, los Grandes Decidores de
Palabra[55].
He aquí a todos los jefes, a quienes éstos daban sus cargos de poder; cada uno jefe
por orden de Supremo Muerto. Principal Muerto. He aquí, pues, los nombres de los
jefes: Extiende Tullidos. Reúne Sangre: su cargo: los hombres que tienen flujos de
sangre. He aquí también a los jefes Hacedor de Abscesos. Hacedor de Ictericia; su
poder: dar a los hombres tumores, darles abscesos en las piernas y amarillearles el
rostro, lo que se llama ictericia, y éste era el poder de Hacedor de Abscesos, Hacedor
de Ictericia. He aquí además a los jefes Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, los de

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la varilla[56] de Xibalbá; solamente de huesos [eran] sus varillas; su mayordomía:
osificar a los hombres a fin de que, no siendo más que huesos y cráneos al morir, no
haya que recoger más que sus esqueletos; tal era la función de los llamados Varilla de
Huesos, Varilla de Cráneos.
He aquí también a los jefes llamados Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio;
he aquí sus cargos: chocar al hombre contra la traición; sea detrás de su morada, sea
delante de su morada; que tuvo la mala suerte de caer, boca arriba, sobre el suelo: se
moría; tal era el poder de Hacedor de traición, Hacedor de Infortunio. He aquí
también a los jefes llamados Gavilán [de sangre], Opresión; he aquí su poder: el
hombre moría en camino de lo que se llama muerte súbita, viniéndole la sangre a la
boca; entonces él moría, vomitando la sangre; a cada uno [correspondía] el cargo de
romper la garganta, el corazón del hombre, para que muriese en camino, haciéndole
llegar de repente [la sangre] a la garganta mientras marchaba; tal era el poder de
Gavilán [de Sangre], Opresión. He aquí que se reunieron en consejo para combatir,
atormentar, a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Xibalbá quería
burlarse de Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, de sus escudos de
cuero, de sus anillos, de sus guantes, de sus coronas y de los cascos con que se
engalanaban Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago.
He aquí, pues, que contaremos su viaje a Xibalbá, dejando permanecer [aparte] a
Maestro Mono, [Maestro] Simio, hijos de Supremo Maestro Mago y cuya madre
estaba ya muerta. En seguida, [contaremos] la derrota de Maestro Mono, Maestro
Simio, por Maestro Mago, Brujito.

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En seguida partieron los mensajeros de Supremo Muerto, Principal Muerto. «En
camino, oh Consejeros de los Varones. Id a llamar a Supremo Maestro Mago,
Principal Maestro Mago. Decidles: «Venid con nosotros —Que vengan, dicen los
jefes. —Que vengan aquí a pelotear con nosotros: que nos revivifiquemos nuestros
rostros con ellos; en verdad, admiramos sus bocas[57]; así, pues, que vengan, dicen los
jefes.» —Que al venir traigan lo que tienen: sus anillos[58], sus guantes; que vengan
también con su pelota, dicen los jefes.» «Decidles: —Venid». Así fue dicho a los
mensajeros. He aquí a los mensajeros Búhos: Flecha-Búho, Maestro Gigante Búho,
Guacamayo-Búho, Cabeza-Búho; así se llamaban los mensajeros de Xibalbá. Flecha-
Búho era rápido como una flecha. De Maestro Gigante Búho la naturaleza era de
gigante. De Guacamayo-Búho, la naturaleza era [tener] un dorso de fuego[59]. Cabeza
Búho no tenía más que una cabeza, no tenía piernas pero sí alas. Esos cuatro
mensajeros tenían el oficio de Consejeros de los Varones. Partidos de Xibalbá,
llegaron en seguida y se posaron en el juego de pelota. Supremo Maestro Mago,
Principal Maestro Mago, peloteaban allí, en el juego de pelota llamado Juego de
Pelota Ornado con Gran Frontón. Los Búhos se posaron en el juego de pelota, [y]
formaron su discurso exactamente en el orden del discurso de todos los jefes
llamados Supremo Muerto, Principal Muerto. Hacedor de Abscesos, Hacedor de
Ictericia, Varilla de Huesos, Varilla de Cráneos, Extiende Tullidos. Reúne Sangre,
Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio, Gavilán [de Sangre], Opresión, que
habían formado el discurso para los Búhos. «¿Los jefes Supremo Muerto. Principal
Muerto, dijeron verdaderamente eso? ¿Dijeron verdaderamente que debíanlos
acompañaros?» —-»Que traigan sus accesorios de juegos, dijeron los jefes.» «Muy
bien. Esperadnos. Al momento nos despedimos de nuestra madre», dijeron ellos,
Fueron en seguida a la casa y dijeron a su madre, porque su padre ya había muerto:
«Oh madre nuestra, partimos. Los mensajeros de los jefes han venido a recogernos.
—Que vengan, han dicho ellos, dicen los que fueron enviados hacia nosotros». «Pero
nuestra pelota quedará como testigo», añadieron [y] luego fueron a atarla en un
agujero en lo alto de la mansión. Después: «La recogeremos». «En cuanto a vosotros,
no haced más que absorber, cantar, pintar, cincelar, recrear vuestra casa, recrear el
corazón de vuestra abuela», dijeron a Maestro Mono, Maestro Simio. Cuando se
despidieron, su madre Antigua Ocultadora lloró de emoción. «Nos vamos, no
estamos muertos; no os aflijáis», dijeron Supremo Maestro Mago, Principal Maestro
Mago, poniéndose en camino.
En seguida, Supremo Maestro Mago, Principal! Maestro Mago, caminaron
precedidos por los mensajeros. Después descendieron al camino que lleva a Xibalbá,
de pendientes muy en declive. Habiendo descendido así, llegaron al borde de los ríos

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encantados de barrancos llamados Barranco Cantante Resonante, Barranco Cantante,
que pasaron sobre ríos encantados con árboles espinosos; innumerables [eran] los
árboles espinosos, pasaron sin hacerse daño[60]. En seguida llegaron al borde del río
de la Sangre[61], [y] allí pasaron sin beber. Llegaron a otro río, de agua solamente; no
habiendo sido vencidos, lo pasaron también. Entonces llegaron allí donde cuatro
caminos se cruzaban: allí fueron vencidos, allí donde cuatro caminos se cruzaban. Un
camino rojo, un camino negro[62], un camino blanco, un camino amarillo[63]; cuatro
caminos. He aquí que El del Camino Negro dijo: «Tomadme, yo el camino-jefe»;
[así] dijo El del Camino. Allí fueron vencidos. He aquí que siguieron el camino de
Xibalbá. Al llegar allá donde se congregaba el gobierno de Xibalbá, fueron vencidos.
Ahora bien, los primeros sentados eran un maniquí, [y] un [muñeco] hecho de
madera, arreglados por Xibalbá. Éstos fueron los primeros a quienes saludaron.
«Salud. Supremo Muerto», dijeron al maniquí; «Salud, Principal Muerto», dijeron al
[muñeco] hecho de madera. Éstos no respondieron. Entonces los jefes de Xibalbá
hicieron ruido de risa: todos los jefes hicieron ruido de risa, pues en su espíritu eran
victoriosos y Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, estaban vencidos.
Rieron primeramente. Después Supremo Muerto, Principal Muerto, dijeron: «¡Muy
bien! Habéis venido. Que mañana se despierten vuestros rostros, vuestros anillos,
vuestros guantes»: [así] dijeron. «Sentaos en nuestro banco[64]», fue dicho, pero el
banco que daban era una piedra quemante; al sentarse en el banco, se quemaron;
verdaderamente se escurrieron de aquel banco sin encontrar alivio: verdaderamente
se levantaron, aquel asiento les quemaba. Entonces los Xibalbá se rieron otra vez; de
risa tenían Ja lengua espesa; la serpiente Risa nacía en su corazón, en su sangre, en
sus huesos. Reían, todos los Xibalbá reían.
«Id a vuestra morada. Allí se os ofrecerá en el dormitorio vuestro pino[65], vuestro
tabaco[66]», se les dijo. En seguida llegaron a la Mansión Tenebrosa; no había más
que tinieblas en el interior de la mansión. Entonces los Xibalbá celebraron consejo.
«Sacrifiquémoslos mañana; que mueran pronto; su juego nos insulta», se dijeron unos
a otros los Xibalbá. Ahora, pues, su pino era una flecha redonda, del pino llamado
Blanco Pedernal, el pino [pedernal sacrificatorio] de Xibalbá; puntiagudo era, pues,
su juego; debía llegar aprisa a su fin y favorecer el plan de Xibalbá. Supremo Maestro
Mago, Principal Maestro Mago, entraron en la Mansión Tenebrosa. Se les dieron sus
pinos; a cada uno el pino encendido de Supremo Muerto. Principal Muerto: con esto a
cada uno llegó también de los jefes su tabaco encendido; llegóse entonces a darlos a
Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago. Estaban en la obscuridad cuando
se llegó a darles sus pinos y su tabaco; desde la entrada los pinos alumbraron. «Que
cada uno queme su pino y su tabaco; que a la aurora vengan a darlos: pero que sin
gastarlos nos los devuelvan, os dicen los jefes», díjose. Así fueron derrotados. El pino
se consumió, el tabaco también se consumió, que se les había dado. Numerosas las

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pruebas de Xibalbá; muchas suertes de pruebas. La primera, la Mansión Tenebrosa,
toda de oscuridad al interior.
La segunda, llamada Mansión de los Calofríos, en la cual un frío muy
insoportable, un frío muy picante, llenaba el interior. La tercera, llamada Mansión de
los Jaguares, donde no había más que jaguares entremezclándose, atacándose,
enseñando los dientes, mofándose, jaguares encerrados en la mansión.
Mansión de los Murciélagos, nombre de la cuarta mansión; en el interior de la
mansión, solamente murciélagos que gritaban, que aleteaban, que revoloteaban en la
mansión, murciélagos encerrados sin poder salir. La quinta. Mansión de Obsidiana;
no había más que vencedores, con sus flechas, en silencio, en lucha, en la mansión.
Éstas son las primeras pruebas de Xibalbá, pero Supremo Maestro Mago. Principal
Maestro Mago, no entraron; basta con mencionar los nombres de las mansiones de
pruebas.
Cuando Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, llegaron ante Supremo
Muerto.
Principal Muerto. «¿Dónde está mi tabaco, dónde está mi pino, que se os llevaron
ayer noche?», [les] fue dicho. «Los acabamos, oh jefes». «Muy bien. Ahora
acabaremos vuestros días, moriréis; seréis perdidos, seréis cortados[67]; aquí vuestra
faz será escondida; seréis sacrificados», dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto.
Entonces se les sacrificó, se les enterró en el Juego de Pelota de los Sacrificios,
así llamado. Se cortó la cabeza de Supremo Maestro Mago, y el primogénito fue
enterrado con el segundón. «Que se ponga su cabeza en el árbol que está en el
camino», dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto. Cuando se fue a colocar la
cabeza en medio del árbol, entonces el árbol dio frutas; no había frutas antes de que
fuera puesta la cabeza de Supremo Maestro Mago en medio del árbol.
Ahora bien, esta cabeza es la que llamamos ahora Cabeza de Supremo Maestro
Mago, como se dice. Supremo Muerto, Principal Muerto, consideraron asombrados
las frutas del árbol, frutas enteramente redondas. No se veía en dónde estaba la
cabeza de Supremo Maestro Mago, fruta idéntica a las frutas del calabacero. Toda
Xibalbá vino a mirar, a ver aquello. Grande se volvió en su espíritu el carácter de
aquel árbol a causa de lo que se había súbitamente hecho en él cuando se había
colocado en medio de él la cabeza de Supremo Maestro Mago.
Entonces los Xibalbá se dijeron entre sí: «Que ninguno coja sus frutas. Que
ninguno venga al pie del árbol»; [así] dijeron todos los Xibalbá, vedándose
mutuamente, prohibiéndose mutuamente. Desde entonces la cabeza de Supremo
Maestro Mago no se descubrió ya más; no formó más que un todo con las frutas del
árbol llamado Calabacero.
Pero una joven oyó ese gran relato, y he aquí, pues, que contaremos su aventura.

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Y he aquí la historia de una joven, hija de un jefe llamado Reúne Sangre. Y he aquí
que una joven, hija de un jefe, oyó. Reúne Sangre, [era] el nombre de su padre. La de
la Sangre, [era] el nombre de la joven.
Cuando oyó la historia de las frutas del árbol, que le fue contada por su padre, se
maravilló grandemente de tal relato. «¿Por qué no iría yo a ver ese árbol del cual se
habla? Por lo que oigo decir, esas frutas son verdaderamente agradables», se dijo ella.
Entonces partió sola, [y] llegó al pie del árbol plantado en medio del Juego de Pelota
de los Sacrificios. «¡Ah, ah! ¿Son ésas las frutas del árbol? ¡Cuan agradables las
frutas de ese árbol! ¿Moriré, me perderé si cojo algunas?», dijo la joven.
Entonces el hueso que estaba en medio del árbol habló. «¿Qué deseas? Estas
bolas redondas en las ramas de] árbol no son más que huesos», dijo la cabeza de
Supremo Maestro Mago, hablándole a la adolescente. «¿Las deseas todavía?»,
añadió. «Ése es mi deseo», dijo la joven. «¡Muy bien! Extiende solamente el extremo
de tu mano». «Sí», dijo la adolescente, alargando su mano que extendió ante el hueso.
Entonces el hueso lanzó con fuerza saliva en la mano extendida de la joven; ésta, al
instante, miró con mirada curiosa el hueco de su mano, pero la saliva del hueso ya no
estaba en su mano, «En esa saliva, esa baba, te he dado mi posteridad. He aquí que mi
cabeza no hablará ya más; ya no es más que un hueso descarnado. Así son igualmente
las cabezas de los grandes jefes. Sólo la carne vuelve buena la cara, de donde
[proviene], cuando mueren, el terror de los hombres a causa de las osamentas. Lo
mismo pasa con los hijos, cuyo ser es como la saliva, la baba, la cual, sea de hijos de
jefes, sea de hijos de Sabios, de oradores, no se pierde sino que se extiende, se
continúa, sin que se extinga, sin que se aniquile la faz del jefe, del Varón, del Sabio,
del Orador. Tal como pasa con los hijos que vienen, así he hecho contigo. Sube, pues,
a la tierra sin morir. Que en ti penetre mi Palabra[68]. Que así sea», dijo la cabeza de
Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Ahora bien, esta Magia la habían
hecho ellos por la Palabra de Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago,
Esplendor del Relámpago.
La joven volvió entonces a su casa, habiéndole sido hechas numerosas
advertencias[69]. Y al instante, solamente por la saliva, sus hijos nacieron en su
vientre. Tal fue el engendramiento de Maestro Mago, Brujito. La adolescente llegó a
su casa. Seis lunas se acabaron. Entonces ella fue examinada por su padre; Reúne
Sangre, nombre de su padre. Después del examen de la joven por el padre, éste vio
que allí había un hijo. Entonces los jefes Supremo Muerto, Muerto Principal, juntaron
toda su sabiduría con la de Reúne Sangre. «Oh, jefes, he aquí que por fornicación mi
hija tiene un hijo», dijo Reúne Sangre, al llegar junto a los jefes. «¡Y bien! Cava su
boca[70]. Si no habla que se la sacrifique, que se vaya a sacrificarla lejos de aquí».

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«Muy bien, oh grandes jefes», respondió él. Entonces [le] preguntó a su hija: «Oh,
hija mía, ¿cuál es el posesor del hijo [que hay] en tu vientre?[71]». Ella respondió:
«Oh, padre mío, ahí no hay hijo; no hay ningún hombre del cual yo conozca la faz».
Él respondió: «¡Perfectamente! ¡Verdaderamente! ¡Oh fornicadora!» «Que se la
lleven. Oh Consejeros de los Varones, sacrificadla, recoged su corazón en una copa.
Volved hoy al lado de los jefes», dijo él a los Búhos. Entonces [los] cuatro [Búhos]
fueron a coger la copa, caminaron, transportando a la adolescente en sus brazos,
llevando el Blanco Pedernal[72] para sacrificarla. «Oh mensajeros, no haríais bien en
matarme, pues sin fornicación [concebí] lo que está en mi vientre, que se engendró
cuandro fui a admirar la cabeza de Supremo Maestro Mago, que está en el Juego de
Pelota de los Sacrificios. Así, pues, no me sacrifiquéis, oh Mensajeros», dijo la
adolescente, «hablándoles. «¿Qué pondremos en cambio en tu corazón? Nos ha sido
dicho por su padre: «Recoged su corazón, volved al lado de los jefes; cumpliréis, [y]
después manifestaréis el cumplimiento; traed prontamente en una copa, colocad en el
fondo de la copa el corazón». ¿No nos habló así? ¿Qué presentaremos, pues, en la
copa? Sin embargo, desde luego, queremos que no mueras», dijeron los mensajeros.
«Muy bien. Este corazón no puede ser de ellos. Vuestra casa no puede tampoco estar
aquí. No solamente tendréis poder sobre la muerte de los hombres, sino que, en
verdad, vuestros serán los verdaderos fornicadores[73]. Míos serán en seguida
Supremo Muerto, Principal Muerto. Que sólo la sangre del Drago esté ante sus
rostros. Este corazón no será quemado ante ellos. Poned el fruto del árbol», dijo la
joven. Y, roja, la savia del árbol salió y fluyó en la copa; se hinchó allí y se volvió
bola en reemplazo del corazón. Brotante salió la savia del árbol rojo; semejante a
sangre; la savia salió en cambio de la sangre; entonces la sangre, la savia del árbol
rojo se formó en bola; semejante a sangre, apareció brillante, rojiza, en bola, en la
copa. Entonces el árbol se volvió célebre a causa de la adolescente; fue llamado
Árbol Rojo de Cochinilla; fue pues llamado Sangre a causa de la sangre del Drago,
así llamado. «Allí pues seréis amados, y lo que está en la superficie de la tierra será
vuestro», dijo ella a los Búhos. «Muy bien, joven. Partimos, vamos a dar cuenta.
Sigue tu camino. Vamos a presentar ante los jefes la imagen, el sustituto, de tu
corazón», respondieron los mensajeros. Cuando llegaron ante los jefes, todos
esperaban ansiosamente. «¿Se acabó?», dijo entonces Supremo Muerto. «Se acabó,
oh jefes. He aquí ahora el corazón en la copa». «Muy bien. Que yo vea», dijo
Supremo Muerto. Entonces él levantó aquello. La savia rojiza se esparció como
sangre. «Animad bien el resplandor del fuego. Poned esto en el fuego», agregó
Supremo Muerto. Después de que se le hubo puesto en el fuego, los Xibalbá
comenzaron a oler [el olor], todos comenzaron a estar aturdidos, pues
verdaderamente agradable era el perfume que olían del humo de la sangre. Mientras
que permanecían [así], los Búhos, advertidos por la adolescente, subieron numerosos

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a la cavidad sobre la tierra, adonde subió también su [dadora de] aviso[74]. Así fueron
vencidos los jefes de Xibalbá por esta joven que los burló a todos.

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La abuela[75] de Maestro Mono, Maestro Simio, estaba allí cuando la mujer Sangre
vino a casa de la abuela de Maestro Mono, Maestro Simio. En ella vivían sus hijos, y
poco faltaba para que naciesen los llamados Maestro Mago, Brujito. Cuando la mujer
llegó a casa de la abuela, la mujer dijo a la abuela: «Llego, oh madre, yo Tu nuera, yo
Tu hija, oh Madre»; así dijo al entrar en casa de la abuela. «¿De dónde vienes tú?
¿Dónde están mis hijos? ¿No han muerto en Xibalbá? ¿Sus dos descendientes, el
signo de su Palabra, llamados Maestro Mono. Maestro Simio, no los ves tú? Sal de
aquí. Vete», fue respondido por la abuela a la adolescente. «En verdad, yo soy
ciertamente tu nuera. Yo soy de Supremo Maestro Mago; helo aquí llevado vivo.
Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no están muertos; su sentencia les
ha hecho ilustres. Tú eres Mi suegra. Así, ve sus rostros queridos en los que yo
traigo», dijo ella a la abuela. En seguida, Maestro Mono, Maestro Simio, se irritaron.
No hacían más que música, más que canto; su trabajo cotidiano no era sino pintura,
sino escultura; recreaban el corazón de su abuela. La abuela recomenzó: «Ninguna
necesidad [tengo] de ti para nuera mía. Sólo la fornicación [hay] en tu vientre. Oh
mentirosa, mis hijos de los cuales hablas, han muerto». La abuela dijo otra vez:
«Demasiado verdaderas son mis palabras. Pero sea, tú eres mi nuera, a lo que
entiendo. Ve pues a recoger su alimento para los que comen; ve a coger una gran red
llena. Vuelve [en seguida] puesto que eres mi nuera, a lo que entiendo», [le] dijo a la
joven. «Muy bien», respondió ésta, [y] después tomó el camino de las sementeras que
habían sembrado Maestro Mono, Maestro Simio, por quienes había sido desmontado
el campo; la adolescente lo siguió y llegó así a las sementeras.
Un solo tallo en el campo; no había dos tallos, tres tallos; sólo un tallo
manifestaba su faz.
Entonces se angustió el corazón de la joven. «Desdichada de mí, yo, deseadora
carnal. ¿Dónde recogeré la red de alimentos que se me ha dicho?», añadió. Entonces
invocó a Guardián del Alimento[76] para que él viniera y para que ella llevara. «¡La
de la Lluvia. La de la Madurez. La del Cacao, vosotras que preparáis el maíz, tú,
Guardián del Alimento de Maestro Mono, Maestro Simio!», dijo la adolescente.
Entonces tomó las barbas, las brácteas de la mazorca, las arrancó dulcemente, sin
coger la mazorca, [y] las arregló como mazorcas en la red; llenó la gran red. Entonces
la joven se fue. Unos animales se encargaron de la red; al llegar fueron a poner la
banastada contra la pared de la mansión. La abuela corrió para verla. Cuando la
abuela vio una gran red llena de alimento: «¿De dónde te ha venido este alimento?
¿Has arruinado, has acabado de coger mis sementeras? Voy a ver», dijo la abuela,
poniéndose en camino, yendo a ver sus sementeras. Pero había como siempre un
tallo. Se veía dónde había sido puesta la red. Por tanto, la abuela volvió aprisa a la

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casa; [y] dijo a la adolescente: «En verdad, ése es el signo de que eres mi nuera. Aún
veré tus actos, los de los muy Sabios que están en ti»; [así] [le] dijo a la joven.

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He aquí que diremos la infancia de Maestro Mago, Brujito. He aquí que vamos a
contar su infancia. Cuando fue llegado el día del alumbramiento, la adolescente
llamada Sangre dio a luz. La abuela no asistió al parto. Al instante nacieron los dos
que fueron paridos, llamados Maestro Mago, Brujito; en la montaña nacieron.
Entonces entraron en la morada: pero no dormían. «Vete a llevarlos afuera. En verdad
gritan sus bocas», dijo la abuela. Entonces se les puso sobre las hormigas, pero su
sueño fue agradable. De allí se les llevó y se les puso sobre espinas. Ahora bien.
Maestro Mono. Maestro Simio, deseaban que muriesen allá, sobre las hormigas, que
muriesen allá, sobre las espinas. Lo deseaban porque [eran] rivales, envidiados, para
Maestro Mono, Maestro Simio. Al principio sus hermano? menores no fueron
recibidos por ellos en la mansión; ésto? no los conocieron y vivieron en la montaña.
Ahora bien. Maestro Mono, Maestro Simio, eran grandes músicos, cantantes. [Los
dos recién nacidos] crecieron, y grandes tormentos [y] penas los fatigaron, los
atormentaron. Habíanse vuelto grandísimos sabios: habíanse vuelto músicos,
cantantes, escultores: todo era bien [hecho] por ellos. Sabían su nacimiento; sabían
también [que eran] los sustitutos de su padre, quien había ido a Xibalbá, adónde había
muerto su padre. Maestro Mono. Maestro Simio, eran grandísimos sabios; en su
espíritu lo habían sabido todo desde luego, cuando habían nacido sus hermanos
menores. Pero su sapiencia no se mostró a causa de su envidia; en ellos dominó la
humillación de sus corazones. Pero ningún acto de Maestro Mago, Brujito, les había
perjudicado. En efecto, éstos no hacían cada día más que tirar con cerbatanas. No
eran amados por su abuela y por Maestro Mono, Maestro Simio. No se les daba de
comer, sino que, cuando la comida había acabado, cuando Maestro Mono, Maestro
Simio, habían comido, entonces venían ellos. No se encolerizaban, no se irritaban,
pero sufrían. Conocían su ser y veían claro. Cada día al venir traían pájaros que
Maestro Mono, Maestro Simio, comían sin darles nada al uno o al otro, Maestro
Mago, Brujito, Maestro Mono, Maestro Simio, no hacían más que música, canto.
Ahora bien. Maestro Mago, Brujito, habían venido sin traer pájaros; la abuela se irritó
cuando entraron: «¿Por qué no traéis pájaros?», les dijo a Maestro Mago, Brujito.
«Madre nuestra, he aquí que nuestros pájaros se han enredado en ¡as ramas frondosas
de un árbol», respondieron. «Abuela nuestra, no podemos subir al árbol para
cogerlos; pero que nuestros hermanos mayores suban a él, que vengan con nosotros y
que bajen los pájaros», añadieron. «Muy bien. Al alba iremos con vosotros ,
respondieron los primogénitos. Ahora bien, la Sabiduría de Maestro Mono, Maestro
Simio, estaba muerta en ellos dos en lo concerniente, a su derrota. «No cambiaremos
sino su ser y su vientre. Nuestra Palabra obrará a causa de los grandes tormentos que
nos han infligido para que muriésemos, que fuésemos aniquilados, que nos

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sobreviniese [una] desgracia a nosotros sus hermanos menores. Como a sirvientes nos
han rebajado en sus corazones; nosotros los humillaremos lo mismo, lo cual haremos
como signo», su dijeron el uno al otro mientras iban al pie del árbol llamado Palo-
Amarillo[77]. Acompañados de sus hermanos mayores, caminaban disparando con las
cerbatanas, innumerables [eran] los pájaros que gorjeaban en el árbol, y sus hermanos
mayores se maravillaban de ver aquellos pájaros.
«He aquí pájaros, pero ni uno sólo ha caído al pie del árbol; no ha caído ninguno
de nuestros pájaros; id a hacerlos caer», dijeron a los primogénitos. «Muy bien»,
respondieron éstos. Pero cuando hubieron subido al árbol, el árbol creció, su tronco
engrosó; y cuando Maestro Mono, Maestro Simio, quisieron bajar después, no
pudieron descender de la cima del árbol. Desde la cima del árbol dijeron: «Oh,
hermanos menores nuestros, ¿cómo ha pasado esto? Tened piedad de nuestros rostros.
He aquí que este árbol espanta a los que lo miran, oh hermanos menores nuestros»;
[así] dijeron desde la cima del árbol. Y Maestro Mago, Brujito, dijeron:
«Desenrrollad vuestros taparrabos, atadlos bajo vuestros vientres, [con] una larga
punta colgando que echaréis por detrás, y así marcharéis cómodamente», [así]
respondieron los dos hermanos menores. «Muy bien», dijeron [los primogénitos]
tirando de las extremidades de sus taparrabos, pero al instante éstas se volvieron
colas, y ellos fueron metamorfoseados en monos. En seguida caminaron por las cimas
de los árboles de las montañas pequeñas, de las montañas grandes; caminaron por las
selvas, alegrándose, balanceándose en las ramas de los árboles. Así fueron vencidos
Maestro Mono, Maestro Simio,» por Maestro Mago, Brujito, quienes no lo hicieron
sino por su Ciencia Mágica. Volvieron entonces a su casa. Al llegar dijeron a su
abuela y a su madre: «Oh abuela nuestra, ¿qué les ha pasado, pues, a nuestros
hermanos mayores? Súbitamente sus rostros se han vuelto como los de los animales»,
así dijeron. «Si sois vosotros quienes habéis hecho eso a vuestros hermanos mayores,
me habéis hecho infeliz, me habéis hecho desdichada. Oh hijos míos, no haced, pues,
eso a vuestros hermanos mayores», respondió la abuela a Maestro Mago, Brujito.
Ellos respondieron entonces a su abuela: «Oh abuela nuestra, no os aflijáis; volveréis
a ver los rostros de nuestros hermanos mayores; volverán, pero esto será una prueba
para vos, nuestra abuela. Guardaos de reír. Probad ahora su suerte». En seguida
comenzaron a tocar la flauta, a tocar el «Mono de Maestro Mago». Después cantaron,
tañeron la flauta, tocaron el tambor, tomando sus flautas, sus tambores. Sentaron
entonces con ellos a su abuela; cuando tañeron la flauta, con el canto y con la música
ejecutaron el aire llamando con el nombre de «Mono de Maestro Mago». Entonces
entraron Maestro Mono, Maestro Simio, quienes danzaron al llegar. Cuando la abuela
echó de ver sus feas caras, cuando ella los vio, entonces la abuela se rió, la abuela no
pudo contener la risa; al instante, fuéronse; ella no vio ya más sus caras. «¡Eh, abuela
nuestra, se han ido a la selva! Abuela nuestra, ¿por qué hicisteis eso? Cuatro veces

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solamente probaremos. Solamente tres veces todavía haremos resonar la flauta, el
canto. Retened vuestra risa, y que la prueba recomience», dijeron otra vez Maestro
Mago, Brujito; después, tocaron de nuevo la flauta. [Los primogénitos] volvieron
entonces, danzando, al centro de la morada, pero causaban tanto placer, incitaban
tanto a reír a su abuela, que bien pronto la abuela se rió. Verdaderamente risibles
[eran] sus faces de monos con sus anchos vientres, sus colas inquietas, sus estómagos
lisos; cuando entraron, esto hizo reír a la abuela. Entonces, volvieron a las montañas.
«Abuela nuestra, ¿qué haremos? Solamente por la tercera vez probaremos», dijeron
Maestro Mago, Brujito, quienes tocaron una vez más la flauta. [Los primogénitos]
volvieron de nuevo bailando, pero su abuela se abstuvo de reír. Subieron a la terraza
del edificio; sus ojos, muy rojos, chispeaban; se acurrucaron; [con] sus hocicos
alargados se hicieron muecas. Entonces la abuela los miró de nuevo, y al instante la
abuela estalló en risa. A causa de la risa de la abuela no se volvieron a ver ya más sus
rostros. «Oh, abuela nuestra, los llamaremos todavía, por cuarta vez». Entonces [los
segundones] tocaron de nuevo la flauta, pero [sus hermanos mayores] no volvieron a
la cuarta vez, sino que se fueron al instante a la selva. [Los segundones] dijeron,
entonces, a la abuela: «Abuela nuestra, habíamos probado y al principio vinieron;
acabamos aún de probar a llamarlos. No os enfadéis. Nosotros somos, nosotros,
vuestros nietos y os miramos como a nuestra madre, oh abuela nuestra, en memoria
de nuestros hermanos mayores que se distinguieron, que se llamaron Maestro Mono,
Maestro Simio, así llamados»; [así] dijeron Maestro Mago, Brujito. Ahora bien, [los
primogénitos] eran invocados por los músicos, por los cantantes, entre los hombres
de otros tiempos; antaño también los pintores, los cinceladores, los invocaban. Pero
se volvieron animales, fueron hechos monos, porque se enorgullecían, porque
maltrataban a sus hermanos menores. Así fueron aminorados sus corazones; así
fueron perdidos, fueron aniquilados Maestro Mono, Maestro Simio, vueltos animales.
Ahora bien, habían estado siempre en su casa, en donde se habían hecho grandes
músicos, cantantes, cuando vivían con su abuela, con su madre.

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[Los segundones] comenzaron sus trabajos para manifestarse ante su abuela, ante su
madre. Primeramente hicieron su campo. «Oh abuela nuestra, oh madre nuestra,
trabajaremos en los campos», dijeron. «No os aflijáis. Nosotros somos, nosotros,
vuestros nietos, nosotros los sustitutos de nuestros hermanos mayores», dijeron
Maestro Mago, Brujito. Entonces tomaron su hacha [para madera], su azadón, su
coa[78], y caminaron, cada uno con su cerbatana al hombro. Al salir de su casa
recomendaron a su abuela que les llevara su comida. «Oh abuela nuestra, que se nos
dé a mediodía nuestro alimento», dijeron. «Muy bien, oh nietos míos», respondió su
abuela. Llegaron en seguida allá donde estaba el campo. Por todas partes en donde
hundieron su azadón en la tierra, el azadón sólo trabajó la tierra; ellos no trabajaban;
el azadón sólo. Y golpearon con el hacha los troncos de los árboles y las ramas de los
árboles, derribando, podando, derribándolo todo, árboles, bejucos; y cortaba aquella
madera, hacía todo aquello, un hacha sola. He aquí que el azadón arrancaba mucho;
innumerables las zarzas, los espinos, trabajados por un azadón sólo; innumerable lo
que fue arrancado en las montañas pequeñas, las montañas grandes. Entonces
ordenaron a un animal llamado Paloma Torcaz; habiéndola hecho subir a un gran
tronco, Maestro Mago, Brujito, le dijeron: «Mira cuando nuestra abuela venga a
darnos nuestro alimento; arrulla luego que llegue, arrulla y cogeremos el azadón, el
hacha». «Muy bien», respondió Paloma Torcaz. He aquí que ellos no hicieron más
que tirar con cerbatanas; en realidad no trabajaron el campo. Después de lo cual.
Paloma Torcaz arrulló. Al instante vinieron, el uno a tomar el azadón, el otro a tornar
el hacha. Habiéndose envuelto la cabeza, el uno se cubrió falazmente de tierra las
manos, ensuciándose el rostro lo mismo, como un verdadero labrador; el otro se
cubrió falazmente de astillas de madera la cabeza, como si verdaderamente hubiera
podado, carpinteado. Entonces fueron vistos por su abuela. En seguida comieron. En
verdad, no habían trabajado el campo; llegóse, pues, sin causa, a darles su comida.
Cuando llegaron a la casa: «Abuela nuestra, verdaderamente nos acostamos»,
dijeron al entrar, estirando sin motivo sus piernas, sus brazos, delante de su abuela.
Cuando al día siguiente volvieron, llegaron al campo, todos los árboles, los bejucos,
se habían vuelto a levantar, todas las zarzas, los espinos, estaban enmarañados,
cuando llegaron. «¿Quién se ha burlado de nosotros?», dijeron. «Los que hicieron
esto son todos los animales pequeños, los animales grandes, puma, jaguar, venado,
conejo, zorro, coyote, cerdo, puerco-espín, los pájaros pequeños, los pájaros grandes;
son ellos quienes hicieron esto y lo hicieron en una noche». En seguida comenzaron
de nuevo a trabajar el campo, hicieron lo mismo en la tierra para cortar los árboles;
celebraron consejo mientras cortaban los árboles, mientras arrancaban. «Solamente
velaremos nuestro campo. Quizás sorprenderemos a quienes vinieron a hacer esto»,

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dijeron celebrando consejo; después volviéronse a la casa. «¿Qué véis?[79] ¿Se burlan
de nosotros, oh abuela nuestra? Grandes hierbas, la gran selva, [hay] allá adonde
estaba nuestro campo cuando de día fuimos, oh abuela nuestra», dijeron a su abuela, a
su madre. «Volveremos, velaremos; no [está] bien que se nos haga eso», dijeron. En
seguida se armaron, en seguida volvieron a sus árboles cortados y se ocultaron en
ellos, se abrigaron a la sombra. Entonces los animalitos se congregaron, cada especie
reuniéndose, todos los animales pequeños, los animales grandes; he aquí que a media
noche llegaron. He aquí sus Palabras: «¡Arboles, levantaos! ¡Bejucos, levantaos!»;
[así] dijeron al llegar, amontonándose bajo los árboles, bajo los bejucos; entonces
avanzaron, se mostraron, ante los rostros [de los dos segundones]. He aquí los
primeros: el puma, el jaguar; [los jóvenes] quisieron cogerlos, pero no se dieron[80] a
ellos. Entonces avanzaron, colas acercadas, el venado, el conejo; [los jóvenes] los
asieron pero no arrancaron más que la extremidad de la cola del venado, [del conejo],
que se les quedó entre las manos: habiendo asido la cola del venado, la cola del
conejo, dichas colas fueron acortadas. El zorro, el coyote, el cerdo, el puerco-espín,
no se dieron a ellos. Todos los animales se mostraron ante Maestro Mago. Brujito.
Los corazones de éstos fueron afligidos porque no cogieron ninguno. Otro llegó, el
último; llegó brincando. Entonces ellos se pusieron de través [en su camino],
cogieron en un pañuelo a la Rata. Habiéndola cogido le apretaron vivamente la
cabeza, queriendo ahogarla. Le quemaron la cola en el fuego; entonces la rata
comenzó a llevar así la cola, a no tener pelos en la cola; sus ojos [volviéronse
saltones] porque habían querido ahogarla los engendrados Maestro Mago, Brujito.
«Que yo no muera por [obra de] vosotros. Vuestro oficio no es cultivar», les dijo la
rata. «¿Qué nos cuentas tú ahora?», respondieron a la rata los engendrados. «Dejadme
un momento. Mi Palabra está en mi vientre[81] y yo os la contaré: dadme ahora algo
de comer», dijo la rata. «Después te daremos de comer; cuenta primero», fue dicho.
«Muy bien. He aquí que los bienes de vuestros padres llamados Supremo Mago,
Principal Maestro Mago, quienes murieron en Xibalbá, existen suspendidos en lo alto
de la mansión; sus anillos, sus guantes, su pelota; pero vuestra abuela no quiso
mostrároslo, pues vuestros padres murieron por eso». «¿Dices la verdad?», dijeron a
la rata los engendrados. Gran alegría [hubo] en sus corazones al oír la historia de la
pelota. Habiendo contado la rata, ellos dieron de comer a la rata. «He aquí tu
alimento; maíz, pimiento blanco, frijoles, cacao [moneda][82], cacao [clase extra],
serán tuyos; lo que fuere conservado, olvidado, tuyo también y tú lo roerás», dijeron a
la rata Maestro Mago, Brujito. «Muy bien, engendrados. ¿Qué diré si vuestra abuela
me ve?», respondió. «Que tu corazón no tema. Aquí estamos nosotros, prestos
estamos nosotros para responder a nuestra abuela. Vamos aprisa a subir a ese rincón
de la mansión; vamos adonde es preciso ir; tú subirás aprisa adonde aquello está
suspendido; nosotros veremos en los cordajes de la mansión; también veremos por

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nuestra comida», dijeron a la rata. Se consultaron una noche; después de haber
celebrado consejo, Maestro Mago, Brujito, llegaron a mediodía. Sin mostrar la rata
que llevaban, llegaron; el uno entró abiertamente en la casa; el otro fue al rincón de la
mansión, en donde al instante dejó trepar a la rata. Pidieron entonces a su abuela su
comida. «Moled solamente nuestro alimento; no deseamos más que un caldo con
pimiento[83], oh abuela nuestra», dijeron. Ella les preparó al instante una copa de
caldo caliente que puso delante de sus rostros. Solamente para engañar a su abuela, a
su madre. Derramaron el agua del cántaro. «Nuestras bocas están verdaderamente
secas. Id a buscar nuestra bebida», dijeron a la abuela. «Sí», dijo ella saliendo. Sin
embargo, comieron, verdaderamente sin hambre; no obraban sino por fingimiento.
Mientras vigilaban el caldo de pimiento para la rata, la rata trepaba junto a la pelota
suspendida en lo alto de la mansión. Mientras vigilaban el caldo de pimiento,
enviaron un Mosquito; el Mosquito, animal semejante a un cínife, fue al borde del
río; al instante agujereó el fondo del cántaro de la abuela, y el agua se derramó por el
fondo del cántaro; ella trató de tapar el fondo del cántaro pero no pudo. «¿Qué hace
nuestra abuela? Nos sofocamos, [por falta] de agua; nos acabamos por nuestras bocas
secas[84], dijeron a su madre, enviándola afuera. La rata subió en seguida junto a la
pelota que cayó de las cuerdas de la casa con los anillos, los guantes, los escudos de
cuero; los tomaron al instante y fueron a esconderlos en el camino que conducía al
juego de pelota. Después fueron a buscar a su abuela al borde del río; su abuela, su
madre, trataban cada una de tapar el fondo del cántaro. Llegaron ellos, cada uno con
sus cerbatanas, [y] avanzaron hasta el borde del río. «¿Qué hacéis? Nuestros
corazones se cansan; venimos», dijeron. «Ved el fondo del cántaro; no se puede
tapar», respondió la abuela[85]. Al instante ellos lo taparon. Volvieron, marchando
delante de su abuela. He aquí cómo les fue entregada la pelota.

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Ahora bien, ellos se regocijaron de ir a pelotear en el juego de pelota. Fueron lejos a
jugar solos; barrieron el juego de pelota de su padre. Entonces los jefes de Xibalbá
los oyeron. «¿Quiénes son esos que comienzan ahora a jugar sobre nuestras cabezas,
que no se avergüenzan de hacer temblar la tierra? Supremo Maestro Mago, Principal
Maestro Mago, que quisieron enorgullecerse ante nuestros rostros, ¿no están
muertos? Que se vaya, pues, a llamar a ésos», dijeron Supremo Muerto, Principal
Muerto, a todos los jefes. Enviaron. Dijeron a sus mensajeros: «Id a decirles: «que
vengan», dicen los jefes. «Aquí queremos pelotear con ellos; dentro de siete días
jugaremos», dicen los jefes. Id a decirles eso», fue repetido a los mensajeros. Éstos
tomaron el gran camino que los engendrados habían desmontado hasta su casa, recto
hasta su casa; por él los mensajeros llegaron directamente hasta [donde estaba] la
abuela, [los engendrados] comían [en el juego de pelota] cuando llegaron los
mensajeros de Xibalbá.
«En verdad, que vengan, dicen los jefes», dijeron los mensajeros de Xibalbá.
Entonces los mensajeros de Xibalbá indicaron el día de la venida [de los
engendrados]. «Dentro de siete días se les esperará», dijeron a Antigua Ocultadora
los enviados. «Muy bien. Allí estarán, oh mensajeros», respondió la abuela. Y los
enviados se pusieron en camino y regresaron [a Xibalbá].
Entonces se angustió el corazón de la abuela: «¿A quién enviaría yo para hablar a
mis nietos? En verdad, ¿no es así como antaño vinieron los mensajeros a coger a sus
padres?», dijo tristemente la abuela entrando sola en la casa. Al instante por debajo
[de su vestido] cayó un Piojo. Ella lo asió, lo levantó, lo puso en su mano en donde el
piojo se movió, anduvo. «Oh nieto mío, ¿quieres que te envíe al juego de pelota para
llamar a mis nietos?», le dijo al piojo. «Unos mensajeros han venido como heraldos a
decir a vuestra abuela: «Que se preparen y que dentro de siete días vengan»; [así] han
dicho los mensajeros de Xibalbá. Así dice vuestra abuela», le dijo al piojo. Entonces
éste caminó, se apresuró. Ahora, pues, sentado en el camino, [encontró a] un
engendrado llamado Batracio, un sapo. «¿Adonde vas?», le dijo el sapo al piojo. «Mi
palabra está en mi vientre; voy hacia [donde están] los jóvenes», dijo el piojo a
Batracio. «Muy bien. No te apresuras, por lo que veo», fue dicho al piojo por el sapo.
«¿Quieres que te trague? Verás cómo me apresuro. Llegaremos al instante». «Muy
bien», dijo el piojo al sapo, e inmediatamente fue tragado por el sapo. Ahora bien, el
sapo anduvo largo tiempo, caminando sin darse prisa; después encontró a una gran
serpiente llamada Blanca Víbora. «¿Adonde vas, oh Batracio, oh engendrado?», dijo
Blanca Víbora al sapo. «Soy un mensajero; mi Palabra está en mi vientre», dijo el
sapo a la serpiente. «Por lo que veo, no te apresuras. ¿Iré yo más aprisa?», dijo la
serpiente al sapo. «Ven aquí aprisa», añadió; entonces el sapo fue tragado por Blanca

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Víbora. Desde entonces las serpientes toman [al sapo] como alimento; se comen
ahora a los sapos. La serpiente caminaba, corría. La serpiente fue encontrada por el
Gavilán, gran ave; al instante la serpiente fue tragada por el gavilán, quien poco
después llegó a lo alto del juego de pelota. Desde entonces el gavilán tomó por
alimento, se comió a las serpientes en las montañas. Al llegar, el gavilán se posó en el
reborde del [edificio] del juego de pelota en donde se divertían en pelotear Maestro
Mago, Brujito. Al posarse el gavilán gritó: «¡Gavilán! ¡Gavilán!»; su grito dijo:
«Gavilán». «¿Qué es ese grito? ¡Pronto, nuestras cerbatanas», dijeron [los
engendrados], [y] después dispararon con las cerbatanas al gavilán, le enviaron en los
ojos el hueso de la cerbatana; al instante dio una vuelta sobre sí mismo y cayó.
Corrieron inmediatamente a cogerlo. | y] después lo interrogaron: «¿Por qué
vienes?», le dijeron al gavilán. «Mi mensaje está en mi vientre, pero primero curad
mis ojos [y] después os lo diré», dijo el gavilán. «Muy bien», dijeron ellos. Tomaron
un poco de la pelota de su juego de pelota y lo aplicaron sobre la faz del gavilán. Esto
fue llamado Remedio-Pelota[86] por ellos. Al instante con eso curaron bien la faz del
gavilán. «Habla ahora», le dijeron al gavilán. Entonces él vomitó a la gran serpiente.
«Habla», le dijeron a la serpiente. «Sí», dijo ésta, y entonces vomitó al sapo. «¿Dónde
está el mensaje anunciado?», le dijeron al sapo. «En mi vientre está mi Palabra», dijo
el sapo. Entonces trató [de vomitar], hizo esfuerzos, pero no vomitó; la tentativa
solamente cubrió de baba su boca, sin vomitar. Los engendrados quisieron entonces
maltratarlo. «Eres un engañador», dijeron pateándole el trasero : entonces los huesos
de su trasero descendieron sobre sus piernas. Probó otra vez; solamente baba ensució
su boca. Entonces abrieron la boca del sapo; fue abierta | su boca] por los
engendrados; buscaron en su boca; ahora bien, el piojo estaba junto a los dientes del
sapo; estaba en su boca. No se lo había tragado: solamente como si se lo hubiera
tragado. Así fue vencido el sapo; no se conoce la clase de alimentos que le fue dada;
no corre; no es sino carne para serpientes. «Habla», fue dicho entonces al piojo. Él
contó su mensaje. «Oh engendrado, vuestra abuela ha dicho esto: «Ve a llamarlos. De
Xibalbá han venido a llamarlos los mensajeros de Supremo Muerto, Principal
Muerto. —Que vengan aquí a pelotear con nosotros dentro de siete días; que vengan
también sus accesorios de juego; pelota, anillos, guantes, escudos de cuero; que aquí
se vivifiquen sus rostros, dicen los jefes. En verdad, ellos han venido», dice vuestra
abuela. Entonces yo he venido. Vuestra abuela ha dicho eso verdaderamente. Vuestra
abuela llora, gime. Yo he venido». «¿Es verdad esto?», dijeron en sus corazones los
engendrados, al escucharlo. Al instante caminaron, llegaron junto a su abuela,
solamente para despedirse de su abuela, para partir. «Oh abuela nuestra, partimos, nos
despedimos de vos. He aquí que dejamos el signo de nuestra Palabra. Cada uno
plantamos aquí una caña; las plantamos en medio de la casa. Si se secan, signo será
de nuestra muerte. «Han muerto», diréis si se secan. Si echan yemas diréis:

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«Viven»[87]. Oh abuela nuestra, oh madre nuestra, no lloréis. He aquí el signo de
nuestra Palabra que queda junto a vosotras», dijeron. Partieron, luego que Maestro
Mago hubo plantado una [caña], [y que] Brujito hubo plantado una [caña]. Las
plantaron, no en las montañas, no en una tierra verdeante, sino en una tierra seca, en
medio de la casa en donde las dejaron plantadas.

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Entonces caminaron, cada uno con su cerbatana. Descendieron hacia Xibalbá.
Descendieron aprisa la pendiente rápida y pasaron los ríos encantados de los
barrancos; los pasaron entre pájaros; son los pájaros llamados Congregados. Pasaron
el río Absceso, el río Sangre, en donde, en el espíritu de los Xibalbá, debían ser
vencidos; no los pasaron sino sobre sus certabanas. Salidos de allí, llegaron a la
encrucijada de los Cuatro Caminos. Ahora bien, ellos conocían los caminos de
Xibalbá: el camino negro, el camino blanco, el camino rojo, el camino verde. Por
tanto, desde allí enviaron a un animal llamado Mosquito; éste debía recoger las
noticias que ellos le enviaban a buscar: «Pica a cada uno de ellos. Muerde
primeramente al [que esté] sentado primero, [y] después, acaba por picarlos a todos.
Tu alimento será chupar en los caminos la sangre humana», fue dicho a Mosquito.
«Muy bien», respondió Mosquito. Entonces entró por el camino negro. Llegó junto al
maniquí, al [muñeco] labrado en madera, los primeros sentados, engalanados. Picó al
primero, que no habló. Picó al otro, picó al segundo sentado, que no habló. Picó al
tercero; el tercero era Supremo Muerto. «¡Ay! ¡Ay!», dijo Supremo [Muerto] cuando
fue picado. «¿Qué, Supremo Muerto, quién os picó?», le dijo Principal Muerto. «No
sé», respondió Supremo Muerto. «¡Ay!» dijo el cuarto sentado. «¿Qué, Principal
Muerto, quién os picó?», dijo el quinto sentado. «¡Ay! ¡Ay!», dijo. Extiende Tullidos.
Principal Muerto le dijo: «¿Quién os picó?». Picado, el sexto dijo: «¡Ay!». «¿Qué,
Reúne Sangre?», le dijo Extiende Tullidos. «¿Quién os picó?», dijo el séptimo, que
entonces fue picado. «¡Ay!», dijo. «¿Qué, El del Absceso?», le dijo Reúne Sangre.
«¿Quién os picó?», dijo el octavo sentado que fue entonces picado. «¡Ay!» dijo.
«¿Qué, El de la Ictericia?», le dijo el del Absceso. «¿Quién os picó?», le dijo el
noveno sentado que entonces fue picado. «¡Ay!», dijo. «¿Qué, Varilla de Hueso?», le
dijo el de la Ictericia. «¿Quién os picó?», le dijo el décimo sentado, que fue entonces
picado. «¡Ay!» «¿Qué, Varilla de Cráneos?», le dijo Varilla de Huesos. «¿Quién os
picó?», dijo el undécimo sentado, que fue entonces picado. «¡Ay!», dijo. «¿Qué?», le
dijo Varilla de Cráneos. «¿Quién os picó?», dijo el duodécimo sentado, que fue
entonces picado: «¡Ay!», dijo. «¿Qué, Opresión?», le fue dicho. «¿Quién os picó?»,
dijo el decimotercero sentado que fue entonces picado. «¡Ay!». «¿Qué. Gavilán de
Sangre?», le dijo Opresión. «¿Quién os picó?», dijo el decimocuarto sentado que fue
entonces picado. «¡Ay!». «¿Quién os picó. Garras Sangrientas?», le dijo Dientes
Sangrientos. Así fueron nombrados sus nombres; todos se nombraron el uno al otro;
así, manifestaron sus rostros[88]; al nombrar sus nombres, siendo nombrado cada uno
de los capitanes por el otro; el nombre de uno, sentado en el rincón, fue dicho. [No
hubo] ninguno cuyo nombre se omitiera. Se acabó de nombrar todos sus nombres
cuando fueron picados por el pelo de la faz de la rodilla[89] de Maestro Mago; en

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realidad no era un mosquito quien les había picado, quien había ido a escuchar todos
sus nombres para Maestro Mago, Brujito.
En seguida, éstos caminaron, llegaron adonde estaban los de Xibalbá. «Saludad a
los jefes», se [les] dijo; «ésos sentados», [les] dijo un tentador. «Ésos no son los jefes,
sino un maniquí, un muñeco de madera», dijeron ellos avanzando. Entonces
saludaron: «Salud, Supremo Muerto. Salud, Principal Muerto. Salud, Extiende
Tullido. Salud. Reúne Sangre. Salud, El del Absceso. Salud El de la Ictericia. Salud,
Varilla de Huesos. Salud, Varilla de Cráneos. Salud. Gavilán de Sangre. Salud,
Dientes Sangrientos. Salud. Garras Sangrientas», dijeron al avanzar. De todos
descubrieron los rostros, nombraron todos sus nombres; no hubo ni un nombre
omitido. [Los Xibalbá] hubieran querido que sus nombres no fuesen descubiertos por
ellos. «Sentaos», les dijeron, deseando que se pusiesen sobre un banco, pero [los
engendrados] no quisieron. «Ése no es nuestro banco sino un banco de piedra
quemante»[90] dijeron, invictos. Maestro Mago. Brujito. «Muy bien. Id a vuestra
morada», se les dijo. Entonces invictos, entraron en la Mansión Tenebrosa.

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Ésa era la primera prueba de Xibalbá. Entonces, en el espíritu de Xibalbá, desde la
entrada comenzaban su derrota. Primeramente entraron en la Mansión Tenebrosa. Se
fue en seguida a darles sus pinos encendidos; entonces fue entregado a cada uno su
tabaco por los mensajeros de Supremo Muerto. «El jefe dice: «He aquí los pinos. Al
alba devolverán sus pinos y sus tabacos; los devolverán intactos»; así dice el jefe»,
dijeron al llegar los mensajeros. «Muy bien», se respondió. En realidad ellos no
encendieron sus pinos, sino que pusieron en su lugar algo rojo; fue una cola de
guacamayo lo que vieron, semejante a pinos [encendidos], los veladores. Pusieron
sobre su tabaco solamente bestezuelas de fuego[91]. Alumbraron con aquello una
noche. «Están vencidos», dijeron los veladores. Pero sus pinos no estaban acabados,
[tenían] el mismo aspecto, y su tabaco, que no habían encendido, la misma forma;
fuese a darlos a los jefes. «¿Cómo han hecho? ¿De dónde vienen esos Varones?
¿Quién los llevó, quién los engendró? Verdaderamente nuestro corazón arde por esto.
No está bien lo que nos hacen. Extraños [son] sus rostros, extraños sus seres», se
dijeron entre sí.
Entonces todos los jefes los hicieron llamar: «Vamos, juguemos a la pelota[92], oh
engendrados», dijeron. Entonces Supremo Muerto, Principal Muerto, los
interrogaron: «Oh vosotros, ¿de dónde venís? Contádnoslo todo, oh engendrados»,
les dijeron los Xibalbá. «¿De dónde venimos? No sabemos», respondieron ellos sin
responder nada más. «Bien. Lancemos pues nuestra pelota, oh engendrados», les
dijeron los Xibalbá. Ellos respondieron: «Bien. No usarnos sino nuestra pelota, la de
nosotros». Los Xibalbá dijeron: «No usaréis la de vosotros, sino la de nosotros». Los
engendrados dijeron: «No es ésa, es la nuestra la que usaremos». «Muy bien», dijeron
los Xibalbá. Los engendrados dijeron: «Id solamente por un Chil». Los Xibalbá
dijeron: «No, sino una cabeza de puma». «Está dicho», dijeron los engendrados.
«No», dijeron los Xibalbá. «Muy bien», dijo Maestro Mago. Cuando el juego fue
comenzado por los Xibalbá, éstos enviaron [la pelota] ante el anillo de Maestro
Mago. En seguida, mientras que los Xibalbá miraban su lanzamiento de juego, la
pelota se lanzó, se fue botando por todas partes en el suelo del juego de pelota.
«¿Qué, pues?», dijeron Maestro Mago, Brujito. «Queréis pues que muramos. ¿No
habéis enviado [a decir] que viniésemos aquí? ¿Vuestros mensajeros no vinieron? En
verdad, tened piedad de nuestros rostros. Pero nos vamos», dijeron los engendrados.
He aquí lo que [Xibalbá] deseaba para los engendrados: que muriesen pronto en el
juego de pelota, que fuesen vencidos. [No fue] así, sino que los Xibalbá fueron
vencidos por los engendrados. «No partáis, oh engendrados. Juguemos a la pelota;
admitimos la vuestra», se [les] dijo a los engendrados. «Muy bien», respondieron
éstos [y] después lanzaron su pelota. Entonces cesó el juego de pelota. En seguida

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apreciaron sus derrotas. «¿Cómo los venceremos?», dijeron los Xibalbá. «Partid pues
en seguida», se [les] dijo a los engendrados. «Cogednos cuatro jarrones de flores»,
dijeron los Xibalbá. «Perfectamente. ¿Cuáles flores?», dijeron a los Xibalbá los
engendrados. «Un ramo de rojas Crotalarias[93], un ramo de blancas Crotalarias, un
ramo de amarillas Crotalarias, un ramo de Grandes Peces[94]». dijeron los Xibalbá.
«Muy bien», respondieron los engendrados. Entonces descendieron las flechas[95]
[que los guardaban; todas iguales en fuerza; numerosas las flechas [que guardaban] a
aquellos engendrados; pero buenos los corazones de éstos cuando se dieron a
aquellos que debían vencer a los engendrados. Los Xibalbá se regocijaban ya de que
éstos serían vencidos. «Obramos bien. Desde luego serán vencidos», decían los
Xibalbá. «¿Adonde iréis a coger las flores?», decían en su pensamiento. «En verdad
esta noche nos daréis las flores. Venceremos ahora», dijeron los Xibalbá a los
engendrados Maestro Mago, Brujito. «Muy bien». «Esta noche jugaremos también a
la pelota», dijeron despidiéndose de ellos.
Cuando los engendrados entraron después en la Mansión de Obsidiana, la
segunda prueba de Xibalbá, [los jefes] habían ordenado que fuesen atravesados de
parte a parte por las flechas; que esto sucediera prontamente [estaba] en sus
corazones: que muriesen [estaba] en sus corazones; pero no murieron. [Los
engendrados] hablaron entonces a las flechas, les mandaron entonces: «He aquí. Para
vosotros [serán] todas las carnes de animales», dijeron a las flechas; éstas no se
movieron ya más, todas las flechas se inclinaron. Estuvieron ellos así [toda] la noche
en la Mansión de Obsidiana. En seguida llamaron a todas las hormigas. «Hormigas-
Obsidianas. Hormigas Zampopos[96] venid, id todas, id a tomar todas las clases de
flores que pidieron los jefes». «Muy bien», respondieron ellas. Todas las hormigas
fueron a coger las flores del jardín de Supremo Muerto. Ya éstos habían ordenado a
los Vigilantes de las flores de Xibalbá: «Oh vosotros que vigiláis nuestras flores, no
las dejéis robar por esos engendrados [a los] que venceremos. ¿Adonde irían ellos a
ver en otra parte las [flores] que les hemos ordenado? No hay. Velad esta noche».
«Muy bien», respondieron. Pero los vigilantes del jardín no oyeron [a las Hormigas].
En vano gritaban entre las ramas de los árboles del jardín, con los mismos cantos y
palabras: «Se ha entrado en lo negro, se ha entrado en lo negro», decía el uno
cantando].
«Sobremos montes, sobre los montes», decía [el otro] cantando. Sobres los
Montes, nombre de los dos Vigilantes del jardín de Supremo Muerto, Principal
Muerto. Pero no supieron que las hormigas robaban lo que ellos guardaban. Iban por
filas, cortando los arriates de flores, caminando con aquellas flores que llevaban con
sus pinzas, sobre los árboles, aquellas flores olorosas, bajo los árboles. Sin embargo,
los Vigilantes gritaban a voz en cuello, sin saber que unas pinzas aserraban sus colas,
aserraban sus alas. Era una cosecha de flores la que cortaban las pinzas, de perfumes,

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la que transportaban las pinzas. Apresuradamente se llenaron los cuatro jarrones de
flores y estaban llenos al alba. Los mensajeros fueron en seguida a llamarlos: «Que
vengan, dice el jefe, que traigan inmediatamente aquello de que hemos hablado»,
dijeron a los engendrados. «Muy bien», dijeron éstos. Tenían los cuatro jarrones
llenos de flores, cuando se presentaron ante los rostros del jefe, de los jefes; éstos
tomaron las flores, agradables de ver. Así fue vencido Xibalbá. Los engendrados no
habían enviado sino hormigas. En una sola noche, las hormigas habían cogido las
flores, las habían dado | a los engendrados] en los jarrones. Entonces todos los
Xibalbá palidecieron; a causa de aquellas flores sus rostros emblanquecieron. Al
instante enviaron a buscar a los Vigilantes de las flores. «¿Por qué dejasteis robar
nuestras flores? ¡He aquí que vemos aquí nuestras flores!», dijeron a los Vigilantes.
«Nosotros no supimos nada, oh jefes. Nuestras colas sufrieron», respondieron ellos.
Entonces se laceraron sus bocas, en pago del robo de lo que vigilaban. Así Supremo
Muerto, Principal Muerto, fueron vencidos por Maestro Mago. Brujito; [éste fue] el
comienzo de sus acciones. Desde entonces los «Se ha entrado en lo negro»[97] tienen
la boca hendida; ahora está hendida. Después de esto se descendió a jugar a la pelota.
Todos juntos pelotearon. Entonces se previnieron para el alba; así dijo Xibalbá. «Muy
bien», respondieron finalmente los engendrados.

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Entraron en seguida en la Mansión del Frío[98] . Incalculable el frío. Denso el granizo
menudo en la Mansión, casa del frío. El frío cesó prontamente por la Magia de los
nietos, el frío fue destruido por los engendrados. No murieron; vivían al alba; Xibalbá
deseaba sin embargo que muriesen, pero esto no sucedió y buenos estaban sus rostros
cuando llegó el alba. Salieron cuando sus vigilantes fueron a llamarlos. «¡Como! ¡No
han muerto!», dijo el gobierno de Xibalbá, maravillándose de las acciones de los
engendrados Maestro Mago, Brujito.
Entraron después en la Mansión de los Jaguares. Muchos jaguares en la casa: «No
nos mordáis, somos de los vuestros», dijeron a los jaguares. Arrojaron en seguida
huesos ante los animales, quienes inmediatamente pulverizaron los huesos. «Al fin,
ya están pues acabados, sus corazones son comidos, al fin se han entregado; he aquí
que son molidos sus huesos», decían los veladores, regocijándose todos en sus
corazones. Pero ellos no habían muerto; de nuevo buenos estaban sus rostros.
Salieron de la Mansión de los Jaguares. «¿De qué naturaleza son? ¿De dónde
vienen?», dijeron todos los Xibalbá.
Entraron después en el fuego, en una Mansión de Fuego. Solamente fuego en el
interior.
No fueron quemados por él, aunque asase, aunque ardiese. También [estaban]
buenos sus rostros cuando vino el alba. Sin embargo, mucho se deseaba que muriesen
allá por donde pasaban todavía; esto no sucedió, y por eso desfalleció el corazón de
Xibalbá. Entraron después en la Mansión de los Murciélagos. Solamente murciélagos
en la mansión, una Mansión de los Murciélagos de la Muerte, grandes animales que
tenían el mismo aparato mortal que Punta Victoriosa, acabando al instante a aquellos
[que llegaban] ante sus fauces. Estuvieron allá adentro, pero durmieron en sus
cerbatanas; no fueron mordidos por los dientes que estaban en la Mansión. Se
entregaron en seguida, pero a un Murciélago de la Muerte que vino del cielo a
manifestarles lo qué debían hacer. Los murciélagos se interrogaron, celebraron
consejo una noche, aleteando. «Brujo Abatido, Brujo Abatido», decían lo dijeron una
noche: cesaron sin embargo un poco. Los murciélagos no se balancearon ya más,
permanecieron en una punta de las cerbatanas. Brujito dijo entonces a Maestro Mago:
«El alba blanquea. Mira», «Quizás blanquea. Voy a mirar», respondió. Cuando quiso
mirar desde la boca de la cerbatana, cuando quiso, ver salir el alba, al instante su
cabeza fue cortada por Murciélago de la Muerte[99] , y la grandeza de Maestro Mago
permaneció débil. Brujito preguntó de nuevo: «¿No alborea?», pero Maestro Mago no
se volvió. «¿Habrá partido Maestro Mago? ¿Cómo hiciste eso?». Pero [Maestro
Mago] no se volvía, estaba solamente extendido allí. Entonces Brujito tuvo
vergüenza. «¡Ay! vencidos estamos», dijo. En seguida colocóse la cabeza del Maestro

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Mago en el juego de pelota, cumpliendo la palabra do Supremo Muerto, Principal
Muerto. Todo Xibalbá se regocijó a causa de la cabeza de Maestro Mago.

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Después Brujito llamó a todos los animales, puerco-espines, cerdos, todos los
animales pequeños, los animales grandes, durante la noche, y la misma noche les
preguntó lo que comían. «¿Cuál es vuestro alimento de cada uno? He aquí que os he
llamado para que vayáis a tomar vuestro alimento», les dijo Brujito. «Muy bien»,
respondieron. Entonces fueron a tomar el suyo, entonces todos fueron a elegir. Hubo
quienes fueron a tomar lo podrido, hubo quienes fueron a tomar la hierba, hubo
quienes fueron a tomar la piedra, hubo quienes fueron a tomar la tierra. Diverso? los
alimentos de los [pequeño?] animales, de los grandes animales. Detrás de los oíros
quedaba la Tortuga acorazada: fue a tomar [su parte] zigzagueando, llegó al extremo
[del cuerpo], [y] se puso en el lugar de la cabeza de Maestro Mago; al instante se
esculpieron los huesos de la faz[100] . Numerosos sabios vinieron del cielo. Los
Espíritus del Cielo, los mismos Maestros Gigantes, vinieron a cernerse, vinieron
encima de la Mansión de los Murciélagos. Aunque la cabeza de Maestro Mago no se
terminó en seguida, estuvo bien hecha, apareció con una bella cabellera y también
habló. Y ahora he aquí que quiso hacerse de día que enrojeció, se coloreó el mundo,
que se abrió [el día]. «¿El Opossum[101] va a existir?». «Si», respondió el Abuelo.
Entonces abrió [sus piernas]; después hubo de nuevo obscuridad; cuatro veces el
Abuelo abrió [sus piernas]. «He aquí que se abre el Opossum».
dicen ahora los hombres. Cuando él iluminó, entonces comenzó la existencia.
«¿La cabeza de Maestro Mago está bien así?», se dijo. «Bien», fue respondido. Así se
hizo el molde de la cabeza, y aquello fue verdaderamente semejante a una cabeza. En
seguida tomaron sus decisiones, se recomendaron no jugar a la pelota. «No arriesgues
más que tú». «Obraré solo», respondió Brujito. Ordenó en seguida a un Conejo. «Ve a
ponerte encima del juego de pelota, y estáte sobre el reborde», fue dicho al conejo por
Brujito. «Cuando la pelota llegue a ti, vete; yo obraré en seguida», dijo al conejo
mandándole de noche. Ya venía el alba y buenos estaban los rostros de los dos
[engendrados].
Se descendió entonces a pelotear allá adonde estaba suspendida la cabeza de
Maestro Mago, encima del juego de pelota. «Somos vencedores. A vosotros es dada
mucha vergüenza; vosotros os habéis entregado»; fue dicho. Entonces se gritó a
Maestro Mago: «Arranca tu cabeza de la pelota», así se le dijo, pero él no sufría con
sus injurias. Y he aquí que los jefes de Xibalbá lanzaron la pelota; Brujito fue en
contra; la pelota se detuvo erguida ante el anillo y salió al instante. La pelota pasó
rápidamente por encima del juego de pelota, y de un bote, se detuvo en el reborde.
Entonces salió el Conejo quien se fue brincando, pero al instante fue perseguido por
los Xibalbá quienes corrieron tumultuosamente, quienes chillaron detrás del conejo;
bien pronto todo Xibalbá acabó por ir [tras el conejo]. AI instante Brujito cogió la

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cabeza de Maestro Mago y la puso en lugar de la tortuga: después fue a poner a la
tortuga encima del juego de pelota. En verdad, aquella cabeza era la cabeza de
Maestro Mago, lo que les regocijó a los dos. He aquí que los Xibalbá buscaban la
pelota; habiendo cogido después la pelota en el reborde, gritaron: «Venid. He aquí la
pelota; la hemos atrapado»: [así] dijeron trayéndola. Entonces vinieron los Xibalbá.
«¿Qué vimos?», dijeron al recomenzar a pelotear, Y se peloteó con igualdad,
haciéndose [puntos] de los dos [lados]. La tortuga fue en seguida golpeada por
Brujito; la tortuga cayó en el juego de pelota, se desparramó, habiendo estallado
como una vasija de barro ante sus rostros. «¿Quién de vosotros irá a cogerla? ¿Dónde
está el que la cogerá?», dijeron los Xibalbá. Así, pues, fueron vencidos los jefes de
Xibalbá por Maestro Mago, Brujito. Grandes fueron los sufrimientos [de éstos] pero
no murieron de todo lo que se les hizo.

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He aquí ahora el recuerdo de la muerte de Maestro Mago, Brujito; he aquí que
contaremos el recuerdo de su muerte. Habían sido advertidos de los tormentos que se
les hicieron, de los sufrimientos que se les hicieron, sin morir en las pruebas de
Xibalbá, sin ser vencidos por todos los animales mordedores que había en Xibalbá.
Llamaron en seguida a dos augures, semejantes a videntes, llamados Adivino.
Descubridor, unos sabios. Si fuereis interrogados por los jefes de Xibalbá acerca de
nuestra muerte que ellos meditan y que ellos preparan, [acerca de] por qué todavía no
estamos muertos, por qué no fuimos vencidos, no fuimos perdidos, en sus pruebas,
[decidles que es] solamente [porque] los animales no entraron [en acuerdo] con ellos.
En nuestro espíritu sabemos que una piedra quemante será el instrumento de nuestra
muerte. Todos los Xibalbá se reúnen [para esto]. Pero en realidad no moriremos. He
aquí que os decimos vuestros consejos. Si para ellos se os interrogara acerca de
nuestra muerte, cuando seamos cortados, ¿qué diréis vosotros, oh Adivino, oh
Descubridor? Si se os dice: «Si esparciésemos sus huesos en el barranco, ¿estaría
bien?» Vosotros diréis: «Así revivirán sus rostros». Si se os dice: «Colgarlos de los
árboles, ¿estaría bien?» Vosotros diréis: «No [estaría] bien, pues volveríais a ver sus
rostros». Si por tercera vez, se os dice: «¿Estaría bien que esparciésemos sus huesos
en el río?», si eso os es dicho por ellos, «Así es como morirán. Después será bueno
moler en la piedra sus huesos como es molida en harina la mazorca seca de maíz; que
cada uno sea molido; los esparciréis en seguida en el río allá en donde cae la fuente, a
fin de que se vayan a las montañas pequeñas, a las montañas grandes», les
responderéis, repitiendo las órdenes que os damos», dijeron Joven Maestro Mago.
Brujito. Ellos ordenaban, sabiendo que morirían. He aquí que se hizo una gran piedra
quemante semejante a un asador; Xibalbá la hizo y puso en ellas muchas ramas
grandes. Los mensajeros llegaron en seguida para acompañarlos, los mensajeros de
Supremo Muerto, Principal Muerto. «Que se venga. Vamos con los engendrados. Que
se venga a ver que vamos a asarlos, dice el jefe, oh engendrados», fue dicho. «Muy
bien», respondieron. Caminaron apresuradamente. Llegaron junto al horno
semisubterráneo[102]. Quísose que soportasen burlas. «Tomemos pues aquí nuestras
bebidas fermentadas, y que cuatro veces cada uno de nosotros extienda los brazos, oh
engendrados», fue dicho por Supremo Muerto. «No os burléis así de nosotros. ¿No
sabemos que moriremos, oh jefes?», respondieron ellos. Abrazándose rostro con
rostro, alargaron sus brazos [y] fueron a extenderse boca abajo los dos, sobre el horno
semisubterráneo, [y] después murieron los dos. En seguida todos los Xibalbá se
regocijaron, por sus silbidos, por sus ruidos. «Al fin verdaderamente somos
vencedores; no es prontamente como ellos se han dado», dijeron. Finalmente,
llamaron a Adivino, Descubridor, a quienes [los engendrados] habían dejado sus

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órdenes. Así, se les preguntó adonde debían ir los huesos, y, cuando hubieron
adivinado, los Xibalbá molieron los huesos, fueron a esparcirlos en el río; pero [los
huesos] no fueron lejos y descendieron a] instante al fondo del agua, en donde se
volvieron unos bellos adolescentes, de los cuales en verdad se manifestaron de nuevo
los rostros.

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Al quinto día se mostraron, pues, de nuevo, y fueron vistos en el agua por los
hombres.
Semejantes a dos Hombres-Peces aparecieron. Entonces sus rostros fueron vistos
por los Xibalbá, y fueron buscados en las aguas. Al día siguiente se mostraron dos
pobres, de lastimosos rostros, de lastimoso aspecto; unos lamentables vestidos [eran]
sus trajes; sin adorno sus rostros. Entonces fueron vistos por los Xibalbá. Hicieron
poco, pero danzaron el Búho, danzaron la Comadreja, el Armadillo, danzaron el
Ciempiés y los Zancos. Hacían muchas maravillas. Quemaban las casas como si
realmente hubieran ardido, [y] después al instante renacían. Numerosos Xibalbá
asistieron [a ese espectáculo]. En seguida se sacrificaban, uno [de ellos] matando al
otro, [y] después el primer matado se tendía» muerto, pero inmediatamente su rostro
revivía. Los Xibalbá asistían [al espectáculo] de todo lo que ellos hacían. Hacían el
comienzo de su triunfo sobre Xibalbá. En seguida el relato de sus danzas llegó a las
orejas de los jefes Supremo Muerto, Principal Muerto, los cuales dijeron al
escucharlo: «¿Esos dos pobres son verdaderamente tan divertidos?» «Verdaderamente
bello es lo que danzan y todo lo que hacen», respondió el que había contado a los
jefes lo que se ha dicho. Tentados por lo divertido de lo que escuchaban, éstos
enviaron a los [bailarines] sus mensajeros. «Que vengan para que asistamos a lo que
hacen, que nos maravillemos, que asistamos [al espectáculo]», [les] fue dicho a los
mensajeros. «Decidles eso», [les] dijeron a los mensajeros. Éstos, al llegar junto a los
bailarines, les dijeron las palabras de los jefes. «No, no queremos, pues
verdaderamente tendríamos vergüenza. ¿No tendríamos vergüenza de subir a la
mansión de los jefes, a causa de nuestras feas caras, de nuestros grandísimos ojos de
pobres? ¿No se ha visto que solamente danzamos? ¿Qué dirían nuestros compañeros
de miseria que están allí deseando también participar en nuestras danzas y en ellas
vivificar sus rostros? No obraremos así con los jefes. No queremos, pues, oh
mensajeros», dijeron Maestro Mago. Brujito. Excusándose, doliente el rostro, fueron,
enfadados, atormentados, sin querer ir de prisa, y numerosas veces los mensajeros los
trataron con violencia, los golpearon, para llevarlos ante los jefes. Llegaron así ante
los jefes, se humillaron, bajaron sus rostros al entrar, se humillaron, se inclinaron,
presentando un aspecto lastimoso al entrar, unos verdaderos rostros de pobres.
Entonces se les interrogó sobre sus comarcas, sus tribus; se les interrogó sobre sus
madres, sus padres. «¿De quiénes venís?», se [les] dijo. «No sabemos, oh jefes. No
conocimos los rostros de nuestras madres, nuestros padres; éramos pequeños cuando
murieron», respondieron, sin hablar más. «Muy bien. Hacednos admiraros; lo que
queráis; os daremos vuestro pago», se les dijo. «No queremos nada. En verdad
tenemos miedo», respondieron a los jefes. «No tengáis miedo ni vergüenza. Danzad

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ahora. Ejecutad primero la danza en la que os sacrificáis. Quemad mi casa. Haced
todo lo que sabéis. Que veamos todo lo que hacéis, es lo que nuestros corazones
desean. Partiréis en seguida, oh pobres, y os daremos vuestro pago», se les dijo.
Cuando ellos comenzaron sus cantos, sus danzas, todos los Xibalbá vinieron a
extenderse para asistir a todo. Al instante danzaron. Danzaron la Comadreja,
danzaron el Búho, danzaron el Armadillo. El jefe les dijo: «Sacrificad a este perro
mío, y después que por vosotros reviva su faz»[103]. Así [les] dijo. «Sea»,
respondieron. Sacrificaron al perro, [y después] revivificaron su faz; en verdad el
perro se regocijó cuando revivió su faz, hizo danzar su cola cuando revivió su faz. En
seguida el jefe les dijo: «Ahora quemad mi casa»; así [les] dijo. Entonces quemaron
la casa del jefe; todos los jefes estaban tendidos en la mansión sin arder.
Inmediatamente después volvieron buena [la casa] ; un instante solamente había sido
destruida la casa de Supremo Muerto. Todos los jefes estaban maravillados, se
regocijaban mucho de la danza. Entonces [les] fue dicho por el jefe: «Ahora matad a
un hombre, sacrificadle, sin que muera»; así [les] fue dicho. «Muy bien»,
respondieron. Entonces asieron a un hombre, ¡o sacrificaron, arrancaron el corazón
de aquel hombre y, elevándolo, lo pusieron ante los jefes. Supremo Muerto. Principal
Muerto, se asombraron, pero inmediatamente después revivió por [los bailarines] el
rostro de aquel hombre: su corazón se regocijó grandemente cuando revivió su rostro.
Los jefes se maravillaron: «Ahora sacrificaos vosotros mismos; nuestro corazón
desea realmente ver eso, esa danza vuestra», [les] dijeron los jefes. «Muy bien, oh
jefes», [les] fue respondido. Se sacrificaron en seguida el uno al otro. He aquí que
Joven Maestro Mago fue sacrificado por Brujito; sucesivamente fueron desprendidas
sus piernas, sus brazos; su cabeza [fue] separada y llevada lejos; su corazón,
arrancado, fue colocado ante todos los jefes de Xibalbá. quienes giraban
embriagados. Asistían a esto: Brujito, danzando. «Levántate», dijo él en seguida, y
revivificó el rostro [de su hermano]. Se regocijaron grandemente. Lo mismo se
regocijaron los jefes, pues lo que se hacia regocijaba los corazones de Supremo
Muerto, principal Muerto, quienes lo sentían como si hubiesen danzado ellos mismos.
En fin, en el ardiente deseo, la curiosidad, de los corazones de los jefes por la danza
de Maestro Mago, Brujito estas palabras fueron dichas por Supremo Muerto.
Principal Muerto: «Haced [lo mismo] con nosotros, sacrificadnos»; [así] dijeron
Supremo Muerto, Principal Muerto, a Joven Maestro Mago, Brujito. «Muy bien.
Vuestros corazones revivirán. ¿La muerte existe para vosotros? Debemos
regocijarnos, oh jefes, de vuestros hijos, de vuestros engendrados», fue respondido a
los jefes. He aquí que sacrificaron primero al jefe supremo llamado Supremo Muerto,
jefe de Xibalbá. Habiendo muerto Supremo Muerto, se apoderaron de Principal
Muerto [y lo inmolaron] sin hacer revivir su rostro. Entonces viendo a sus jefes
muertos, abiertos, los Xibalbá huyeron. En un instante estaban abiertos, de dos en dos

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en castigo a sus rostros. En un instante [sucedía] la muerte de un jefe, pero no se
revivificaba su rostro. He aquí que un jefe se humilló, se presentó ante los bailarines,
sin haber sido encontrado, sin haber sido alcanzado. «Tened piedad de mi rostro»,
dijo cuando se le reconoció. Todos sus hijos, su prole, fueron a un gran barranco,
llenando de un solo bloque el gran abismo. Allí estaban amontonados cuando
innumerables hormigas se mostraron, vinieron a expulsarlos del barranco[104] .
Conducidos entonces por el camino, al llegar se humillaron, se entregaron todos; se
humillaron al presentarse. Así fue vencido el gobierno de Xibalbá; sólo los prodigios
de los engendrados, sólo sus metamorfosis, hicieron esto.

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En seguida dijeron sus nombres, se exaltaron a la faz de todo Xibalbá. «Escuchad
nuestros nombres. Os diremos también los nombres de nuestros padres. Henos aquí
nosotros: Joven Maestro Mago. Brujito, [son] nuestros nombres. He aquí a nuestros
padres, que vosotros matasteis: Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago,
[son] sus nombres. Henos aquí los vengadores de los tormentos, de los dolores, de
nuestros padres. Nosotros sufrimos también todos los males que les infligisteis. Por
tanto os acabaremos. Nosotros, nosotros os mataremos sin que os salvéis», fue dicho.
En seguida todo Xibalbá se prosternó, gimiendo. «Tened piedad de nuestros rostros,
oh Maestro Mago, Brujito. En verdad, pecamos contra vuestros padres a los que
nombráis y que están enterrados en el Juego de Pelota de los Sacrificios», dijo
[Xibalbá]. «Muy bien. He aquí nuestra Palabra que decimos sobre vosotros. Escuchad
todos, oh Xibalbá. Puesto que ya no es grande vuestra gloria, [puesto] que vuestra
potencia ya no existe, y aunque sin gran derecho a la piedad, vuestra sangre dominará
todavía un poco, pero no vuestra sangre de Drago en el juego de pelota[105] . No
[tendréis] más que tejas, marmitas, cacharros, el desgranamiento del maíz[106].
Vuestro juego de pelota no será más que el hijo de las hierbas, el hijo del desierto.
Todos los hijos del alba, la prole del alba, no serán de vosotros; sólo los grandes
habladores se abandonarán a vosotros. Los del Mal, Los de la Guerra, Los de la
Tristeza, Los de la Miseria, vosotros que hicisteis el mal, lloradle. Ya no se agarrará a
todos los hombres súbitamente como vosotros lo hacíais. Tened cuidado con la pelota
del Drago»; así fue dicho a todos los Xibalbá. Éste fue en seguida el comienzo de su
pérdida, de su destrucción, así como de su invocación. En otro tiempo su gloria no
era grande, pero ellos deseaban la guerra a los hombres. [Fueron] realmente dioses
antaño; pero sus espantosos rostros eran malvados. Los de la Enemistad. Los de los
Búhos, no excitaban más que al mal, más que a ¡a guerra. Así, eran disimulados de
corazón, negros-blancos[107] envidiosos, opresores, se decía. También se pintaban los
rostros, se frotaban con colores. Su grandeza, su potencia, fueron perdidas: su
dominación ya no fue grande. Esto fue hecho por Joven Maestro Mago, Brujito.
Sin embargo, la abuela de éstos gemía, lloraba ante las cañas que ellos habían
plantado.
Aquellas cañas habían echado yemas, [y] después se habían secado; las cañas
habían echado yernas de nuevo después de que [los engendrados] habían sido
quemados en el borne semisubterráneo. Entonces, en memoria de ellos, la abuela
encendió, quemó copal ante las cañas. El corazón de la abuela se regocijó cuando las
cañas echaron yemas por segunda vez. Entonces éstas fueron divinizadas por la
abuela quien las llamó Centro de la Mansión, Centro: [tal] [fue] su nombre: Cañas
Vivas en Tierra Allanada se volvió su nombre. He aquí que se les llamó Centro de la

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Mansión. Centro, porque aquellas cañas habían sido plantadas en el centro de lo casa.
Ella llamó Tierra Allanada, Cañas Vivas [en] Tierra Allanada, a las cañas que [los
engendrados] habían plantado. He aquí que fueron llamadas Cañas Vivas aquellas
cañas, porque habían echado yemas; ese nombre le fue dado por Antigua Ocultadora
a lo que Maestro Mago. Brujo, habían dejado plantado a su abuela en recuerdo de
ellas. He aquí primeramente a sus padres que habían muerto en otro tiempo: Supremo
Maestro Mago, Principal Maestro Mago. [Los engendrados] vieron también allá en
Xibalbá los rostros de sus padres; los padres hablaron a sus Sustitutos, quienes habían
vencido a Xibalbá. He aquí, pues, los funerales de sus padres [hechos] por ellos. Se
hicieron los funerales de Principal Maestro Mago, se fue a hacer los funerales al
Juego de Pelota de los Sacrificios. Para ello se quiso hacer su rostro[108] ; se buscó,
pues, allá su nombre[109] , todo, su boca, su nariz, sus huesos, su rostro. Se consiguió
primero su nombre, sin apenas más; él no quiso decir más que eso, sin pronunciar el
nombre de los Maestros Magos; su boca no quiso decir más que eso. He aquí además
que ensalzaron el espíritu de sus padres a los que dejaban en el Juego de Pelota de los
Sacrificios. «Sed invocados en adelante», les dijeron los engendrados a fin de reposar
sus corazones. «Los primeros iréis, los primeros también seréis glorificados por los
hijos del alba, la prole del alba. Vuestro nombre no se perderá. Que así sea», dijeron a
sus padres, a fin de reposar sus espíritus. «Somos los vengadores de vuestra muerte,
de los tormentos que se os hizo [sufrir]». Así se ordenaron a los que ellos habían
vencido, a todo Xibalbá. Se elevaron en seguida por aquí, en medio de la luz;
subieron de repente a los cielos. Y el uno fue el sol, el otro la luna, e iluminaron la
bóveda del cielo, la faz de la tierra. Habitan en los cielos. Entonces también subieron
[a los cielos] los cuatrocientos jóvenes matados por Sabio Pez-Tierra. He aquí que
éstos los acompañaron a los cielos y en ellos se volvieron estrellas.

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He aquí el comienzo de cuándo se celebró consejo acerca del hombre, [de] cuándo se
buscó lo que entraría en la carne del hombre[110] . Los llamados Procreadores,
Engendradores, Constructores, Formadores. Dominadores poderosos del Cielo,
hablaron así: «Ya el alba se esparce, la construcción se acaba. He aquí que se vuelve
visible[111] el sostén, el nutridor el hijo del alba, el engendrado del alba. He aquí que
se ve al hombre, a la humanidad, en la superficie de la tierra», [así] dijeron. Se
congregaron, llegaron, vinieron a celebrar consejo en las tinieblas, en la noche.
Entonces aquí buscaron, discutieron, meditaron, deliberaron. Así vinieron, a celebrar
Consejo sobre la aparición del alba: consiguieron, encontraron, lo que [debía] entrar
en la carne del hombre. Ahora bien, poco [faltaba] para que se manifestasen el sol, la
luna, las estrellas; encima, los Constructores, los Formadores.
En Casas sobre Pirámides, en Mansión de los Peces, así llamadas, nacían las
mazorcas amarillas, las mazorcas blancas. He aquí los nombres de los animales que
trajeron el alimento: Zorro. Coyote, Cotorra. Cuervo, los cuatro animales
anunciadores de la noticia de las mazorcas amarillas, de las mazorcas blancas nacidas
en Casas sobre Pirámides, y del camino de Casas sobre Pirámides. He aquí que se
conseguía al fin la sustancia que debía entrar en la carne del hombre construido, del
hombre formado: esto fue su sangre: esto se volvió la sangre del hombre: esta
mazorca entró en fin [en el hombre] por los Procreadores, los Engendradores.
Se regocijaron, pues, de haber llegado al país excelente, lleno de cosas sabrosas;
muchas mazorcas amarillas, mazorcas blancas; mucho cacao [moneda], cacao [fino];
innumerables los zapotillos rojos, las anonas, las frutas, los frijoles Paternoster, los
zapotes matasanos, la miel [silvestre] ; plenitud de exquisitos alimentos [había] en
aquella ciudad llamada Casas sobre Pirámides [cerca de la] Mansión de los Peces.
Subsistencias de todas clases, pequeñas subsistencias, grandes subsistencias,
pequeñas sementeras, grandes sementeras, [de todo esto] fue enseñado el camino por
los animales. Entonces fueron molidos el maíz amarillo, el maíz blanco, y Antigua
Ocultadora hizo nueve[112] bebidas. El alimento se introdujo [en la carne], hizo nacer
la gordura, la grasa, se volvió la esencia de los brazos, [del los músculos del hombre.
Así hicieron los Procreadores, los Engendradores, los Dominadores, los Poderosos
del Cielo, como se dice. Inmediatamente fue [pronunciada] la Palabra de
Construcción, de Formación de nuestras primeras madres, [primeros] padres;
solamente mazorcas amarillas, mazorcas blancas, [entró en] su carne: única
alimentación de las piernas, de los brazos del hombre. Tales fueron nuestros primeros
padres, [tales] fueron los cuatro hombres construidos: ese único alimento [entró] en
su carne.

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He aquí los nombres de los primeros hombres que fueron construidos, que fueron
formados. He aquí el primer hombre: Brujo del Envoltorio; el segundo: Brujo
Nocturno; después, el tercero: Guarda-Botín; y el cuarto: Brujo Lunar. Tales eran los
nombres de nuestras primeras madres, [primeros] padres. Solamente construidos,
solamente formados; no tuvieron madres, no tuvieron padres; nosotros les llamamos
simplemente Varones. Sin [la mujer] fueron procreados, sin [la] mujer fueron
engendrados, por Los de lo Construido, Los de lo Formado, los Procreadores, los
Engendradores. Solamente por Poder [Mágico], solamente por Ciencia [Mágica],
[fue] su construcción, su formación, por los Constructores, los Formadores, los
Procreadores, los Engendradores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo.
Entonces tuvieron apariencia humana, y hombres fueron; hablaron, dijeron, vieron,
oyeron, anduvieron, asieron: hombres buenos, hermosos; su apariencia; rostros de
Varones. La memoria fue, existió. Vieron; al instante su mirada se elevó. Todo lo
vieron, conocieron todo el mundo entero; cuando miraban, en el mismo instante su
vista miraba alrededor, lo veía todo, en la bóveda del cielo, en la superficie de la
tierra. Veían todo lo escondido sin antes moverse. Cuando miraban el mundo veían,
igualmente, todo lo que existe en él. Numerosos eran sus conocimientos. Su
pensamiento iba más allá de ¡a madera, la piedra, los lagos, los mares, los montes, los
valles. En verdad, hombres a los que [se les debía] amar: Brujo del Envoltorio, Brujo
Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar. Fueron entonces interrogados por Los de la
Construcción, Los de la Formación. «¿Qué pensáis de vuestro ser? ¿No veis? ¿No
oís? Vuestro lenguaje, vuestro andar, ¿no son buenos? Mirad pues y ved el inundo, si
no aparecen los montes, los valles: ved para instruiros», se les dijo. Vieron en seguida
el mundo entero, y después dieron gracias a los Constructores, a Los Formadores.
«Verdaderamente dos veces gracias, tres veces gracias. Nacimos, tuvimos una boca,
tuvimos una cara, hablamos, oímos, meditamos, nos movemos: bien sabemos,
conocemos lejos, cerca. Vemos lo grande, lo pequeño, en el cielo, en la tierra.
¡Gracias [damos] a vosotros! Nacimos, oh Los de lo Construido, Los de lo Formado:
existimos, oh abuela nuestra, oh abuelo nuestro», dijeron, dando gracias de su
construcción, de su formación. Acabaron de conocerlo todo, de mirar a las cuatro
esquinas, a los cuatro ángulos, en el cielo, en la tierra. Los de lo Construido. Los de
lo Formado, no escucharon esto con placer. «No está bien lo que dicen nuestros
construidos, nuestros formados. Lo conocen todo, lo grande, lo pequeño», dijeron.
Por lo tanto, celebraron consejo Los Procreadores, los Engendrados. «¿Cómo
obraremos ahora para con ellos? ¡Que sus miradas no lleguen sino a poca distancia!
¡Que no vean más que un poco la faz de la tierra! ¡No está bien lo que dicen. ¿No se
llaman solamente Construidos, Formados? Serán como dioses, si no engendran, [si]

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no se propagan, cuando se haga la germinación, cuando exista el alba; solos, no se
multiplican. Que eso sea. Solamente deshagamos un poco lo que quisimos que
fuesen: no está bien lo que decimos, ¿Se igualarían a aquellos que los han hecho, a
aquellos cuya ciencia se extiende a lo lejos, a aquellos que todo lo ven?», fue dicho
por los Espíritus del Cielo, Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago,
Esplendor del Relámpago, Dominadores. Poderosos del Cielo. Procreadores.
Engendradores. Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Constructora, Formadores. Así
hablaron cuando rehicieron el ser de su construcción, de su formación.
Entonces fueron petrificados ojos[113] [de los cuatro] por los Espíritus del cielo, lo
que los veló como el aliento sobre la faz de un espejo; los ojos se turbaron; no vieron
más que lo próximo, esto sólo fue claro. Así fue perdida la Sabiduría y toda la
Ciencia de los cuatro hombres, su principio, su comienzo. Así primeramente fueron
construidos, fueron formados, nuestros abuelos, nuestros padres, por los Espíritus del
Cielo, los Espíritus de la Tierra.
Entonces existieron también sus esposas, vivieron sus mujeres. Los dioses
celebraron consejo. Así, durante su sueño, [los cuatro] recibieron mujeres
verdaderamente bellas, quienes existieron con Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno.
Guarda-Botín, Brujo Lunar. Cuando se despertaron, sus mujeres existieron: sus
corazones se regocijaron al instante a causa de sus esposas.

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He aquí los nombres de sus mujeres: [La de] la Blanca Mansión del Mar, nombre de
la mujer de Brujo del Envoltorio; [La de] la Mansión de los Bogavantes, nombre de
la mujer de Brujo Nocturno; [La de] la Mansión de los Colibríes, nombre de la mujer
de Guarda-Botín: [La de] la Mansión de los Guacamayos, nombre de la mujer de
Brujo Lunar. Tales son los nombres de sus mujeres: éstas fueron jefes. Ellos
engendraron a los hombres, a las tribus pequeñas, a las tribus grandes. Ellos fueron;
nuestro tronco, de nosotros los hombres quichés. Numerosos fueron también Los de
las Espinas, Los del Sacrificio, quienes no fueron más que cuatro[114] pero esos cuatro
solos [fueron] nuestros padres, de nosotros los quichés. Diversos ¡son] los nombres
de cada uno de los que ellos engendraron allá lejos, en el Este. De sus nombres
vinieron [los] de los hombres de Tepeu[115] , Oloman, Cohah[116] , Quenech, Ahau,
como se llamaban estos hombres allá lejos, en Oriente, donde ellos engendraron. Se
sabe también el comienzo de los de Tam[117] , de los de Iloc. Juntos vinieron de allá,
lejos, del Este.
Brujo del Envoltorio, abuelo, padre de las nueve Grandes Mansiones, de los
Cavek. Brujo Nocturno, abuelo, padre de las nueve Grandes Mansiones de los Niha.
Guarda-Botín, abuelo, padre de las cuatro Grandes Mansiones de los Ahau-Quiché.
Tres fracciones de pueblos fueron. No [están] perdidos los nombres de sus abuelos,
sus padres, quienes engendraron, se desarrollaron allá lejos, en Oriente. Vinieron
también los Tam, los Iloc, con las trece ramas de tribus, las trece Aglomeraciones,
con los Rabinal, los Cackchiquel, los de Tziquinaha; después los Zacaha; en seguida
los Lamak, Cumatz, Tuhalha, Unabaha, Los de Chumilaha, con Los de Quiba-ha, Los
de Batenaba-ha, los Hombres de Acul, Balami-ha, los Canchahel, los Balam-Col.
Solamente son las grandes tribus, las ramas de tribus, las que decimos: no contamos
más que a las grandes. Muchas otras completaban [la población] en cada fracción de
la ciudad; no hemos escrito sus nombres, sino solamente [los de] las engendradas allá
lejos, en Oriente. Muchos hombres fueron; en la obscuridad se multiplicaron; cuando
se multiplicaron, el día, el alba, no habían sido dados a luz; todos juntos existían;
importantes eran sus seres, sus renombres, allá lejos, en Oriente. No eran sostenes,
nutridores, pero hacia el cielo erguían sus rostros. No sabían lo que habían venido a
hacer tan lejos.
Allá existían numerosos hombres de las tinieblas, hombres del alba. Numerosos
[eran] los rostros de los hombres, numerosos los lenguajes de los hombres; dos
[solamente] sus orejas[118] . «Hay linajes en el mundo, hay regiones, en las que no se
ve el rostro de los hombres; [estos] no tienen casas, sino que recorren, como locos,
las montañas pequeñas, las montañas grandes», decíase entonces, ultrajando a los
hombres de aquellos países. Así dijeron ellos allá lejos, cuando vieron levantarse el

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sol.
Todos no tenían [entonces] más que una lengua; no invocaban a la madera, a la
piedra; en ellos subsistía el recuerdo de la Palabra de Construcción, de Formación, de
Los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra.
Hablaban meditando sobre lo que ocultaba el alba; preguntaban cómo ejecutar la
Palabra de amor, aquellos amantes, aquellos obedientes, aquellos respetuosos;
erguían después sus rostros hacia el cielo, pidiéndole sus hijas, sus hijos. «¡Salve, oh
Constructores, oh Formadores! Vosotros véis, vosotros escucháis. Vosotros. No nos
abandonéis, no nos dejéis, oh dioses, en el cielo, en la tierra, Espíritus del Cielo,
Espíritus de la Tierra.
Dadnos nuestra descendencia, nuestra posteridad, mientras haya días, mientras
haya albas. Que la germinación se haga, que el alba se haga. Que numerosos sean los
verdes caminos, las verdes sendas que nos dais. Que tranquilas, muy tranquilas, estén
las tribus. Que perfectas, muy perfectas, sean las tribus. Que perfecta sea la vida, la
existencia que nos dais, oh Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago,
Esplendor del Relámpago. Huella del Muy Sabio, Esplendor del Muy Sabio[119] ,
Gavilán, Maestros Magos, Dominadores, Poderosos del Cielo, Procreadores,
Engendradores, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Abuela del Día, Abuela del
Alba.
Que la germinación se haga, que el alba se haga». Así hablaban cuando miraban,
cuando invocaban la vuelta del alba, allá en donde el sol se levanta, contemplando a
Luna-Sol[120] gran estrella que antes de la salida del sol ilumina en el cielo, sobre la
tierra, el camino de los hombres construidos, de los hombres formados.

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Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar, dijeron:
«Esperemos que [nazca] el alba». Así dijeron aquellos grandes Sabios. Los de las
Espinas, aquellos obedientes, como se les llama. No había ni madera ni piedra[121]
para guardar a nuestras primeras madres, [nuestros primeros] padres. Sin embargo,
sus corazones se cansaban de esperar el día. Numerosas eran ya todas las tribus, con
los hombres Yaqui[122] . Los de las Espinas. Los del Sacrificio. «Vamos a buscar,
vamos a ver, adonde guardar nuestros signos: si tenemos esto podremos encender
[fuego] ante [ellos]. Desde [hace] largo tiempo que estamos aquí no hay guardianes
para nosotros». Así dijeron Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno, Guarda-Botín.
Brujo Lunar. Oyeron hablar de una ciudad, [y] partieron. He aquí los nombres de los
lugares adonde fueron Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo
Lunar, con los Tam, los Iloc. Lugar de la Abundancia-Barranco-Siete Grutas-Siete
Barrancos, [es el] nombre de la ciudad adonde fueron a tomar dioses. Todos llegaron
allá lejos, a Lugar de la Abundancia; innumerables [eran] los hombres que llegaron:
numerosos los que entraron en orden. Se les entregaron sus dioses. Los primeros,
[fueron] los de Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar,
quienes se regocijaron. «He aquí que hemos encontrado al fin lo que se buscaba»
dijeron. He aquí el primero que salió: Pluvioso, nombre del dios. Se suspendió su
cesta[123] que se amarró Brujo del Envoltorio. En seguida salió Sembrador, nombre
del dios que descendió Brujo Nocturno. En seguida Volcán nombre del dios que
recibió Guarda-Botín. Centro de la Llanura, nombre del dios que recibió Brujo Lunar.
En compañía de los hombres Queché, los de Tam recibieron: igualmente. Pluvioso de
los Tam es el nombre del dios que recibió el abuelo, el padre, de los jefes de los Tam
que conocemos ahora. En fin de Iloc el tercero: Pluvioso [fue] también el nombre del
dios que recibieron los abuelos, los padres de los jefes que conocemos ahora. Tales
son los nombres de los tres Quichés; no se separaron, pues único era el nombre del
dios: Pluvioso entre los Quichés. Pluvioso entre los Tam. Pluvioso entre los Iloc:
único [era] el nombre del dios, y estos tres Quichés no se separaron. Verdaderamente
grande era la naturaleza de aquellos tres: Pluvioso. Sembrador. Volcán. Entonces
entraron todas las tribus, los Rabinal, los Cakchequel, los de Tziquinaha, con los
hombres llamados ahora Yaquí. Allí se cambió el lenguaje de las tribus, se diversificó
la lengua. Ya no se entendieron claramente las unas a las otras cuando vinieron de
Lugar de la Abundancia: allá se separaron: hubo algunas que fueron al Este: muchas
vinieron aquí. Solamente unas pieles [eran] sus vestidos: no tenían telas perfectas
para [hacer] vestidos, sino que las pieles de las bestias [eran] su atavío. Aquellos
pobres no tenían suyo más que su naturaleza de hombres Sabios. Cuando llegaron a
Lugar de la Abundancia-Barranco-Siete Grutas-Siete-Barrancos, dícese en el relato

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de antaño, habían andado mucho para llegar a Lugar de la Abundancia.

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No había fuego. Solos estaban allá los de Pluvioso. Éste [era] el dios de las tribus. El
primero, él hizo nacer el fuego; este nacimiento no se muestra, pues el fuego
llameaba ya cuando lo vieron Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno. «¡Ay! ya no hay
nuestro fuego que había sido hecho; nos morimos de frío», dijeron en seguida.
Entonces Pluvioso respondió: «No os aflijáis. Vuestro es el fuego perdido del cual
habláis»; [así] les respondió Pluvioso. «Verdaderamente, oh dios, oh sostén nuestro,
oh nutridor nuestro, oh dios nuestro», dijeron, dándole gracias. Pluvioso habló. «Muy
bien. En verdad, yo, vuestro dios; que así sea. Yo vuestro jefe; que así sea», fue dicho
por Pluvioso a Los de las Espinas. Los del Sacrificio. He aquí que las tribus se
calentaban, se regocijaban a causa del fuego. Entonces comenzó un gran aguacero,
allá adonde brillaba el fuego de las tribus; mucho granizo menudo cayó sobre la
cabeza de todas las tribus; entonces el fuego fue apagado por el granizo; no hubo ya
fuego hecho. Entonces Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, pidieron otra vez su
fuego. «Oh Pluvioso, en verdad morimos de frío», dijeron a Pluvioso. «¡Bien! No os
aflijáis», dijo Pluvioso. En seguida produjo fuego sacando fuego [por fricción] de sus
sandalias. Entonces Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo
Lunar, se regocijaron y después se calentaron.
He aquí que, también se había apagado el fuego de las tribus; éstas se morían de
frío; entonces fueron a pedir fuego a Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda
Botín. Brujo Lunar. Intolerables [eran] sus sufrimientos por el frío, la helada;
solamente se caían de frío, se entumecían; ninguna vida en ellas; se debilitaban; sus
piernas, sus brazos, se torcían; no podían asir [nada] cuando llegaron. «No nos
avergoncéis si os pedimos que nos deis un poco de vuestro fuego», dijeron al llegar.
No se fue a [su] encuentro; entonces en sus corazones gimieron las tribus. Diferente
[del suyo] era el lenguaje de Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín,
Brujo Lunar. «¡Ay! ¡Oh! Abandonamos nuestra lengua. ¿Cómo hicimos? Nos hemos
perdido. ¿En dónde nos engañamos? Único era nuestro lenguaje cuando vinimos de
Lugar de la Abundancia; única nuestra manera de sostener [el culto], nuestra manera
de vivir. No está bien lo que hicimos», repitieron todas las tribus, bajo los árboles,
bajo los bejucos.
Entonces un hombre se mostró a la faz de Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno.
Guarda- Botín, Brujo Lunar. Aquel mensajero de Xibalbá les dijo: «En verdad, he
aquí a vuestro dios, he aquí a vuestro sostén, he aquí al sustituto, al recuerdo, de
vuestros Constructores, de vuestros Formadores. No deis su fuego a las tribus hasta
que éstas den a Pluvioso, vuestro jefe, lo que ellas deben daros, Preguntad pues a
Pluvioso lo que ellas deben darle para coger fuego»; [así] dijo aquel Xibalbá. Su ser
era como el ser de un murciélago. «Yo soy el mensajero de vuestros Constructores, de

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vuestros Formadores», añadió el Xibalbá. Entonces ellos se regocijaron; en su
espíritu crecieron Pluvioso, Sembrador. Volcán, cuando habló aquel Xibalbá. De
súbito éste se borró de delante de sus rostros, sin irse. Entonces llegaron las tribus que
perecían de frío: mucho granizo, obscuridad, lluvia, helada; incalculable el frío.
Ahora, pues, todas las tribus se encontraron tembló rosas, tartamudeantes de frío, al
llegar allá adonde estaban Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín.
Brujo Lunar. Grande [era] la aflicción de sus corazones: tristes [estaban] sus
bocas, tristes sus rostros. En seguida [las tribus] llegaron en secreto ante los rostros
de Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda Botín, Brujo Lunar. «¿No tendréis
piedad de nuestros rostros, de nosotros que no os pedimos más que un poco de
vuestro fuego? ¿No se ha encontrado una sola casa para nosotros, un solo país para
nosotros[124] , cuando fuisteis construidos, cuando fuisteis formados? Tened piedad
de nuestros rostros», dijeron. «¿Qué nos daréis para que tengamos piedad de vuestros
rostros?», fue dicho. «Pues bien, os daremos metales preciosos», respondieron las
tribus. «No queremos metales preciosos», dijeron Brujo del Envoltorio. Brujo
Nocturno. «¿Qué queréis?» «Pronto os lo pediremos». «Bien», respondieron las
tribus. «Vamos a preguntárselo a Pluvioso, y después os lo diremos», se les
respondió. «Oh Pluvioso ¿qué darán las tribus que vienen a pedir tu fuego?», dijeron
entonces Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar. «Pues
bien, ¿querrán ellas estar unidas [a mí] bajo su horcajadura bajo su axila? ¿Quieren
sus corazones que yo las abrace, yo. Pluvioso? Si ellas no lo quieren, no les daré
fuego» dijo Pluvioso. «Decídselo poco a poco. «Yo no quiero desde ahora su unión
bajo su horcajadura, bajo su axila», dijo él, diréis». Así fue dicho a Brujo del
Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín. Brujo Lunar. Entonces ellos dijeron la
Palabra de Pluvioso. «Muy bien. Bien [está], igualmente, que lo abracemos»,
respondieron [las tribus] cuando oyeron, recibieron, la Palabra de Pluvioso. No
tardaron. «Muy aprisa», dijeron: entonces recibieron el fuego, y después se
calentaron.

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Sin embargo, una fracción [de las tribus] sacó [por fricción] el fuego de la madera.
Serpiente de la Fertilidad de la Mansión de los Murciélagos, [era el] nombre del
dios de los Cackchequel: su imagen: solamente un murciélago. Cuando obtuvieron la
madera [friccionable] la frotaron [todos] juntos hasta que el fuego hubo prendido. Los
Cakchequel no pidieron luego, no se dieron por sometidos.
Todas las demás tribus se sometieron cuando dieron la parte inferior de su
horcajadura, la parte inferior de su axila, para ser abierta; ésa era la abertura de la
cual había hablado Pluvioso; entonces se sacrificó a todas las tribus ante su rostro,
entonces se arrancó el corazón por la horcajadura, por la axila. No se había enseñado
aún esta: operación antes de que lo fuese por un oráculo de Pluvioso. Murieron por la
fuerza, [por] la dominación de Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín.
Brujo Lunar.
De Lugar de la Abundancia-Barranco había venido la costumbre de no comer[125]
.
Guardaban ayuno perpetuo; pero observaban el alba, espiaban la salida del sol, se
alternaban para ver la gran estrella llamada Luna-Sol, la primera antes del sol cuando
nace el día. La magnífica Luna-Sol estaba siempre encima de sus rostros al salir el
sol, cuando estaban en el llamado Lugar de la Abundancia-Barranco, de don le
vinieron los dioses. No fue, pues, aquí en donde recibieron su fuerza, su poder; sino
allá [fue en donde] se doblegó, se humilló a las tribus grandes, a las tribus pequeñas,
cuando se las sacrificó ante Pluvioso, cuando se le dio a éste la sangre, la savia, la
horcajadura, la axila, de todos aquellos hombres. Por eso en Lugar de la Abundancia
[les] llegaron la fuerza, la gran ciencia, que hubo en ellos, en la obscuridad, en la
noche, y [que hubo también] en lo que ellos hicieron. Vinieron pues, se desprendieron
de allá adonde dejaron el sol levante. «No [es] aquí nuestra casa. Vamos a ver adonde
la plantaremos», dijo entonces Pluvioso. En verdad, habló a Brujo del Envoltorio,
Brujo Nocturno, Guarda-Botín. Brujo Lunar. «Ante todo dad gracias. En seguida
sangrad vuestras orejas, picad vuestros codos, sacrificaos; tal será vuestra acción de
gracias a la faz de los dioses». «Muy bien», respondieron, sangrándose las orejas. En
seguida comenzaron su canto de su venida de Lugar de la Abundancia; sus corazones
lloraron cuando vinieron, cuando se desterraron de Lugar de la Abundancia,
abandonándolo. «¡Ah! No veremos aquí el alba, el nacimiento del día, cuando se
alumbre la superficie de la tierra», dijeron. Partieron, pero dejaron [gente] en el
camino; hubo hombres dejados allá dormidos. Cada tribu se levantaba siempre para
ver la estrella señal del día. Esta señal del alba estaba en sus corazones cuando
vinieron del Oriente, y con rostro igual fueron a una gran distancia de allí, se nos dice
ahora.

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Entonces llegaron a la cima de una montaña. Allí se reunieron todos los hombres
Queche con las tribus. Allí se reunieron, se consultaron, y el nombre de la montaña es
ahora De la Consulta; tal es el nombre de la montaña. Se congregaron en ella para
gloriarse. «Yo, yo hombre Queche». «Tú, tú, Tam es tu nombre», díjose a los Tam. Se
dijo después a los Iloc: «Tú Iloc es tu nombre». «Estas tres [fracciones] Queche no se
perderán, y nuestras Palabras serán iguales», dijeron al aplicarse sus nombres.
Entonces se les puso nombre también a los Cackchequel: «Fuego salido de la
madera» es su nombre. Los Rabinal tuvieron también su nombre, no perdido
ahora[126]. También estaban Los de Tziquina-ha, nombre actual. Tales son los
nombres con los cuales se llamaron unos a otros. Allí se congregaron, esperando el
alba, acechando la salida de la estrella, la primera antes de que nazca el día. «De allá
lejos vinimos, pero nos separamos», se decían entre sí. He aquí que sus corazones
estaban afligidos; grandes eran sus sufrimientos allá por donde pasaban; no había
comestibles, no había subsistencias; olían solamente el tronco de sus bastones para
imaginarse que comían, pues al venir no comieron.
Su pasaje por mar no aparece; pasaron como si no hubiera habido mar, solamente
sobre piedras pasaron, y aquellas piedras sobresalían en la arena. Entonces llamaron
Piedras Arregladas-Arenas Arrancadas, nombre [dado] por ellos, al sitio por donde
pasaron en el mar, habiéndose separado el agua allá por donde pasaron. He aquí que
estando afligidos sus corazones, se consultaron entre sí, pues no había para alimento
más que un bocado, un poco de maíz. Estaban amontonados allí en la montaña
llamada De la Consulta. Llevaban también a Pluvioso. Sembrador. Volcán. Brujo del
Envoltorio y su esposa llamada [La de] la Blanca Mansión del Mar hicieron un gran
ayuno. Lo mismo hicieron Brujo Nocturno y su esposa [La de] la Mansión de los
Bogavantes. Y Guarda-Botín y su esposa, [La de] la Mansión de los Colibríes,
hicieron un gran ayuno. Lo mismo [hicieron] Brujo Lunar y su esposa [La de] la
Mansión de los Guacamayos. Fueron ayunos en la obscuridad, en la noche. Grande
[era] su tristeza cuando estaban en la montaña ahora llamada De la Consulta, en
donde los dioses les hablaron otra vez.

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Entonces fue dicho por Pluvioso. Sembrador. Volcán, a Brujo del Envoltorio. Brujo
Nocturno. Guarda-Botín. Brujo Lunar: «Vamonos, levantémonos, no nos quedemos
aquí: llevadnos a un escondrijo. Ya se esparce el alba. ¿No estarían tristes vuestros
rostros si fuésemos cogidos por los guerreros en sus muros[127] a causa de vosotros,
oh Los de las Espinas. Los de] Sacrificio? Llevadnos a cada uno separadamente: [así]
les dijeron cuando les hablaron. «Muy bien. Solamente nos desprendemos [de aquí],
solamente buscamos las selvas», fue respondido por todos. En seguida cada uno de
ellos cargó con su dios. Entonces se colocó a Sembrador en el barranco llamado
Barranco del Escondrijo. [así] llamado por ellos, en el gran barranco de la selva
llamada ahora «Con Sembrador»[128], en donde lo dejaron: fue dejado en el barranco
por Brujo Nocturno. Orden del abandono: el primero dejado fue Volcán, sobre una
gran Mansión Roja[129] llamada ahora Volcán: allí existió también su ciudad en donde
estaba el dios llamado Volcán. Guarda-Botín quedóse con su dios, el segundo dios
que fue ocultado por ellos; Volcán no fue escondido en la selva sino en la montaña
deshierbada Volcán[130]. Entonces fue después Brujo del Envoltorio; llegó a una gran
selva: Brujo del Envoltorio fue a esconder a Pluvioso: se llama ahora con el nombre
de «Con Pluvioso»[131] la montaña; entonces celebróse el escondrijo del barranco, el
abrigo secreto de Pluvioso: muchas serpientes y muchos jaguares, víboras,
[serpientes] cantíes, había allí en donde fue escondido por Los de las Espinas, Los del
Sacrificio. Juntos estaban Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo
Lunar. Juntos esperaban el alba en el monte llamado Volcán. No muy lejos estaban
los dioses de Tam y de Iloc. Burgo de Tam, nombre del [lugar] en donde estaba el
dios de los Tam; allí fue su alba. Burgo de Uquincat, nombre del sitio en donde fue el
alba de los Iloc; no muy lejos del monte estaba el dios de los Iloc. Allí, todos los
Rabinal, los Cakchequel, Los de Tziquina-ha, todas las tribus pequeñas, las tribus
grandes, se habían detenido juntas; juntas tuvieron su alba; juntas esperaron la salida
de la gran estrella llamada Luna-Sol[132] que sale la primera antes del día al alba, se
decía. Juntos estaban allí Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo
Lunar; no tenían ni sueño ni reposo. Grandes [eran] los gemidos de sus corazones, de
sus vientres, por el alba, la claridad.
Allí también sus rostros tuvieron vergüenza; vino una gran aflicción, una gran
angustia; fueron abatidos por el dolor. Allí habían llegado. «Sin alegría vinimos, ¡ay!
Queríamos ver nacer el día. ¿Cómo hicimos? Único [era] nuestro rostro en nuestro
país de donde nos hemos arrancado», decían cuando hablaban entre sí en la tristeza,
en la angustia, en el sollozar de la voz. Sin aliviar sus corazones hablaban hasta el
alba. «He aquí a los dioses sentados en los barrancos, en las selvas, sentados en los
Ek, en los Atziak[133], en donde están sin que se les hayan dado cajas», decían. Ante

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todo, Pluvioso, Sembrador, Volcán. Grande [es] su gloria, grandes [son] también su
potencia, su pensamiento, sobre todos los dioses de las tribus. Importante [es] su
Sabiduría, importantes [son] sus peregrinaciones, sus victorias en el frío, en el
espanto de su ser, en el espíritu de las tribus. Su pensamiento reposaba a causa de
Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar. [No había] ningún
cansancio en sus corazones por los dioses de los cuales se encargaron al venir de
Lugar de la Abundancia-Barranco, allá lejos, en Oriente. Estaban pues allí, en la
selva. «He aquí el alba En Lluvioso, En Sembrador, En Volcán», se dice ahora. He
aquí que fueron hechos jefes, que tuvieron el alba, nuestros abuelos, nuestros padres.
Contaremos el alba, la aparición del sol, de la luna, de las estrellas.

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He aquí, pues, el alba, la aparición del sol de la luna, de las estrellas. Brujo del
Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar, se regocijaron mucho
cuando vieron a Luna-Sol; primero salió ella; [con] la faz iluminada, salió primero
ella, antes que el sol. Desenrollaron en seguida sus copales, venidos de allá lejos, del
Oriente, pues servirse de ellos en seguida estaba en su espíritu. Los tres desenrollaron
lo que ofrecían sus corazones. Copal de Mixtán, nombre del copal que llevaba Brujo
del Envoltorio. Copal de Caviztán, nombre del copal que llevaba Brujo Nocturno.
Divino Copal se llamaba el que llevaba Guarda-Botín. Estos tres eran sus copales;
esto es lo que quemaron cuando llegaron danzando, allá en Oriente. Agradables
[fueron] sus gritos cuando danzaron quemando copales preciosos. En seguida
gimieron de no ver, de no contemplar, el nacimiento del día. Después, cuando salió el
sol, los animales pequeños, los animales grandes, se regocijaron; acabaron de
levantarse en los caminos de las aguas, en los barrancos; se pusieron en las puntas de
los montes, juntos sus rostros hacia donde sale el día. Allí rugieron el puma, el jaguar.
El pájaro llamado Queletzú cantó el primero. En verdad todos los animales se
regocijaron. El águila, el zopilote blanco, los pájaros pequeños, los pájaros grandes,
aletearon. Ahora bien, Los de las Espinas, Los del Sacrificio, se habían arrodillado, se
regocijaban grandemente con Los de las Espinas, Los del Sacrificio, de los Tam, de
los Iloc, y de los Rabinal, de los Cakchequel, de Los de Tziquinaha, y de [los de]
Tuhalha, Uchabah, Quibah, Los de Batenha, y de los Yaquí Dominadores; tantas
tribus como ahora.
Innumerables [eran] los hombres. El alba efectuóse sobre todas las tribus juntas.
La faz de la tierra fue en seguida secada por el sol. Semejante a un hombre [era] el sol
cuando se mostró. Su faz ardiente secó la faz de la tierra. Antes de que saliera el sol,
cenagosa, húmeda, [era] la superficie de la tierra, antes de que saliera el sol.
Enteramente parecido a un hombre salió el sol; sin fuerza [era] su calor; solamente se
mostró cuando nació; no permaneció sino como un espejo. «No es realmente el sol
que se nos aparece ahora», dicen en sus historias. Inmediatamente después de esto se
petrificaron Pluvioso. Sembrador, Volcán, y las divinidades Puma, Jaguar, Víbora,
[Serpiente] Canti, Blanco Entrechocador; sus brazos se engancharon en las ramas de
los árboles cuando se mostraron el sol, la luna, las estrellas; por doquiera todos se
petrificaron. Quizá no estaríamos ahora desembarazados de la mordedura de los
pumas, jaguares, víboras, [serpientes] cantíes, blancos entrechocadores, quizá ahora
[estaríamos] sin nuestra gloria, si los primeros animales no hubieran sido petrificados
por el sol. Cuando sucedió esto, gran alegría hubo en el corazón de Brujo del
Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar; estuvieron muy alegres
cuando se efectuó el alba. Los hombres no [se habían] multiplicado entonces: no eran

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sino unos pocos cuando estaban en el monte Volcán, en donde se realizó el alba, y en
donde quemaron [los copales]. Allí danzaron, [vueltos] hacia el Este de donde habían
venido; allí [estaban] sus montañas, sus valles, adonde habían venido los llamados
Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar. Pero en la
montaña se multiplicaron, ella se volvió su ciudad. Estaban aquí cuando se mostraron
el sol, la luna, las estrellas; el alba, la iluminación, existió en la faz de la tierra, del
mundo entero. Allí también comenzó su canto llamado Nosotros Vemos, que
cantaron, que gimieron sus corazones, sus vientres. En su canto decían: «¡Ay!
Perdidos fuimos en Lugar de la Abundancia, nos separamos. Nuestros hermanos
mayores, nuestros hermanos menores, quedáronse. Sí, hemos visto el sol, pero ¿en
dónde están ellos, cuando he aquí el alba?; así decían a Los de las Espinas, Los del
Sacrificio, los hombres Yaquí. De igual modo, Pluvioso era el nombre del dios de los
hombres Yaquí, llamado Yolcuat-Quetzalcuat, cuando nos separamos allá lejos, en
Lugar de la Abundancia-Barranco. «He aquí de donde salimos, he aquí nuestra
parentela, cuando vinimos», se decían unos a otros.
Entonces se acordaban de sus hermanos mayores, de sus hermanos menores, de
los hombres Yaquí cuya alba se hizo en el [lugar] llamado ahora México. Una parte
de aquellos hombres se quedaron también allá lejos, en Oriente; Tepeu, Oliman, [son
los] nombres del sitio en donde se quedaron, se cuenta. Grande [fue] la aflicción de
sus corazones, allí, en Volcán. Lo mismo hicieron Los de los Tam, [Los] de los Iloc;
parecidamente estaban en la selva, en el poblado llamado Dan; el alba existió sobre
Los de las Espinas, Los del Sacrificio, de los Tam, con su dios, también Pluvioso.
Único [era] el nombre del dios de las tres fracciones de los hombres Queche. Lo
mismo [era] el nombre del dios de los Rabinal; poco diferente [es] este nombre:
Suprema Lluvia, así se dice el nombre del dios de los Rabinal: se cuenta también que
había unidad con la lengua Queche; pero había diferencia con la lengua de los
Cakchequel, pues diferente [era] el nombre de su dios cuando salieron del lugar de la
Abundancia-Barranco. Serpiente que se vuelve Invisible de la Mansión de los
Murciélagos, [era el] nombre del dios; la lengua también [es] diferente ahora. Hay
también los dioses de los cuales los clanes de Ahpo-Zotzil, Ahpo-Xa, así llamados,
tomaron sus nombres. Lo mismo que los dioses, la lengua difería cuando se les
entregaron los dioses allá lejos, en Lugar de la Abundancia. Cerca de la Piedra varió
la lengua cuando vinieron de Lugar de la Abundancia en la obscuridad. Juntas se
establecieron y tuvieron su alba todas las tribus; los nombres de los dioses [se dieron]
según el rango de cada fracción. He aquí que ahora contaremos su residencia, su
morada, en la montaña en donde estuvieron juntos los cuatro llamados Brujo del
Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar; sus corazones gemían ante
Pluvioso, Sembrador. Volcán, quienes por [obra de] ellos estaban en los Ek, en los
Atziak.

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He aquí, pues, su decisión, el origen de la colocación de Pluvioso cuando fueron ante
Pluvioso. Sembrador. Fueron a verlos, fueron a adorarlos, dieron gracias a sus rostros
por el alba. [Los dioses] resplandecían entre los peñascos, en las selvas, pero su
Sabiduría habló cuando Los de las Espinas, Los del Sacrificio, llegaron ante Pluvioso.
No [fue] gran [cosa] lo que llevaron, lo que quemaron en seguida: solamente resina,
solamente resina superfina, con anís silvestre, quemaron ante los dioses. Entonces
Pluvioso habló; sólo su Sabiduría existió cuando dio consejo a Los de las Espinas.
Los del Sacrificio: él habló, dijo: «Aquí verdaderamente están nuestras montañas,
nuestras llanuras. Nosotros [somos] todavía vuestros. Nuestra gloria, nuestro
esplendor, serán grandes para todos los hombres. De vosotros [serán] todas las tribus.
Nosotros [somos] también vuestros compañeros. Tened cuidado de [vuestra] ciudad,
nosotros os aconsejaremos. No os manifestéis a la faz de las tribus cuando estemos
irritados por las palabras de sus bocas, [por] su existencia. No nos dejéis cazar en la
red, sino dadnos los hijos de la hierba de los caminos, los hijos de los matorrales con
las hembras de los venados, las hembras de los pájaros. Dadnos un poco de su sangre,
tened piedad de nuestros rostros, dejadnos los pelos de los venados, velad porque se
descubra a los que se hayan quedado caídos. He aquí unos símbolos, y por
consiguiente nuestros substitutos, que manifestaréis ante las tribus. Cuando ellas os
digan: «¿En dónde está Pluvioso?», vosotros manifestaréis ante sus rostros nuestros
símbolos; no os manifestéis vosotros mismos, tendréis otra cosa que hacer. Grande
será vuestro ser. Someteréis a todas las tribus: humillaréis su sangre, su savia, ante
nuestros rostros; los que vengan a abrazarnos serán también nuestros». Así dijeron
Pluvioso. Sembrador. Volcán. Bajo rostros de engendrados se disimulaban cuando
íbase a verlos y a sacrificar ante sus rostros. Entonces comenzó la caza a los hijos de
los pájaros, a los hijos de los venados, caza que recibían Los de las Espinas. Los del
Sacrificio. Cuando se habían encontrado pájaros, hijos de venados, iban en seguida a
derramar la sangre de los venados, de los pájaros, al borde de la piedra de Pluvioso,
Sembrador. Habiendo sido bebida la sangre por los dioses, al instante la piedra
hablaba cuando llegaban Los de las Espinas, Los del Sacrificio, cuando iban a
sacrificar. Así hacían ante los símbolos, quemando resina, quemando anís silvestre,
espinas de maguey. Sus símbolos estaban cada uno sobre la montaña en donde habían
sido colocados. De día no permanecían en sus casas sino se iban a los montes. He
aquí, pues, que no se nutrían más que [de hijos de abejas, de hijos de avispas, de hijos
de abejorros, para sostenerse; [no tenían] ni buena alimentación ni buena bebida.
Entonces no aparecían los caminos de sus casas, no aparecía [el lugar] en donde se
habían quedado sus esposas.

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Numerosas eran las tribus que se habían fundado, cada una reuniéndose, cada una de
las fracciones de tribus que iban en tropeles por los caminos, [por] los caminos [que]
se manifestaban. En cuanto a Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín,
Brujo Lunar, no se mostraban allá en donde estaban. Cuando veían pasar tribus por
los caminos, gritaban en la punta de los montes; no gritaban sino el grito del coyote,
sino el grito del zorro; no hacían sino el grito del puma, del jaguar. Cuando las tribus
al caminar vieron aquellos: «Solamente el grito del coyote, solamente el grito del
zorro, solamente el grito del puma, solamente el grito del jaguar», dijeron las tribus,
como si en el espíritu de: todas las tribus no fueran hombres. Lo que hacían [los
cuatro] no era más que para engañar a las tribus. «Sus corazones desean [algo]. En
verdad lo que hacen nos asusta. Hay deseo en el grito del puma, [en] el grito del
jaguar, quienes gritan cuando ven a hombres que no caminan sino uno o dos[134] .
Desean destruirnos». Cuando iban cada día a sus casas con sus esposas, no llevaban
más que hijos de abejas, hijos de avispas, hijos de abejorros, que daban a sus esposas.
Cada día iban ante Pluvioso, Sembrador, Volcán, [y] decían en sus corazones: «He
aquí a Pluvioso, Sembrador, Volcán. No les damos sino la sangre de los venados, de
los pájaros; no pinchamos sino nuestras orejas, nuestros codos. Pedimos nuestra
bravura, nuestra valentía a Pluvioso, Sembrador.
Volcán. ¿Quién habla de los muertos de las tribus cuando los matamos uno a
uno?» [Así] se decían entre sí cuando iban ante Pluvioso, Sembrador, Volcán. Cuando
se pinchaban las orejas, los codos, ante los dioses, enjugaban la sangre y llenaban con
ella la escudilla al borde de la piedra. En realidad no era entonces al borde de la
piedra adonde venía cada uno de los engendrados. Los de las Espinas, Los del
Sacrificio, se regocijaban de aquella sangre [sacada] de ellos cuando llegaba aquel
signo de sus acciones. «Seguid sus huellas; tal es la salvación para vosotros. De allá
lejos, de Lugar de la Abundancia, vino, cuando nos trajisteis, la piel llamada Bandas
Envolventes, dada con la sangre que nos introdujisteis. Que se froten con sangre ante
Pluvioso, Sembrador, Volcán»; [así] se dijo.

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He aquí que comenzó el rapto de los hombres de las tribus por Brujo del Envoltorio.
Brujo Nocturno. Guarda-Botín. Brujo Lunar. En seguida [comenzó] la matanza de las
tribus. No cogían más que a un caminante, que a dos caminantes, sin mostrarse
cuando los cogían; en seguida iban a sacrificarlos ante Pluvioso, Sembrador.
Después, cuando derramaban la sangre en el camino, arrojaban la cabeza en el
camino. Las tribus decían entonces: «el jaguar se los ha comido»; no decían eso sino
a causa de las apariencias [de huellas]de patas de jaguar, [de huellas] de patas que
ellos hacían sin mostrarse. Robaron muchos hombres en las tribus; las tribus no
comprendieron sino tardíamente. «¿Son Pluvioso, Sembrador, quienes entran entre
nosotros? Sólo ellos sostienen a Los de las Espinas, Los del Sacrificio. ¿En dónde
están sus casas? Sisamos esas patas», dijeron entonces todas las tribus. Celebraron
consejo unas con otras, y después comenzaron a seguir las [huellas del patas de Los
de las Espinas. Los del Sacrificio: no eran claras. No vieron más que [huellas de]
patas de venado, de patas de jaguares, no [huellas] claras: aquellas [huellas de] patas
[no eran] claras porque eran como huellas de patas invertidas, para extraviarlos. Por
esta [estratagema] la [verdadera] pista no aparecía. No nacía más que una nube, no
nacía más que una lluvia tenebrosa, no nacía más que un lodo, no nacía más que una
bruma que las tribus veían ante ellas.
Los corazones [de los cuatro] soportaron la fatiga cuando cazaron en los caminos,
pues grande [era] el ser de Pluvioso, Sembrador, Volcán; se alejaron por la montaña,
al lado de las tribus a las que mataban. Asi nació allá el rapto por los brujos cuando
cogieron en los caminos a la [gente de las] tribus para sacrificarla ante Pluvioso.
Sembrador, Volcán, quienes salvaron a sus engendrados allá en la montaña. He aquí
que Pluvioso. Sembrador, Volcán, parecían tres mancebos caminando, pues su piedra
era mágica. Había allí un río. Se bañaban al borde del río, solamente para mostrarse;
[el río] se llamó pues El Baño de Pluvioso; éste fue el nombre del río. A menudo las
tribus los vieron; se borraban tan pronto como eran vistos por las tribus. Entonces fue
contado que Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo Lunar,
estaban allí. He aquí que las tribus celebraron consejo acerca de su muerte. Ante todo
las tribus quisieron celebrar consejo para la derrota de Pluvioso. Sembrador. Volcán.
Todos Los de las Espinas, Los del Sacrificio dijeron a la faz de las tribus: «Que todos
se reúnen, se llamen; que no sea dejada una fracción, dos fracciones». Todas se
congregaron, se llamaron, celebraron consejo entonces. Cuando se interrogaron,
dijeron: «¿Cómo vencer el proceder de los hombres Cavek Queche, pues acaban con
nuestros hijos nuestra prole? No está clara la destrucción de los hombres por ellos. Si
debemos acabar a causa de esos raptos, entonces sea. Pero si la potencia de Pluvioso.
Sembrador, Volcán, es tan grande, entonces que ese Pluvioso sea nuestro dios:

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cautivadle. No han terminado ellos su victoria sobre nosotros. ¿No [somos] muchos
hombres en nuestra existencia? Ahora bien, esos Cavek no son tantos en su
existencia»; así dijeron cuando se congregaron todos. Una parte de las tribus
respondió, diciendo: «¿Quién, pues, los ha visto bañarse cada día en el río? Si son
Pluvioso. Sembrador, Volcán, entonces los venceremos primero entonces comenzará
la derrota de Los de las Espinas. Los del Sacrificio»; [así] respondió aquella parte de
las tribus cuando habló. «¿Cómo los venceremos?», díjose. «Pues bien, he aquí
nuestra victoria sobre ellos. Puesto que parecen mancebos cuando se les ve en el río
que dos doncellas vayan allá; que sean adolescentes verdaderamente bellas, muy
amables, para que venga su deseo», se respondió: «¡Excelente! Vamos a buscar a dos
adolescentes perfectas», dijeron [yéndose] a buscar a sus hijas. Fueron
verdaderamente blancas doncellas. Se les recomendó entonces a aquellas
adolescentes: «Oh hijas nuestras, id al río a lavar los vestidos. Si en seguida veis a
aquellos tres mancebos, desnudaos ante ellos. Si sus corazones os desean, llamadles.
Si os dicen: «¿Iremos con vosotras?», responderéis: «Sí». Si os preguntan: «¿De
dónde venís?», ¿De cuáles amos sois hijas?», que entonces les sea dicho: «Somos
hijas de jefes», y después: «Venga una prenda de vosotros». Cuando os la hayan
dado, si ellos desean vuestros rostros, en verdad, daos a ellos; si entonces no os dais,
os mataremos. En seguida nuestro corazón estará bien. Cuando la prenda exista,
traedla; será para nuestro espíritu el testimonio de que ellos han ido con vosotras».
Así hablaron los jefes cuando dieron sus órdenes a las dos adolescentes. Éstas eran:
Deseable, nombre de una doncella; Agradable, nombre de la otra. Estas dos llamadas
Deseable. Agradable, fueron afuera, al río, al Baño de Pluvioso, Sembrador, Volcán.
Tal [fue] la decisión de todas las tribus. En seguida las adolescentes fueron, se
adornaron, bellas, brillantes. Al ir adonde se bañaba Pluvioso, se adornaron. En
seguida lavaron. Cuando fueron, los jefes se regocijaron, a causa de sus hijas que
iban. Al llegar al río comenzaron a lavar, se desnudaron, las dos, hicieron ruido,
patullando ante las piedras. Entonces aparecieron Pluvioso. Sembrador. Volcán.
Llegaron allá, al borde del río, un poco sorprendidos solamente a la vista de las dos
adolescentes que lavaban. He aquí que las jóvenes tuvieron vergüenza
inmediatamente que llegó Pluvioso. Pero a Pluvioso no le vino deseo de las dos
adolescentes. Entonces éstas fueron interrogadas: «¿De dónde venís?», fue dicho a las
dos jóvenes; fue dicho: «¿Qué queréis, al venir al borde de nuestro río?» Ellas
replicaron: «Fuimos enviadas por los jefes cuando vinimos. «Id a ver los rostros de
esos Pluviosos; hablad con ellos», nos dijeron los jefes. «Que venga en seguida una
prenda, si verdaderamente visteis sus rostros», nos fue dicho». Así dijeron las dos
adolescentes, entregando su mensaje. Ahora bien, las tribus querían que las jóvenes
fornicasen con los magos Pluvioso. Pluvioso, Sembrador, Volcán, dijeron,
respondiendo a las dos adolescentes llamadas Deseable, Agradable: «¡Bien! La

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prenda de nuestra conversación con vosotras vendrá. Esperad. Iréis a llevarla a los
jefes»: [así] fue dicho. Celebraron en seguida consejo con Los de las Espinas, Los del
Sacrificio. Fue dicho a Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo
Lunar: «Pintad tres vestidos, pintad los signos de nuestro ser[135] ; que éstos lleguen a
[manos de] las tribus, que vayan con esas dos adolescentes que lavaban. Id a
dárselos». [Así] fue dicho a Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín. En
seguida estos tres pintaron. Primero Brujo del Envoltorio pintó de los jaguares la
imagen, la pintura, en la faz del vestido. En seguida Brujo Nocturno [pintó] de las
águilas, la imagen, la pintura, en la faz del vestido. Guarda-Botín pintó entonces por
todas partes abejas, por todas partes avispas; la imagen, la pintura, en la faz del
vestido. Los tres terminaron la pintura de las tres piezas de tela que pintaban. Cuando
llevaron después a las llamadas Deseable, Agradable, los diversos vestidos, Brujo del
Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, les dijeron: «He aquí la prenda de nuestra
conversación. Id pues ante las jefes. «Pluvioso nos ha hablado realmente», diréis.
«He aquí la prenda que «traemos», les diréis. Que se cubran con los vestidos que les
daréis». Así hablaron ellos a las adolescentes ordenándoles que se fueran. Ahora bien,
los vestidos pintados, llamados Xcucaah, llegaron cuando ellas llegaron. Los jefes se
regocijaron cuando vieron las manos de las adolescentes suspendiendo las imágenes.
Interrogaron a las jóvenes. «¿Visteis el rostro de Pluvioso?», fue dicho.
«Ciertamente, lo vimos», respondieron Deseable, Agradable. «Muy bien. Si es
verdad, ¿qué prenda traéis?», dijeron los jefes. En realidad los jefes pensaban que era
la señal de su pecado. Entonces los vestidos pintados fueron desenrollados por las
adolescentes: por todas partes jaguares, por todas partes águilas, y por todas partes
abejas, avispas, [era] la pintura en los vestidos de faz brillante: apreciaron entonces la
faz, se los pusieron. Nada fue hecho por los jaguares colocados primero sobre el jefe.
Entonces el jefe se puso el segundo vestido pintado, la pintura de las águilas: el jefe
pensó solamente para sí mismo que estaba bien, e iba y venía a la faz [de los suyos].
Desnudó sus partes secretas a la faz de todos. Entonces el tercer vestido pintado fue
colocado sobre el jefe: así las abejas, las avispas de la superficie, fueron puestas sobre
él. Inmediatamente su carne fue mordida por las abejas, las avispas. No pudo
soportar, no pudo sufrir, la mordedura de [aquellos] animales: entonces la boca del
jefe gritó a causa de los animales de los cuales sólo la imagen estaba pintada en el
vestido: la pintura de Guarda-Botín, la tercera pintura. Entonces [los jefes] fueron
vencidos. En seguida las adolescentes Deseable, Agradable, fueron insultadas por los
jefes. «¿Qué son esos vestidos que habéis traído? ¿Adonde fuisteis a cogerlos, oh
engañadoras?», fue dicho a las jóvenes, injuriándolas a causa de la derrota de todas
las tribus por Pluvioso. Ahora bien, esas [tribus] hubieran querido que Pluvioso fuese
a tener placer con aquellas Deseable, Agradable, que ellas fornicasen, y en el espíritu
de las tribus, que esto fuese para tentarlo. Pero su derrota no pudo acaecer a causa de

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aquellos hombres Sabios. Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín.

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Entonces todas las tribus celebraron de nuevo consejo. «¿Cómo los venceremos?
Verdaderamente, tal como es su ser es grande», repitieron cuando se reunieron en
Consejo. «Pues bien, los atacaremos, los mataremos; nos adornaremos con flechas,
con escudos. ¿No somos numerosos? Que ni uno ni dos de nosotros se queden»,
dijeron también cuando celebraron consejo. Todas las tribus se adornaron.
Numerosos [eran] los matadores cuando para la matanza estuvieron reunidas todas las
tribus.
Ahora bien. Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín estaban en la
cima del monte; Volcán, [era] el nombre del monte; estaban allí para sus
engendrados[136] , allí en la montaña. Sus hombres no eran numerosos, no [eran] una
multitud como la multitud de las tribus: un pequeño [número] solamente: la cima de
la montaña les rodeaba[137] . Sin embargo, entonces fue decidida su destrucción por
las tribus cuando todas se reunieron, se congregaron, cuando todas se llamaron. He
aquí, pues, que todas las tribus se juntaron, todas adornadas con sus flechas, con sus
escudos: innumerables eran los metales preciosos de sus ornamentos: embellecido
[estaba] el aspecto de todos los jefes, los Varones; todos en verdad cumplieron su
palabra. «En verdad, todos serán hechos realmente miserables. Ese Pluvioso, ese
dios, es al que adoraremos si, solamente, lo hacemos prisionero», se dijeron unas a
otras [las tribus]. Pero Pluvioso sabía, y Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno,
Guarda-Botín, sabían; conocían lo que estaba decidido, pues no tenían ni sueño ni
reposo desde que se habían preparado los arqueros, los guerreros. En seguida todos
aquellos guerreros se levantaron; queriendo en sus corazones atacar nocturnamente,
fueron. Pero no llegaron, sino que en camino aquellos guerreros se durmieron, y
después fueron vencidos por Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín.
Juntos [se] durmieron en [el] camino; sin saberlo, todos acabaron por dormirse, en
seguida comenzó la depilación de sus cejas, de sus barbas, por [los tres]; entonces se
desprendieron los metales preciosos de sus gargantillas, de sus coronas, de sus
collares; no fue sino el asta de sus lanzas a la que se le quitaron los metales
preciosos[138] . Para la humillación de sus rostros fue hecha su depilación, señal de la
grandeza de los hombres Queche. Habiéndose despertado después, inmediatamente
tomaron sus coronas y las astas de sus lanzas: no había ya metales preciosos en las
astas y en las coronas. «¿Quién nos lo quitó? ¿Quién nos depiló así? ¿De dónde
vinieron a robarnos nuestros metales preciosos?», dijeron todos los guerreros.
«¿Serían quizás esos engañadores que roban hombres? ¿No cesarán pronto de
espantarnos? Ataquemos su ciudad; así volveremos a ver nuestros metales preciosos;
esto es lo que les haremos», dijeron todas las tribus; todas obraron según sus
palabras.

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Ahora bien, en reposo [estaban] los corazones de Los de las Espinas, Los del
Sacrificio, que estaban en la montaña. Así, Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno,
Guarda-Botín, habiendo celebrado un gran Consejo, hicieron fortificaciones al borde
de su ciudad, no rodeándola más que de tablas, más que de espinos, su ciudad.
Hicieron en seguida maniquíes semejantes a hombres; esto fue [hecho] por ellos;
después los alinearon allí, en las fortificaciones; de igual modo estaban allí sus
escudos, estaban allí sus flechas, ron los cuales se les adornó; en sus cabezas se les
pusieron coronas de metales preciosos; se les pusieron a aquellos simples maniquíes,
a aquellos simples [muñecos] construidos con madera; se les pusieron los metales
preciosos que se habían ido a coger a las tribus en el camino y con los cuales los
maniquíes fueron adornados por [los tres]. Éstos cavaron entonces alrededor de la
ciudad. Pidieron en seguida consejo a Pluvioso. «¿Moriremos? ¿Seremos vencidos?».
Sus corazones recibieron la respuesta ante Pluvioso. «No os aflijáis. He aquí lo que
pondréis contra ellos. No os espantéis», fue dicho a Brujo del Envoltorio, Brujo
Nocturno, Guarda-Botín.

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Entonces vínose a [darles] avispas, abejas que fueron a coger para erizar [la muralla]:
llegadas, fueron puestas en cuatro grandes calabazas que fueron [colocadas] alrededor
de la ciudad: se encerraron las abejas, las avispas, en las calabazas, para combatir con
ellas a las tribus.
La ciudad fue espiada, [rodeada] de emboscadas, juzgada por los enviados de las
tribus.
«No son numerosos», dijeron, pero no habían llegado a ver más que los
maniquíes, los [muñecos] construidos con madera, que dulcemente se balanceaban,
sosteniendo sus flechas, sus escudos, y parecían verdaderamente hombres, parecían
verdaderamente matadores. Cuando las tribus los vieron, todas las tribus se
regocijaron de cuán [pocos] venían.
Numerosas [eran] las tribus existentes. Innumerables [eran] los hombres, los
guerreros, los matadores, para matar a los de Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno.
Guarda-Botín que estaban allí en el monte Volcán, nombre, [del monte] en donde
estaban. He aquí que contaremos su llegada. He aquí que allí estaban Brujo del
Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín. Juntos estaban en la montaña con sus
esposas, sus hijos, cuando llegaron todos los guerreros, los matadores; no solamente
diez y seis mil. [ni] veinticuatro mil[139] , de entre las tribus. Rodearon a la ciudad;
vociferaban, adornados con flechas, con escudos; golpeaban sus escudos, silbaban,
aullaban. Vociferaron exclamaciones, silbidos, cuando llegaron al pie de la ciudad.
No había en esto nada que pudiera espantar a Los de las Espinas.
Los del Sacrificio: fueron simplemente a mirar desde el reborde de las
fortificaciones; fueron en orden con sus esposas, sus engendrados. Sus espíritus
[fueron] solamente al encuentro de los actos, de la música, de las palabras de las
tribus cuando éstas subieron a la faz del monte: poco faltaba para que acabasen [de
llegar] hasta la entrada de la ciudad cuando se levantaron las cubiertas de las cuatro
calabazas que estaban al borde de la ciudad; entonces salieron las abejas, las avispas,
saliendo como humo del interior de cada una de las calabazas.
Así los guerreron fueron acabados por los animales que se pegaban a sus ojos,
que se pegaban a sus narices, a sus bocas, a sus piernas, a sus brazos. «¿Adonde han
ido a coger, adonde han ido a reunir, todo lo que hay [aquí] de abejas, de avispas?»
Pegadas así, mordían los ojos; las bestezuelas se abatían furiosas sobre cada uno de
los hombres. Embriagados por las abejas, las avispas, sin poder sostener sus flechas,
sus escudos, [los hombres] caían sobre la haz de la tierra.
Se tendían al caer ante la montaña. No sintieron que se les traspasaba con flechas,
que se les tajaba con el hacha. Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno, no se sirvieron
más que de madera podrida[140] ; sus esposas se pusieron a matar.

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Solamente una parte [del enemigo] regresó: las tribus [se] fueron a la carrera.
Aquellos a quienes primero se alcanzó fueron acabados, fueron matados: no pocos
hombres perecieron: [los nuestros] no mataron tanto como sus corazones perseguían,
porque los animales estuvieron [también] en contra de ellos No emplearon toda su
valentía: sin flechas, sin escudos, mataron.
Entonces fueron humilladas todas las tribus. Las tribus se humillaron, pues, ante
la faz del Brujo del Envoltorio. Brujo Nocturno. Guarda-Botín. «Tened piedad de
nuestros rostros. No nos matéis», dijeron. «Muy bien. Pero debíais morir. Os
volveréis, pues, tributarias», mientras haya días, mientras haya albas», fue
respondido. Tal fue la derrota de todas las tribus por nuestras primeras madres,
[nuestros primeros] padres; sucedió allá en el monte ahora llamado Volcán.
Aquellos primeros [antepasados] se fijaron, se multiplicaron, hicieron hijas,
hicieron hijos, en la cima del Volcán. Se regocijaron cuando vencieron a todas las
tribus, derrotadas allá en el monte. Así hicieron: humillaron a las tribus, a todas las
tribus. En seguida sus corazones reposaron. Dijeron a sus engendrados que su muerte
había estado cercana cuando se había querido matarlos. He aquí que contaremos la
muerte de los llamados Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno, Guarda-Botín, Brujo
Lunar.

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Como ellos sabían [que estaba] [próxima] su pérdida, su muerte, dieron órdenes
acerca de ella a sus engendrados. Ningún signo de enfermedad. No gimieron, no
tuvieron angustia, cuando dejaron su Palabra a sus engendrados. He aquí los nombres
de sus engendrados. Brujo del Envoltorio engendró dos [hijos]: Qo Caib nombre del
primer hijo, Qo Cavib nombre del segundo hijo, hijos de Brujo del Envoltorio,
abuelos, padres, de los Cavik. He aquí también los dos que engendró Brujo Nocturno,
he aquí sus nombres: Qo Acul nombre del primer hijo. Qo Acutec se llamó el
segundo hijo, de Brujo Nocturno, [abuelos, padres] de los de Niha. Guarda-Botín no
engendró más que uno, llamado Qo Ahau. Estos tres engendraron. Brujo Lunar no
tuvo hijos. En verdad, tales son los nombres de los engendrados de Los de las
Espinas, Los del Sacrificio. Entonces éstos les dejaron sus órdenes. Juntos estaban los
cuatro. Cantaron en la aflicción de sus corazones; sus corazones gimieron mientras
cantaron: «Nosotros Vemos», [es el] nombre del canto que cantaron cuando hicieron
sus recomendaciones a sus engendrados. «Oh hijos nuestros, vamos, nos regresamos;
palabras del alba, preceptos del alba, os damos». «Oh esposas nuestras, vosotras
vinisteis también de nuestra lejana comarca», dijeron a sus esposas, haciendo
recomendaciones a cada una. «Ya está preparado, está manifiesto en el cielo el
Símbolo de los Jefes. Nosotros no hacemos más que regresar: hemos cumplido
nuestra tarea; nuestros días están acabados. Pensad en nosotros, no nos borréis de
vuestra memorial, no nos olvidéis Vosotros veréis vuestra casa, vuestro país.
Prosperad. Que así sea. Seguid vuestro camino. Ved de dónde vinimos». Así dijo su
Palabra, cuando ellos ordenaron. Y entonces Brujo del Envoltorio dejó el signo de su
existencia. «He aquí el recuerdo mío que o? dejo. He aquí vuestra Fuerza. He
ordenado, decidido», dijo. Dejó entonces el signo de su existencia, la Fuerza
Envuelta, así llamada: su faz no se manifestaba, sino que estaba envuelta; no se la
desenrollaba: a costura no aparecía porque se la envolvía sin [que fuese] visible. Así
ordenaron ellos cuando se desvanecieron en la cima de la montaña. No fueron
inhumados por sus esposas, sus hijos. Invisible [fue] su desaparición, su
desaparecimiento: visibles sólo sus preceptos. El Envoltorio[141] volvióse preciso para
los suyos, para quienes fue el recuerdo de sus padres; inmediatamente quemaron
[copal] ante aquel, para ellos, recuerdo de sus padres. Entonces nacieron hombres de
los jefes cuando éstos sucedieron a Brujo del Envoltorio que había comenzado,
abuelo, padre, de los Cavik: pero sus hijos llamados Qo Caib, Qo Cavib, no
desaparecieron.
Así murieron los cuatro, nuestros primeros abuelos, padres, cuando
desaparecieron, cuando dejaron a sus engendrados, allá en el monte Volcán, allá en
donde se quedaron sus hijos. Habiendo sido humillados, habiendo sido postrada su

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gloria, todas las tribus ya no tenían fuerza: no existían todas más que para servir cada
día. [Los quichés] se acordaban de sus padres: grande [era] para ellos la gloria del
Envoltorio; no la desenrollaron, sino que estaba allí en la Envoltura, con ellos. Fue
llamada por ellos Fuerza Envuelta, cuando designaron, cuando dieron nombre a su
Secreto dejado por sus padres, lo que hicieron en señal de su ser.
Tal fue la desaparición, la pérdida, de Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno,
Guarda-Botín, Brujo Lunar, los primeros hombres que vinieron del otro lado del mar,
del Este. Hacía mucho tiempo que habían venido cuando murieron, ancianos, los
llamados Los de las Espinas, Los del Sacrificio.

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[Los tres hijos primogénitos] pensaron después en ir al Oriente, pensaron en las
órdenes de sus padres, no las olvidaron. Sus padres habían muerto hacía largo tiempo
[cuando] se les dieron esposas de la tribu, suegros, cuando aquellos tres tornaron
mujer.
Cuando partieron, dijeron: «Vamos allá adonde el sol se levanta, de donde
vinieron nuestros padres», lo dijeron al ponerse en camino. Aquellos tres, los
procreados: Qo Caib, nombre de uno de los engendrados de Brujo del Envoltorio. El
de todos los Cavik, Qo Acutec, nombre de uno de los engendrados de Brujo
Nocturno.
El de los Niha. Qo Ahau, nombre del único engendrado de Guarda-Botín, el de
los Ahau- Quiché. Tales son los nombres de aquellos que fueron allá lejos, del otro
lado del mar; entonces aquellos tres se fueron. Segura era su Sabiduría, era su
Ciencia; su ser [no era] de hombres ordinarios.
Dejaron órdenes a sus [hermanos] mayores, a sus [hermanos] menores,
alegrándose de partir. «No moriremos, regresaremos», dijeron los tres al partir.
Ciertamente pasaron por el mar al llegar allá lejos a Oriente, al ir a recibir sus
poderes. He aquí el nombre del [título del] jefe a cuyo país llegaron: el Gobierno de
los Orientales. Entonces llegaron ante el jefe Nacxit[142] nombre del gran jefe,
supremo Decididor de Palabra, de mucho poder. He aquí que él les dio las insignias
del poder, todos sus atributos. Entonces vinieron las insignias de Consejero.
Consejero Lugarteniente; entonces vinieron las insignias de la fuerza del poder de
Consejero, Consejero Lugarteniente. Nacxit terminó de darles los atributos del poder.
He aquí los nombres: dosel, sitial con respaldo, flauta, [tambor] cham-cham, piedras
negras y amarillas, garras, zarpas de puma, cráneo de jaguar, Búho [de orejas de
asno], [matanza de] venado, brazaletes. [Conchitas] tat, cascabeles, cuna, pañales,
caxcon, chiyom, aztapulul, todo lo que trajeron después de haber ido del otro lado del
mar a recibir la escritura de Lugar de la Abundancia, los escritos, dícese, de lo que
ellos insertaron en su historia.
Cuando hubieron llegado, después, a la cima de la ciudad llamada Volcán, todos
los Tam, los Iloc se reunieron, todas las tribus se congregaron, se alegraron de la
llegada de Qo Caib, Qo Acutec, Qo Ahau, quienes volvieron a tomar allí el poder
tribal. Los Rabinal, los Cakchequel, los de Tziquina-ha, se alegraron. Así aparecieron
ante sus rostros las insignias de la grandeza del poder. Grande era también la
existencia de las tribus antes de que ellas hubiesen acabado de manifestar su poder.
[Los tres jefes] estaban allí, en Volcán.
Con ellos estaban todos aquellos que habían ido al lejano Oriente y que se
extendieron por la montaña; todos [eran] numerosos. Allí murieron las esposas de

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Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín. «Cuando, después de haber
dejado, [de haber] abandonado su país, vinieron, buscaron otros lugares de donde
fijarse, innumerables [fueron] los lugares en donde se establecieron, designándolos,
dándoles nombres.
Allí se amontonaron, se reforzaron nuestras primeras madres, nuestros primeros
padres», decían antaño los hombres cuando contaban que habían abandonado, dejado
su primera ciudad llamada Volcán y [que] de allí habían llegado a otra ciudad llamada
Chi Quix. Se extendieron en cada cuartel de la ciudad, hicieron hijas, hicieron hijos.
Allí en donde estuvieron, cuatro colinas llevaban juntas el nombre de la ciudad.
Casaron a sus hijas, a sus hijos, pero por sus regalos, solamente para concluir,
solamente para acabar, pusieron precio a sus hijas, lo recibieron; así, buena [era] la
existencia que les proporcionaban.
Entonces pasaron por cada fracción de la ciudad; he aquí los nombres: Chi Quix,
Chi Chac, Humetaha, Culba-Cavinal, nombres de las colinas donde habitaron.
He aquí que escogieron las colinas de su ciudad, las colinas inhabitadas, que
buscaron, porque todos eran numerosos.
Aquellos que habían recibido el poder en Oriente habían muerto; eran viejos
cuando llegaron allí, a cada ciudad; cada una [de éstas] por donde pasaron no poseyó
[mucho tiempo] sus rostros; tuvieron dolores, tormentos, cuando llegaron a las
lejanas ciudades, aquellos abuelos, aquellos padres. He aquí el nombre de la ciudad
adonde llegaron.

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Chi Izmachi [es el] nombre de la colina en donde estuvo después su ciudad, en donde
para siempre estuvieron. Allí creció su fuerza; pulverizaron su cal, su tierra blanca,
bajo la cuarta generación de jefes. Decidieron Conacho, Belche Queh, y también el
Eminente Jefe. Después gobernaron los jefes Cotuha e Iztayul, nombre del Consejero
[y] del Consejero Lugarteniente; gobernaron allá en Chi Izmachi, que se convirtió en
una ciudad perfecta que ellos hicieron. Tres Grandes Mansiones solamente se
formaron en Iznachi, las veinticuatro Grandes Mansiones no se formaron todavía. Sus
tres Grandes Mansiones se formaron: una, la Gran Mansión de los Cavek; otra, la
Gran Mansión ante el» rostro de los Niha; otra también, la de los Ahau-Quiché.
Solamente [como] dos serpientes [eran] las dos fracciones del pueblo. Ahora bien, en
Izmachi su corazón era único; no había alertas, no había dificultades; el gobierno
estaba en reposo; no había guerras, revueltas; solamente la calma, solamente la paz,
en sus corazones. No había envidia, no había odio; en sus acciones, pequeña era su
fuerza; no había nada importante, no había engrandecimiento. Entonces trataron de
[hacer] sobrepujar[143] el escudo, allí en Izmachi, como marca de su potencia;
entonces lo hicieron el signo de su fuerza, el signo también de su grandeza. Cuando
esto fue visto por los Iloc entonces la guerra nació, [hecha] por los Iloc, que querían
venir a matar al jefe Cotuha, no queriendo [tener] sino un jefe suyo. En cuanto al jefe
Iztayul, querían castigarlo, querían que fuera castigado por los Iloc, que fuera
condenado a muerte. Pero su envidia no prevaleció contra el jefe Cotuha, quien
marchó contra ellos antes de que [él], [el] jefe, fuera matado por los Iloc, Tal fue el
origen de la revuelta y del tumulto de la guerra. Primeramente [los Iloc] atacaron a la
ciudad, fueron a matar. Querían la pérdida del rostro Queche: que ellos solos
gobernasen [era] su pensamiento. Pero no llegaron más que para morir. Fueron
[hechos] prisioneros, fueron [hechos] cautivos, sin que se salvasen muchos. Entonces
se comenzó a sacrificarlos. Los Iloc fueron sacrificados ante los dioses: este pago de
sus faltas fue hecho por el jefe Cotuha. Muchos se convirtieron en servidores,
vasallos, tributarios, habiendo ido a entregarse a la derrota por la guerra contra los
jefes, contra los barrancos, la ciudad[144] . Sus corazones habían deseado la pérdida,
el oprobio, de la faz de la jefatura Quiché: esto no pudo hacerse. Asi nacieron los
sacrificios humanos ante los dioses: entonces se hizo el escudo de guerra, el origen, el
comienzo, de la defensa de la ciudad Chi Izmachi. Ahí también [estuvo] el comienzo,
el origen, de su fuerza, porque verdaderamente grande fue la potencia del jefe
Quiché. Por todas partes jefes Sabios, sin que nadie los humillase, sin que nadie los
decentase. Kilos hicieron grande el poder que comenzó allí en Izmachi. Allí
aumentaron las escarificaciones [ante] los dioses, y el terror: todas las tribus, tribus
pequeñas, tribus grandes, se aterrorizaron viendo la entrada de los hombres

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prisioneros que sacrificaron, que mataron, para [acrecentar] su fuerza, su dominación,
el jefe Cotuha el jefe Iztayul, con los Niha, los Ahau-Quiché. Sólo estas tres
fracciones del pueblo estaban en la ciudad llamada Izmachi. Allí comenzó también la
comida, el festín para sus hijas, cuando éstas se casaban. Por esto se regocijaron los
llamados las tres Grandes Mansiones; allí bebieron sus bebidas: allí comieron sus
alimentos, precio de sus hermanas, de sus hijas; se regocijaron en sus corazones.
Hicieron sus alimentos, sus calabazas cinceladas, en sus Grandes Mansiones.
«Solamente nuestras acciones de gracias, solamente nuestras ofrendas, como signo de
nuestro discurso, como signo de nuestra palabra sobre las esposas, los esposos»,
decían. Allí designaron a sus clanes, sus siete tribus, sus barrios. «Unámonos,
nosotros los Cavik, nosotros los Niha, y nosotros los Ahau-Quiché», dijeron los tres
clanes, las tres Grandes Mansiones. Largo tiempo habían estado allí en Izmachi
cuando encontraron, cuando vieron otra ciudad, cuando abandonaron la de Izmachi.

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Cuando se levantaron después para partir, fueron a la ciudad Gumarcaah, cuyo
nombre fue dicho por los quichés cuando llegaron los jefes Cotuha, Gucumatz, todos
los jefes; comenzó, [entonces] la quinta generación de hombres desde el origen del
alba, el origen de las tribus, el origen de la vida, de la existencia. Hicieron allí
numerosas casas; allí también hicieron la Casa de los Dioses; en el centro, en la cima
de la ciudad, la pusieron cuando llegaron, cuando se fijaron.
En seguida su potencia creció todavía. Numerosas, considerables, [eran] sus
Grandes Mansiones, cuando éstas celebraron Consejo; se reunieron, se subdividieron,
porque habían nacido sus querellas; se envidiaban por el precio de sus hermanas, el
precio de sus hijas, ya no ofrecían sus bebidas ante sus rostros. He aquí el origen de
sus subdivisiones cuando se efectuó el lanzamiento de los huesos, de los cráneos de
los muertos, que ellos se arrojaron. Entonces se separaron en nueve clanes; habiendo
acabado la querella de las hermanas, de las hijas, se ejecutó la decisión de que
gobernarían veinticuatro Grandes Mansiones, y esto sucedió. Hacía mucho tiempo
que todos [los hombres] habían llegado allá a su ciudad cuando ajustaron las
veinticuatro Mansiones allí en la ciudad de Gumarcaah. Bendecida por el Santo
Obispo, esta ciudad está vacía, abandonada[145] . Allí llegaron a ser poderosas,
reunieron brillantemente sus bancos, sus sitiales con respaldo; todas las faces de su
fuerza habían sido distribuidas a cada uno de los jefes: nueve clanes fueron asignados
a los nueve jefes de los Cavik, nueve a los jefes de los Niha, cuatro a los jefes de los
Ahau-Quiché; dos a los jefes de los Zakik; llegaron a ser numerosos; numerosos
también [los subalternos] detrás de los jefes; éstos [eran] solamente los primeros a la
cabeza de sus hijos, de su prole; muchos [sub] clanes [fueron asignados] a cada uno
de los jefes. Diremos los nombres [de los títulos] de esos jefes, cada uno para cada
una de las Grandes Mansiones.
He aquí los nombres [de los títulos] de los jefes ante la faz de los Cavik. He aquí
los nombres de los primeros jefes: Consejero, Consejero Lugarteniente, El de
Pluvioso, El de los Poderosos del Cielo, Gran Elegido de los Cavik, Hombre del
Consejo de Chituy, Colector de Impuestos de Quehnay, Hombre del Consejo del
Juego de Pelota de Tzalatz, Orador Lugarteniente. Tales son los jefes ante la faz de
los Cavik, los nueve jefes asignados [cada uno] a cada una de las Grandes Mansiones
de las cuales serán vistas [más adelante] las faces.
He aquí los jefes ante la faz de los Niha. He aquí los primeros jefes: Jefe-
Eminente, Jefe Hablador de los Hombres, Eminente Lugarteniente, Gran
Lugarteniente, Orador Lugarteniente, Gran Elegido de los Niha, El de Sembrador,
Jefe Reunidor, de los Festines de Zaklatol, Gran Colector de Impuestos de Yeoltux;
los nueve jefes ante la faz de los Niha.

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He aquí en seguida a los Ahau-Quiché. He aquí los nombres de sus jefes:
Hablador de los Hombres, Jefe Colector de Impuestos, Jefe Gran Elegido de los
Ahau-Quiché, Jefe [de Los] de Volcán; cuatro jefes ante la faz de los Ahau-Quiché,
asignados a [cuatro] Grandes Mansiones.
Dos clanes de los Zakik tuvieron también jefes: [El de] la Gran Mansión Florida,
Eminente de los Zakik; estos dos jefes [tenían] cada uno una Gran Mansión.

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Así se completaron los veinticuatro jefes, y las veinticuatro grandes Mansiones
existieron.
Entonces crecieron la fuerza, la dominación, en Quiché; entonces se ilustró,
entonces dominó la grandeza de la raza Quiché. Entonces fue pulverizada la cal, fue
pulverizada la tierra blanca, para el barranco, la ciudad. Las tribus pequeñas, las
tribus grandes, vinieron adonde estaba el nombre del jefe que [hacía la] grandeza del
Quiché; entonces nacieran la fuerza, la dominación. Entonces nacieron la Casa de los
Dioses y las casas de los jefes. [Éstos] no las edificaron, no trabajaron en ellas, no
hicieron [ellos mismos] las casas; no hicieron ni siquiera la Casa de los Dioses; [todo
esto no fue hecho] más que por sus hijos, su prole, [quienes se habían]
multiplicado[146] . Éstos no fueron tomados por violencia, por astucia, por rapto; en
verdad sobre cada uno de ellos [gobernaban] sus jefes [propios][147] . Numerosos eran
los hermanos mayores, los hermanos menores. Reunieron sus existencias. Acrecieron
el renombre de cada uno de los jefes. Verdaderamente preciosa, verdaderamente
grande, [era] la potencia de los jefes; el respeto hacia los jefes creció, y su gloria
nació por los hijos, la prole, cuando se multiplicaron también los del barranco, los de
la ciudad. Ciertamente, no todas las tribus vinieron a darse así, como cuando durante
la guerra se habían humillado los barrancos, las ciudades, sino que por los jefes
Sabios se ilustraron el jefe Gucumatz, el jefe Cotuha. En verdad, aquel Gucumatz
llegó a ser un jefe Sabio. Una hebdómada para subir al cielo; una hebdómada
caminaba para descender a Xibalbá. Una hebdómada él era serpiente, se volvía
realmente serpiente: una hebdómada se hacía águila, una hebdómada también jaguar,
se volvía verdaderamente la imagen del águila, del jaguar; una hebdómada aún,
sangre coagulada, volviéndose solamente sangre coagulada. Verdaderamente, la
existencia de aquel jefe Sabio espantaba ante su rostro a todos los jefes. El rumor se
divulgó; todos los jefes conocieron la existencia de aquel jefe Sabio. Tal fue el origen
de la grandeza del Quiché cuando el jefe Gucumatz hizo aquellos signos de su
grandeza. Su faz no se perdió en los corazones de los nietos, de los niños. Él no hizo
aquello para que hubiese un jefe Sabio sino para, por su existencia, hacer someterse a
todas las tribus, para, por sus actos, estar solo a la cabeza de las tribus[148] . Aquellos
jefes Sabios llamados Gucumatz [y Cotuha]fueron la cuarta generación de jefes y
verdaderos Consejero. Consejero Lugarteniente. Quedó su posteridad, su
descendencia, que tuvo la fuerza la dominación cuando engendraron hijos que
hicieron mucho. Así fueron engendrados Tepepul, Ztayul, cuyo gobierno fue la quinta
generación: fueron jefes: cada generación de jefes engendró.

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He aquí ahora los nombres de la sexta generación de jefes, los dos muy grandes jefes:
E- gag-Quicab, nombre de un jefe; Cavizimah, nombre del otro. Quicab, Cavizimah,
hicieron mucho; engrandecieron el Quiché por su existencia verdaderamente sabia.
He aquí la humillación, la destrucción, de los barrancos, de las ciudades, de las tribus
pequeñas, de las tribus grandes, muy cercanas, entre las cuales estaban antaño la
ciudad, la colina, de los Cakchequel, la Chuvila[149] actual, y la colina de los Rabinal,
la Pamaca[150] , la colina de los Caok, la Zaka-baha[151] , así como la ciudad de
Zakuleu[152] , Chuvi-Migina[153] , Xelahu[154] , Chuva-Tzak[155] , y Tzolohche[156] .
Quicab los detestaba; hizo la guerra; en verdad, él humilló, destruyó, los barrancos,
las ciudades, de los Rabinal, de los Cakchequel, de los Zakuleu. Llegó, venció, a
todas las tribus. Quicab llevó lejos sus armas. Cuando una fracción, dos fracciones,
no traían el tributo de todos sus bienes, él humillaba a sus ciudades. Las tribus
trajeron el tributo ante Quicab, Cavizimah. Entraron en servidumbre; fueron
desangradas, fueron asaetadas en los árboles; no tuvieron ya gloria, no tuvieron ya
renombre. Tal fue la destrucción de las ciudades, al instante destruidas sobre la tierra.
Como hiere el relámpago y destruye a la piedra, [Quicab] aterrorizaba de súbito,
sometía a las tribus. Delante de Colché, un montículo de piedras es hoy la señal de
una ciudad; poco falta para que no esté tallada como si él la hubiera cortado con el
hacha; allá, en el valle llamado Petatayub, está visible ahora; todos los hombres
vieron al pasar ese testimonio de la bravura de Quicab. No se le pudo matar, no se le
pudo vencer. Verdaderamente era un Varón; tomó los tributos de todas las tribus.
Cuando, habiendo celebrado consejo, todos los jefes fueron a fortificar los contornos
de los barrancos, los contornos de las ciudades, él humilló a las ciudades de todas las
tribus. Después salieron los guerreros exploradores, fueron creados los clanes que
debían habitar en las colinas [abandonadas]. «Si la tribu volviera a habitar la ciudad»,
decían todos los jefes, uniendo sus Sabidurías. [Los guerreros] iban entonces a los
lugares designados. «Como nuestra muralla, como nuestro clan, como nuestras
empalizadas, nuestras fortalezas, será esto. Que ésta sea nuestra valentía, nuestra
bravura», decían todos los jefes en los lugares indicados, cada uno para su clan, para
combatir a los guerreros [enemigos]. Cuando esto fue ordenado, fueron a los lugares
designados a habitar el país de las tribus; fueron para esto a aquellas regiones. «No os
asustéis si hay guerreros que marchan contra vosotros para mataros; venid aprisa a
decir [me] lo; yo iré y los mataré», les dijo Quicab cuando dio sus órdenes a todos y
al Eminente, al Hablador de los Hombres. Entonces fueron los arqueros, los
honderos, así llamados; no fueron más que los antepasados, los padres, de todos los
hombres Queche; estaban en cada colina, solamente para guardar las colinas,
solamente para velar sobre las flechas, las hondas, para guardar [las] [contra] la

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guerra, cuando fueron. Sin alba diferente, sin dioses diferentes, solamente para
fortificar sus ciudades[157] . Entonces todos aquellos [ocupantes] salieron: Los de
Uvila, Los de Chutimal, Zakiya, Xahbaquieh, Chi-Temah, Vahxalahuh, con los de
Cabrakán, Chabicak-Chi-Hunahpu, con Los de Maká, Los de Xoyabah, Los de
Zakcabaha, Los de Zihaya, Los de Migina, Los de Zelahub, de las llanuras, de los
montes; salieron a velar sobre la guerra, a guardar la tierra adonde iban por [orden de]
Quicab, Cavizimah, Consejero, Consejero Lugarteniente, y del Eminente, el Hablador
de los Hombres, los cuatro jefes. Fueron enviados para velar sobre los guerreros
[enemigos] de Quicab. Cavizimah, nombres de los dos jefes ante los Cavik; de
Quemá, nombre del jefe ante los Niha; de Achak-lboy, nombre del jefe ante los
Ahau-Quiché. Tales son los nombres de los jefes que enviaron, que expidieron,
cuando sus hijos, su prole, fueron a las colinas, a cada colina. Primero fueron. [En
seguida] llegaron prisioneros, llegaron cautivos, ante Quicab. Cavizimah el Eminente,
el Hablador de los Hombres. Los arqueros, los honderos, hicieron la guerra, hirieron
prisioneros, hicieron cautivos. Aquellos guardianes llegaron a ser Varones; su
renombre, su memoria, se acrecentaron por los jefes cuando regresaron a darles lodos
sus prisioneros, sus cautivos. En seguida se unieron los consejos de los jefes:
Consejero. Consejero Lugarteniente.
Eminente, Hablador de los Hombres. De allí salió la Decisión de que aconteciere
lo que aconteciere, ellos serían los primeros, sus cargos representarían a los clanes.
«Yo Consejero, yo Consejero Lugarteniente: Consejero es mi dignidad, como tú Jefe
Eminente: la potencia de los Eminentes existirá», dijeron todos los jefes cuando
tomaron su Decisión. Lo mismo hicieron los Tam, los Iloc. De rostros iguales
[fueron] las tres fracciones del Quiché, cuando tomaron posesión, cuando fueron
escogidos, los primeros de sus hijos, de su prole. Tal fue la Decisión tomada, pero no
fue tomada allí, en el Queche. Los nombres subsisten de las colinas en donde
tomaron posesión los primeros de los hijos, de la prole, estando entonces cada uno en
su colina y habiéndose reunido juntos. Xebalax, Xecamac, [son los ] nombres de las
colinas en donde tomaron posesión en donde llegaron al poder. Esto se hizo en
Chulimal. Tales fueron su elección, su loma de posesión, y la designación de veinte
Eminentes, de veinte Consejeros, por el Consejero, el Consejero Lugarteniente. El
Eminente, el Hablador de los Hombres. Tomaron posesión de su cargo todos los
Eminentes, Consejeros, once Grandes Elegidos. Eminente Jefe, Eminente de los
Zakik, Eminente de los Varones, Consejeros de los Varones, Carpinteros de los
Varones, Cima de los Varones; tales son los nombres [de las dignidades] de Varones
que ellos crearon, que ellos escogieron, que ellos nombraron, en sus bancos, sus
sitiales con respaldo, los primeros de los hijos, de la prole, de los hombres Quiché,
los exploradores, los oidores, los arqueros, los honderos; murallas, puertas,
empalizadas, fortalezas, [hubo] alrededor del Quiché. Lo mismo hicieron los Tam, los

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Iloc; los primeros de los hijos, de la prole, que estaban en cada colina, tomaron
posesión, fueron escogidos.
Tal fue el origen de los Eminentes-Consejeros, de las dignidades de cada clan
hoy; así fue su aparición cuando éstas aparecieron por [orden de los] Consejero,
Consejero Lugarteniente, y del Eminente, del Hablador de los Hombres, cuando éstas
surgieron.

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He aquí que diremos los nombres de las Casas de los Dioses. En verdad, la casa se
llamaba con el nombre del dios. Grandísimo Edificio de Pluvioso, [era el] nombre del
edificio, de la casa de Pluvioso, de los Cavik. Sembrador, nombre del edificio, de la
casa de Sembrador, de los Niha. Volcán, nombre del edificio, de la casa del dios de
los Ahau-Quiché. Mansión Florida que se ve en Cahbaha, nombre de otro grandísimo
edificio en donde estaba una piedra[158] adorada por los jefes Quichés, adorada por
toda la tribu. La tribu comenzaba el sacrificio ante Pluvioso; en seguida el Consejero,
el Consejero Lugarteniente, adoraba también; finalmente íbase a dar las plumas, los
tributos, ante los jefes. He aquí los jefes que ellos sostenían, que ellos alimentaban; el
Consejero, el Consejero Lugarteniente. Ellos habían fundado la ciudad, aquellos
grandes jefes, aquellos hombres Sabios, aquellos jefes Sabios, Gucumatz, Cotuha, así
como los Sabios jefes Quicab, Cavizimah. Sabían si la guerra se haría. Todo se les
manifestaba; veían si habría muerte o hambre o revuelta. Igualmente sabían adonde
estaba la manifestación, adonde estaba el Libro llamado por ellos Libro del Consejo.
No solamente así era grande la existencia de los jefes, [sino que] grandes también
[eran] sus ayunos, pago de los edificios, pago del poder por ellos. Largo tiempo
ayunaban, sacrificaban ante sus dioses. He aquí su modo de ayunar. Nueve hombres
ayunaban; otros nueve sacrificaban, incensaban; trece hombres más ayunaban, y trece
sacrificaban, incensaban, ante Pluvioso, ante su dios; no comían más que zapotillos
rojos, zapotes matasanos, frutas; no [tenían] tortillas para comer; o diecisiete hombres
sacrificaban o diez [y siete][159] ayunaban; no comían verdaderamente mientras
cumplían los grandes preceptos, ese signo del ser de los jefes[160] . No tenían esposas
con las cuales dormir; permanecían solos, se guardaban de ellas, ayunaban; solamente
estaban a diario en la Casa de los Dioses, no haciendo más que adorar, incensar,
sacrificar. Allí estaban por la tarde, al alba. Solamente gemían sus corazones,
solamente gemían sus vientres, pidiendo la felicidad, la vida, para sus hijos, su prole,
y también su potencia, levantando sus rostros al cielo. He aquí su ruego a los dioses
cuando pedían, he aquí el gemido de sus corazones: «¡Salve, Bellezas del Día,
Maestros Gigantes, Espíritus del Cielo, de la Tierra, Dadores del Amarillo, del Verde,
Dadores de Hijas, de Hijos! Volveos [hacia nosotros], esparcid el verde, el
amarillo[161] , dad la vida, la existencia, a mis hijos, [a] mi prole. Que sean
engendrados, que nazcan vuestros sostenes, vuestros nutridores, que os invoquen en
el camino, [en] la senda, al borde de los ríos, en los barrancos, bajo los árboles, bajo
los bejucos. Dadles hijas, hijos. Que no haya desgracia, ni infortunio. Que la mentira
no entre detrás de ellos, delante de ellos. Que no caigan, que no se hieran, que no se
desgarren, que no se quemen. Que no caigan ni hacia arriba del camino, ni hacia
abajo del camino. Que no haya obstáculo, peligro, detrás de ellos, delante de ellos.

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Dadles verdes caminos verdes sendas. Que no hagan ni su desgracia ni su infortunio
vuestra potencia, vuestra hechicería. Que sea buena la vida de vuestros sostenes, de
vuestros nutridores, ante vuestras bocas, ante vuestros rostros, oh Espíritus del Cielo,
oh Espíritus de la Tierra, oh Fuerza Envuelta, oh Pluvioso, Sembrador, Volcán, en el
cielo, en la tierra, en los cuatro ángulos, en las cuatro extremidades. En tanto que
exista el alba, en tanto que exista la tribu, que estén ellos ante vuestras bocas, [ante]
vuestros rostros, oh dioses». Así [rogaban] los jefes cuando adentro [de la Casa de los
Dioses] ayunaban los nueve hombres, los trece hombres, los diecisiete hombres.
Ayunaban durante el día. Sus corazones gemían sobre sus hijos, su prole, y sobre
todas las esposas, los engendrados, cuando cada uno de los jefes hacía su oficio. Ese
era el precio de su «blanca» vida, el precio de su poder, de aquel poder de Consejero,
Consejero Lugarteniente, Eminente, Hablador de los Hombres[162] . De dos en dos
entraban [en funciones], se reemplazaban, encargados de la tribu y de todos los
hombres Queche. Única [era] la fuente de su historia, la fuente de su sostén, [de su]
alimento. Semejante [era] la fuente de su historia, semejantes también las acciones de
los Tam, de los Iloc, y de los Rabinal, de los Cakche-quel, [de] Los de Tziquinaha,
Tuhalaha, Uchabaha; entonces única palabra y oído [había] entre los Queche cuando
hacían todo aquello. No solamente gobernaban así, sino que [además] no ponían
aparte los dones de sus sostenes, de sus nutridores, sino que [con ellos] hacían
alimentos, bebidas[163] . No les pagaban. Habían ganado, habían arrebatado su poder,
su fuerza, su dominación[164] . No solamente se humillaron así los barrancos, las
ciudades, [sino que] las tribus pequeñas, las tribus grandes, dieron de buen grado[165]
, llegaron jadeítas, llegaron metales preciosos y llegaron ámbar, gigantescos puñados,
gigantes con esmeraldas, con piedras preciosas, llegaron verdes guirnaldas; estos
tributos de todas las tribus llegaron ante los jefes Sabios Gucumatz, Cotuha, y ante
Quicab, Cavizimah, Consejero, Consejero Lugarteniente, [y ante] el Eminente, el
Hablador de los Hombres. Ciertamente, aquello no era poca [cosa], y no eran pocas
las tribus que [aquellos jefes] habían vencido; de numerosas fracciones de tribus
venía el tributo al Queche: y ellas sintieron, sufrieron pesadumbre. [No fue] aprisa,
sin embargo, como nació la Fuerza [de aquellos jefes] Gucumatz fue el origen de la
grandeza del poder, el comienzo del engrandecimiento, y el engrandecimiento del
Quiché. He aquí que pondremos en orden las generaciones de los jefes con sus
nombres; nombraremos a todos los jefes.

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He aquí las generaciones, el orden, de todos los gobiernos que tuvieron su alba en
Brujo del Envoltorio, Brujo Nocturno. Guarda-Botín, Brujo Lunar, nuestros primeros
abuelos, nuestros primeros padres, cuando se mostró el sol, cuando se mostraron la
luna, las estrellas. He aquí que vamos a comenzar las generaciones, el orden de los
gobiernos, desde el origen de [su] tronco hasta la entrada [en funciones] de los jefes,
y cuando entraba [en posesión del cargo], cuando moría, cada generación de jefes, de
abuelos, con la jefatura de toda la ciudad, cada uno de los jefes. He aquí que se
manifestará el rostro de cada uno de los jefes, he aquí que se manifestará cada rostro,
de cada uno de los jefes quichés.

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GRANDES MANSIONES DE LOS CAVIK
Brujo del Envoltorio, origen de los Cavik.

Qo Caib, segunda generación, después de Brujo del Envoltorio.

Balam Conaché[166] comenzó [las funciones de] Consejero; tercera generación.

Cotuha, Ztayul[167] , cuarta generación.

Gucumatz, Cotuha, origen de los jefes Sabios, fueron la quinta generación.

Tepepul, Ztayul, sexto orden.

Quicab[168] Cavizimah[169] , el séptimo cambio del poder; igualmente Sabios.

Tepepul e Iztayub, octava generación.

Tecum[170] , Tepepul, novena generación de jefes.

Vahxaki-Caam[171] , Quicab, décima generación de jefes.

Vukub-Noh[172] , Cavatepech[173] undécimo grado de jefes.

Oxib-Quieh[174] , Beleheb-Tzi[175] , duodécima generación de jefes; gobernaban


cuando vino Donadiú; fueron ahorcados por el jefe Caxtilan.

Tecum, Tepepul, fueron tributarios ante los hombres Caxtilan; dejaron hijos;
decimotercia generación de jefes.

Don Juan de Rojas, don Juan Cortés, decimocuarta generación, fueron


engendrados por Tecum, Tepepul.

He ahí las generaciones, el orden, del gobierno de los jefes Consejero, Consejero
Lugarteniente, ante la faz de los Cavik-Quiché.

He aquí que diremos otra vez los clanes. He aquí las Grandes Mansiones de cada
uno de los jefes[176] después del Consejero, del Consejero Lugarteniente; he aquí los
nombres de las nueve Grandes Mansiones y los nombres de las jefaturas de cada
Gran Mansión.

Jefe Consejero, [jefe supremo de Gran Mansión: Cu Ha, nombre de la Gran


Mansión.

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Jefe Consejero Lugarteniente: Tziquiná, nombre de la Gran Mansión [de la cual
era jefe supremo].

Gran Elegido de los Cavek. [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe El de Pluvioso, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe El de los Poderes del Cielo, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Hombre del Consejo de Chituy [jefe; supremo de Gran Mansión.

Colector de Impuestos de Quehnay, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Hombre del Consejo en la Sala [del juego] de Pelota de Tzalatz-Xcuhxeha, [jefe


supremo de Gran Mansión.

Dominador de los Extranjeros, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Tales son los nombres de los clanes de los Cavik. Numerosos los hijos, los
engendrados, detrás de esas nueve Grandes Mansiones.

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GRANDES MANSIONES DE LOS NIHA
He aquí las nueve Grandes Mansiones de los Niha. Diremos primero las generaciones
de su gobierno. Único fue el tronco, el origen, antes del nacimiento del día, del
nacimiento del alba, para los hombres.

Brujo Nocturno, primer abuelo, padre.

Qo-Acul, Qo-Acutec, segunda generación.

Qo-Chahuh, Qo-Tzibaha[177] , tercera generación.

Beleheb Gih[178] , cuarta generación.

Cotuha, quinta generación de jefe.

Batza, sexta generación.

Ztayul, en seguida, séptima generación.

Cotuha, octavo orden de gobierno.

Beleheb Gih, noveno grado.

Quema, así llamado, décima generación.

Ahau-Cotuha[179] , undécima generación.

Don Christóval, así llamado, gobernó ante la faz de los hombres Caxtilan.

Don Pedro de Robles[180] , Jefe Eminente, ahora.

Éstos son todos los jefes habidos sucesivamente [como] Jefes Eminentes.

He aquí que diremos en seguida la jefatura de cada Gran Mansión.

Jefe Eminente, el primer jefe ante los Niha, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe Hablador de los Hombres [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe Eminente Lugarteniente, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Gran Lugarteniente [jefe] supremo de Gran Mansión.

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Orador Lugarteniente, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Gran Elegido de los Niha, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe [El de] Sembrador, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Jefe de los Festines, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Gran Colector de Impuestos de Yeoltux, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Tales son las Grandes Mansiones de la faz de los Niha, tales son los nombres que
designan a los clanes de los Niha.

Numerosos [son] también los hombres de los clanes de cada uno de los jefes de
quienes dijimos primero los nombres.

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GRANDES MANSIONES DE LOS AHAU-QUICHÉ
He aquí también a los de los Ahau-Quiché. He aquí al abuelo, al padre:

Guarda-Botín, primer hombre.

Qo-Ahau, nombre del jefe de la segunda generación.

Caklacán[181] .

Qo-Cozom.

Comahcun.

Vukub-Ah[182] .

Qo-Camel[183].

Coyabacoh.

Vinak-Bam.

Tales son los jefes ante la faz de los Ahau-Quiché, y tales [son] las generaciones,
los grados.

He aquí los nombres [de los títulos] de los jefes en las Grandes Mansiones; cuatro
Grandes Mansiones solamente:

Hablador de los Hombres, nombre del primer jefe, [jefe] supremo de Gran
Mansión.

Colector de Impuestos de los Ahau [Quiché], segundo jefe, [jefe] supremo de


Gran Mansión.

Gran Elegido, de los Ahau [Quiché], tercer jefe, [jefe] supremo de Gran Mansión.

[El de] Volcán, cuarto jefe, [jefe] supremo de Gran Mansión.

Así cuatro Grandes Mansiones de la faz de los Ahau-Quiché.

Había pues tres Grandes Elegidos como padres escogidos por todos los jefes
quichés.

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Juntos se reunían los tres Elegidos, aquellos engendradores, aquellas madres, de
la palabra, aquellos padres de la palabra. Bastante grande [era] el ser de los tres
Elegidos[184] . [El primero], Gran Elegido ante la faz de los Niha; el segundo. Gran
Elegido de los Ahau [Quiché], ante la faz de los Ahau-Quiché; el tercero, Gran
Elegido [de los Cavek]; tres Elegidos, cada uno ante la faz de su clan.

Tal fue la existencia del Quiché, porque ya no hay está perdido, aquello que hacía
ver lo que fueron antaño los primeros jefes. Así, pues, es el fin de todo el Quiché
llamado Santa Cruz[185].

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VOCABULARIO DE LOS NOMBRES SAGRADOS QUE SE
CITAN EN LA OBRA
A fin de evitar la excesiva multiplicidad de las notas, ya muy numerosas —dice
Georges Raynaud—, doy aquí los nombres propios de los dioses, héroes, animales
míticos y lugares sagrados o fabulosos; mi traducción de ellos sólo contiene su
interpretación. Cuando supongo que ésta es nueva, añado a continuación una (R). En
este vocabulario sigo el orden de la aparición de dichos nombres en el texto,
indicando simplemente los números de los párrafos.

1. Tzakol: Constructores. Bitol: Formadores. Alom: Procreadores. Qaholom:


Engendradores. Hun Ahpu Vuch: Maestro Mago del Alba; símbolo fonético. 1—
Tirador de Cerbatana-Opossum. Hun Ahpu Utiu: Maestro Mago del Día (R); símbolo
fonético: 1— Tirador de Cerbatana-Coyote [Brinton ha creído que el Coyote
representaba a la noche]; no siendo de fácil escritura la palabra Pu [z], la magia [y
más especialmente el acto mágico por excelencia, el sacrificio humano o divino] ha
sido representada fonéticamente por Pu [b], la cerbatana; de ahí viene que la
cerbatana sea el arma de esos dioses. [El Vocabulario N° 41 del Fondo Americano de
la Biblioteca Nacional de París da para Hunahpu el sentido secundario de «Flor
Fragante»; ahora bien: en el calendario cackchiquel, Hunahpu corresponde al día
Xóchitl, «Flor» del mes mexicano y a Ahau, «Jefe», de los yucatecos. Debe
advertirse, además, que Román y Zamora acopla Hun Ahpu y no Hun Batz a Hun
Chuen.]—Zaki Nima Ak: el Gran Cerdo del Alba (R). Zaki Nima Tzyz: el Gran Tapir
del Alba (R). [Éstas son las dos únicas divinidades a las cuales he conservado la,
quizás primitiva, forma animal. No creo, sin embargo, que sean esas las
interpretaciones que les daban los quichés del siglo XVI y que se deba considerar a
esos dos nombres como una supervivencia de los dioses animales y, por consiguiente,
como si designaran un celeste Cerdo y un celeste Tapir] [Pisote: Nasua Narica].
[Aquí, como en el resto de la obra, empleo indiferentemente Pisóte y Tapir, aunque
estos dos nombres indiquen dos animales bien diferentes; todos los vocabularios que
he podido consultar dan las dos traducciones por Tzyiz, y por tanto me es imposible
precisar, por el momento. Haré notar, además, que la palabra Tzyis sólo aparece tres
veces.] Los Vocabularios permitirían otras dos interpretaciones: 1° Ak: «lengua [de la
boca]» y Tzik: «hablar», de donde podría obtenerse: Gran Hablador del Alba y Gran
Orador del Alba, para los dos nombres completos; 2° Ak: «pimiento [chile]» y Tzys:
«picar», de donde saldría: el Gran Mortificador [por lo picante del pimiento] del Alba
y el Gran Escarificador del Alba. — Tepeu: Dominadores. Gucumatz: el Kukulkan
«Poderosos del Cielo» (R) de los mayas. Este último nombre era uno de los epítetos,
el principal quizá, de los antiguos dioses supremos: los diversos pueblos de la
América Media tradujeron en sus lenguas [Quetzalcohuatl de los nahuas] la lectura

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puramente fonética del peroglifico-símbolo «Emplumada Serpiente» de este nombre
divino que acabó por no ser aplicado, al menos entre los mexicanos, más que a un
dios del viento, especialmente del viento del Este, aunque de origen solar. —Qux
Cho: Espíritus de los Lagos. Kux Palo: Espíritus del Mar. — Ah Rax Lak: Los de la
Jadeíta Verde [o Rica], los de la Tierra Llana y Verde [o Rica] (R). Ah Rax TzeI: Los
de la Verde [o Rica] Copa [de las Aguas]. — lyom: Abuela. Mamom: Abuelo. —
Xpiyacoc: Antiguo Secreto. Antiguo Misterio (R). Xmucane: Antigua Ocultadora.
[Cipactonal [o Cipactli] y Oxomoco de los mexicanos]. —Matzonel: Guarda-Secreto
(R). Chukanel: Ocultadora (R). — Camel lyom: Abuela [que forma parte] de la
Pareja [Mágica de Abuelos (R). Camel Mamom: Abuelo [que forma parte] de la
Pareja [Mágica de Abuelos] (R). La cifra 2 [Ome en náhualt: Ca, Camel en quiché:
etc.] añadida como prefijo a un nombre sagrado implica casi siempre la idea de
pareja, de par. — Dios [en español en el texto quiché]. Entre los actuales indios
mayas de Yucatán. El Gran Dios está al frente de un Panteón puramente pagano.

2. Qux Cali: Espíritus del Cielo. — Hurakán: Maestro Gigante. El símbolo


fonético: 1— pierna, ha causado el error de Brasseur y de sus traductores, y
emparienta quizás, si no a este dios supremo, por lo menos a su símbolo, con uno de
los símbolos del muy grande dios mexicano Tezcatlipoca. — Cakulha Hurakán:
Maestro Gigante Relámpago; frecuentemente «Relámpago», se sobrentiende. Chipi
Cakulha: Huella [Surco] del Relámpago. Raxa Cakulha: Esplendor del Relámpago.

3. Qux Uleu: Espíritus de la Tierra. — Camuy Alom: Pareja Procreadora (R).


Camul Qaholom: Pareja Engendradora (R). — Ah Cuval: Los de las Esmeraldas. Ah
Yamanic; Los de las Gemas. — Ah Chut: Los del Punzón. Ah Tzalam: Los de las
Tablas [Arquitectos]; Brinton traduce: «Los de las Tabulas» [Archivistas]. — Ah Gol:
Los de las Resinas [fabricación u ofrenda]. — Ah Toltec: El Edén de la América
Media, en general, se llama Tulan o Tul-lan: Lugar de la Abundancia; jeroglífico
fonético mexicano: Lugar de las Espadañas. Los habitantes fabulosos de esa
imaginaria ciudad, llamados toltecas, pasaban por ser grandes artistas, incomparables
artesanos. Así, Ah Toltec puede traducirse por «Los del Lugar de la Abundancia», o
interpretarse por «los Artistas». [Los mexicanos tenían otros Edenes, particularmente
Aztlán. «Lugar del Alba» (R), cuyo jeroglífico fonético: «Lugar de las Garzas
Blancas», ha sido tomado por la traducción. Diego Duran traduce Aztlán por «Lugar
de la Blancura»]. — Chirakán Xmucané: Antigua Ocultadora con Gigante Abertura
[¿Boca? ¿Vagina?] [Cf. Códice Troano]. — Alay: Procreadores. — Quxlay:
Animadores.

4. Ah Tzak: Los de la Construcción. Ah Bit: Los de la Formación. — Banal:


Hacedores.

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Vinakirizay: Vivificadores. — Xecotcovach: Cavador de Rostros: epíteto [juego
de palabras] del águila [Qot], sobre todo del águila divina [Cf. Códice Troano].
Camazotz [y no Ca-malotz]: Murciélago de la Muerte. Cotzbalam: Brujo Pavo (R); El
pavo es el ave de Tlaloc-Bacab dios de la lluvia, de la vida. Tucurbalam (R) [y no
Tecumbalam}: Brujo Búho (R): el Búho es el ave de la noche, de la muerte.

5. Vukub Cakix: Principal Guacamayo (R); el guacamayo es el ave del fuego


solar, del sol. Hunahpu: Maestro Mago. Xbalanqué: Pequeño [Joven Segundón]
Brujo, Brujito (R).

6. Zipacná: Sabio Pez-Tierra (R). Es el Cipactli [palabra que no es náhuatl] de los


mexicanos, el Pez Primordial metamorfoseado en Tierra [Cf. Libro de Oro y Thesoro
indico, etc.]; esto le acerca al antiquísimo Tla-loc «Terrestre» de México. —
Cabrakán: Gigante de la Tierra (R). Ciertos americanistas, habiendo leído Cab «dos»
o «cuatro», y R’akan «pierna» [que es el símbolo fonético], en lugar de Rakan
«gigante», han llegado a desconcertantes divinidades de 2, 3 y 4 patas. Cabrakán es el
nombre teóforo de los sismos. — Chimalmat: [La] Que se torna Invisible por
encantamiento (R) o [La de la] Abertura [¿Boca? ¿Vagina?] vuelta Invisible (R). Esta
última traducción, que la emparienta, como epíteto, a Chirakán Xmucané, conviene
mejor a esta madre de dioses. Tierra que una asimilación a la mexicana [?]
Chimalman «Portadora de Escudo», madre unas veces de Quetzalcohuatl, otras de
Huitzilopochtli.

7. Hun Hunahpu: Supremo Maestro Mago (R). Algunas páginas dan al hijo el
nombre de su padre.

10. Yacalic: Fundación.

11. Hun Munahpu: este nombre está aquí en su lugar. Vukub Hunahpu: Principal
Maestro Mago (R). — Hun Batz: Maestro Mono (R); El Batz es un gran mono
aullador. Hun Chuen: Maestro Mono; el Chuen, más pequeño que el Batz, es definido
como: Babuino, en algunas listas de nombres; para simplificar, traduzco: Maestro
Simio (R). — Batziyalo (R) y no Bakiyalo [la tz ha podido leerse como k en el
manuscrito antiguo, sea que dicho sonido haya sido representado por la doble letra
española, sea sobre todo que lo haya sido por el signo especial, de sonido muy
semejante, llamado cuatrillo con coma; este último caso es probable, pues un MS., de
Brasseur, según creo, de la Biblioteca Nacional de París escribe Baquiyalo, y la qu es
la transcripción habitual del cuatrillo ordinario, signo que puede reemplazar en el
texto al cuatrillo con coma simplemente si la coma se borra]: Paridora [o Dadora;
según algunos Vocabularios fragmentarios: Amamantadora] de Monos (R). — Voc,
Vac: Gavilán; ave ofiófaga, mensajera de los Maestros Gigantes. — Xibalbá: Lugar

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de la Desaparición, del Desvanecimiento, de los Muertos. Para la comodidad de la
lectura, conservo en la traducción del Popol Vuh la palabra quiché, muy frecuente.
Xibalbá es uno [probablemente el primero inventado de los tres lugares de
ultratumba; es el subterráneo Mictlan de los mexicanos. — Hun Came: Supremo
Muerto (R). Vukub Came: Principal Muerto (R). — Xiqiripat: no propongo sino muy
hipotéticamente la traducción «Extiende Tullidos», no osando reproducir la de
«Fardo de Sangre» que hallo en una de mis notas muy viejas, de la cual no puedo
encontrar el origen. Cuchumaquiq: Reúne Sangre. — Ahalpuh: Hacedor de Abscesos.
Ahalganal: Hacedor de Ictericia. — Chamiabak: Varilla de Huesos. Chamiho-lom:
Varilla de Cráneos. — Ahalmez: Hacedor de Traición (R). Ahaltogob: Hacedor de
Infortunio. — El texto dice aquí: Xic «Gavilán», pero más lejos pone: Quiqxic:
Gavilán de Sangre. Patán: Opresión, Fardo (R).

12. Tacur: Búho. Los cuatro Búhos de Xibalbá son Ahpop-Achi «Consejeros de
los Varones», y son los mensajeros de los dos grandes Jefes de los Muertos [Cf. los
Búhos, enviados de la suprema pareja divina de Mictlan en los sacrificios humanos].
Se les verá también hacer de sacrificadores, y después, de encargados por los dioses
celestes de castigar ciertas faltas. — Chabi Tucur: Flecha Búho. Hurakán Tacur:
Maestro Gigante Búho (R); también aquí el jeroglífico habitual «Una pierna»
[R’akan] ha perturbado los sesos de los americanistas, y no se le ha concedido más
que una pata a ese pobre búho. Cakix Tucur: Guacamayo-Búho o Búho de Fuego,
puesto que el guacamayo es el ave del fuego solar. Holom Tucur: Cabeza-Búho. —
Nimxor Carchak: Juego de Pelota Ornado con Gran Frontón (R). No se ve bien qué
papel desempeñarían aquí la Ofrenda y el Cenicero de que hablan Brasseur y otros.
— Nuzivan-cul: Barranca Cantante Resonante (R). — Cuzivan: Barranca Cantante
(R). Quiqia: Río de la Sangre [o de las Razas]. — Ri Gekabe: El del Camino Negro.
— Gekuma Ha: Mansión Tenebrosa. — Zaki-Tok: Blanco Pedernal: es el cuchillo de
los sacrificios de Xibalbá; por eso hay en el texto la chanza sobre el «juego
punzante». Un autor, obsesionado por el Infierno cristiano, se pregunta si ese
pedernal no es la «piedra de fuego» de ese lugar un poco ardiente. — Xuxulim Ha:
Mansión de los Calofríos (R). — Balam Ha: Mansión de los Jaguares. — Zotzi-Ha
[Escrito Zotzim-Ha en el párrafo 20]: Mansión de los Murciélagos. Jaguares y
murciélagos eran muy a menudo animales simbólicos [Cf. diversos códices] del
mundo subterráneo, del país de los Muertos. — Chayim-Ha: Mansión de Obsidiana,
de las Armas. — Pucbal-Chah: Juego de Pelota de los Sacrificios (R). Leo Pucbal en
lugar de Pucbal del texto. La omisión de esta cédula ha hecho, hasta ahora, enterrar a
los Magos en un cenicero, en donde, dice gravemente un autor, se echaban las cenizas
infernales.

13. Xquiq: La de la Sangre. Para simplificar la lectura me limito a llamarla:

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Sangre. Quiq da lugar a juegos de palabras, a veces embarazosos, del texto, porque
significa: «sangre, savia, raza, progenie, vida, etc.; pelota para el juego, y la goma
elástica con la cual está hecha, etcétera».

14. Chahal Echa: Guardián del Alimento. — Xtok: La de la Lluvia;


probablemente es el doble femenino del dios Tohil, «Pluvioso» o Hun Tot, «Suprema
Lluvia», del cual se hablará más lejos. Xcanil [o Xganil]: La del Amarillo [Maíz
Maduro], de la Madurez; posible forma femenina de Avilix, «Sembrador», otro dios
tribal de los quichés. — Xcacou: La del Cacao; aun cuando no se haya hablado de
cacao en este campo, se comprende la invocación a esta diosa porque muy a menudo
se asociaba el cacao como alimento al maíz. Para acercar, como quisiera un autor, a
esta diosa al tercer dios tribal, Hacavitz, «Volcán», de la tríada nacional, sería preciso
cambiar Xcacou en Xgag, «La del Fuego», pero no veo ni la utilidad ni las bases de
ese proceder; en tal vía se puede ir demasiado lejos.

16. Xmucur; Paloma Torcaz. ¿Es éste el ave-símbolo, el jeroglífico fonético de


Xmucané? [Algunos autores han relacionado en México Xomotl, «Pato», con
Oxomoco [palabra que no es náhuatl], dios mexicano correspondiente a Xmucané].
— Xan: Mosquito; aquí aparece formado de un pelo de Maestro Mago, y es su espía.

17. Uq: Piojo. — Xpek: Sapo, en lengua quiché; Tamazul: una especie de sapo,
en lengua náhuatl [Tamazollin]. ¿Ha sido tomada de los mexicanos la pequeña
leyenda o hay más bien aquí una influencia hispano-mexicana? Creo más bien que el
autor ha querido designar un sapo de especie particular, cuyo nombre quiché
ignoraba. Para simplificar la lectura traduzco Tamazul por Batracio. — Zakicaz:
Blanca Víbora (R).

18. Molay: Congregados. Traducción propuesta por Brinton por analogía [Molay-
Ik: vientos congregados, Huracán]; quizás: pájaros vivos en grupos numerosos, pero
¿cuáles? Por lo demás, pueden ser irreales y, en este caso, simbolizar la tempestad.
Quiqrixgag: Garras Sangrientas. Quiqr: Dientes Sangrientos.

20. Teuh Ha: Mansión del Frío; lo mismo que Xu-xulim Ha: Mansión de los
Calofríos. — Hachi Gag: Mansión del Fuego. — Chaki-Tzam; Punta [¿Pico?] Seca o
Victoriosa [?]; animal desconocido, que quizás sea real.

21. Tiz Coc: Tortuga Acorazada. — Umul: Conejo.

22. Xulú: Adivino. — Pacam: Descubridor (R). — Xhunahpu: Joven Maestro


Mago, nombre dado durante algunas páginas a Hunahpu; éste era quizás su nombre
exacto.

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23. Vinak-Car: Hombres-Peces. Brasseur dice: «nombre de una especie de pez del
país», el tlacamichin [igual sentido] de los mexicanos, el cual, dice Sahagún, es un
gran pescado de mar, ictiófago. — Puhuy: Búho, «de largas orejas», añade Brasseur.
— Cux: suerte de comadreja. — Iboy: Armadillo. — Xtzol: Ciempiés de América
[venenoso]. Chitic: Zancos. [Cf. Landa y Códice Troano]. Esos bailes mágico-
religiosos, acompañados de canto y de música, se ejecutan todavía.

24. Ahmak: Los del Mal. [Ahmac, nombre del 16° día cakchiquel, significa Búho
Pescador].
Ahlabal: Los de la Guerra. Ahbiz: Los de la Tristeza, del Enfado. — Ahmoquen:
Los de la Miseria. — Ahtzo: Los de la Enemistad. Ahtucur; Los de los Búhos. —
Nicah Ha: Centro de la Mansión. — Qazam-Ah: Cañas Vivas. — Cha-tam Uleu:
Tierra Allanada.

25. Paxil: Edificios sobre Pirámides [truncadas] [en lenguas quiché y huasteca].
— Cayala: Mansión [o Agua] de los peces. —Yac: Zorro. Utiu: Coyote. Qel; Cotorra.
Hoh: Cuervo.

26. Balam Quitzé: Brujo del Envoltorio (R). Sacerdote-brujo encargado del
«envoltorio» sin costura visible, tlaquimilli de los mexicanos, conteniendo un objeto
sagrado y de gran potencia mágica, la Fuerza Envuelta descrita más lejos. — Balam
Agab: Brujo Nocturno. — Mahucutah: General de los Guardias del Botín (R). No
propongo sino muy hipotéticamente esta interpretación, que sólo se apoya en la
descomposición: Mah: [botín, robo, raptar, amontonar] u-cu [guardar] tah [general de
un ejército] y en que por dos veces la Recordación Florida le trata de «general»;
podrían hacerse otras descomposiciones e interpretaciones diversas. Para simplificar,
escribo en el texto «Guarda-Botín». Brasseur dice: «Nombre Señalado». Podría
traducirse: «El que conquista [o quien reúne] los muros». En cakchi, Cutan significa
«día». — Iqi-Balan: Brujo Lunar.

27. Zaka-Paluna [en lugar de Caha-Paluna: Cf. «Título de Totonicapán» (R)]: [La
de] la Blanca Mansión del Mar (R). — Chomiha: [La de] la Mansión de los
Bogavantes; esta última traducción la emparienta con Zaka-Paluna, y por esa causa
me parece preferible a [La de] la Hermosa Mansión. — Tzununi-ha: [La de] la
Mansión de los Colibríes. — Cakis-ha. [La de] la Mansión de los Guacamayos. —
Ah-qixb: Los de las Espinas [de la Escarificación de la lengua, de las orejas, etc.]. —
Ah-qahb: Los del Sacrificio, de la Ofrenda. — Chipi Manauac: Huella del Muy Sabio
(R). Desde hace mucho tiempo he dicho que la leyenda mexicana de Na-nahuatl fue
tomada de la civilización maya y que primitivamente ese nombre no era mexicano,
sino que venía de la raíz maya-quiché Na [Nao, Naua], que implica la sabiduría

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mágica, la ciencia; la duplicación de la primera sílaba no es más que un plural de
excelencia. El Nanahuatl de Sahagún, el Nanauac del Libro del Consejo, son pues,
simplemente, los Muy Sabios, los Magos por excelencia. [Cf. los Nanahualtin: magos
propiamente dichos]. En México este dios pertenece [Cf. Historia de Culhuacán y de
México] a un grupo muy antiguo de divinidades que comprende también a, Tlaloc,
Hueyte-cuhtli, Quetzalcohuatl etc., grupo anterior a los nahuas. La leyenda del
Buboso convertido en sol ha nacido en parte del jeroglífico fonético «Buboso»
[Nanahuatl], que representaba al dios manchado de pústulas rojas. Digo en parte,
porque aquí el lenguaje se desvió antes que la escritura. En país quiché, de las gentes
enfermas de bubas se dice: «hacen su Galel», «hacen su Tepeu», «su Ahau». Ahora
bien: Galel es «Eminente», una alta dignidad de la tribu; Tepeu es «Dominador», uno
de los epítetos de los dioses supremos y una función social; Ahau es el título de todos
los jefes. Ximénez ha querido ver en esto una teoría indígena sobre la poligamia
como productora de enfermedad; otros ven una ironía [«enfermedad de ricos»]; la
cosa es más simple: es la comprobación de que el paciente lleva una vida inactiva,
sentado o acostado, como un jefe [Cf. la palabra «Aristoffe» [de «aristócrata»], sífilis,
en argot francés]. Esa relación muy indirecta entre dicha enfermedad y los jefes fue
probablemente causa de la confusión en el lenguaje y después en la escritura, hecha
primero por los mayas y en seguida por los mexicanos, entre los bubones y el mago
supremo, de donde salió, como a menudo sucede, un mito etiológico posterior y falso.
¿Es Nanauac el Sol, como lo es Nanahuatl en su leyenda probablemente no azteca?
La expresión Huella de Nanauac y al instante después la de Esplendor de Nanauac,
hacen creerlo. — Raxa-Nanauc: Esplendor del Muy Sabio (R). —Tulan: «Lugar de la
Abundancia» [véase más atrás] y Zuyva: «Barranca», pertenecen quizás a otra
leyenda que Vukub Pek: Siete Grutas y Vukub Civan: Siete Barrancas. En ciertos
autores. Zuyva parece ser el nombre del cielo supremo; en tal caso, Tulan Zuyva sería
el Lugar de la Abundancia del Cielo, quizás «el Lugar de la Abundancia en donde
están los dioses» de los Anales de los Cakchiqueles.

28. Tohil. Pluvioso (R). — Avilix: Sembrador, Cultivador (R). — Hacavitz [en
cakchiquel, Gagavitz, con empleo de una letra especial, el «tresillo», para las dos G;
es el compañero de Zactecauh: Blanco Montón, Ventisquero (R).]: Monte Rojo,
Monte de Fuego, Volcán (R). — Nicah Tagah: Centro de la Llanura.

30. Zotzila Chamalcan, escrito más adelante Zotzilha Chimalcan, Zotzila,


Zolzilha: [Gran] Mansión de los Murciélagos. El texto y las representaciones
[cerámica, Códices, etc.] del dios Murciélago indican bien que su imagen, su
símbolo, es este quiróptero habitante del mundo subterráneo, del mundo de la noche;
gran número de sus glifos contienen el signo Akbal «Noche, Casa, Casa de la
Noche»; aquellos en los cuales Akbal está reemplazado por Kin «Sol, Día», ¿se

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relacionarán con este Murciélago de la Muerte enviado por los celestes» Maestros
Gigantes? Puesto que el primer nombre significa «[El de] la [Gran] Mansión de los
Murciélagos», parece que el segundo debería concordar con él. Una hipótesis casi
inadmisible, que no se apoya sino sobre el paralelismo, consistiría en suponer que se
trata aquí de dos dioses distintos. Si la ortografía de la segunda palabra es
Chamalcan, la rectificación Chaomal-ca, «Hermosa Serpiente, Serpiente de la
Fertilidad», de Brinton, parece muy preferible a la traducción «Flecha de Obsidiana
Untada de Amarillo» que ha sido relacionada con la Chay Abah, «Piedra de
Obsidiana», de los cakquicheles, porque algunos se obstinan en tomar por una
divinidad, erróneamente, a esta piedra luciente en cuyos juegos de luz la tribu leía los
oráculos, los mensajes de los dioses. Descomponiendo las palabras por sílabas se
puede errar muy fácilmente; por tanto, no propongo de ninguna manera «Zopilote
[Malkan] de Obsidiana» o «Zopilote Hablador». Si la ortografía es Chimalcan, creo
que es preciso traducir: «Serpiente que se torna invisible [por encantamiento]» y
quizás [aunque es dudoso] hasta: «Que se torna invisible para el Cielo»; esta
invisibilidad conviene a un representante del mundo subterráneo, del mundo de la
noche; por lo demás se verá a un enviado de Xibalbá, un murciélago, volverse
súbitamente invisible.

31. Pixab: Consulta, Consejo. — Cagchequel: Fuego Salido [por fricción] de la


madera; alusión a la leyenda del párrafo 30. Hay otras etimologías. — Cholochic
Abah, Bokotahin Zanaieb: Piedras Arregladas, Arenas Arrancadas [Levantadas]:
¿Vado natural o artificial?

32. Euabal Civan: Barranca del Escondrijo. — P’Avilix: En [casa de] Sembrador.
Pa Tohil: En [casa de] Pluvioso.

33. Aquí aparecen dioses animales [¿totems?]: Coh: Puma; Balam: Jaguar;
Zochol: Víbora, y las venenosas serpientes Qanti. — Zaki Qoxol; Blanco
Entrechocador [Koxol: entrechocar violentamente] (R), el «Hacedor de Fuego».
Según los Anales de los Xahil, era un juego natural, terrible, destructor. El P. Coto lo
asimila al temido fantasma llamado Hombre de los Bosques por los mayas y los
cakchiqueles, y Salonge por los españoles. — Hun Toh: Suprema Lluvia.

35. Pazilizib: Bandas Envolventes (R), conteniendo el amuleto, reliquia, símbolo,


paladión, etc., de la tribu.

36. Chi R’Atinibal Tohil: En el Baño de Pluvioso. Aguas calientes según el Título
de Totonicapán; nombre actual de una fuente a seis leguas al S. O. de Cubulco. —
Xlah: Deseable (R). —Xpuch: Agradable (R).

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39. Ahauab-Queh: Símbolo de los Jefes (R), y no Rey Nacxit». Podrían
multiplicarse los ejemplos: En su Historia de las Cosas de la Nueva España [L. 1. c.
19], Sahagún, hablando de la fiesta ofrecida por los mercaderes-espías de México al
dios Yacatecuhtli «Jefe de los Viajeros», no hace más que nombrar a Nacxitl y le
atribuye cuatro hermanos y una hermana; algunos de estos nombres me parece que
tienen sentidos tan poco admisibles que no puedo ver en ellos, como en el de Nacxitl,
más que una deformación mexicana de palabras pertenecientes a otras lenguas,
apelativos de divinidades tomadas a otros pueblos por los viajeros. Debo hacer notar
que la América Media no parece haber conocido mucho los nombres teóforos de
hombres, ni, en realidad, de funciones. Otra sugestión: ¿Tendrá Nacxit estrechas
relaciones con Nanauac-Nanahuatl? Debe advertirse que Sahagún designa, en el
fondo, al mismo lugar de origen bajo el nombre de Tulan y bajo el de Xocotitlan,
«Lugar abundante en frutas». Creo, pues, poder terminar diciendo que los mayas
creían en un Edén original llamado Tulan, «Lugar de la Abundancia», el cual tenía
por dios principal un kukulcan, un «Poderoso del Cielo», el sol, uno de cuyos
nombres era Nacxit, «Pedrerías-Gemas». Los mexicanos adoptaron esta creencia;
conservaron a la vez los sonidos Tulan [que representaron por el símbolo fonético
«Lugar de las Espadañas»] y Nacxit, y el sentido Lugar de la Abundancia que
expresaron aproximadamente por Xocotitlan; en cuanto a Kukulcan, leyeron
«Quetzalcohuatl» en su lengua, el antiguo símbolo fonético maya «Emplumada
Serpiente».

FIN

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Notas

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[1] Popol-Vuh: Consejo [de los Jefes]. Libro. <<

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[2]Zac: «blanco, blancura, luz, alba del día, alba [comienzo] de una cosa y más
especialmente de la civilización sedentaria, bello, bien, bueno, belleza, felicidad, etc.;
marca de superlativo [los otros nombres de color también]». Por la multiplicidad de
sus sentidos esta palabra es una incomodidad para la traducción. <<

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[3]«Sombra»: opuesta aquí a «alba», indica los tiempos precedentes a la civilización
sedentaria, y particularmente la época de las emigraciones. <<

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[4]El universo, compuesto de tres cuadriláteros [cielo, tierra, inundo subterráneo],
[Con el hombre central se tienen, pues, 13 puntos, De ahí, 4 ángulos, 4 puntos
cardinales para la tierra. <<

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[5] «Dicho»: ordenado, mandado. Dioses de un pueblo constructor hacen medir. <<

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[6] Hijo, prole: subordinados, administrados, vasallos. <<

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[7]Antes de los mundos solares actuales, hay mundos en la noche, noche a medias
alumbrada por una luz difusa, emanada de los dioses: en esos mundos, una
humanidad, a veces inferior, a veces semidivina [Cf. Perú, California, etc.]; pero,
antes de esta humanidad, antes de la creación [que no es ex nihilo], la materia
preexistente está revuelta en el agua. <<

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[8]Sus jeroglíficos, y también el nombre de los símbolos envueltos [ver más lejos:
Bandas Envolventes. Fuerza Envuelta] que transportan las tribus en su emigración;
puede tratarse aquí de una forma serpentina y de un envoltorio emplumado. <<

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[9] Sabiduría. Ciencia, Pensamiento, siempre mágicos. <<

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[10]La palabra, la palabra de mando, de construcción, de formación, la palabra que
instantáneamente da la forma a la materia; la pronunciación del nombre exacto, del
nombre «justo de voz», obra sobre la materia, forma, «crea»; habiendo dicho los
dioses la palabra justa para tierra, ésta nace al instante. [Cf. el ñispa peruano.] <<

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[11]El «Do ut des» obra siempre. Si el hombre invoca a los dioses para que ellos le
sostengan, le nutran, éstos le «crean» para que espiritual y materialmente, él les
sostenga, les nutra. <<

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[12]Descontentos de su propio error, los dioses «cambian» sus promesas, castigan a
las víctimas de su torpeza. <<

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[13] Palabra: Decisión. <<

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[14] Construidos, formados: criaturas [pero no ex nihilo]. <<

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[15]No hay aquí, ciertamente, una alusión, ni siquiera irónica [Cf. otros pasajes del
Libro y de otros textos], a la creación cristiana, sino más bien la experiencia de
pueblos modeladores, escultores. <<

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[16]El «Tzité» [Erythrina corallodendron. Árbol de Coral, vulgarmente llamado Pito,
en Guatemala] y el maíz servían y sirven para la disposición que presenten después
de ser arrojados, para predecir el porvenir. [Cf. Códices.] <<

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[17] «Disponeos para el augurio. « <<

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[18] Qtz significa picar y avergonzar. Aquí se ruega a los Espíritus del Cielo que
piquen los granos, que los dispongan bien; sería inadmisible que se les invitara a
avergonzar. Los grandes dioses, pues, pueden mandar a la suerte o, por lo menos,
influir sobre ella. <<

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[19] «Ni avergoncéis», expresión muy frecuente. <<

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[20]Zibak: sasafrás. [Un vocabulario da: el corazón de la hierba con que se hacen las
esteras «petates»]. <<

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[21] Manifestar su rostro: mostrarse. <<

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[22] «Nuestros dientes». <<

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[23] Qoy, mono muy pequeño que vive, sobre todo, en las alturas de la Vera-Paz. <<

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[24] Esta lisonjera apreciación de una humanidad frustrada no tiene nada de
sorprendente en boca de un personaje que el autor presenta como un falso dios y al
cual, en consecuencia, hace desempeñar un papel más bien ridículo. Es justamente
esta idea de depreciación de Guacamayo y de sus hijos lo que ha arrastrado al escritor
a colocar su historia en este lugar, a fin de unirlos a eso? hombres frustrados que no
pueden vivir sino antes del alba de la civilización y antes de la aparición de los astros.
Lógicamente, en efecto, este episodio, quizás de origen extranjero, hubiera debido
estar colocado entre las luchas de la primera y de la segunda, generación de dioses
engendrados contra los dioses de las tinieblas, y después del nacimiento y de los
primeros actos de los Maestros Magos de la segunda generación, es decir, entre los
párrafos 15 y 16. <<

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[25]¿Puede hacerse una aproximación entre Principal Guacamayo- dios no quiché, a
la vez Sol y Luna, y el mexicano y bimorfo Texcatlipoca «Brillante Espejo; Astro»?
Cierto es que Tlatlauhaut Tezcatlipoca es el Rojo Astro, el Sol, pero Yayauqui
Tezcatlipoca «Negro [Obscuro, Pálido] Astro» es el Sol de la Obscuridad, del Mundo
Subterráneo, que va del Oeste al Este durante la noche. No parece haber
desempeñado el papel de Luna; si lo ha desempeñado ha debido ser un efecto del
sincretismo de los últimos tiempos aztecas. Algunas variantes del Yamato Rumi
hacen nacer de un espejo a la diosa japonesa del Sol. <<

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[26]Esta designación como falso dios lo demonio] se aplica apropiadamente a las
divinidades de las religiones enemigas, sobre todo vecinas. Siendo el Guacamayo
símbolo del fuego solar, era dios-sol entre los mayas, los zotziles, etc. <<

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[27] Su esplendor no va más allá de su sitial. <<

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[28] El mundo semitenebroso señalado en una nota precedente. <<

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[29]Al parecer, se precisa que son «dioses» por oposición a Guacamayo. Numerosos
pueblos han practicado un doble evemerismo presentando como históricos hechos y
seres míticos, y transformando en mitos a hechos y a seres históricos. [Cf. por
ejemplo, en el Kalevala: la lucha de Kaleva y de Pohja, de los finlandeses y de los
lapones.] Aquí la leyenda mítica de la lucha de los dioses celestes contra dioses
terrestres contiene una parte histórica. <<

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[30]Casi todos los pueblos describen a sus propios países en sus leyendas de creación.
Así, las montañas aquí designadas existen en Guatemala o están próximas a
Guatemala. Sin embargo, no a todas se las ha identificado con seguridad. Yaxicanul
parece ser el Gag-zanul de los Cakchiqueles; Gagxanul puede traducirse por
«desnudado, despojado por el fuego», lo que responde a la leyenda de los Anales de
los Xahil; si se leyera Yaxcanul en lugar de Yax-canul, canul significaría
«desnudado». Es el Volcán de Santa María cerca de Quetzaltenango. Hunahpu,
«Maestro Mago», parece ser el Volcán de Agua, y no el de Fuego, cerca de Antigua.
Propongo las traducciones siguientes: Mocamob «Espanto? [terrores]», Pecul,
«Cavernoso», Chírak «Mora de Fuego». <<

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[31]Tapal, el nanche de México, árbol de pequeñas frutas amarillas, agradables y
perfumadas. <<

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[32]
Qaxtok: «engañador, embustero» y, por tanto, astuto, taimado; epíteto honorable,
sobre todo para dioses; los españoles lo dieron al Maligno, al Diablo. <<

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[33] Precisión de carácter antiguo de la Pareja Mágica de Abuelos. <<

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[34]Uno de los más antiguos principios de la magia en todos los países es que el
conocimiento exacto del nombre [sagrado] de un individuo, de un pueblo, de una
ciudad, de un dios, vuelve dueño de lo nombrado: esto es, una consecuencia lógica de
la potencia [creadora, destructora, etc.] atribuida a la palabra; por tanto, los héroes del
Libro ocultan con cuidado sus nombres verdaderos y aun sus parentescos, sus países;
cuando se conocen sus nombres, se arreglan para que los adversario? los apliquen
mal como en la lucha de las dos generaciones de Maestros Magos engendrados contra
los dioses de la muerte. <<

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[35] «Tened piedad de mí» <<

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[36] «Perdió su importancia». <<

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[37]400, en numeración vigesimal, es la unidad de tercer orden. En «literatura» de la
América Media, significa «grandísima cantidad, muchedumbre» [Cf. «10. 000» en
China]. La mayoría de los americanistas asimila esos 400 jóvenes- a los dioses
mexicanos de las bebidas fermentadas. Esta interpretación carece de base, pues la
embriaguez final, y, menos aún, el número 400, no son pruebas. Yo los acercaría más
bien [no afirmo nada] a los cuatrocientos Huitznahua «Brujos Meridionales» de la
leyenda de Huitzilopochtli. «el Diestro [Guerrero] que mira al Sur». <<

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[38]
Motz: Brasseur y Ximénez ven en ella a las pléyades; los mexicanos llamaban
Montón o Mercado a esta constelación. <<

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[39] Ek Aunque en maya sea ese el «palo Campeche», la asociación, con el Alziak
[Fillandisis usneoides] en el párrafo 32 me hace aceptar la definición del Ek dada por
Brasseur: planta silvestre de grandes hojas, que los indio» actuales emplean para
adornar sus arcos de triunfo. <<

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[40] Pahac: significado desconocido. [Paac: anona.] <<

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[41] Es decir, el carapacho vacío, semejante así a la concha de una tortuga. <<

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[42]Meaván. De nuevo, un empréstito a la geografía real; montaña muy alta, bañada
al Sur y al Oeste por el Chixoy. Podría traducirse su nombre por «Sembrados
[Garillas, Campos] Rotos [doblados, encorvados]», pues la leyenda dice que el monte
se dobló, se encorvó, se rompió. <<

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[43]
El domicilio predilecto, y por tanto el lugar de mayor potencia, de los dioses
luminosos, es el Este. <<

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[44] Gigante de la Tierra, está aquí en el papel especial de dios de los temblores de
tierra. [En Guatemala hay 30 volcanes]. <<

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[45] Siempre. <<

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[46] «Marchad delante, guiadnos». <<

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[47]
Disparan con cerbatana mágicamente; por lo demás, enviados de los Maestros
Gigantes, deben poder lanzar el rayo. <<

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[48]
Exactamente: «Horadaron fuego», id est «obtuvieron fuego» por fricción de
madera. <<

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[49]Zak cabs, «blanca tierra», el tizalt «creta de los mexicanos; es el polvo con el cual
se pintaba a la víctima; estar untado con ella o comer lo que estaba untado con ella,
equivalía a sacrificarse. <<

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[50]Después de los dioses primordiales, sin padres ni madres, vienen, como en otros
muchos países, los dioses engendrados; aquí hay dos generaciones de ellos. Maestros
Magos como sus padres. Estas dos generaciones son engendradas en la noche, antes
de la aparición de los astros. <<

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[51]Nicbachin: «augur»: aquí sería preferible quizá, en vista de sus conocimientos
variados, traducir por «asimiladores». <<

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[52]Muchos pueblos de la Tierra tienen en gran favor el juego de pelota; simbolismo
múltiple: religioso [en la América Media: templos en las extremidades del juego,
ceremonias, sacrificios], mágico, astronómico, social, guerrero, vital. [Cf. <<
numerosas imágenes esquemáticas del juego de pelota en los Códice].

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[53]Xibalbá, «Lugar del Desvanecimiento, de la Desaparición, de los Muertos».
Excepcionalmente conservo esta palabra, corta y que indica a veces el lugar, a veces
sus habitantes. <<

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[54]
Como en una multitud de otros pueblos, el orificio [barranco, caverna] del mundo
subterráneo de ultratumba está en el país real. <<

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[55] Los jefes supremos, los que deciden en última instancia. <<

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[56]No siendo la varilla [de justicia, de policía], la vara [de ujier], el bastón [de
mariscal], el cetro [de rey], etc., sino los derivados, vueltos más o menos simbólicos,
del antiguo bastón [para golpear] de los jefes, han sido inventados
independientemente en cada país. <<

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[57] Sus bocas [sus rostros]: Ellos. <<

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[58]Esos anillos móviles que atravesaba la pelota no han debido ser reemplazados
sino tardía y localmente por anillos de piedra fijados perpendicularmente en los
muros laterales del recinto. Esto explica por qué en la América Central dichos anillos
de piedra son raros y modernos; de su falta se ha deducido equivocadamente la de los
recintos destinados al juego. <<

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[59] Como el Guacamayo. <<

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[60]Sin hacerse daño, sin pincharse, sin enrojecer, «sin ser vencidos»; por esto es
preciso preferir, para Zimah, la traducción «árboles espinosos» a la de «calabaceras»;
hay aquí una suerte de juego de palabras; esos ríos son en realidad trampas, <<
pruebas, que, como va a decirse, los Maestros Magos logran pasar «sin ser
vencidos».

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[61] La Sangre es la Raza. Beber la sangre de este río sería beber las razas muertas. <<

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[62]Xibalbá está bajo tierra, en el nadir; pero el camino por el cual entran el sol, la
luna, los osiris divinos y humanos, está al oeste. Es, pues, un camino negro, color
conveniente. El Libro de Chilam Balam de Chumayel atribuye el negro al oeste. <<
Los diversos nombres [Hozan, Bacab, Pauah-Tun, Xib-Chac, u-Ua-yeyab] de los
Bacab-Tlaloc del oeste tenían el epíteto de Ek «negro». En la Misa milpera [misa
pagana con adiciones cristianas] que celebran los actuales mayas, el
Pauah-tun «piedra, alzada, menhir» del oeste, identificado con Santiago, es llamado
«el Negro». El camino de salida, que parte también de la misma encrucijada, debe
naturalmente dirigirse hacia el este y ser amarillo.

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[63]Otro pasaje dice: negro, blanco, rojo, verde. Esta variación del verde al amarillo
[Cfr. los Códices] parece indicar que el autor tenía a la vista, por lo menos, un antiguo
manuscrito pintado. <<

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[64] El banco de los grandes jefes. <<

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[65] Astilla de pino resinoso [«ocote» en México] que sirve de antorcha. <<

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[66] Tabaco, cigarro. <<

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[67] Cercenados. <<

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[68] Aquí la Palabra es casi el Logos. <<

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[69] Avisos, instrucciones y consejos [N. de los T.] <<

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[70] Interrógala; «sondéala», diríamos nosotros. <<

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[71] «Posesor, propietario del hijo» por «Padre», revela una concepción social quiché.
<<

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[72]
Zaki Tok: «Blanco Pedernal», el cuchillo de los sacrificios de Xibalbá, que en los
Códices orna a menudo al dios-esqueleto de la Muerte. <<

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[73]Los Búhos se vuelven, pues, en nombre de los dioses celestes, los castigadores de
la impudicia. <<

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[74] En el doble sentido de «noticia dada» y de «consejo». [N. de los T.] <<

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[75]
El texto quiché llama aquí «madre» a la abuela. El texto francés corrige: [grand]
mere». [N. de los T.] <<

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[76] Podría pensarse que hay aquí un femenino sobreentendido y un singular
colectivo, y podría leerse «Guardianas del Alimento», considerando esto como un
epíteto de las tres diosas designadas en seguida. Ese título de Guardián no puede
asombrarnos. En efecto, Román y Zamora [Repúblicas de Indias, 1, 19] habla de un
Chahal Ha [se ha impreso <<
Huc]. «Guardián de la Mansión», dios de las casas; cuando se hacía una nueva
construcción se le consagraba ésta, y sobre su altar se sacrificaban animales cuya
sangre se ponía en las paredes. ¿No daría esa aplicación de sangre en las paredes la
sencillísima explicación de las manos rojas [dibujo completo] muy a menudo
encontradas y a propósito de las cuales tanto se ha discutido? Dichas manos serían
quizás la marca de la dedicación del edificio al Guardián; el Kab-
Ul de Lizana, sería la Mano Operatoria del arquitecto. No creo que esto se haya dicho
antes.

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[77] Can-te: Amarilla Madera [Chorophora tinctorialis]. <<

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[78]Coa, coya, en México [de coatí, cohuatl], así llamado a causa de la forma de
serpiente, de cayado, de su mango: jan en Cuba. <<

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[79] «¿Qué pensáis de esto?» <<

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[80] «Darse», por «entregarse, someterse». <<

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[81] «En mi vientre»: en mí. <<

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[82]Pek: cacao de calidad inferior; las cargas de estos granos constituían a menudo
una especie de moneda de trueque. <<

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[83] Cutumic, el Chilmolli de los mexicanos. <<

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[84] «Morimos de sed». <<

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[85]En presencia de los magos superiores [y contra sus actos] los otros pierden total o
parcialmente su sabiduría. <<

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[86]El xocoyolli de los nahuas, el xarimbacuas de los tarascos: Oxalis [angustifolia y
otras]. Según Brasseur, los indígenas lo emplean contra la catarata. <<

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[87]Procedimiento que se encuentra también en los cuentos de todos los países: los
«testigos»: puñal o sable cuya hoja se empañará, espejo que no reflejará, flor que se
marchitará, etc., si el héroe muere o si es metamorfoseado. <<

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[88] Se dieron a conocer, sin advertirlo. [N. de los T.] <<

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[89] Parte delantera de la rodilla; rodilla. <<

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[90] Chohim-abah: Piedra quemante, especie de horno semisubterráneo. <<

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[91]El mundo tenebroso de los muertos no puede tener sino una luz negra, un fuego
muerto; cuando más, una luz-ilusión, un fuego-ilusión. Si el pino y el tabaco se
consumieran, murieran, deberían pasar sobre la tierra. Estamos, pues, muy lejos del
infierno cristiano. <<

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[92]La página 80, sin texto, del Códice Magliabecchiano XIII-3 comprendida entre
dos páginas consagradas al dios de la Muerte, representa un juego de pelota con dos
jugadores vivos y siete cráneos; bien pudiera ser éste el juego de pelota de Mictlan, el
Xibalbá mexicano. [Es de notarse que Mictlan significa literalmente «lugar de los
matados», pues para los mexicanos no existía la muerte natural.] <<

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[93] Muchih, flores del género Chipilli de los nahuas [Grotularia Guatemalensis]. <<

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[94]El juego de los colores parece indicar que esos Carinimuk «Grandes Peces» son
flores negras. <<

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[95] La promesa de darles carne como alimento, hecha más adelante, indica que se
trata realmente de flechas animadas, y no de arqueros. <<

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[96]
Chequen-Zanic, gruesas hormigas noctívagas, cortadoras de tallos, llamadas
Zampopos por los indígenas. <<

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[97] El actual Parpuak, un pájaro nocturno. <<

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[98]
Ligera diferencia de nombre [Frío en lugar de Calofrío], con la lista de las
Mansiones de prueba dada precedentemente. <<

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[99]Este Murciélago de la Muerte es un enviado de los dioses luminosos; ha advertido
a los engendrados. La muerte de éstos no es sino aparente; es necesaria para que
revivan plenamente fuera del mundo de los muertos; es una trampa para Xibalbá. <<

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[100] En el carapacho de la tortuga. <<

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[101]
El Opossum: el Alba. Más exactamente parece que, abriendo sus piernas, el
Abuelo deja pasar el día naciente, el alba; su cuerpo mismo ataja el paso a la luz
mientras que él no «abra». <<

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[102]Todo Xibalbá puede comprobar, pues, que la decapitación y la muerte de
Maestro Mago no eran sino apariencia. Debe ciertamente faltar un episodio, pues, aun
siendo ilógicos en el fondo [para nosotros], los mitos, los cuentos, deben parecer
siempre «razonables» a sus auditores. <<

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[103] «Resucitadlo». [N. de los T.] <<

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[104] Hasta el último momento los animales ayudan a los Magos. Esto confirma la
impresión que se, desprende de este largo relato. Es la historia de la lucha [contada
también por otros pueblos] de los dioses celestes, luminosos, contra los dioses
subterráneos, tenebrosos, todos universales, no nacionales, por la conquista de la
tierra. Tienen como auxiliares a los habitantes de la tierra. En el Libro del Consejo
estos últimos son los animales porque todavía no hay humanidad, <<
al menos en el sentido en que, como tantos otros pueblos, los maya-quichés
definen a los hombres: sólo ellos y sus antepasados.

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[105]La traducción de este discurso es difícil, a causa del equívoco intencional pobre
la palabra Quiq que significa «sangre, raza, posteridad, etc. «, y también «pelota del
juego de pelota», juego que, además, simboliza a veces las luchas, las victorias y las
derrotas de la vida terrestre, celeste, astronómica, subterrestre. Añádase a esto, que el
sentido «savia de árbol, savia del drago, etc. «, que hace alusión a la madre de los
dioses victoriosos, acrece las dificultades. <<

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[106]
Oficios de vasallos, y por tanto de pueblos que ya no tenían derechos de guerra,
de dominio, y debían proporcionar tributos en especie. Oficios de mujeres. <<

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[107] La «lengua hendida» de los indígenas del Canadá. <<

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[108]
«Se quiso hacer su rostro». La momia egipcia llevaba una máscara-retrato. Los
mayas-quichés reconstituían sobre el cráneo, moldeándolo, el rostro del difunto. <<

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[109]El nombre es el individuo, lo mismo entre los dioses [nuniva noniva] que entre
los hombres y los animales. Así, pues, conocer el nombre exacto de alguno es
conocerlo espiritual y materialmente, y por tanto poder reconstituir su nariz, sus ojos,
su boca, etc. <<

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[110]
El hombre no es ya una obra de arte, modelada, esculpida; su alimento hará su
carne; ¿cuál alimento?: indudablemente, el maíz. <<

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[111] Visible para el espíritu. <<

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[112]Nueve, número sagrado, más especialmente de las cosas nocturnas, ocultas,
misteriosas. <<

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[113] Fue disminuida considerablemente su visión física y psíquica. <<

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[114]
Son numerosos los de todas las tribus reunidas, pero solamente cuatro los de los
quichés. [N. da los T.] <<

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[115]«Dominadores Abundantes [?]». La mayoría de estos nombres de pueblos, de
lugares, a menudo muy antiguos y desfigurados, pertenecientes a veces a otras
lenguas, no pueden ser traducidos con seguridad. <<

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[116] «Los de los Pumas o de las Máscaras». <<

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[117] O bien Tan «Unidos». Quizás de origen huasteca. <<

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[118]Esto está muy claro: múltiples lenguajes, en tanto que el hombre no tiene más
que dos orejas para oírlos. <<

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[119]
Para este «Muy Sabio» [¿Sol?] que no aparece más que aquí, véase el Pequeño
Vocabulario de Nombres Sagrados. <<

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[120]
Iqo Gih: «Luna-Sol», conviene bien a la «estrella» de la tarde y de la mañana, a
Venus. <<

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[121] Aquí, «madera, piedra», significa «estatuas de los dioses, ídolos». <<

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[122]Yaqui: «extranjero». Todos los pueblos han despreciado a sus vecinos, los han
llamado «animales, farfulladores, etc.» Por tanto, pueden aceptarse para Yaquí los
sentidos «levantados, en pie, despiertos» [para huir o espiar] o, todavía mejor, el de
«Langostas, Saltamontes». A menudo ese nombre designa particularmente a la gente
de México. <<

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[123]Especie de esportilla, o más bien, de cajita, de arca portátil, de la cual se sirven
hoy los indios, manteniéndola con una correa frontal, para transportar sobre la
espalda las cosas sagradas. <<

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[124] «¿No hemos tenido el mismo origen que vosotros?» [N. de los T.] <<

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[125] De ayunar ritualmente. <<

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[126] «Conservado todavía». [N. de los T.] <<

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[127]Hacer prisioneros a los dioses del enemigo y hacerles sacrificios, es quitarle su
protección al enemigo. Así procedieron México, Roma y otras ciudades
conquistadoras. <<

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[128]
A la derecha del camino que va de Santa Cruz del Quiché a San Andrés
Zakabaha. <<

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[129] Nombre dado a las casas construidas sobre pirámides truncadas. <<

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[130] Al Norte de Rabinal. <<

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[131] En la llanura, a dos leguas de Santa Cruz. <<

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[132]Este acecho no es solamente simbólico; era real, y uno de los principales deberes
de los jefes, por ejemplo, el Jefe Supremo de México. Algunos Códices mexicanos, el
Códice Dresdensis, y diversas inscripciones, muestran la enorme importancia del
planeta Venus. <<

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[133]Fillandsis usneoides, planta parásita cuyas fibras filamentosas se empleaban para
ornar los templos. [Pachtli, en náhuatl, de donde viene el nombre de paste, que se le
da en Centro América.] <<

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[134] «Cuando ven a uno o dos caminantes solos. « [N. de los T.] <<

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[135] Es decir, «lo que será el testimonio de nuestra potencia». <<

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[136] Para la protección de su pueblo. <<

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[137] Bastaba para contenerlos. <<

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[138]No les quitan la punta de la lanza, sino los adornos del asta solamente, por burla.
[N. de los T.] <<

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[139]400 es ya un gran número; 16. 000 y 24. 000, es decir, el doble y el triple de 8.
000 [unidad del cuarto orden en la numeración vigesimal] son, pues, enormes: ahora
bien, los enemigos eran todavía más numerosos. <<

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[140] Para golpear. <<

www.lectulandia.com - Página 255


[141]
Parece, sobre todo según otras obras, que la Fuerza Envuelta había sido traída de
Lugar de la Abundancia por Brujo del Envoltorio; de ella tomaba él su nombre. <<

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[142]Repito aquí que Nacxit, «Pedrerías-gemas», no tiene nada de náhuatl y es, como
lo prueba entre otros documentos el Título de Totonicapán, el Sol, jefe supremo de
Lugar de la Abundancia. Cfr. Tezozómoc. Por otra parte, el Oriente es hacia
Honduras [¿Copan?] y no hacia México. <<

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[143] Poner a la ciudad en primera línea, dominar. <<

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[144]«El barranco, la ciudad», es una fórmula; es la ciudad con su foso defensivo,
natural, o más o menos artificial. <<

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[145]Breve frase, terriblemente irónica [ignoro si ya ha sido notada]. Este primer
obispo de Guatemala era don Francisco Marroquín. <<

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[146] Hacen construir por los vasallos, los tributarios. <<

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[147]Como en México y en el Perú, autonomía de los vasallos, de los vencidos. Aquí,
por lo demás, él texto indica vasallos voluntarios, no vencidos en una guerra. <<

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[148] No por gloriola, sino como medio de dominación. <<

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[149] «Lugar de las Ortigas». La actual Chichicastenango. <<

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[150] La actual Tzacualpa. <<

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[151] «Mansión de Piedra Blanca Bella]»; la actual San Andrés. <<

www.lectulandia.com - Página 266


[152] «Blanca lo Bella; Tierra»; a una legua de Huehuetenango. <<

www.lectulandia.com - Página 267


[153] «Encima de las aguas calientes». Ruinas cerca de Totoni-capán. <<

www.lectulandia.com - Página 268


[154]O también Xelahu Queh, «Al pie de los Diez Venados [o símbolos, o Brujos]».
Al pie del volcán Santa María. <<

www.lectulandia.com - Página 269


[155] «Ante las construcciones». La actual Momostenango. <<

www.lectulandia.com - Página 270


[156] «Saúco» <<

www.lectulandia.com - Página 271


[157] Sin tocar a la civilización ni a la religión. <<

www.lectulandia.com - Página 272


[158]
Un ídolo. Nada indica que sea esa la piedra translúcida que servía de oráculo,
dada por el Nacxit. <<

www.lectulandia.com - Página 273


[159] El texto no da aquí más que diez ayunadores. Yo rectifico poniendo diecisiete,
como está indicado algunas líneas más adelante. Diecisiete, aunque no sea un número
sagrado como nueve y trece, parece, según los Códices, haber tenido cierta
importancia. Había pues, en total, treinta y nueve [o tres veces trece] ayunadores y
treinta y nueve sacrificadores. <<

www.lectulandia.com - Página 274


[160]
En todas partes de la Tierra los jefes realizan los grandes actos religiosos en
nombre de la tribu. <<

www.lectulandia.com - Página 275


[161] Las riquezas, simbolizadas por el verde y el amarillo [maíz]. <<

www.lectulandia.com - Página 276


[162]
En resumen, había cuatro jefes supremos de la tribu, de dos clases: 1a el
Consejero [Jefe] y el Consejero Lugarteniente; 2a el Eminente y el Hablador de los
Hombres. <<

www.lectulandia.com - Página 277


[163]¿Habrá aquí una crítica indirecta de los Jefes españoles acaparadores de
riquezas? <<

www.lectulandia.com - Página 278


[164] Por derecho de conquista. <<

www.lectulandia.com - Página 279


[165] Otra vez tributarios por propia voluntad. <<

www.lectulandia.com - Página 280


[166] «Brujo. Que es un modelo [un ejemplo]» <<

www.lectulandia.com - Página 281


[167] O bien Iztayul o Xtayul, «Opresor». <<

www.lectulandia.com - Página 282


[168] E-Gag-Quicab. «De numerosas manos de fuego.» <<

www.lectulandia.com - Página 283


[169]«Calabazas adornadas», dice Brasseur; «Estacas cambiadas [empalizadas
rehechas]» sería posible. <<

www.lectulandia.com - Página 284


[170] «Amontonador». <<

www.lectulandia.com - Página 285


[171]
«8 Bejuco»; esto muy bien puede ser el signo del día de su nacimiento, si se
admite para los glifos del calendario, como para los otros, la polifonía. <<

www.lectulandia.com - Página 286


[172] «7 Temperatura», nombre de día. <<

www.lectulandia.com - Página 287


[173] «Ornado con el anillo», dice Ximénez. <<

www.lectulandia.com - Página 288


[174] «3 Ciervo», nombre de día. <<

www.lectulandia.com - Página 289


[175] «9 Perro», nombre de día. <<

www.lectulandia.com - Página 290


[176]Cada Gran Mansión tenía su jefe supremo con jefes adjuntos; dicho jefe supremo
llenaba, por derecho de clan y no por derecho personal, tal función en la tribu; lo
mismo pasaba con el presidente del Consejo de la tribu, el «rey» de nuestros benditos
autores [podría llamársele el Presidente de la República], que era simultáneamente
jefe supremo de la Gran Mansión de Ca-Ha. <<

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[177] «Pinturas, escrituras» <<

www.lectulandia.com - Página 292


[178] «9 Sol». <<

www.lectulandia.com - Página 293


[179]Se podría traducir aquí por «Jefe-Cotuha o Jefe de los [hombres] Cotuha o jefe
de la Mansión de los Baños de Vapor». <<

www.lectulandia.com - Página 294


[180]Si se tuvieran las fechas exactas del gobierno de este Robles y de la llegada del
obispo Marroquín, se podría precisar cuándo fue redactada esta obra. <<

www.lectulandia.com - Página 295


[181] «Roja bandera de guerra». <<

www.lectulandia.com - Página 296


[182] «7 caña», nombre de día. <<

www.lectulandia.com - Página 297


[183] «El mortal» o «el humilde». <<

www.lectulandia.com - Página 298


[184]Estos Grandes Elegidos, designados por todos los jefes, tenían, pues, una alta
situación, por su elocuencia y por su elección mediante sufragio restringido. <<

www.lectulandia.com - Página 299


[185]
Para terminar, una ironía más; la historia quiché ha terminado, todo el Quiché ha
concluido, su ciudad ha desaparecido, ya no es más que un pueblecillo, pero… se
llama Santa Cruz. <<

www.lectulandia.com - Página 300

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