Inversores Emocionales - Personas Que Cuidan de Su Bienestar

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Inversores emocionales - personas

que cuidan de su bienestar


Ser un inversor emocional te ofrecerá grandes ganancias. Se trata ni
más ni menos que de rodearte de personas positivas, gestionar los
riesgos, la incertidumbre y la ansiedad cotidiana para acumular un
saldo positivo en felicidad.

¿Te gustaría formar parte del selecto club de los inversores emocionales? No
importa que el saldo de tu banco esté en números rojos ahora mismo. Lo
importante es que la cuenta de tu bienestar psicológico esté bien saneada para
poder ir haciendo acopio de buenas estrategias que nos ayuden a lidiar con la
incertidumbre, las crisis, las dificultades que restan equilibrios, felicidades y
esperanzas.
En el campo del crecimiento personal siempre es bueno hacer uso de las
metáforas. Nos hacen pensar, nos invitan a ver determinados conceptos
psicológicos desde ópticas más interesantes. Así, estas ideas del gasto y del
ahorro emocional tendrían que aumentar nuestro interés por descubrir cómo
nuestros comportamientos, pensamientos y estados anímicos son un obstáculo
para alcanzar tal ansiada felicidad.
De este modo, algo que nos señalan figuras como Peter Salovey, introductor del
concepto de la inteligencia emocional junto a John D. Mayer, es que solo cuando
gestionamos de manera adecuada las emociones, encendemos el pensamiento
inductivo para tomar mejores decisiones.

Claves para convertirnos en inversores emocionales


Todo inversor necesita de un sujeto que recoja su inversión. En lo referente al
bienestar psicológico, nuestros activos siempre serán las emociones,
los pensamientos y los comportamientos. Nada es tan relevante como lo que nos
viene de fábrica, lo que ya tenemos y que podemos alinear a nuestro favor.
Ahora bien, en nuestra cotidianidad apreciamos un curioso fenómeno que no
pasa por alto al campo de la psicología. Son muchas las personas que se
obsesionan con la idea de ser felices, del mismo modo que algunos se focalizan
en la idea de convertirse en millonarios. Sin embargo, la voluntad no sirve de
nada si no hay un plan, si se carece de una estrategia clara y una serie de
comportamientos orientados a tal fin.
De este modo, trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad
de Reading (Reino Unido), nos indican que esa tendencia de focalizarnos en ser
felices ocasiona en buena parte de los casos sufrimiento. Nuestro objetivo no
debería orientarse en “ser felices” en exclusiva, sino en aprender a invertir en
salud mental. De ese modo, sería una buena estrategia convertirnos en
inversores emocionales. Descubramos cómo.

Lo opuesto a los inversores emociones son los


“gastadores emocionales”
¿Te consideras un gastador emocional? Los derrochadores emocionales son
los que hacen un mal uso del universo psicobiológico. Son personas que se
dejan llevar por las emociones de valencia negativa: la ira, la rabia, la
desesperación… Todas estas reacciones son malas inversiones para el
bienestar psicológico.

Por tanto, si deseamos ser inversores emocionales eficaces debemos aprender


a gestionar todos esos estados internos. No obstante, cuidado, porque no se
trata tampoco de “contenernos”. Porque lo contrario al derroche emocional no es
la contención, no es guardarnos, callarnos tragarnos lo que duele, preocupa y
molesta. Se trata de gestionar, de entender, de canalizar, de saber invertir la
atención, la motivación, las buenas decisiones…

Clarifica cuál va a ser tu “gasto emocional” para que


revierta en la cuenta de tu bienestar
Invertir para obtener beneficios. Saber dónde gastar para lograr con ello una
ganancia. ¿Cómo se aplica esto al universo de las emociones? De manera
sencilla y original:
• Si deseas ser un “millonario” de la felicidad, elige bien a
quién tienes en tu vida. Pasar tiempo y buena parte de tu
existencia con personas que sacan lo mejor de ti, que te valoran,
te enseñan y te dan calma es el mejor de los activos.
• Los inversores emocionales dedican tiempo a aquello que aman,
les define y les hace sentir bien.
• La cuenta bancaria de tu salud mental necesita que aprendas a
manejar el estrés cotidiano, que descanses cuando lo necesitas,
que cuides y prestes atención a tu diálogo interno. Los buenos
inversores emocionales se valoran y respetan; jamás actúan
como sus peores enemigos.

La importancia de tener un propósito y crear un plan de


acción
Una vida sin propósito nos aboca a existir en modo supervivencia. Nadie merece
una realidad así. Alzarnos como buenos inversores emocionales exige sobre
todo dar un sentido a lo que nos rodea y trazar metas, propósitos a corto y largo
plazo. De ese modo, es esencial que una vez pautado un objetivo, tracemos un
plan, una ruta que nos lleve hacia esa cima soñada.
Cuando tenemos uno o varios propósitos, nuestras emociones deben estar
orientadas hacia tal fin, así como nuestros pensamientos y
comportamientos. Cuando en nuestro interior palpitan emociones como la
ilusión o la esperanza, todo nuestro ser queda sintonizado hacia ese
horizonte.

Los inversores emocionales cuentan con buenos apoyos


y otros “inversores”
Apoyos, personas en las que confiar, cómplices del día a día, aliados del
afecto, almas gemelas en el viaje de la vida o figuras que inspiran y que son
hábiles en la orientación… Todos necesitamos a más inversores a nuestro lado
para triunfar en la economía del bienestar y la felicidad.

Nadie triunfa en soledad, son muy pocos los que ascienden a la cumbre del éxito
sin ninguna otra figura a su lado.

Por tanto, valoremos la necesidad de rodearnos de amigos, familiares, parejas y


gente que, en esencia, saque siempre lo mejor de nosotros. El arte de dar y
recibir, el buen ejercicio de la reciprocidad, del amor que enriquece y que no
nos quita nada es lo que nos convierte también en buenos inversores
emocionales.

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