LLUVIA DE BUÑUELOS Texto

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LLUVIA DE BUÑUELOS

NARRADOR: Cuentan que una vez allá por Sahuaripa en el estado de Sonora, un
matrimonio regresaba de visitar a los abuelos cuando de pronto Meregilda (que así se
llamaba la mujer) sintió un fuerte destello dorado sobre su rostro… y es que el sol
reflejaba algo brillante que sobresalía de la tierra debajo de un enorme nopal junto a un
nido de hormigas amarillas.
Meregilda- mira cerapio mira, párate párate
Narrador- dijo ella
Cerapio- ¿que tú? ¿Qué te pica?
Narrador – contestó el marido
Meregilda – ¿qué eso?, ¿qué es eso que brilla debajo del nopal?
Cerapio- te dije te dije que ya no te tomaras otro mescal, pero nunca has de decir que no
Meregilda- que mezcal ni que mezcal, (golpea a Cerapio) ven ayúdame ahí hay oro
enterrado
- La pareja empezó a rascar con frenesí y encontró en efecto una gran olla de cobre
repleta de monedas de oro que las últimas lluvias torrenciales habían dejado al
descubierto se trataba de enormes, enormes centenarios del tiempo de la
revolución. -
Cerapio- vieja, vieja tenemos que contarles a todos que somos ricos
Meregilda- estás loco? que contar ni que mis canicas, (vuelve a golpearlo) segurito van a
salir con que lo robamos y no faltará quien quiera quedarse con el no no no por las
barbas de tu abuela no vayas a abrir el pico cerapio por dios
- Y así taparon la olla con un zarape y sudando la gota gorda se encaminaron
rápidamente a su casa…
- pero la mujer estaba preocupada, preocupada por lo fanfarrón y parlanchín que
era cerapio su marido, entonces hizo algo extraordinario, esperó a que su esposo
se durmiese he inmediatamente después Meregilda en lugar de irse a la cama, se
fue a la cocina, y se acercó todos los ingredientes necesarios para hacer unos
ricos y crujientes buñuelos… si si oyeron bien buñuelos, juntó harina azúcar
manteca he hizo tantos tantos que ya no cabían en la cocina, el gato sacarías le
acompañaba, la mujer los hacia con tal prisa que el pobre minino negro termino
blanco de tanta harina que le nevaba desde la mesa, cuando consideró que ya
eran suficientes levanto muy bien su tiradero y salió de la casa tomo uno a uno
los buñuelos y los fue colocando sobre las macetas, los árboles en los postes de
luz en las banquetas, bueno por cuanto lugar se pudiera y después corrió a
despertar a su marido.
Meregilda- viejo viejo despierta cerapio despierta te digo,
Cerapio – ¿que que que paso?
Meregilda- un milagro viejo, no me lo vas a creer, no me lo vas a creer, pero estuvieron
lloviendo buñuelos
Cerapio- ya te acabaste el mescal y te seguiste con el bacanora o que, tengo que
esconderte todo pues
Meregilda- a claro si nunca me crees nada, incrédulo levántate levántate y ve por ti
mismo
-al hombre no le quedó mas remedio que levantarse y salir
Cerapio- santo niño de la singúiza vieja, llovieron buñuelos
Meregilda.- te digo pues
Cerapio. - milagro milagro,
Meregilda. - sh cállate
Cerapio. - tráete una canasta, pero de las grandes vieja de las grandes por que hoy los
voy a vender en el pueblo
Meregilda- te la traigo, te la traigo.
Cerapio- no puede ser somos millonarios y pa´ colmo nos toca una lluvia de buñuelos
hoy sí que estamos de suerte.
- Y así la pareja comenzó a cosechar los buñuelos... Meregilda sonreía satisfecha…
Cerapio se fue a trabajar prometiendo cumplir con su promesa de no contar nada
a nadie, pero el caso es que cuando llego a la plaza del pueblo, bla bla bla… a
cuanta persona veía le relataba la historia del tesoro entonces claro empezó a
juntarse a su alrededor una muchedumbre curiosa ambiciosa y un tanto
incrédula, -
Cerapio- ay compadre mi vieja no las había visto pero eran unas monedotas, unas
monedotas así de gordotas, y como yo siempre ando bien hacha, que le digo vieja ahí
hay oro enterrado, ya estaba de dios que me llegara esta fortuna compadre
Compadre- me late que es puro cuento cerapio
Cerapio- puro cuento, puro cuento, pues pregúntenle a mi vieja si no me creen,
pregúntenle, pregúntenle
compadre- bueno pss por que no nos llevas con ella a ver
Vecino – que nos lleve a ver la feria, ¿que nos lleve verdad?
Compadre- que se me hace que eres puro jarabe de pico
Cerapio- jarabe de pico, jarabe de pico se van a tomar cuando lo vean van a ver
-como cerapio insistía que su relato era verdad, la gente considero necesario que su
esposa misma les confirmara la noticia, así que todos en tropel se enfilaron a la casa de
Meregilda… una vez que estuvieron frente al hogar del matrimonio, llamaron a la
puerta-
Gente – cállense cállense que ya salió la doña, mira ni se peinó esta
Cerapio – vieja vieja ya sé que no debí abrir el pico, pero nomás no me aguanté y estos
compas no me creen lo del tesoro, diles que fue cierto, diles que lo encontramos ayer,
diles diles.
Meregilda- tesoro
Cerapio -aja
Meregilda- Ayer
Cerapio- sí, ayer que llovieron los buñuelos
Meregilda- lluvia de buñue… haaa si claro claro buñuelos, claro mijo ayer llovieron
buñuelos de seguro no has tomado tu medicina hoy, verdad mijo
Cerapio- medicina, cual medicina
Meregilda- señores, señores mi esposo no ha estado muy bien últimamente dispensen
ustedes, tal vez sea mejor que lo dejemos descansar veda, no sea qué vuelvan a llover
buñuelos
(la gente se aleja platicando)
-la gente miro al hombre con compasión, los más sínicos con una sonrisa burlona … y así
los chismosos regresaron a sus casas, el esposo aprendió a guardar secretos, y el
matrimonio por fin empezó a disfrutar de su tesoro a solas… y claro tambien tuvieron
muchos días más para empalagarse comiendo buñuelos… y colorin colorado este cuento
se ha acabado.

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