Hegel y Marx
Hegel y Marx
Hegel y Marx
Hegel
(1770-1832)
2. El relacionismo
3. La dialéctica
4. El sistema
Pero el espíritu se aprehende como sistema. A diferencia de Kant, Hegel
sostiene que la filosofía tiene que añadir a su momento crítico el
momento sistemático y convertirse en ciencia efectiva del noúmeno.
El objeto de la filosofía, a diferencia de las ciencias especiales, es la
realidad misma, el Absoluto. Ése es el verdadero objeto de la filosofía.
Consiste en el saber que la razón tiene de sí misma a través de su
desenvolvimiento dialéctico. Esa realidad única es la Idea o el Espíritu, y
su saber está contenido en el círculo del saber absoluto.
La Idea es la estructura racional del Todo. Hegel la describe en La ciencia
de la Lógica y constituye la estructura metafísica del sistema, sus
categorías a priori.
Pero la Idea es dialéctica, lo que significa que su esencia tiene que
realizarse en su otro y, por tanto, existir. Se transforma entonces en lo
absolutamente otro de sí que es la Naturaleza, las cosas materiales en el
espacio y en el tiempo.
Pero la Naturaleza, que es también dialéctica, ha de alterarse en su
opuesto, pasar de ser en-sí a ser para-sí; esto es, espíritu. De este modo
surge la historia de la conciencia humana de la entraña de la Naturaleza.
La conciencia humana es, en su origen, «mera conciencia animal», una
conciencia que no se sabe tal. Hegel expone en su famosa Fenomenología
del espíritu la historia de las transformaciones de esa conciencia
enajenada, hasta llegar a ser autoconciencia y saberse o conocerse como
espíritu. Ese proceso es el que viven las conciencias humanas en la
historia de las producciones culturales, cuya esencia es el espíritu.
Pero hasta que no haya terminado la historia, no sabrá el ser humano que
él mismo es el productor de la vida del espíritu. En ese momento
comprende su condición, deja de estar enajenado y se sabe libre. La
historia universal ha terminado y el filósofo está en condiciones de
escribir el sistema de la ciencia.
Karl Marx
(1818-1883)
3. El plan de Marx
Marx, como muchos otros filósofos antes que él, pretendió convertir la
filosofía en una ciencia que fuera capaz de explicar el conjunto de la
realidad, pero también quiso que su filosofía sirviera para criticar la
realidad histórica que le tocó vivir y ayudar así a transformarla. Su
filosofía tuvo, pues, dos pretensiones relacionadas entre sí:
1. De tipo teórico: explicar científicamente la realidad, es decir, dar
cuenta del origen del universo, de la vida, del ser humano, de la sociedad
y de la historia humana, con el objetivo final de descubrir (o anticipar) el
tipo de organización social en la que el ser humano se realizará como tal y
alcanzará la verdadera libertad.
2. De tipo práctico: convencer al movimiento obrero y a los intelectuales
de su época de que, lo queramos o no, la historia nos conduce inexorable
y dialécticamente a un tipo de sociedad igualitaria y justa, para que éstos
se sumaran a la revolución del proletariado y, de este modo, ayudaran a
la implantación de la sociedad comunista.
Para dar cuenta de la primera pretensión (y así proporcionar al
proletariado el bagaje intelectual necesario para llevar a cabo su
revolución), Marx desarrolló una completa filosofía que suele dividirse en
dos partes: el materialismo dialéctico, que es una explicación
materialista sobre el origen del universo, la vida y el ser humano,
inspirada por Marx, pero desarrollada principalmente por Engels, y el
materialismo histórico, que es una explicación sobre la situación
histórica del ser humano, la formación de las sociedades y el sentido final
de la historia desarrollada en su totalidad por Marx.