Seguridad del Paciente
Seguridad del Paciente
Seguridad del Paciente
La Política de Seguridad del Paciente, expedida en junio de 2008 por el Ministerio de la Protección
Social, es transversal a los cuatro componentes del Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad. La
orientación hacia la prestación de servicios de salud más segura, requiere que la información sobre
Seguridad del Paciente esté integrada para su difusión, despliegue y generación de conocimiento
con el fin de estimular a los diferentes actores al desarrollo de las acciones definidas en las líneas
de acción y el logro del objetivo propuesto.
I. INTRODUCCIÓN
Colombia impulsa una Política de Seguridad del Paciente, liderada por el Sistema Obligatorio de
Garantía de Calidad de la Atención en Salud, cuyo objetivo es prevenir la ocurrencia de
situaciones que afecten la seguridad del paciente, reducir y de ser posible eliminar la ocurrencia
de Eventos adversos para contar con instituciones seguras y competitivas internacionalmente.
Sin embargo, los avances científicos de la medicina también pueden acompañarse de riesgos
adicionales, sin que necesariamente eso signifique que haya habido una intención de hacer daño
por parte de los trabajadores de la salud, más bien hay desconocimiento de los factores que
generan las situaciones mórbidas. Ejemplo de ello son las experiencias de Florence Nigthingale,
en las cuales se disminuyeron las tasas de mortalidad de los pacientes atendidos en el Barrack
Hospital del 32% al 2%, ó las experiencias de Semmelweis en Viena con similares resultados.
Aunque en ambos casos las altas tasas de mortalidad eran atribuibles a la atención en salud
brindada, no encarnaban ninguna intención de hacer daño sino el desconocimiento de la existencia
de unos factores de riesgo, una vez detectados e intervenidos, permitieron incrementar la
efectividad de la atención en salud. Ejemplos similares se han dado a lo largo del desarrollo de la
ciencia y el arte médico.
Los sistemas de prestación de servicios de salud son complejos; por lo mismo, son sistemas de alto
riesgo: el ejercicio de la medicina ha pasado de ser simple, poco efectivo y relativamente seguro a
ser complejo, efectivo y potencialmente peligroso, si no existen los adecuados controles. Los
procesos de atención en salud han llegado a ser altamente complejos, incorporando tecnologías y
técnicas cada vez más elaboradas. Sucede entonces, que en una atención en salud sencilla,
pueden concurrir múltiples y variados procesos. Para obtener un resultado efectivo en el
mejoramiento de la salud del enfermo se hace necesario que cada proceso que interviene se
realice en forma adecuada y coordinada con los demás.
En sistemas tan complejos, alguno o algunos de esos procesos pueden salir mal, por causas no
siempre atribuibles a la negligencia de un individuo en particular, sino mas bien explicables por la
concurrencia de errores de planeación o de ejecución durante el desarrollo de los procesos de
atención en salud, impactando negativamente en el paciente y generando, en ocasiones, los
llamados eventos adversos.
Para que un sistema de Atención en Salud sea seguro es necesario la participación responsable de
los diversos actores involucrados en el. Cuando ocurre un evento adverso, el paciente sufre daño y
el profesional de la salud también pues en muchas ocasiones se señala como culpable a este sin
detenerse a analizar que no ha habido intención de dañar ni la cadena de procesos de la atención
en salud que al fallar han facilitado la ocurrencia de tales situaciones. La Seguridad del Paciente
implica la evaluación permanente y proactiva de los riesgos asociados a la atención en salud para
diseñar e implantar de manera constante las barreras de seguridad necesarias.
Alcanzar el propósito de establecer una atención segura, va más allá del establecimiento de
normas; estas son solamente el marco de referencia. Es necesario el compromiso y la cooperación
de los diferentes actores para sensibilizar, promover, concertar, y coordinar acciones que
realmente alcancen logros efectivos. Los problemas de seguridad del paciente son inherentes a la
atención en salud.
Para el efecto resulta relevante establecer unos principios transversales que orienten todas las
acciones a implementar. Estos principios son:
ATENCIÓN EN SALUD:
Servicios recibidos por los individuos o las poblaciones para promover, mantener, monitorizar o
restaurar la salud.
RIESGO
Es la probabilidad que un incidente o evento adverso ocurra.
EVENTO ADVERSO
Es el resultado de una atención en salud que de manera no intencional produjo daño. Los eventos
adversos pueden ser prevenibles y no prevenibles:
Resultado no deseado, no intencional, que se presenta a pesar del cumplimiento de los estándares
del cuidado asistencial.
INCIDENTE
Es un evento o circunstancia que sucede en la atención clínica de un paciente que no le genera
daño, pero que en su ocurrencia se incorporan fallas en lo procesos de atención.
COMPLICACIÓN
Es el daño o resultado clínico no esperado no atribuible a la atención en salud sino a la
enfermedad o a las condiciones propias del paciente.
BARRERA DE SEGURIDAD
Una acción o circunstancia que reduce la probabilidad de presentación del incidente o evento
adverso.
Por esa razón, es fundamental la búsqueda de las causas que originaron el evento adverso: el
análisis causal, análisis de la ruta causal o de la causa raíz, de tal manera que se puedan
definir e identificar las barreras de seguridad.
En el análisis del incidente o del evento adverso sucedido es necesario considerar la ocurrencia
de fallas en los procesos de atención para identificar las barreras de seguridad que deberán
prevenir o neutralizar la ocurrencia del evento.
Se han realizado varios estudios nacionales procurando evaluar la frecuencia con la cual se
presentan los eventos adversos y se han empleado diversas modalidades epidemiológicas, las
cuales han tenido en común ser desarrolladas en dos fases, en la primera se aplican técnicas
de tamizaje por personal de enfermería para detectar alertas en aquellos casos en los cuales
existe una alta probabilidad de que se presente un evento adverso y en la segunda se realiza
un análisis en profundidad por profesionales médicos para confirmar si en el anterior tamizaje
se detecta la ocurrencia de un evento adverso para entrar a clasificar y explorar la causalidad
de ese evento adverso detectado.
Para medir la frecuencia con la cual se presenta el fenómeno se han realizado estudios de
incidencia y de prevalencia, lo cual es importante de tener claro para poder interpretar
correctamente los hallazgos de los mencionados estudios y eventualmente hacer inferencias
acerca de los hallazgos encontrados.
En cuanto a los estudios de prevalencia, (evaluación de los casos ocurridos durante y antes del
período de observación), según Aranaz JM solamente se han encontrado tres estudios
relevantes: el de Quennon y colaboradores, el de Mostaza en España y el de Herrera-
Kiengelher y colaboradores en México, en los cuales las frecuencias encontradas varían entre
9.8% y 41%.
Infección nosocomial
Eventos adversos ocurridos durante la intervención quirúrgica
o procedimientos diagnósticos invasivos
Eventos adversos asociados al uso de medicamentos, sangre
y hemoderivados terapéuticos.
Eventos adversos asociados al cuidado de la salud.
Igualmente deben considerarse con particular atención los procesos orientados a dotar de
barreras de seguridad y procedimientos seguros la atención del binomio madre-hijo.
De igual forma, los diferentes estudios han generado clasificaciones de severidad, ya que los
eventos adversos pueden producir desde un daño leve en el paciente hasta incapacidad,
invalidez en grados variables o incluso muerte. Sin embargo, de acuerdo a la experiencia
mundial la mayoría de los eventos se encuentran en la categoría leve o moderada
La política de Seguridad del paciente incluye la identificación y análisis de los eventos adversos
y los incidentes, para identificar sus causas y las acciones para intervenirlos. De manera que a
partir del análisis causal se deben diseñar e implementar prácticas seguras en los diferentes
procesos de atención.
Algunas de las prácticas seguras que utilizan las instituciones para disminuir la probabilidad de
ocurrencia del evento adverso son:
Una estrategia institucional orientada hacia la mejora de la seguridad del paciente, debe
desplegarse de manera sistemática, y mediante el despliegue de herramientas prácticas. A
continuación se hace un breve recuento de algunos de las herramientas prácticas comunes a
los principales programas de seguridad del paciente en el mundo:
La alta gerencia de las instituciones debe demostrar y ser explícita en el compromiso con la
seguridad del paciente como estrategia, indispensable para un entorno seguro y promover una
transformación hacia una cultura de seguridad.
Instituir una cultura de seguridad del paciente: cultura justa, educativa y no punitiva
pero que no fomente la irresponsabilidad.
Reducir la incidencia de incidentes y eventos adversos.
Crear o fomentar un entorno seguro de la atención.
Educar, capacitar, entrenar y motivar el personal para la seguridad del paciente
Además de lo anterior, debe dar lineamientos claros de cómo implementarla, lo que significa
abordar algunos de los siguientes temas.
Los resultados de los sistemas de reporte no son la alternativa más útil para monitorizar la
medida en la cual se ha incrementado o disminuido la presentación de eventos adversos en la
institución, por lo cual es recomendable realizar a intervalos periódicos estudios que midan
prevalencia o la incidencia de ocurrencia de dicho fenómeno, para este propósito la
metodología desarrollada a partir del estudio IBEAS es una alternativa útil para este propósito,
así como las herramientas para el análisis de indicio de evento adverso disponibles en la
literatura.
La resolución 1446 del 2006 establece como obligatorio para todos los actores del Sistema
Obligatorio de Garantía de calidad, la vigilancia de eventos adversos. Esta estrategia es más
efectiva si se combina con un sistema de reporte de lo encontrado.
Sin embargo, los sistemas de reporte que se implementen deberán tener como finalidad el
aprendizaje para generar barreras de seguridad. Es esencial proteger la intimidad y la
confidencialidad del proceso.
Aunque muchas veces es fácil identificar acciones u omisiones como causa inmediata de un
incidente, un análisis más cuidadoso, usualmente, descubre una serie de eventos
concatenados que condujeron al resultado adverso. La identificación de una desviación obvia,
con respecto a una buena práctica, es apenas el primer paso de una investigación profunda.
Metodologías para este propósito son el Protocolo de Londres, el análisis de ruta causal o
análisis de causa raíz, el modo de falla u otros.
1. La reflexión organizacional sobre los temas de seguridad: las rondas de seguridad y las
reuniones breves sobre seguridad del paciente.
2. El carácter no punitivo de la vigilancia de la ocurrencia de un evento adverso.
3. La sanción o al menos la desaprobación de la actitud de ocultar un evento adverso por
impedir las acciones de mejoramiento
4. La información y análisis de lo ocurrido con el paciente cuando fuere pertinente.
5. El énfasis en los resultados que se obtienen antes que en las acciones formales que se
desarrollan.
La institución debe definir un protocolo para el manejo del paciente y su familia cuando ocurre
un evento adverso. De las experiencias internacionales y nacionales, extractamos las
siguientes recomendaciones:
Cuando ocurre un evento adverso, el Manejo del Paciente debe estar orientado hacia:
Igualmente, en su relación contractual con los prestadores deben evitarse prácticas que antes
que favorecer el mejoramiento, puedan incentivar el ocultamiento como:
Los organismos de vigilancia y control son las instancias a quienes corresponde realizar el
seguimiento a las situaciones de carácter particular que sean de su conocimiento, algunas de
las cuales pueden estar relacionadas con incidentes o eventos adversos:
El Reporte Extrainstitucional
En la búsqueda para mejorar la seguridad de los pacientes, las experiencias nacionales mas
avanzadas han propuesto la creación de un sistema de reporte del evento adverso y su manejo
para que de las fallas sirvan a todos los actores del sistema como aprendizaje cuando los
mismos errores ocurren repetidas veces en muchos escenarios y los pacientes continúan
siendo lesionados no intencionalmente por errores evitables.
El reporte puede capturar los errores, los daños y lesiones involuntarias, los incidentes, los
funcionamientos defectuosos de los equipos, los fracasos de los procesos, que si no se detienen
en un informe individual sino que se proyectan a todo un sistema, se logrará estandarizar,
comunicar, analizar, mejorar y en la respuesta se diseminarán las lecciones aprendidas de
eventos informados.
Tanto las experiencias internacionales como la nacional son claras en evidenciar que benefician
a las instituciones y al profesional de la salud mediante tres mecanismos básicos:
La política institucional de Seguridad del paciente deberá estar coordinada con las líneas
estratégicas en Seguridad del Paciente de la Política Nacional de Prestación de Servicios. Esta
se operativizará a través de la acción coordinada de líneas de acción, agrupadas en cinco
estrategias; tal como lo muestra la siguiente ilustración:
Línea de Acción 1: Constitución del Comité Técnico para la Seguridad del Paciente y
desarrollo de normas técnicas a través de la Unidad Sectorial de Normalización en
Salud
Línea de acción 2: Coordinación de aseguradores y prestadores alrededor de la política
de seguridad del paciente
Línea de acción 3: Promoción de incentivos para la seguridad del paciente en el marco
de la estrategia de incentivos para la calidad del Sistema Obligatorio de Garantía de
Calidad del Atención en Salud
Línea de Acción 4: Coordinación de la acción de los organismos de Vigilancia y control
con la política de seguridad del paciente