Comunicaciones visuales

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Los criterios bá sicos de la Comunica ción Visua l

Autora: Sol Bruno

Introducción

Comenzaremos a pensar en presentaciones, teniendo en cuenta primero el


aspecto FORMAL de las mismas; es importante definir algunos criterios antes de
comenzar con el armado que responden a nociones o criterios básicos
referentes a la comunicación visual. En realidad, estos criterios o normas, son
comunes a cualquier mensaje visual, pero los enunciaremos adaptados al caso
particular que nos ocupa; las presentaciones.

En un mensaje visual, SIEMPRE la forma debe estar al servicio del


contenido; es decir, a través de un correcto diseño de la forma del mensaje, nos
aseguramos una mejor recepción del contenido.

El diseño de la forma obedece a elecciones basadas en la funcionalidad; pero


también obedece a criterios estéticos. El autor Frascara, en su libro “Diseño
Gráfico para la gente” plantea:

“…Muchas veces la gente se pregunta si en un diseño, uno debe ocuparse más de


lo estético o de lo funcional. Esta no puede ser una situación de elección, lo uno o
lo otro: lo estético es una de las funciones del diseño. Contribuye a hacer que el
mensaje sea atrayente para cierta audiencia, y contribuye a intensificar la
recepción del mensaje. Además, no hay estilo estético libre de ideología: una
estética expresa una cierta visión del mundo, promueve valores e influye en la
gente de modo subliminal. La elección y combinación caprichosa de estilos, hecha
sin prestar atención a sus mensajes implícitos, puede neutralizar la fuerza de un
mensaje o contradecirlo, entrando en conflicto con la motivación inicial que llevó a
la creación del diseño..."

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¿Cuá les son los criterios funciona les/ estéticos que debemos
tener en cuenta ca da vez que decidimos emitir un mensa je
visua l?

1- El Contexto:

Teniendo en cuenta que una presentación es un recurso "visual" debemos


entender de entrada que no puede ser un mensaje excesivamente largo; no puede
ser excesivo el texto en cada diapositiva ni puede ser excesivamente larga la
presentación total. La razón principal es porque una característica intrínseca de los
mensajes visuales es su capacidad de generar impacto, y ese impacto se genera
a través de la inmediatez... si un mensaje visual tiene demasiado texto, en realidad
es un mensaje textual enclavado en un formato erróneo, no solo perdió el impacto
visual, sino que, como texto de párrafo, es incómodo para leerlo.

En conclusión, una presentación demasiado larga, no es funcional. Esto nos lleva


a otra conclusión: si una presentación debe ser medianamente corta, en la
mayoría de los casos no podemos abarcar todo un tema, por lo tanto, debemos
hacer un recorte del tema general. Aquí llegamos al "contexto": por más que
(supuestamente) el receptor sabe sobre qué tema general es la clase, lo que
vamos a mostrar a través de la presentación es un recorte de este tema, y
entonces debemos contextualizar. Sobre ¿qué parte del todo vamos a hablar?
Necesitamos un título y en algunos casos también subtítulos. Poner en contexto al
receptor desde el inicio de una presentación nos evita que pierda tiempo
recabando señales para tratar de identificar qué recorte de información le vamos a
mostrar. Todas las pistas que podemos darle desde el inicio de la presentación,
nos ayudarán a que focalice concretamente en nuestro mensaje.

Esta contextualización la podemos dar, mejor aún, a través de una imagen; las
imágenes, son mensajes visuales inmediatos y con mayor impacto que el texto,
así que cuando podamos eliminar texto y reemplazarlo por imágenes, será mejor.

Por otro lado, además del contexto temático, también debemos pensar en el
contexto institucional… ¿En qué cátedra estoy? ¿En qué carrera y en qué
Facultad?, o estoy en un curso virtual? Tengamos en cuenta que el formato de
presentación se puede utilizar como apoyo a la oralidad del docente en una clase
tradicional, pero también se utiliza mucho como recurso narrativo, colgado en
Internet, o enviado por mail, etc. En esos casos, el usuario puede decidir mirar la
presentación a las 3 de la mañana, desde su casa, y en este sentido, ese
escenario se encuentra muy alejado del entorno institucional, por lo que es
importante darle un marco institucional a nuestra presentación.

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Ahora bien, ¿qué pasa si encontramos navegando en internet una
presentación muy bien hecha y muy interesante sobre el tema que nos compete
pero no dice quién la hizo ni la fuente? ¿Qué reacción lógica tenemos si no hay
información de contexto que nos indique de dónde proviene, qué institución lo
difunde, y cuando se hizo? Simplemente no nos da confianza… puede ser la mejor
recopilación de información sobre el tema, pero si no sabemos de dónde salió, la
información pierde credibilidad. Esto cobra más relevancia aun cuando trabajamos
con Prezi y tenemos una cuenta educativa, ya que nuestros prezis son públicos.
Es decir, nuestra presentación andará navegando libremente al alcance de todos
por lo que sugerimos contextualizar los materiales.

2- Tipografías y legibilidad

Los programas nos ofrecen una gama amplia de tipografías, el error común es
tentarse con esta oferta y utilizar 5 tipografías diferentes. Entonces nuestra
presentación se verá como un carnaval tipográfico caótico y sin sentido.
Entendamos que la tipografía también genera significado desde su forma y
estética: hay tipografías que se perciben como formales, o informales, divertidas o
delicadas, elegantes, imponentes, rústicas, infantiles, técnológicas, artísticas,
etc… Analicemos las opciones y hagamos una buena elección en función de
nuestra intención comunicacional.

Algunos ejemplos de malas y buenas (o pertinentes) elecciones tipográficas en


función del sentido:

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Lo ideal es seleccionar no más de dos (o tres…. pero alto ahí!!) fuentes
tipográficas para una presentación; una, necesariamente debe contar con muy
buena legibilidad, es decir, normal; ni expandida ni condensada, ni muy bold ni
muy light y sin ningún firulete raro. Esta fuente la usaremos para los bloques de
texto, ya que ésta es la situación donde necesitamos una “mancha” de texto
regular y fácil de leer. Nuestra segunda elección, puede ser una tipografía de
fantasía, es decir con algún firulete o característica peculiar, pero sólo debemos
usarla para frases cortas o algún título o resaltes en una frase, etc. Estas fuentes
son visualmente atractivas, pero debemos tener cuidado con el modo en que las
empleamos porque suelen no ser tan legibles.

Contraste con el fondo: Luego, debemos prestar atención en dónde ubicamos el


texto. Debemos asegurarnos de que tenga contraste con el fondo… un contraste
que sea cómodo para leer y que permita que nuestro texto no se pierda
visualmente.

3- Jerarquías

Las jerarquías nos ayudan a fijar focos de atención y el orden de lectura. Podemos
dar jerarquía con el tamaño del texto o de la imagen, con el color (mantener
siempre un criterio), con la tipografía (por ej. siempre ponemos la información
más relevante con tal fuente) o con la ubicación en el espacio (por ej. esto se
debe leer primero así que lo ubico arriba y más grande que el resto, esto otro, se
debe ver segundo así que lo ubico debajo, en el mismo color pero más chico; y
todo lo que sigue son ejemplos de lo dicho anteriormente, así que les pongo un
color más claro y cuerpo de fuente más chico aún y los ubico abajo de todo. Es un
análisis bastante obvio, sin embargo, si lo hacemos a conciencia, evitamos malos
entendidos en la decodificación de nuestra presentación).

Recordemos nuevamente, que no debemos poner información excesiva y que


para generar impacto necesitamos síntesis de elementos. A esa síntesis podemos
llegar determinando correctamente las jerarquías de información a través de la
forma en la que disponemos los elementos y a través del orden de lectura.

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4- Uso de imágenes

Es sabido que una imagen es más efectiva a la hora de comunicar, que el mismo
contenido, pero escrito en forma de frase. Y también que comunica mucho más en
un tiempo de decodificación mucho más corto. Asimismo, apela a las emociones
con mucha más facilidad. No hay discusión sobre todo eso. Entonces, como ya lo
mencionamos más arriba, siempre que tengamos la posibilidad de “decir” a
través de una imagen, aprovechémosla.

Sin embargo, no debemos descuidar algunos aspectos. Es mucho más fácil


malinterpretar (o no interpretar) una imagen que un texto, porque el texto tiene un
significado más directo, pero una misma imagen puede representar cosas muy
distintas para audiencias diferentes. Una imagen puede comunicar significados
que no queremos que comunique. O puede generar percepciones que nos
jueguen en contra.

Entonces, para asegurarnos una comunicación correcta, no debemos perder de


vista los siguientes aspectos:

a) En primer lugar: los destinatarios. Es necesario tener en cuenta los


conocimientos previos del destinatario. No es un tema menor si la imagen
será usada en el aula para estudiantes de escuela secundaria o si es para
docentes que realizan un posgrado. También sería bueno chequear que no
habrá interpretaciones incorrectas por diferencias culturales, en el caso de
que nuestra presentación vaya a exponerse en un contexto internacional,
por ejemplo.

b) La pertinencia: la imagen también puede ser formal, informal, estilo


viñeta cómica, pop, vintage, artística, etc, por lo que es importante que no
perdamos de vista la forma de la imagen, es decir, si nuestra imagen
muestra el contenido correcto pero por ej. tiene un tratamiento estético
vintage, esta información adicional ¿no perjudica a nuestro mensaje?
¿Cómo lo va a interpretar el destinatario?
Tampoco es pertinente agregar imágenes sólo como adorno, que no tienen
nada que ver con el tema, o que tienen algo que ver, pero muy rebuscado.
En ese caso, ante el riesgo de generar confusión, es preferible no
agregarla.

c) La estética: más allá de nuestros gustos personales, el tratamiento de la


imagen, los colores, etc., deberán ser acordes con el diseño o con
criterios estéticos del entorno en el que incrustaremos esa
imagen. Nuestros gráficos o imágenes tendrían que armonizar con el
contexto para que todos los elementos se perciban como partes de un
mismo sistema visual.

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d) Y por último, debemos tener en cuenta el tamaño (peso) de las
imágenes; muchas veces las imágenes que encontramos en internet son
muy pequeñas y se pixelan. La calidad debe ser buena para no arrastrar
esa percepción de mala calidad a toda nuestra presentación. Y tampoco
deben ser excesivamente grandes porque generarían un peso innecesario
a nuestro archivo.

5- El guión

Toda presentación debe tener un comienzo, un desarrollo y un cierre. Ese


desarrollo no debería ser demasiado extenso, con unas 10 diapositivas
deberíamos poder abarcar un tema; así como tampoco debería ser tan corto que
nos dé la impresión de que el contenido no justifica una presentación.

Cada presentación debe interpretarse como una narración cerrada, que empieza y
que termina. Si termina de forma muy abrupta o abierta y no hay señales que
indiquen ese final, la idea no se cierra.

Para evitar estas situaciones, es útil armar de antemano un pequeño guión que
estructure la información que vamos a mostrar. Lo óptimo es definir lo que
queremos decir y distribuir esa información en aproximadamente 10 diapositivas...
sino, como suele pasar, empezamos directamente armando en Power Point, sin
planeamiento previo, y cuando vamos por la diapositiva 10 aun no llegamos ni a la
mitad del desarrollo del tema y el resultado es…la típica presentación eterna.

Por último, no debemos olvidar pensar para el final, una conclusión o un cierre
evidente; puede ser un breve texto o una breve frase de despedida, o créditos, o
una reflexión, que efectivamente de la idea de final. Seamos conscientes de que
no hay nada más desconcertante que un final abrupto que deje al destinatario con
la duda de si la presentación realmente terminó o si falta una parte que se perdió
en el camino.

Autora: Sol Bruno

Cómo citar este texto:


Bruno, S. (2017). Los criterios básicos de la Comunicación Visual. Curso
Virtual: “¿Cómo mejorar mis presentaciones? con Power Point y Prezi”.
Programa de Formación Docente en Educación y Nuevas Tecnologías.
Secretaría Académica. Área de Educación a Distancia. UNER

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