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¿Qué es la Responsabilidad Civil?

En el día a día podemos encontrarnos con situaciones en las que otra persona pueda sufrir un daño
del que seamos responsables. Es lo que se conoce como Responsabilidad Civil. Analicemos en qué
consiste.

La Responsabilidad Civil es la obligación que tiene una persona física o jurídica (sociedad o
administración pública) de reparar o compensar por los daños y perjuicios que ocasione sobre otra
persona, su patrimonio o sus bienes, generalmente mediante una indemnización.

Definición de responsabilidad civil


La responsabilidad civil puede definirse como la obligación de reparar los daños y/o perjuicios
causados a una persona o grupo de personas, que puede haberse producido por dolo o culpa del
causante, es decir, queriendo o no, habiendo sido diligente o ser meramente objetiva.

Dicho daño puede ser provocado por un incumplimiento contractual o por la ocurrencia de un daño
sin que exista vínculo contractual previo.

La obligación de resarcimiento abarca tanto la reparación in natura (que supone colocar al


perjudicado en la situación inmediatamente anterior al hecho lesivo) o por equivalente monetario,
que normalmente se refiere al pago de una indemnización por dichos daños y perjuicios.

En ocasiones, la responsabilidad civil surge por la conducta de un sujeto que está bajo nuestra
supervisión, como es el caso de los padres respecto a la conducta de sus hijos, los directores de un
centro educativo en relación a los daños que causen los alumnos del mismos o los responsables de
una empresa respectos a los actos causados por un empleado.

¿Cuándo se da la responsabilidad civil?


Para que exista una obligación de indemnizar por responsabilidad civil deben concurrir una serie de
elementos, a la vez que existen una serie de circunstancias que eximen de la misma.

Requisitos para que exista responsabilidad civil


Para que exista responsabilidad civil tienen que concurrir tres elementos:
Personas. Debe existir una persona que provoque el daño y otra que lo padezca, siendo la primera la
responsable de reparar, restituir o indemnizar a la segunda.
Lesiones. Debe producirse una lesión, en forma de daño o incumplimiento contractual, pudiendo
afectar tanto a una persona como a su patrimonio.
Relación de causalidad. Debe acreditarse un nexo causal entre la acción u omisión de quien provoca
el daño y la propia lesión producida.
¿Qué circunstancias evitan que exista la responsabilidad civil?
Existen una serie de circunstancias que evitan que concurra la responsabilidad civil:

Legítima defensa. Cuando el daño causado es por defenderse de una agresión.


Estado de necesidad. Cuando se produce el daño para evitar un mal mayor.
Consentimiento del perjudicado. En este caso solo exonera cuando no se haya producido daños no
patrimoniales.
Caso fortuito. Por una situación imprevista o inevitable en la que no exista ni culpa ni negligencia.
Requisitos para que exista Responsabilidad Civil

Tipos de responsabilidad civil


La responsabilidad puede ser de dos tipos: contractual o extracontractual. También puede derivar de
un ilícito penal, es decir, de la comisión de un delito.

Responsabilidad civil ex delicto


Se trata de la responsabilidad civil derivada de la comisión de un delito, de modo que el autor del
mismo deberá reparar el daño económico causado o indemnizar los perjuicios mediante el pago de
una cantidad, como cuando un ladrón roba un coche, que está obligado a restituírselo en las mismas
condiciones a su propietario y a indemnizarle por los perjuicios materiales y morales causados.

Responsabilidad extracontractual
La responsabilidad extracontractual incluye las indemnizaciones derivadas de daños o lesiones que
se inflijan pero que no estén recogidas en un contrato, como cuando en un comercio se desprende un
rótulo de la entrada y golpea a un paseante.

Responsabilidad contractual
La responsabilidad civil contractual es una sanción convenida por las partes en caso de una infracción
o incumplimiento de un deber fijado en un contrato, como si una empresa contrata con un
proveedor la compra de unos productos y cuando se les entregan estos están defectuosos.

Ejemplos de responsabilidad civil


Existen muchos ejemplos cotidianos en los que concurre la responsabilidad civil:

Fugas de agua que causan desperfectos en las casas de los vecinos.


Accidentes de tráfico con lesionados.
Daños de sustancias inflamables o explosivas no situadas en un lugar seguro.
Mala praxis de profesionales, como un contable que no presenta toda la documentación fiscal al
hacer la declaración de la renta o un médico que comete una negligencia en una operación.
Daños ocasionados por animales de compañía, como un perro que muerde a un ciudadano.
Casos en los que es necesario un seguro de Responsabilidad Civil

¿En qué casos necesito un seguro de responsabilidad civil?


Para cubrir las consecuencias desfavorables para nuestro patrimonio por un caso de responsabilidad
civil se puede contratar un seguro de Responsabilidad Civil (RC), por el que la aseguradora se
compromete a indemnizar al asegurado como consecuencia de la reclamación de un tercero
afectado.

En algunos casos este seguro es obligatorio, como cuando conduces un coche, tienes un comercio
abierto al público o desarrollas ciertas profesiones (médicos, agentes de viajes, arquitectos…).

Asimismo, es fundamental en muchas otras actividades, dado el alto coste que en muchas ocasiones
acarrean las indemnizaciones.

Además, es muy recomendable en otras muchas situaciones de la vida cotidiana, como en el caso de
poseer una vivienda o un local.

: ACCIONES DE PROTECCIÓN DEL CRÉDITO.


Contenido: Acción Oblicua. Acción Pauliana o Revocatoria. Acción de Simulación. Concepto.
Fundamento Legal. Naturaleza Jurídica. Supuestos de Procedencia. Efectos Jurídicos. Diferencias.
Análisis: Arts. 1278, 1279, 1280 y 1281 CCV.

ACCIÓN OBLICUA: Denominación.

La acción oblicua es denominada por la doctrina como subrogatoria o acción indirecta.


Subrogatoria, por cuanto el acreedor ejerce las acciones de su deudor en las cuales se subroga para
ejercerlas contra el tercero, deudor de su deudor. Es decir, el acreedor sustituye a su deudor en el
ejercicio de sus acciones contra el tercero, actuando en nombre y lugar de su deudor. Indirecta, por
cuanto el acreedor no ejerce sus propios derechos y acciones, sino los derechos y acciones de su
deudor.

Esto último la diferencia de las llamadas acciones directas, que son aquellas acciones propias
que un acreedor tiene y ejerce en su propio nombre contra el deudor de su deudor, tal como ocurre en
el caso de la acción que puede intentar el arrendador contra el subarrendatario deudor a su vez del
arrendador (Art. 1584 CCV), el trabajador contra el dueño de la obra (Art. 1643 CCV), el mandante
contra el mandatario sustituyente (Art. 1695 CCV).

FUNDAMENTO LEGAL

La acción oblicua está consagrada en el artículo 1278 del Código Civil: “Los acreedores pueden
ejercer para el cobro de lo que se les deba, los derechos y acciones del deudor, excepto los derechos
que son exclusivamente inherentes a la persona del deudor”.

NATURALEZA DE LA ACCIÓN OBLICUA

En principio, la acción oblicua es considerada por la doctrina como una acción conservatoria,
debido a que persigue hacer ingresar en el patrimonio del deudor determinados viene y derechos que
legalmente le corresponden, conservando así dicho patrimonio como garantía de los créditos de los
acreedores.

Sin embargo, para muchos autores tiene aspectos ejecutorios, pues en la práctica, el acreedor
intenta la acción oblicua no sólo para ingresar determinados bienes en el patrimonio de su deudor, sino
para de inmediato ejercer el cobro de un crédito sobre los mismos bienes. Pero tal circunstancia, en
nada le resta su carácter conservatorio.
SUPUESTOS DE PROCEDENCIA
Dado el laconismo de la norma legal que la consagra, la doctrina se ha visto obligada a
estructurar las condiciones o requisitos necesarios para la procedencia de la acción, lo que ha
sistematizado en dos grandes categorías: Requisitos o condiciones de fondo y requisitos o condiciones
de forma.

1º Requisitos o condiciones sustanciales de fondo:


La doctrina los ha subdividido a su vez en tres categorías: Condiciones relativas al deudor,
condiciones relativas al acreedor y las condiciones relativas al crédito.

A.- Condiciones relativas al deudor:

a.- La inacción del deudor. La acción oblicua supone un deudor negligente en el ejercicio de
sus acciones, es decir, que no ejerza un derecho que legalmente podría ejercer. No basta con un simple
retardo en el ejercicio de sus acciones.
La inactividad del deudor puede deberse a dolo o a simple culpa, inclusive a un propósito
laudable, puede ser un abandono involuntario; por ejemplo no presencia o enfermedad que impidan al
deudor actuar.
La jurisprudencia francesa sostiene que no basta para impedir el ejercicio de la acción oblicua
que el deudor intente una acción, sin tramitarla. En tal caso, solo simularía diligencia en el ejercicio de
sus derechos.
b.- El deudor debe estar en estado de insolvencia, porque de no estarlo, la injerencia del
acreedor constituye una intromisión abusiva intolerable y contraria a derecho.
c.- No es necesario que el deudor sea constituido en mora por el acreedor, pues la acción
oblicua es de naturaleza conservatoria y no ejecutoria.

B. Condiciones relativas al acreedor:

a.- Interés por parte del acreedor. Esta condición excluye el ejercicio de la acción oblicua
cuando el deudor es solvente. En tal situación, el acreedor no tendrá interés en acrecentar el
patrimonio de su deudor, puesto que tiene la seguridad de ser pagado. Tampoco tendrá interés el
acreedor, cuando el crédito del deudor que aquel pretende ejercer, sea inembargable, o en los casos
de quiebra. En tales situaciones lo hará el Síndico designado.
b.- Debe tratarse de un acreedor quirografario o acreedor privilegiado cuya garantía resulte
insuficiente para respaldar el crédito, si se trata de un acreedor privilegiado o hipotecario con garantía
suficiente, carecería de interés para intentar la acción.

C. Condiciones relativas al crédito:

a.- El crédito debe ser cierto, líquido y exigible. Un crédito es cierto cuando existe con toda
seguridad lo que excluye a los créditos condicionales y a los eventuales. Líquido cuando se sabe
exactamente la cuantía y extensión de lo debido y exigible cuando el acreedor tiene derecho a exigir el
pago.
Si el crédito está sometido a término siendo el deudor insolvente requisito para ejercer la
acción oblicua, caduca el término a que estuviera sometida la obligación del deudor (Art. 1215 CCV).
Por lo que respecta a si se necesita un título ejecutivo, es decir, que el crédito conste en
instrumento público u otro instrumento auténtico que demuestre clara y ciertamente la obligación del
demandado de pagar alguna cantidad líquida con plazo cumplido, o en vale o instrumento privado
reconocido judicialmente por el deudor, la doctrina y jurisprudencia rechazan tal requisito fundándose
en la naturaleza conservatoria de la acción.
El crédito puede ser superior, igual o inferior al derecho ejercido.
b.- No es necesario que el crédito del acreedor sea anterior en fecha al crédito del
deudor contra el tercero, aquel crédito puede ser anterior o posterior en fecha. El derecho de
creedor a ejercer la acción oblicua no está subordinado a la fecha de su crédito con respecto al
derecho que ejerza, porque el fundamento de la acción oblicua radica en la conservación del
patrimonio del deudor, independientemente de la fecha de los créditos y derechos que integran
ese patrimonio.
2º Requisitos o condiciones de forma:

a.- Emplazamiento de deudor. En principio, la doctrina y la jurisprudencia no exigen que el


acreedor haga citar a su deudor, pero por motivos prácticos a fin de que no existan dudas en cuanto al
efecto de cosa juzgada que la sentencia por obtenerse pueda tener contra el deudor, convendrá al
demandante llamar a juicio a su deudor.

b.- Autorización judicial para el acreedor. La doctrina y la jurisprudencia afirman que no se


requiere de autorización judicial, pues el acreedor puede ejercer las acciones y derechos de su deudor
en virtud de un derecho que le atribuye expresa y directamente la ley. Sólo en los casos de aceptación
de herencia es que se necesita la autorización judicial (Art. 1017 CCV).
EFECTOS JURÍDICOS
1.- El acreedor si bien actúa con un derecho propio que le consagra la ley, ejerce las
acciones de un deudor y no las suyas propias. De este efecto se desprenden las siguientes
consecuencias:
a.- El tercero demandado por el acreedor puede alegar contra éste todas las excepciones
que tenga contra su acreedor. El deudor puede oponer al acreedor de su acreedor todas las
excepciones que lo liberen frente a su acreedor: nulidad de la obligación, pago, novación,
compensación; puede oponerle los documentos privados, porque el acreedor de su acreedor no es
un tercero, sino que actúa en nombre de su acreedor. Puede oponerle también, las excepciones
relacionadas con el crédito en que fundamente su acción en nombre de su deudor; puede
inclusive desinteresar al acreedor de su acreedor pagándole la deuda.
b.- El acreedor que intenta la acción oblicua actúa en nombre del deudor. La ley lo legitima
para actuar en nombre del deudor; para algunos la ley le concede una representación del deudor
cuando se dan los supuestos de la acción oblicua, tal y como lo ha establecido la jurisprudencia:

“El carácter de acreedor lo que da es un derecho a obrar por el deudor pero no


significa que lo suplante y se convierta en cesionario absoluto y pleno de los
derechos que pertenecen al deudor y de ahí que éste puede disponer de ellos…”

En consecuencia el deudor mantiene, a pesar de su insolvencia y de su inercia, plenas


facultades para disponer del crédito cuyo pretende ejercer quien ejerce la acción oblicua; podrá
pagar a su acreedor, podrá ratificar el acto atacado de nulidad, podrá llegar a una transacción con
su acreedor, podrá novar la obligación y en general ejercer todos los derechos que le concede la
ley. Es indudable que no puede remitir la deuda ni disponer fraudulentamente de sus derechos en
perjuicio de sus acreedores, porque en tal caso, éstos tendrían derecho a ejercer la acción
pauliana.
c.- El acreedor demandante puede obtener una sentencia condenatoria por un valor mucho
mayor al monto de su propio crédito. Esto ocurre, cuando el valor del derecho ejercido es mayor
que dicho crédito.
d.- La acción oblicua se dirige directamente contra el deudor del deudor, no es
indispensable hacerlo parte en el juicio. Sin embargo, ello tiene un grave inconveniente, pues la
cosa juzgada que se obtenga sin la presencia del deudor, no hará efecto contra éste, porque a
pesar de que su acreedor actúe en su nombre, no tiene su plena representación y por
consiguiente, no es parte en el juicio para el cual no ha sido citado. Desde el punto de vista
práctico, es conveniente intentar la acción conjuntamente contra el deudor y su deudor.
2º Los derechos y acciones del deudor contra el tercero se hacen efectivos e ingresan en
su patrimonio, y como el patrimonio del deudor es prenda común de sus acreedores, el aumento
del patrimonio del deudor obtenido mediante la acción oblicua beneficia no solo al acreedor
demandante sino a todos los demás acreedores que tenga el deudor. Dichos acreedores concurren
en igualdad de condiciones con el acreedor que intentó la acción oblicua, si son quirografarios y en
condiciones superiores al referido acreedor, si son privilegiados. Esta circunstancia explica por qué
en la vida real se utiliza poco la acción oblicua y es preferible en sus casos, el embargo de créditos.
Nada impide que en un mismo juicio se intenten conjuntamente la acción oblicua contra el
deudor del deudor y la acción ejecutoria contra el deudor, siempre que se ventilen por el
procedimiento o juicio ordinario.

ACCIÓN PAULIANA: Concepto.


La acción pauliana denominada también acción revocatoria, es la operación mediante el
cual el acreedor puede hacer inoponibles los actos fraudulentos celebrados por el deudor con
terceros, con el objeto de desprenderse de su patrimonio, convertirlo en bienes fáciles de ocultar
(dinero en efectivo) o disminuirlo a tal grado que quede burlado el crédito de aquél.

FUNDAMENTO LEGAL:
El Código Civil venezolano contempla la acción pauliana en los artículos 1279 y 1280, tales normas
difieren en los códigos civiles francés e italiano. Las peculiaridades de esta institución en nuestra
legislación nos obligan a tomarlas especialmente en consideración al examinar la doctrina extranjera.

NATURALEZA JURÍDICA:
Puede afirmarse que la acción pauliana es una acción conservatoria, autónoma, personal,
declarativa y de inoponibilidad.
Es una acción conservatoria porque no tiene como fin inmediato la ejecución del
patrimonio del deudor sino la inoponibilidad o ineficacia del acto efectuado entre el deudor y el
tercero frente al acreedor demandante, de modo que los bienes por aquél enajenados puedan ser
objeto de ejecución por quien intentó la acción.
Es una acción autónoma con caracteres típicos que el acreedor ejerce en su propio
nombre y que además le es propia, a diferencia de la acción oblicua, en la cual el acreedor no
ejerce una acción propia, sino la de su deudor.
Es una acción personal porque su finalidad principal consiste en la revocación relativa de
las obligaciones que nacen de un acto jurídico, circunstancia característica de las acciones
personales.
Otros autores sostienen que es una acción por responsabilidad civil basada en el hecho
ilícito en que incurre el tercero que negocia con el deudor, lo que puede tener por efecto la
restitución del bien como aplicación de la reparación en especie, o cuando ella no fuere posible, la
reparación por equivalente.
Es una acción de inoponiblidad, porque con ella el acreedor persigue que el acto
efectuado entre el deudor y el tercero no le sea oponible a él, pero subsiste y es oponible a los
demás acreedores.

SUPUESTOS DE PROCEDENCIA:
La doctrina ha sistematizado las condiciones o requisitos de la acción pauliana en tres grandes
categorías:
A. Requisitos relativos a las partes.
B. Los requisitos relativos al acto.
C. Los Relativos al crédito.

A. Requisitos relativos a las partes:


1º Interés de parte del acreedor:
La doctrina considera indispensable para la procedencia de la acción pauliana que el acreedor
tenga interés en ejercerla (toda acción supone un interés) al ver amenazada la efectividad de su crédito
por la insolvencia o la disminución del patrimonio del deudor.
Como consecuencia, los acreedores quirografarios que tienen un derecho de crédito
indiferenciado y sin preferencias ni privilegios sobre el patrimonio del deudor, serán los primeros
interesados sin que ello signifique que queden excluidos de ese interés los acreedores privilegiados y
los hipotecarios, que si bien tienen preferencia, pueden tener interés cuando su garantía les resulte
insuficiente para proteger sus respectivas acreencias.
En cuanto a los acreedores condicionales, cuyo derecho de crédito está sometido a condición,
parte de la doctrina distingue: si sus derechos de crédito están sometidos a condición suspensiva, no
pueden ejercer la acción por cuanto tal derecho no ha nacido y por lo tanto dichos acreedores carecen
de interés. Si el crédito está sometido a condición resolutoria, si pueden ejercer la acción, por cuanto el
crédito existe, sólo que podrá desaparecer al cumplirse la condición.
Respecto a los acreedores a término, en principio no tienen interés y por lo tanto no podrán
ejercer la acción debido a que su derecho de crédito aún no es exigible. Sin embargo, tal imposibilidad
es teórica en el caso de que el deudor se haga insolvente, en tales circunstancias, ocurre la caducidad
del término por mandato expreso del legislador (Art. 1215 CCV).

2º Daño experimentado por el acreedor:


El acto del deudor debe causar un perjuicio al acreedor, perjuicio que en doctrina recibe el
nombre de “Eventus Damni” que consiste en que el acto impugnado para disminuir el patrimonio del
deudor a tal límite que el acreedor no pueda ejercer su crédito con toda efectividad y en toda su
integridad por existir insolvencia en la situación de dicho patrimonio. Si el acto no ha causado daño
alguno al acreedor, éste no podrá intentar la acción.

3º El deudor debe ser insolvente:


El daño causado al acreedor supone la insolvencia del deudor, o sea, que el deudor como
efecto del acto celebrado, se convierta en insolvente o haya aumentado su insolvencia si estaba en tal
situación cuando celebró dicho acto.
Si el deudor es solvente después del acto, no habrá causado daño alguno al acreedor quien
para satisfacer su crédito, puede embargar otros bienes de su deudor. La insolvencia consiste en que el
activo del deudor sea inferior a su pasivo.

4º Prueba del daño por parte del acreedor:


La doctrina francesa (hermanos Mazeaud), sostienen que el empobrecimiento del deudor
puede ocurrir por dos medios:
● La disminución verdadera del patrimonio hasta llegar al estado de insolvencia
(Existe una insolvencia real).
● La enajenación de bienes que efectúe el deudor, sustituyéndolos con bienes
fáciles de ocultar, de sustraer a la persecución de los acreedores (Existe una
insolvencia ficticia).
En ambos casos, dichos autores sostienen la posibilidad de intentar la acción pauliana. Siempre
deberá analizarse los bienes enajenados, pues si el bien adquirido es de mayor valor no habrá daño.

B. Requisitos relativos al acto:


a.- El fraude (pauliano):
El acto efectuado por el deudor debe ser fraudulento. En la doctrina este acto recibe el
nombre de “Concilium Fraudis”, y se explica su exigencia si se tiene en cuenta que su existencia es la
que va a justificar que se dote al acreedor de un recurso tan grave que constituye una verdadera
intromisión en la gestión de los actos del deudor.

b.- Fraude del deudor:


En relación con el fraude la doctrina se ha planteado la tesis de si será necesario que el deudor
hubiese tenido el propósito de causar daños al acreedor (animus nocendi) o basta que sólo se hubiese
representado o pensado la posibilidad de causar ese daño. Posteriormente, la cuestión se plantea
acerca de si basta que el deudor conozca el estado de insolvencia que atraviesa para que exista el
fraude o si es necesaria la intención de causar daño a su acreedor (animus nocendi).

c. Sistemática legal venezolana respecto al fraude:


En Venezuela el Código Civil presume de modo absoluto (irrefragable o juris et de jure) el
fraude, cuando los actos efectuados por el deudor son a título gratuito: “Se consideran ejecutados en
fraude de los derechos de los acreedores los actos a título gratuito del deudor insolvente al tiempo de
dichos actos, o que ha llegado a serlo por consecuencia de ellos” (Segundo párrafo del Art. 1279).
Respecto de los actos a título oneroso efectuados por el deudor insolvente, se consideran
fraudulentos “cuando la insolvencia fuere notoria o cuando la persona que contrató con el deudor haya
tenido motivos para conocerla” (Tercer párrafo del Art. 1279 ejusdem). Esta distinción es fundada para
algunos comentaristas como una presunción general de que todo sujeto de derecho conoce a fondo el
estado de su patrimonio; por lo tanto, los actos que debilitan o disminuyen o agravan su estado de
insolvencia deben considerarse fraudulentos.
En cuanto al tercero que contrató con el deudor, no es necesario probar el fraude; basta
probar que la insolvencia era notoria, lo que significa que sea del conocimiento de las personas que
integran el círculo de actividades del deudor.
En el caso de los actos a título oneroso, la presunción de fraude es de carácter relativo o juris
tantum, es decir, se admite la prueba en contrario.
También el Código Civil presume fraudulentos:
● El pago hecho por el deudor insolvente de una deuda aún no vencida a un acreedor
quirografario (Art. 1279, párrafo cuarto).
● Las garantías de deudas aún no vencidas que el deudor insolvente hubiere dado a uno o
más de los acreedores (Art. 1279, párrafo quinto).
Por otra parte, la insolvencia del deudor produce la pérdida del beneficio del plazo (Art.
1215), por lo cual todas las obligaciones del deudor son de plazo vencido.

C. Requisitos o condiciones relativos al crédito:


La doctrina fija en principio dos requisitos: El primero, donde el crédito debe ser cierto,
líquido y exigible y un segundo; donde el crédito debe ser anterior al acto fraudulento.

1º El crédito debe ser cierto, líquido y exigible:


La jurisprudencia francesa exige con homogeneidad que el crédito sea cierto, líquido y exigible.
No hay duda de que el crédito debe ser cierto, lo que excluye las obligaciones nulas y las naturales. La
existencia del término no impide el ejercicio de la acción pauliana, pues la insolvencia del deudor
produce la caducidad del término (Art. 1215 CCV) y siendo la insolvencia uno de los requisitos de la
acción pauliana, el acreedor a término se equipara al acreedor puro y simple.
El acreedor bajo condición resolutoria, se equipara al puro y simple (Art. 1204 ejusdem) y en
cuanto al acreedor bajo condición suspensiva se tiene un interés actual, pues el deterioro del
patrimonio de su deudor lo perjudicará si se cumple la condición; y por lo que respecta a los
acreedores bajo condición resolutoria, que sí pueden intentar dicha acción, pues su crédito existe, es
válido y protegible.
En cuanto a la liquidez del crédito, algunos autores no la exigen tomando en cuenta el carácter
conservatorio de la acción y la circunstancia de que tales acciones son independientes del carácter de
liquidez que pueda o no tener el crédito referido. No es necesario que se trate de un crédito ejecutivo,
debido a que no es una acción ejecutoria.

2º El crédito debe ser anterior al acto fraudulento:


El crédito debe ser anterior en fecha al acto fraudulento, debe ser de fecha cierta e indubitada
para los terceros, de modo que el instrumento donde conste les pueda ser oponible; si es posterior no
procede la acción (Art. 1280, primer párrafo).
Los acreedores perjudicados por el acto fraudulento del deudor son aquellos cuyos créditos
son anteriores en fecha a dicho acto. Los acreedores cuyos créditos son posteriores al acto fraudulento
no pueden contar con los bienes que el acto del deudor había hecho que desaparecieran antes de la
existencia de dichos créditos. Ellos no pueden quejarse de una situación patrimonial que existía y
debían conocer para el momento en que adquirieron el crédito contra el deudor.
La doctrina y la jurisprudencia admiten que un acreedor cuyo crédito sea posterior en fecha al
acto fraudulento, pueda intentar la acción pauliana en estos dos casos únicamente:
1. Cuando el fraude haya sido organizado anticipadamente con miras de perjudicar a un
futuro acreedor.
2. Cuando el acreedor cuyo crédito sea posterior en fecha, sea titular del mismo por ser
causahabiente de un acreedor cuyo crédito sea anterior en fecha (Art. 1280, primer
párrafo).

D. CITACIÓN DEL DEUDOR:


Dado que el acreedor ejerce una acción propia y no la del deudor, puede ejercer esa acción
contra el tercero únicamente y por lo tanto no es indispensable la citación del deudor a juicio, pero
como el fraude implica la actuación del deudor, quien así será afectado por los efectos de la cosa
juzgada.

DIFERENCIAS DE LA ACCIÓN PAULIANA CON LA ACCIÓN OBLICUA:

ACCIÓN OBLICUA ACCIÓN PAULIANA

1º Por el fundamento o supuesto que la motiva, 1º Por el fundamento o supuesto que la motiva,
procede en los casos de un deudor inactivo en el procede contra el tercero que adquiere derechos
ejercicio de sus derechos. a título gratuito u oneroso o mediante actos
fraudulentos del deudor insolvente.

2º El acreedor actúa en nombre propio pero 2º El acreedor actúa en nombre propio y


ejerce un derecho ajeno, el de su deudor. ejerciendo también un derecho propio que le es
conferido por el legislador.

3º Los demás acreedores se aprovechan y 3º Sólo se beneficia el acreedor que la intenta,


benefician del ejercicio de dicha acción, por con quien no concurren los demás acreedores,
cuanto concurren con el acreedor demandante pues del bien recuperado sólo se aprovecha el
en el cobro de sus créditos. acreedor que demanda la acción.

4º No requiere necesariamente de un elemento 4º Supone necesariamente un elemento de


intencional, pues puede tratarse simplemente de naturaleza intencional como es el fraude, en el
un deudor que no ejerza sus derechos y acciones. que concurren el deudor y el tercero.

5º Es indiferente que el crédito del acreedor sea 5º Es necesario que el crédito del acreedor sea
anterior o posterior en fecha al del deudor. anterior en fecha al acto fraudulento, pues si es
posterior, se estima que dicho acreedor debe
acepta el estado patrimonial de su deudor al
momento en que celebró con él el acto y no
acudir a la recuperación de bienes que ya no
existían en el patrimonio del deudor en el
momento de la realización de dicho acto.

6º Persigue el ejercicio de los derechos y acciones 6º Persigue la inoponibilidad respecto de quien


de un deudor inactivo en el ejercicio de los intenta la acción de actos fraudulentos
mismos. efectuados por el deudor.

ACCIÓN DE SIMULACIÓN: Concepto.


La simulación es un negocio jurídico bilateral (porque requiere la voluntad de dos personas
con el propósito de crear ciertos y determinados efectos jurídicos), en el cual existe una
divergencia intencional entre la voluntad real y la voluntad declarada que da lugar a un acto
jurídico aparente u ostensible, destinado a engañar a los terceros y al acto verdaderamente
querido por las partes.

CARACTERES DE LA ACCIÓN DE SIMULACIÓN:


1. Es una acción personal aun cuando verse sobre un inmueble.
2. La acción será civil o mercantil, según se trate de asuntos de una u otra naturaleza.
3. Es una acción declarativa, debido a que su efecto es declarar inoponible el acto simulado
al actor.
4. Puede ser conservatoria, porque puede intentarse para preservar el patrimonio del
deudor.
5. Podrá ser acumulada a otras acciones: pauliana, acción de nulidad o a una acción de
restitución de la cosa.
6. Podrá oponerse como excepción o es una reconvención.
DIFERENCIAS ENTRE LA ACCIÓN POR SIMULACIÓN Y LA ACCIÓN PAULIANA:

ACCIÓN PAULIANA ACCIÓN POR SIMULACIÓN

1º Tiene por objeto impugnar un acto real o 1º Tiene por objeto impugnar un acto ficticio o
verdadero del deudor. aparente del deudor, un acto que realmente no
ha sido deseado por él sino sólo simulado.

2º Persigue reintegrar al patrimonio del deudor 2º Tiende a constatar que el bien o derecho
un bien o derecho que efectivamente había salido nunca ha salido del patrimonio del deudor.
de su patrimonio.

3º Se intenta contra los actos efectuados por el 3º No requiere que el deudor se encuentre en
deudor insolvente, requiere como condición sine estado de insolvencia.
qua non la insolvencia del deudor.

4º Requiere la prueba del fraude, el cual se 4º No requiere la demostración del fraude, por no
presume de modo absoluto en los actos a título ser éste el elemento esencial de la simulación.
gratuito del deudor insolvente o de modo
relativo, en los actos a título oneroso.

5º Sólo puede ser intentada por los acreedores 5º Puede ser intentada por todos los acreedores
anteriores del acto fraudulento, pero no por los anteriores o posteriores al acto simulado.
acreedores cuyo crédito sea posterior en fecha a
dicho acto.

6º Aprovecha sólo al acreedor que la intenta. 6º Aprovecha a todos los acreedores, aun a
aquellos que no la hubiesen intentado.

7º Aprovecha al acreedor que la intenta sólo 7º No se toma en cuenta el monto de dicho


hasta la concurrencia o importe de su crédito. crédito, el acto cae totalmente y no de modo
parcial.

8º No puede ser intentada por el acreedor cuyo 8º Si puede serlo, porque sólo tiende a conservar
crédito esté sometido a condición suspensiva. el patrimonio del deudor y ese crédito bajo
condición suspensiva es susceptible de tutela, ya
que configura una expectativa de derecho.

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