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UNIDAD 1

BRONISLAW MALINOWSKI
TEORICO: Introduccion al texto de Malinowski

Principio:

 Propósito estrictamente científico


 Vivir entre los originarios
 Uso de metodología apropiado

Objetivo de la práctica etnográfica:

 Reconstruir la anatomía de la cultura


 Describir la estructura social

Método trabajo de campo:

 Recolección de información
 Registro de información
 Escritura para dar a conocer los conocimientos

Texto: Si Bronislaw Malinowski es uno de los grandes clásicos de la moderna ciencia antropológica, ello
es debido en gran parte a Los argonautas del Pacífico occidental.

Los argonautas... es, sin lugar a dudas, la investigación más importante y trascendental que llevó a cabo
este antropólogo británico de origen polaco, y es también un texto fundacional de aquellos, realmente
escasos, que marcan época.

No es casual que Malinowski dedicara Los argonautas del Pacífico occidental a su maestro y amigo C. G.
Seligman.

La gran lección que se encierra en Los argonautas del Pacífico occidental es la de que no es posible el
conocimiento antropológico si el investigador no se «sumerge» en la vida de la comunidad primitiva objeto
de su estudio.

Los argonautas del Pacífico occidental es una obra que contiene otros elementos valiosos, y que han
resistido el paso del tiempo. El primero de ellos se refiere a la valoración de las culturas primitivas. Una
visión eurocentrista, muy en boga en el siglo pasado, consideraba a los «salvajes» como seres humanos
escasamente desarrollados y en todo caso inferiores al hombre occidental. Malinowski, por el contrario,
puso en evidencia que los nativos de las islas Trobriand contaban con instituciones altamente complejas, y
que su derecho o su religión, por ejemplo, obedecían a sutiles y elaboradas normas perfectamente
comparables a las de los países occidentales, teóricamente más avanzados.

El estudio del comercio kula que se lleva a cabo de forma central en Los argonautas del Pacífico
occidental es, en este sentido, absolutamente revelador.

Otra de las valiosas aportaciones de Los argonautas del Pacifico occidental es de índole diferente y no
menos trascendental para la evolución de la moderna antropología: se trata de que, por primera vez en la
investigación antropológica, una cultura se estudió sistemáticamente en todas sus ramificaciones.

De la sociología francesa Malinowski incorporó, además, otros elementos sustanciales de su bagaje


conceptual. Tal es el caso de la idea de totalidad y de la noción de funcionalidad.

Los argonautas del Pacífico occidental es la obra más importante de Bronislaw Malinowski y, por lo mismo,
uno de los textos fundacionales de la moderna antropología. éste es un libro que ha influido de manera
decisivo en muchos antropólogos y que guarda, todavía hoy, validez en cuanto reflejo de una
«participación etnográfica»

OTREDAD INTRO
TEXTO: La dicotomía planteada fue interpretada, en un primer momento, en términos de diferencias
irreductibles y absolutas presentándose una imagen del “Otro” en tanto diferente, salvaje. En un segundo
momento se apuntó a relativizar la tajante separación considerando la diversidad de culturas y apareció
con más fuerza la imagen de lo exótico. Por ultimo, en un nuevo giro se plantea la relación desigual entre
un Nosotros occidental y un “Otro”. Construcción de la “otredad” señalando tres modos claves: la
diferencia, la diversidad y la desigualdad.

De los varios modos que encontramos al definir el trabajo antropológico, dos cuentan con mayor consenso
en la bibliografía actual. Uno tiene que ver con su objeto, en el cual la Antropología es definida como el
estudio de la otredad cultural, de la alteridad cultural o de la diversidad cultural. El segundo se refiere a su
“técnica” o “método” y sostiene que la particularidad de la Antropología residiría en su forma de trabajar, en
el modo en que se recolectan, analizan y exhiben sus datos: la observación participante.

Para entender qué hace un antropólogo es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el contexto histórico
y social en el cual se desarrolló la Antropología, su relación con el campo científico en general (la
ubicación de esa ciencia en relación con las otras) y las relaciones entre las partes que la constituyen:
objeto, teoría, método y técnicas.

En segundo lugar, ni el objeto de la Antropología ni su técnica han sido los mismos a lo largo del tiempo ni
aún en un mismo espacio. No obstante, pueden distinguirse tres momentos constitutivos de la
Antropología en Europa y Estados Unidos.

El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1) en donde la Antropología se constituyó como ciencia y la
teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el evolucionismo. El segundo momento fue el que
se desarrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó por la aparición de una “diversidad” de
teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad cultural. Y el tercer momento, que
comienza luego de la Segunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores todavía siguen siendo
dominantes pero aparecen las “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean teorías
alternativas sobre la otredad cultural.

Sostenemos que la Antropología es una “construcción”. Se acepta comúnmente que la Antropología se


constituyó como ciencia a partir de construir explicaciones sobre la “otredad cultural”, pero nosotros
agregamos que no sólo construyó sus explicaciones sino que fundamentalmente construyó una imagen,
un modelo de la otredad (del otro cultural). De tal modo que ese “otro cultural”, que se constituyó como
objeto de estudio antropológico, no respondió a un “hecho empírico” real. Por el contrario fue (y por
supuesto lo sigue siendo) un objeto construido de manera científica por las distintas teorías que dominaron
en cada uno de los momentos históricos. La teoría evolucionista –considerada como la primera teoría
científica– no se limitó a explicar la otredad cultural sino que “construyó” su objeto (aquel que explicó) a
partir de la “diferencia cultural”, el “otro” como diferente al “nosotros”.

Fines del siglo XIX: A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó como ciencia.

La teoría de la evolución se constituyó como tal en función de la aplicación del método comparativo y
sobre la base de una concepción precisa de su objeto: el hombre.

Este objeto era concebido con una particularidad: su dualidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu.
Como cuerpo pertenecía al mundo de la naturaleza, en tanto “espíritu” pertenecía a otro mundo, al de la
cultura. Siguiendo esta dualidad, la Antropología se constituyó en dos ramas: la Antropología física y la
antropología cultural.
Por un lado, la historia y la sociología tomaron como objeto (objetivo) de estudio las sociedades complejas,
civilizadas, desarrolladas. Por el otro, las sociedades primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin
historia y sin Estado pasaron a constituirse como el objeto propio de la Antropología.

La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué llegamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el
origen de estas diferencias culturales? La primera corriente teórica de esta nueva ciencia construyó sus
respuestas comparando a las sociedades en el devenir espacio-temporal y elaboró, de esta forma, una
historia natural de la humanidad.

Las dos guerras

En la Antropología europea y norteamericana se producen dos hechos importantes: la crisis del


evolucionismo como paradigma único y la separación de la ciencia en escuelas nacionales; aparecen así
el estructuralismo y funcionalismo inglés, el particularismo histórico en Estados Unidos, la escuela
histórico-cultural en Alemania y la escuela sociológica francesa.

Criticaron, en primer lugar, las técnicas que utilizaron los evolucionistas, postulando que los datos con que
la Antropología se debía manejar debían ser obtenidos de primera mano, es decir que es el antropólogo,
particularmente el etnólogo, el que tiene que buscar en las otras culturas los datos con los cuales se
construyen las teorías. De este modo, se introduce, se inventa, la observación participante como técnica
privilegiada de la Antropología, lo que implica el traslado del investigador a otras sociedades.

La segunda crítica fue respecto al método comparativo, principalmente porque fue aplicado teniendo como
referente de la comparación los valores de la sociedad occidental. Es decir, los evolucionistas fueron
acusados de etnocéntricos.

Va apareciendo ya en ese momento una separación fundamental para la teoría, entre Antropología Social
y Antropología Cultural. La primera se interesará por la forma en que se organizan los hombres, mientras
que la segunda lo hará en la manera en cómo viven y piensan sus vidas y el mundo. La Antropología
Cultural norteamericana va a tener relaciones estrechas con la Psicología y con la Historia, mientras que la
Antropología Social británica va a estar inmediatamente relacionada con la Sociología.

Después de la 2da guerra

Respecto de las sociedades “primitivas”, las transformaciones que se produjeron fueron de distintos tipo:

• La desaparición física, una disminución cuantitativa y acelerada de sus miembros, vía la guerra, las
enfermedades, el genocidio.

• una transformación cualitativa, principalmente hacia formas occidentales de vida (occidentalización) y la


consecuente desaparición cultural producto de la presión de Occidente.

Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer antropológico:

• un primer nivel en el cual el antropólogo pretende “aislar y describir los modelos que un pueblo usa para
percibir, relacionar e interpretar sus experiencias”. Es el momento en que el antropólogo realiza la
etnografía;

• un segundo nivel donde el antropólogo compara el contenido y la organización de los sistemas culturales
para analizar, interpretar y explicar la diversidad.

Es el momento de la etnología, del estudio comparado de las distintas culturas;

• un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en el cual el antropólogo llega, a través de la


construcción de modelos formales a los axiomas básicos, a las estructuras constantes y comunes a todas
las culturas.
La Antropología tuvo un giro teórico y metodológico importante, se proveyó de las técnicas de otras
disciplinas (principalmente de la Sociología y la Historia) y de otras teorías sociales.

Algunos antropólogos hicieron una revisión de los estudios realizados por los clásicos sobre las
“sociedades primitivas”, intentando describirlas y explicarlas a partir de las relaciones de desigualdad que,
según ellos, existían dentro de esas sociedades. Los antropólogos que se adscribieron a esta corriente,
tuvieron largas discusiones para adaptar una teoría que intentaba explicar la desigualdad en la sociedad
occidental a otras sociedades, ampliando o modificando categorías y conceptos. Las etnografías que
habían escrito los antropólogos de otras corrientes fueron revisadas teniendo en cuenta que, más allá del
modo en que se presentara, la dominación y la desigualdad eran un atributo posible en toda sociedad, en
todo tiempo y espacio.

Todo este movimiento y la enorme cantidad de información obtenida hasta el momento, llevó a que la
mirada antropológica se fragmentara y que el antropólogo se especializara, ya no en las “sociedades
primitivas”, sino en problemas que toda sociedad o cultura presentaban. Así van a surgir las
especialidades: antropología económica, simbólica, política, urbana, rural, etc.

FONSECA
La alteridad en la sociedad de clases una cuestión de comunicación

La Antropología nació en el seno de la modernidad. Los primeros etnólogos fueron lejos en busca de lo
exótico, motivados por el deseo de conocerse mejor a sí mismos.

La palabra “alteridad” describe bien el objeto de nuestra ciencia, pues envuelve simultáneamente a mí y al
otro. Me gustaría limitar aquí el sentido de esa palabra, situándola en el cuadro de una antropología
semiótica, tal como Clifford Geertz (1973) la imaginó; una antropología que tiene por objetivo ampliar el
universo del discurso social. Todorov trabaja el mismo tema a lo largo de todo el libro: los problemas de
comunicación suscitados por el contacto con el “otro”. Por un lado, Colón tiende a ignorar las diferencias
que lo separan de los indios, asimilándolas a su propia cultura. Por otro lado, cada vez que reconoce
elementos distintivos del mundo indígena, la propia diferencia sirve para clasificar los habitantes de
América como seres inferiores. Cuando, finalmente, Colón se da cuenta de que los indígenas no entienden
su lengua, decide, caritativamente, llevar media docena de ellos a Europa para que aprendan a hablar”..
Ese nacimiento de la comunicación entre los pueblos no generó la paz, sino, por el contrario, el genocidio.
En fin, los diálogos nunca son tranquilos. Pero ellos representan, en algún sentido, un avance en relación
a la total negación de la alteridad. Al lidiar con personas de grupos sociales diferentes –en términos de
generación, clase, etnia, etc.,- es preciso levantar la hipótesis de la alteridad (insisto: la hipótesis, no el
hecho) so pena de reproducir el error de Colón. Se trata, por lo tanto, de comunicación, y es en este
cuadro que inscribimos esta reflexión sobre la alteridad. Es preciso que tomemos cierta distancia en
relación a ese otro, para comunicarnos con él. Sin reconocer y admitir la diferencia, no hay diálogo.

La alteridad se construye en la tensión entre esos dos polos –el muy próximo se confunde consigo mismo
y el muy distante, que se presenta como una especie enteramente nueva, de una cultura irreductible a
aquella de la del investigador.

Establecida la noción de alteridad, se torna necesario saber cuáles son los grupos, los pueblos o los
individuos considerados dignos de esa categoría. Hace algunos años, intenté ilustrar este problema en el
escenario brasileño (Fonseca, 1997). Pesquisas históricas (Fonseca, 1995; Priore, 1993) sugieren que,
hace siglos, madres brasileñas confían sus hijos a madres adoptivas: abuela, madrina, o ama de leche
remunerada. Frecuentemente pasan años antes de que la madre tenga noticias de su retoño. No
obstante, no consideraban haber renunciado a los derechos maternos y el niño continua siendo visto como
parte integral de la familia. Incluso más importante: según la lógica de esa "circulación de niños" los niños
no pierden la identidad genealógica y, generalmente, luego de años de separación, vuelven en la edad
adulta a integrar las redes de consanguinidad.
Es bastante evidente que estamos aquí delante de una “problema de idiomas”. Hay elementos en el
caldero cultural brasileño que no pueden ser explicados según las categorías usuales de la etnología –
etnia, sexo, religión, región- y sólo son comprensibles tomando en cuenta la tradición de las clases
populares.

La alteridad en un mundo globalizado.

Primero en términos financieros. Brasil bate todos los récords de mala distribución de la riqueza. En el
plano cultural, eso creó un sistema que, en muchos aspectos, puede ser comparado al apartheid de África
del Sur.

La construcción de un silencio discursivo

Hasta mediados del siglo XX, los únicos brasileños que intentaron realizar el estudio sistemático de los
estratos “inferiores” de la población eran los folkloristas. Ellos miraban, no obstante, un campo bastante
restringido: el de los grupos étnicos (indios, alemanes, italianos) o tipos regionales (el gaúcho, el
sertanejo), con análisis que evidenciaban una perspectiva evolucionista.

Una fuerte influencia positivista llevaba a los intelectuales a pensar la diversidad brasileña en términos de
“orden y progreso”. El mito de la democracia racial, o “la fábula de las tres razas”, pintaba a la cultura
brasileña como una gran mezcla de elementos portugueses, indígenas, africanos y, más tarde, italianos y
alemanes. Aquellos que habían “perdido la pureza de sus orígenes” y no se insertaban en las categorías
de ese folklore –los mestizos pobres, o sea, la mayoría de los brasileños- permanecían sin nombre.

Por causa de su “cultura de la pobreza”, los individuos, criados en familias “desorganizadas”, reproducirían
comportamientos “disfuncionales” que habrían aprendido de los padres. Para romper el ciclo vicioso de la
miseria, bastaría actuar en el ámbito de la socialización familiar, intervenir para imprimir en el espíritu de
los individuos las actitudes más adecuadas. El moralismo de ese abordaje era visible principalmente en los
análisis sobre la familia negra en los Estados Unidos. En esa época, el funcionalismo estaba en su
apogeo. La tendencia era clasificar todo lo que parecía “marginal” en las categorías de connotación
negativa; en un esfuerzo para “encontrar soluciones” capaces de “reestablecer el equilibrio social”, el
énfasis fue puesto en los “problemas sociales”: delincuencia, nacimientos ilegítimos, etc.

En el comienzo de los años 80, cuando la violencia de la dictadura en el Brasil se vio atenuada, estos se
lanzaron en masa al estudio de los habitantes del medio urbano. Mientras perfeccionaban sus análisis
sobre las clases medias (“trabajadores de cuello blanco”, empleados, etc.), los etnólogos se contentaban
con paradigmas tomados prestados de la sociología y de la ciencia política. Se preocuparon por denunciar
las desigualdades políticas y económicas, focalizando la atención en el aparato político-económico que los
subyugaba. Hacia el fin de la década, se observa entre los etnólogos una reflexión cada vez más fecunda
en lo concerniente a los fenómenos urbanos. Surge entonces un período de impresionante producción
sobre los sectores populares. Hoy, lo “popular” decididamente no está en el orden del día. Los intereses
académicos siguieron otros rumbos. En los libros, tesis y proyectos de investigación, el término no aparece
más.

Algunos investigadores sugieren que es la realidad la que cambió, que los grupos populares no son más lo
que eran. Nuevas relaciones de fuerza habrían tomado el lugar de las antiguas redes de solidaridad.
Nosotros sugerimos que la desaparición de lo “popular” refleja, antes que nada, la evolución del momento
político y de las ideologías que lo acompañan. Ya fue ampliamente comentado como, en la época, el
exceso discursivo llevaba a los investigadores a “ver” la cultura popular incluso allí donde ella no existía.
Puede entonces preguntarse si, en el actual clima de euforia neoliberal, los investigadores no hacen
exactamente lo contrario, considerando el silencio discursivo como prueba de la ausencia de cualquier
realidad distintiva.

El “silencio discursivo” en torno al tema de lo “popular” parece recorrer un camino inverso al de los
estudios étnicos. En este campo, los investigadores invirtieron en el refinamiento de sus análisis. Hicieron
la crítica de las antiguas nociones culturalistas que definían la identidad tribal en función de algunos trazos
culturales, vestigios de un pasado supuestamente auténtico. Aún, habiendo aceptado la ruptura
epistemológica, y constatado el carácter “manufacturado” de las identidades étnicas, los investigadores no
abandonaron el barco. Muy por el contrario. Reaccionaron diciendo: no hay nada de nuevo en todo esto.
De hecho, la mayoría de las “tradiciones” no tienen nada de particularmente auténtico. Las identidades no
tienen nada de esencial. Ellas son constantemente reinventadas para adaptarse a las circunstancias (ver
Hobsbawm & Ranger, 1983). Por lo tanto, en vez de considerar la “cuestión étnica” como muerta y
enterrada, los etnólogos crearon nuevas categorías para describir los eventos en términos más
adecuados. Hablan de “retribalización” en vez de “remanescentes”10, de la “producción” de las
identidades en vez de la “recuperación”, de la “emergencia” de los grupos indígenas en vez del
“redescubrimiento”, colocando el énfasis tanto en los procesos de “etnogénesis” como de etnocidio. No
debemos ignorar las dificultades particulares que se presentan a los etnólogos deseosos de estudiar las
“culturas de clase”. Si, desde el punto estrictamente formal, puede existir una cierta neutralidad en las
clasificaciones étnicas, sexuales o de generación, en la cuestión de clases sociales esta neutralidad es
imposible.

En cada contexto una preocupación

El etnólogo brasileño que busca entender las alteridades producidas por las enormes desigualdades de su
país, encontrará poca inspiración en los debates internacionales, pues cada investigador moldea sus
análisis a la luz de las preocupaciones intelectuales de su propio contexto. Desde la caída del muro de
Berlín, los investigadores en Europa dejaron definitivamente de hablar en términos de clase. Incluso antes,
las nociones clásicas de un proletariado definido por su lugar en el seno de las fuerzas de producción, y
dotado de autoconciencia, habían caducado. Sumemos a esto los problemas de la inmigración en Europa,
las nuevas formas de fundamentalismo que se apropian del “discurso cultural” en busca de una
justificación del racismo y de la xenofobia y finalmente el resurgimiento de las identidades parroquiales
que llevan a las guerras de odio étnico en la Europa Oriental, los asesinatos terroristas en el país vasco y
en Córcega... Considerado ese contexto político, los etnólogos europeos se vieron obligados a reorientar
sus análisis hacia nuevos temas. En vez de subrayar y destacar las especificidades de grupos particulares,
se dedicaron a deconstruir las barreras culturales, a recordar que los “otros” no son tan “otros”. No es, por
lo tanto, sorprendente que los grandes pensadores de la etnología contemporánea se hayan puesto a
trabajar en asuntos como las culturas híbridas, las mixturas, y los flujos a través de las fronteras.

En el contexto europeo, tal deconstrucción de las fronteras tradicionales es perfectamente comprensible.


Luego de dos siglos de consolidación, el Estado-nación -hipercentralizado- exige una nueva retórica para
adaptarse a los flujos modernos. En Brasil, recordemos, el gobierno central tuvo problemas para
establecer una hegemonía cultural en todo el extenso territorio. En cuanto a las teorías norteamericanas,
sabemos que ellas evolucionaron mucho desde Oscar Lewis. En los análisis de los “grupos marginales”, el
problema no se presenta más en términos de ignorancia o de patología de los pobres, pero sí en los
mecanismos de discriminación social que los mantienen en la miseria. No obstante, en Brasil, esos análisis
parecen mantener su cuño programático, o sea, la búsqueda de soluciones de los problemas sociales.
Vehiculizada principalmente por las organizaciones no gubernamentales (ONGs) y algunas fundaciones
financiadoras, este abordaje analítico ejerció una fuerte influencia sobre los investigadores brasileños.
Para recibir becas y otras ayudas financieras, estos últimos tuvieron que estudiar las “minorías”: mujeres,
indios, negros, niños -todos aquellos que son considerados víctimas de discriminación-. De ahí resultó la
emergencia de nuevos personajes en el escenario social.

Esa mezcla de investigación y de compromiso generó resultados mixtos. Alcida Ramos describe uno de
los inconvenientes en su artículo sobre “el indio hiper-real”. Cuando “la alteridad radical” de los indios se
muestra poco dócil, refractaria a las benevolentes influencias de las ONGs cuya única razón de ser es la
“causa indígena”, estas accionan la imagen del “indio hiper- real”: el indio que desempeña el papel que los
blancos le atribuyeron, que demuestra una pureza ideológica, que acepta morir heroicamente defendiendo
su territorio, que resiste obstinadamente las influencias corruptoras de la civilización. Asistimos así a la
entrada en escena de un nuevo tipo de alteridad -una alteridad prefabricada que entra tranquilamente en
dispositivos previstos por las ONGs y la Constitución Nacional. Se crean nuevos personajes, un “otro”
exótico y (por lo tanto) aceptable, en cuanto se ignora la alteridad de las personas de carne y hueso -
personas que frecuentemente se parecen más a los “pobres” que a las imágenes idealizadas de un
pasado folklórico.

¿Indígena o simple mendigo?

Brasilia, capital federal. En una noche de sábado, abril de 1997, cuatro jóvenes ricos, circulando en un
auto último modelo, para exorcizar el tedio, hacen su horrorosa elección de diversión: interrumpir el sueño
de algún mendigo, mojarlo con gasolina y encender un fósforo. Sucede que, para infelicidad de los
jóvenes, el “mendigo” que escogieron era un indio pataxó, recién llegado a la capital para una
conmemoración especial: el Día Nacional del Indio. Esa historia, banal y espeluznante al mismo tiempo,
nos trae a nuestro punto de partida: la subjetividad del investigador y su relación con el objeto de estudio.
El contexto político ejerce, es claro, una enorme influencia en la producción académica. Ahora bien, los
investigadores se mantienen normalmente a una cierta distancia de los modos políticos, para cumplir
mejor su función crítica.

No es por casualidad que los primeros etnólogos partieron tan lejos a descubrir “al otro”. Los “salvajes” del
otro lado del mundo eran como una hoja en blanco sobre la cual el investigador podía verter todas sus
fantasías. De su “campo” él traía la prueba de la humanidad del otro -lo que es sin duda admirable. Pero
frecuentemente esa humanidad llegaba a nosotros de manera destilada. Los malos olores, los piojos, todo
lo que podríamos interpretar como vulgaridad de los indígenas quedaba atrás, en las islas, a confortable
distancia o, por lo menos, escondido en las páginas del diario del investigador. Lo que nosotros, el público,
recibíamos era el artefacto, la odisea del investigador en primer plano, y la realidad indígena -nuestra
imagen reflejada- en segundo plano.

GUBER
TEXTO: 1. Un esquema práctico para construir el objeto de conocimiento

El proceso de la construcción del objeto de conocimiento abarca dos momentos de la investigación


científica: la abstracción de los datos de campo y la concreción de dicha abstracción en contextos
específicos.

Una investigación puede partir de la formulación de un problema eminentemente teórico o empírico.

Asimismo, los propósitos últimos del investigador pueden fundamentar o ampliar los alcances de una
teoría, por ejemplo, en el estudio de nuevos campos no encarados por ella, o también aplicar ciertas
medidas políticas no ensayadas con anterioridad. La sugerencia de los siguientes pasos para la
construcción del objeto de conocimiento toma como punto de partida el nivel más elemental de reflexión
para la investigación: los datos empíricos, a nivel del sentido común; sin embargo, el modelo puede ser
adoptado en su totalidad o parcialmente, según el caso.

I. Elección del tema

La primera etapa consiste en la elección de un tema que suele plantearse de manera vasta y general. El
investigador se detiene frente a algún hecho que le llama la atención y, de algún modo, esta atención
queda circunscripta empíricamente a un ámbito espacial

II. La problematización

Para que el tema requiera una investigación debe presentar un problema o interrogante que pueda ser
resuelto sólo o fundamentalmente por su intermedio. En resumen, es necesario problematizar el tema.
a) En algunas de sus visitas, el investigador ha oído epítetos denigrantes hacia estas mujeres: se las trata
de "sucias, negras, indias, ignorantes”.

El investigador lo incorpora y vuelve a enunciar su tema: el prejuicio contra las bolivianas en el mercado.
Pero aún no ha transformado su tema en un problema. Para hacerlo debe plantearse un interrogante a
partir de su formulación, pues en ella subyacen supuestos teóricos y conexiones explicativas que, por
ahora, no han sido explicitados.

EL PREJUICIO (1) CONTRA LAS BOLIVIANAS (2) EN EL MERCADO (3).

1. Tomemos el primer término: prejuicio. ¿Qué nos llama la atención de él? ¿Qué quisiéramos saber?
Ensayemos algunas respuestas. Queremos conocer:

i. sus causas (psicológicas, económicas, políticas, sociales, culturales, etc.);

ii. su forma (ideológica, racial, étnica, de clase, etc.);

iii. su dinámica: los agentes que lo sustentan (comerciantes, clientela, agentes municipales, etc.); sus
contradicciones internas (cuando se afirma que son indolentes pero, acto seguido, se dice que "trabajan
como animales"); vías de transmisión y recepción (a través de medios periodísticos, generacionales,
escolares, etc., o si se expresan en el ámbito público o privado, por canales formales o informales, etc.);

iv. su operatividad (ser la expresión de la competencia entre comerciantes del mismo ramo de venta;
reproducir los lineamientos de la ideología dominante; preservar la solidaridad étnica, etc.).

Veamos algunos problemas que surgen de examinar esta apertura:

- ¿cómo opera el prejuicio (1 iii) contra mujeres de nacionalidad boliviana (2 ii; 2, v)? NACIONALIDAD Y
GÉNERO

- ¿cómo se concibe (l.ii) a estas vendedoras inmigrantes (2 vii; 2, ii)? ACTIVIDAD DE ORIGEN
NACIONAL

- ¿por qué existen prejuicios (l.i) contra los bolivianos (2.ii)? BOLIVIANAS POR NACIONALIDAD O
ETNICO

Estos tres problemas se presentan en forma de interrogante. Los dos primeros podrían aparecer como
más descriptivos que el último, que supuestamente demandaría una respuesta explicativa. Sin embargo,
queremos subrayar que las tres preguntas entrañan, ya, una conexión explicativa y, en el intento de darles
respuesta, el recurso a determinada temática y dimensión conceptual.

3. Pero para ser fieles a la formulación inicial, es necesario introducir el tercer elemento: el mercado. ¿Qué
entiende por ello el investigador?

i. una instancia económica (comercial, distributiva, etc.);

ii. un ámbito de interacción social (de establecimiento de redes sociales, socialización, circulación de
información, etc.);

iii. la expresión microsocial de un sistema o estructura mayor;

iv. un espacio de la economía informal donde numerosos grupos sociales encuentran su fuente de
supervivencia;

v. un medio para alcanzar otros fines, no solamente económicos

vi. un ámbito de connotaciones económicas en el cual un grupo étnico alcanza determinada ubicación en
la estructura general de comercialización, ocupando un eslabón definido étnicamente en la distribución;
vii. una esfera económica alternativa y marginal al mercado, que expresaría la esfera formal y hegemónica
(¿las bolivianas serían la cara ilegal del mercado? De ser así, ¿serían la expresión de una desviación
social o el resultado de una peculiar articulación con el sistema formal y legal que las requiere y, por
consiguiente, las reproduce?).

Estas y otras variantes pueden estar ligadas a la idea que tiene el investigador de encarar su investigación
en el mercado. Lo que aparecía, a primera vista, como un mero ámbito espacial, se va transformando en
una fuente de cuestiones diversas e inesperadas. Referirnos a "prejuicio contra las bolivianas del mercado"
supone que dicho prejuicio existe atemporalmente; implícitamente, el investigador estaría sosteniendo
teorías tales como que "el prejuicio es inherente al ser humano". En cambio, si se explicitan las
condiciones políticas y sociales de dicho prejuicio, no sólo es posible explicar los prejuicios como formas
ideológicas implicadas en procesos sociales, sino detectar distintos sentidos y consecuencias de dichos
prejuicios conforme a la coyuntura de su aparición. Las implicancias políticas de una explicación
historizada suelen diferir de las de otra "esencialista" o ahistórica en que aquélla admite modificaciones en
el sistema social que atenúen o incluso erradiquen los prejuicios contra sectores subalternos o miembros
de otras naciones y grupos étnicos. Por su parte, las explicaciones esencialistas sólo pueden apelar a una
sanción moral de lo que, siendo parte de la esencia humana, sería inmodificable: la competitividad del
homo economicus, o la natural disposición a la discriminación y, de ahí, la necesidad de mantener a
grupos sociales (culturales o nacionales) diferentes separados en distintos ámbitos sociales, económicos y
hasta políticos, como sucede en Sudáfrica.

B. La problematización es un proceso por el cual el investigador va reconociendo la pertinencia y


necesariedad de los términos que emplea. Podrá sustituir, entonces, "bolivianas" por "mujeres de
nacionalidad boliviana" o "mujeres pertenecientes a un grupo migrante aymara de La Paz" o "mujeres
vendedoras callejeras de verduras y especias" o 'Vendedoras periféricas de las ferias sin permiso
municipal". También podrá sustituir "mercado" por "instancia económica de distribución" o "punto de
encuentro vecinal para el abastecimiento", etc.

La elección de cada término no es inocente; la concepción del investigador se expresa a través de cada
palabra y cada conexión sintáctica; por eso debe intentar hacer explícitas sus intenciones, reconociendo
retrospectivamente qué supuestos abrigaba en su sentido teórico y común antes de formular el tema.

c) En el próximo paso, disponiendo ya de los términos centrales que componen el problema, es necesario
dar una dirección, un sentido a la relación entablada. Esto es, "jugarse" y poner las cartas sobre la mesa,
asignándoles un valor explicativo y determinado a algunos elementos más que a otros. Recordemos el
planteo inicial: "prejuicio contra las bolivianas en el mercado". Unificando los dos primeros términos, podría
establecerse una relación esquematizada entre prejuicio étnico y mercado.

El investigador puede preguntar, entonces, qué relación se establece entre ambos o, mejor dicho, qué
relación supone que existe entre ellos. Volvamos a ensayar algunas respuestas:

• El mercado es un ámbito particular donde se reproducen y transmiten los prejuicios étnicos. El problema
será, aquí, establecer cuál es la particularidad del mercado en la transmisión de formas ideológicas como
los prejuicios étnicos.

• El prejuicio étnico, visualizado como parte de un sistema ideológico de existencia macrosocial, incide en
las prácticas de comercialización en un mercado minorista.

El problema sería establecer en qué aspectos incide el ingrediente ideológico del prejuicio étnico. el
mercado (entendido como parte de la esfera económica) incidiría en el prejuicio (que pertenecería a la
esfera ideológica), mientras que en el segundo sucedería lo contrario, incidiendo el prejuicio en las pautas
económicas de la comercialización.

III. La sistematización
Se trata de integrar los conceptos empleados y elaborados hasta el momento por el investigador en
sistemas mayores de relaciones explicativas. Se plantea la necesidad de integrar el proceso de reflexión
individual (aparentemente) a desarrollos ensayados por científicos de diversas disciplinas. Puede
indagarse, entonces, en aquellos autores que han tratado esta problemática o similares. Tampoco se trata
de descubrir al autor que definió el mercado tal como él lo hiciera sino, por ejemplo, de detectar el lugar
que posee la distribución y la comercialización, en las relaciones sociales de producción.

Se ha llegado a formular un objeto de investigación al nivel general de las ciencias sociales: al esbozar el
problema, el investigador se ha internado en la lógica dé sus supuestos, a la vez que ha procedido a
analizar otros marcos que pueden arrojar nueva luz a la propuesta. Esta búsqueda de desarrollos teóricos,
ya sistematizados en vertientes afines o no a la suya, puede adelantar tiempo en la investigación y revelar
avances realizados en distintos sentidos, pudiéndose prever las limitaciones y posibilidades alcanzadas
hasta el momento. Desde aquí, el investigador puede tomar como punto de partida teórico para su trabajo
los escollos de determinada corriente, intentando superarlos y/o replantearlos.

Con la etapa de sistematización culmina un proceso de abstracción de hechos empíricos y singulares en


formulaciones generales que permitirían analizar no sólo la relación del prejuicio hacia "las bolivianas" en
un mercado, sino también la naturaleza de los prejuicios en diversas instancias de lo social, como en la
esfera de la actividad económica. Este proceso de abstracción implica la búsqueda de lo universal en las
singularidades, esto es, "qué tienen en común diferentes tipos de prejuicios, qué expresiones afines
presenta la ideología en el momento de la comercialización. Por consiguiente, la etapa de sistematización
del objeto de investigación se enuncia en un plano tan general que permite incluir investigaciones con
objetos empíricos diversos.

IV. La especificación

Estamos aquí en la mitad del camino; como vimos, no basta con explicar un hecho singular subsumiéndolo
bajo abstracciones. Es necesario también explicar su singularidad. Este proceso, que hemos denominado
especificación, consiste en establecer cómo se concretiza un problema teórico general en un contexto
singular. La relevancia de este movimiento de articulación entre teoría-empiria, entre lo universal y lo
singular, reside en que de dichos "encuentros" pueden resultar problematizaciones, reformulaciones,
cuestionamientos a los postulados teóricos con que, instrumentalmente, se maneja el investigador.

No se trata solamente de efectuar un relevamiento de hechos "exteriores" -sexo, edad, ocupación,


ingresos, etc.– sino, fundamentalmente, de vislumbrar el modo como los actores le dan sentido a lo que le
interesa al investigador, pero en sus propios términos.

El investigador sabe que no sabe qué significa —en términos de los actores- "autoritarismo" o "prejuicio". Y
es por esto que se dispone a obtener la mayor información posible que aluda, directa o indirectamente, al
tema en cuestión. Ubicamos a la perspectiva del actor como el aporte particular del enfoque antropológico,
como portavoz de la diversidad, como una alerta contra la preasignación de sentidos al mundo de los
actores, proveniente del mundo del investigador, es decir, una alerta contra el sociocentrismo. La reflexión
teórica está presente a lo largo de todo el proceso, así como la atención sobre los datos empíricos. Lo
teórico no antecede ni se excluye del campo o del relevamiento empírico. El proceso de especificación y la
incorporación de la perspectiva del actor, si bien se ubican en el plano empírico, no pueden hacerse
ignorando el cúmulo de supuestos y premisas teóricas que le dan sentido y que orientan su descripción.

Hagamos una síntesis del proceso global:

I. ELECCIÓN DEL TEMA.

 Apropiación y explicitación de la información obtenida por diversas vías como experiencias personales,
investigaciones realizadas por sí mismo o por terceros, discusiones, obras literarias, etc.
 La selección de un tema puede, así, formularse en términos vivenciales y de sentido común.
II. PROBLEMATIZACIÓN

 Proceso de desnaturalización de lo real.


 Formulación de un título tentativo y/o redacción o resumen libre sobre el tema. Subyace en este
material una relación problemática cuyos términos se precisan y explicitan.
 Los términos de la relación enunciada se definen según el propio sentido común o los
conocimientos teóricos.
 Se intenta establecer un sentido o direccionalidad en dicha relación.

III. SISTEMATIZACIÓN

 Construcción del marco teórico inicial de la investigación a través de la coherencia y explicitación


de las conexiones explicativas de la problemática enunciada.
 Revisión de las corrientes teóricas que han abordado uno o ambos polos de la relación; la relación;
sentido asignado a esa relación.
 Análisis de cómo esas corrientes caracterizan y resuelven el problema planteado y de cómo
definen cada uno de los conceptos explicitados en el enunciado de la investigación. Paralelamente,
se distinguen los usos de cada término, según objetivos profesionales, teóricos o del sentido
común.

IV. ESPECIFICACIÓN

 Elección de un contexto empírico para contrastar y resignificar la relación teórica.


 Relativización de la relación teórica en términos de su especificación desde la perspectiva del actor
de los implicados. Formulación del problema en forma de pregunta, a ser respondida por los
 actores.

Este camino se desarrolla pues, en dos planos y lo graficamos así:

Este diagrama refleja el proceso de construcción del objeto de conocimiento, no el recorrido total de la
investigación, del que la construcción del objeto es sólo su parte inicial.

Guber, Etnografía
TEORICO: la observación participante (cap 3) entrevista etnográfica

Observación participante o no participante

Observación participante:

 observación participante (separación)


 Participación observante (involucramiento)
 Reflexividad y circunstancias del campo

GUBER (cap 4) “la entrevista etnografica o el art de la no directividad”

Entrevista etnográfica: es una herramienta para que las personas hablen de lo que saben, piensan, creen

Tipos de entrevistas:

 Dirigida o estruccturada
 Semi-dirigida o semi-estructurada
 Grupal o grupal focal
 Clínicas
 Etnográficas o no dirigidas

Momentos de la entrevista:
 Preparación
 Desarrollo
 Cierre

Características:

 No directivas
 Reflexividad

TEXTO: En comparación a otras ciencias sociales, los procedimientos del campo etnográfico se
caracterizan por su falta de sistematicidad. Sin embargo, esta “carencia” adquirió una lógica propia que
obtuvo una identidad como técnica de obtención de información: La observación participante.

Tradicionalmente, el objetivo de la observación participante ha sido detectar las situaciones en que se


expresan y generan los universos culturales y sociales en su compleja articulación y variedad. La
experiencia y la testificación son, entonces, la fuente de conocimiento del etnógrafo.

Los etnógrafos intentaron sistematizar los alcances de la observación participante examinando las
particularidades de esta técnica a partir de los dos términos que la definen, "observación" y "participación".
El resultado de esta búsqueda fue insertarla en las dos alternativas epistemológicas, la objetividad
positivista y la subjetividad naturalista.

La observación participante consiste principalmente en dos actividades: observar sistémica y


controladamente todo lo que acontece en torno del investigador, y participar en una o varias de las
actividades de la población. Hablamos del "participar" en el sentido de “desempeñarse como lo hacen los
nativos" de aprender a realizar ciertas actividades y a comportarse como un miembro de la comunidad. La
participación pone el énfasis en la experiencia vivida por el investigador en relación con su objetivo de
integrarse a la sociedad estudiada. En el polo contrario, la observación implicaría ubicar al investigador
fuera de la sociedad, de forma tal que pudiera realizar su descripción con un registro detallado de cuanto
ve y escucha.

De acuerdo con los enfoques positivistas, al investigador se le presenta una disyuntiva entre observar y
participar; cuanto más participe menos observa y cuanto más observe menos participa. Esta paradoja que
contrapone ambas actividades confronta dos formas de acceso a la información, una externa y otra
interna. Pero la observación y la participación suministran perspectivas diferentes acerca de la misma
realidad.

Según los lineamientos positivistas, el ideal de observación neutra, externa y desimplicada garantizaría la
objetividad científica en la aprehensión del objeto de conocimiento. Dicho objeto, ya dado empíricamente,
debe ser recogido por el investigador-mediante la observación y otras operaciones de la percepción. La
observación directa tendería a evitar las distorsiones, de la misma manera que sucede con el científico en
su laboratorio. La técnica preferida por el investigador positivista es la observación ya que considera que la
participación introduce obstáculos a la objetividad. Malinovski transformó este obstáculo en una ventaja
para la investigación, encajaba en la concepción epistemológica según la cual solo a través de la
observación directa era posible dar fe de los distintos aspectos de la vida social desde una óptica no
etnocéntrica que superara las teorías hipotéticas evolucionistas y difusionistas del siglo XIX.

De acuerdo con perspectivas como el naturalismo y algunas variantes del interpretativismo, los fenómenos
no pueden estudiarse de manera externa, pues cada acto, cada gesto, cobra sentido, más allá de su
apariencia física, en los significados que le atribuyen los actores. El único medio para acceder a esos
significados que Ios sujetos negocian e intercambian es posibilidad de experimentar en carne propia esos
sentidos, como sucede en la socialización.

la observación participante pone de manifiesto, ya desde su denominación, la tensión epistemológica


característica de la investigación social y, por lo tanto, de la investigación etnográfica: conocer como
distante una especie a la que se pertenece. La presencia directa es, indudablemente, un aporte valioso
para el conocimiento social porque evita algunas mediaciones y ofrece a un observador crítico lo real en
toda su complejidad. Es inevitable que el investigador se contacte con el mundo empírico a través de los
órganos de la percepción y de los sentimientos; y que estos le obstaculicen. De todos modos, la
subjetividad forma parte de la conciencia del investigador y desempeña un papel activo en el
conocimiento, particularmente cuando se trata de sus congéneres. Ello no quiere decir que la subjetividad
sea una caja negra que no es posible someter a análisis. El involucramiento e investigación no son
opuestos sino partes de un mismo proceso de conocimiento social, es cierto también que la observación
no es del todo neutral o externa, pues incide en los sujetos observados; asimismo, la participación nunca
es total.

La observación que se propone obtener información significativa requiere algún grado, siquiera mínimo, de
participación; esto es, requiere que el investigador desempeñe algún rol y por lo tanto incida en la
conducta, de los informantes, que a su vez influyen en la suya.

Los antropólogos no se han limitado a la observación pasiva de las actividades nativas a veces forzados
por las circunstancias, a veces por decisión propia, optaron por tomar parte en esas actividades. Este
protagonismo guarda una lógica compleja que implica desde comportarse según las propias pautas
culturales, hasta participar en un rol complementario al de sus informantes, o imitar las pautas y conductas
de éstos. Las dos primeras. Opciones, sobre todo la primera, son más habituales al comenzar el trabajo de
campo. El investigador hace lo que sabe, y "lo que sabe" responde a sus propias pautas y nociones.

Seguramente incurrirá en errores de procedimiento y transgresiones a la etiqueta local pero por el


momento este es el único mapa con el que cuenta. Lentamente irá incorporando otras alternativas y, con
ellas, formas de conceptualización acordes con el mundo social local.

Sin embargo, la participación, como técnica de campo etnográfica, alude a la tercera acepción:
comportarse según las pautas de los nativos. Tal es el pasaje de una participación en términos del
investigador a una participación en términos nativos.

Si el investigador no es aceptado explicitando sus propósitos, quizás deba optar por "mimetizarse".
Adoptará entonces el rol de participante pleno, si bien este rol tiene la ventaja de conseguir un material que
de otro modo sería inaccesible, ser participante pleno resulta inviable cuando el o los roles válidos para
esa cultura o para el grupo social son incompatibles, por ejemplo, con ciertos atributos del investigador.

Otro inconveniente de la participación plena reside en que desempeñar íntegramente un rol nativo puede
implicar el cierre de otros roles estructural o coyunturalmente opuestos al adoptado. El participante pleno
es el que rol de antropólogo desempeñando íntegramente alguno de los roles disponibles.

La entrevista es una estrategia para hacer que la gente hable sobre lo que sabe, piensa y cree, donde esta
consistiría en una serie de intercambios discursivos entre alguien que interroga y alguien que responde,
mientras que los temas abordados en estos encuentros suelen definirse como referidos no a la entrevista,
sino a hechos externos a ella. La información que provee el entrevistado tendría significación obvia, salvo
por las "faltas a la verdad", los ocultamientos y olvidos; para ello se recurre a chequeos, triangulaciones,
informantes más confiables o mejor informados. Por eso el investigador debe empezar por reconocer su
propio marco interpretativo acerca de lo que estudiará, diferenciándolo en cuanto a los conceptos y la
terminología del marco de los entrevistados.

Otra vía para aprehender las competencias metacomunicativas de una comunidad de hablantes es la
entrevista no directiva. En los estudios antropológicos, la no directividad era obligada por el
desconocimiento de la lengua, donde el investigador necesitó ubicarse en una posición de
desconocimiento y duda sistemática acerca de sus certezas. La no directividad se fue sistematizando
entonces, incluso en los casos en que la diferencia cultural no era tan evidente.
Desde ciertos enfoques, la no directiva se funda en el "supuesto del hombre invisible'', esto es, en la
creencia de que no participar con un cuestionario o pregunta pre establecida favorece la expresión de
temáticas, términos y conceptos más espontáneos y significativos para el entrevistado. En esto reside la
significatividad y confiabilidad de la información. La premisa es que, si bien sólo podemos conocer desde
nuestro bagaje conceptual y de sentido común, vamos en busca de temas y conceptos que la población
expresa por asociación libre. Esto significa que los informantes introducen sus prioridades en forma de
temas de conversación y prácticas atestiguadas por el investigador. El investigador aprende a acompañar
al informante por los caminos de su lógica lo cual requiere gran cautela para prevenir, sobre todo, sus
intrusiones incontroladas. Esto implica, además, confiar en que los rumbos (la información) elegidos por el
baquiano (entrevistado) lo llevarán a destino.

Dentro del proceso general de investigación, la entrevista acompaña dos grandes momentos: el de
apertura, y el de focalización y profundización. En el primero, el investigador debe descubrir las preguntas
relevantes; en el segundo implementar las preguntas más incisivas de ampliación y sistematización.

la entrevista etnográfica sirve fundamentalmente para descubrir preguntas, es decir, construir marcos de
referencia de los actores a partir de la verbalización asociada más o menos libremente en el flujo de la vida
cotidiana. De estos marcos extraerá las preguntas y temas significativos para la segunda etapa. El
investigador necesita partir de una temática predeterminada, que será provisoria hasta tanto la vincule o
sustituya por otros temas más significativos.

Conviene que las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean cuidadas y en lo
posible no accidentales, para evitar interrumpir la libre asociación de ideas. Para las preguntas de apertura
del discurso del informante, Spradley distingue cuatro subtipos de preguntas:

1. Las que interrogan sobre lo frecuente y recurrente (¿Cómo se vive en el barrio?)


2. Las específicas (¿Cómo fue la semana pasada en el barrio?)
3. Las guiadas, que se hacen simultáneamente a la visita de un lugar
4. Las relacionadas con una tarea o propósito

En síntesis, durante la primera etapa, el investigador se propone armar un marco de términos y referencias
significativo para sus futuras entrevistas; aprende a distinguir lo relevante de lo secundario. En la etapa
siguiente el objetivo es seguir abriendo sentidos pero en determinada dirección el investigador puede
dedicarse a ampliar, profundizar y sistematizar el material obtenido. Para explorar el sentido de un número
restringido de categorías, es conveniente reformular la perspectiva de la interrogación sobre un término
específico, y buscar sus relaciones con las categorías sociales.

En un segundo momento de la investigación, se puede avanzar sobre temas que, por considerarse tabú,
conflictivos, comprometedores o vergonzantes, se han tratado en los primeros encuentros. Estas
cuestiones suelen darse a conocer cuando el informante sabe algo más del investigador.

En suma, durante el período de profundización y focalización, la no directividad sigue resultando útil, ahora
la búsqueda continua dentro de los límites fijados en la primera fase. Por otra parte, un grado mayor de
directividad puede contribuir.

En este sentido, el contexto comprende dos niveles, uno ampliado y otro restringido. El primero se refiere
al conjunto de relaciones políticas, económicas y culturales que engloban al investigador y al informante.
El contexto restringido, en cambio, se refiere a la situación social específica del encuentro, donde se
articulan lugar, personas, actividades y tiempo.

UNIDAD 2
Teórico: Familia/orientación sexual

Mitos:
 La homosexualidad alienta el fin de la relación familiar
 Las parejas homosexuales no duran
 La homosexualidad va más allá del dormitorio

La homosexualidad propone nuevos lazos familiares

El shock sobreviene cuando el acto de traer un amante a casa se vuelve un problema

Una madre aprende a respetar al amante de su hijo cuando ambos se ven obligados a unirse para superar
la muerte de este

Nuevas necesidades de la familia homosexual:

 Casamiento (reconocimiento legal)


 El casamiento como un hecho político
 Tener hijos

Prejuicios que se mantienen en la comunidad gay respecto a los heterosexuales:

 Diferencias de etnias, fenotípicas


 Diferencia de clase
 Diferencia geográfica y de nacionalidad

La década de los 60 en EEUU estuvo marcada por la constante lucha de derechos civiles en la comunidad
afro, lesbianas, gay, etc. Sin estos reconocimientos de derechos no hubiera sido posible la familia

Antecedentes de la familia Qom

 Banda y tribu comparte dialectico y relaciones de parentesco


 No hay fdiferencia entre familia y comunidad porque no hay discriminación de la relación de sangre

Estrategias para mantener la cohesión:

 Linarse a través del apellido


 Matrimonio entre Qom

MORGAN
3 estadios:

 Salvajismo: Relación sanguínea, punalua


 Barbarie: Relación sindiasmica, patriarcal
 Civilización: Monogamica

Hecho biológico de la teoría clásica (1 padre y 1 madre) terminología

Familia consanguínea: (hijos, madres, padres) no se consideran tíos

Familia punalua: (identidad sexual común) mismo grupo matrimonial, si algunos hermanos no están
casados se considera grupos matrimoniales distintos

Primo paralelo: podría ser considerado un hermano

Primo cruzado: hombre ideal para casarse

Lo que una familia debe hacer:

 Concebir
 Acobijar
 Asumir la responsabilidad
 Salir de garantes
 Darles estatus

UNIDAD 3

LEVI STRAUSS
Conflicto: deseo/defensa (herr doctor, signor.. sexualidad/muerte)

Represión: olvidó/rechazo/omisión (signorelli)

Compromiso: sustitución (boltrafio y boticelli)

El mito es algo que hacemos cotidianamente y que habitualmente no tiene mucha explicación, un ejemplo
es la religión que se tapa con la fé.

No solamente existen los mitos sino que también somos vividos por ellos, todas nuestras decisiones

Los mitos son importantes para la antropología para poder comprendernos a nosotros mismos, lugar o
situaciones que desarrollamos en nuestra vida cotidiana

Critica del autor a quienes asocian la mitología solo a las prácticas religiosas. Los acontecimientos
expresados en los mitos no están subordinados a reglas lógicas o de continuidad

 Los mitos tienen un sentido, no son irracionales


 Los mitos están en el orden del lenguaje (fonema, morfena, semantema)
 Los mitos son de naturaleza más compleja que el lenguaje
 Los mitos están formados por unidades constitutivas o mitemas

Relaciones de parentesco: edipo se cada con yocasta (su madre)

Asesinatos: edipo mata a su padre Layo

Referencia monstruos: cadmio mata al dragón, edipo inmola a la esfinge

Dificultades para caminar: el padre de Layo es cojo, Layo es torcido, edipo pie hinchado

SEGALEN MARTINE
Ritos y rituales contemporáneos

Hay tantos ritos y rituales que fueron desapareciendo pero otros permanecen y se han privatizado

Para la antropología clásica el estudio de los ritos es el estudio de lo religioso /creencias

Durkheim ritos: comportamiento del hombre ante las cosas sagradas. Los cultos negativos o tabúes
(promueve evitación de determinadas conductas), los cultos positivos (vinculadas a las fiestas), y ritos
relativos a la expiación renovadora. Los ritos le dan consistencia/sentido a la comunidad, al grupo social

Marcel Mauss: discípulo de Durkheim. Enfatiza la naturaleza social de los ritos y los vincula con el
concepto de sacrificio.
Mary Douglas: el rito se presenta como una acción asimiladora eficaz, para la autora es imposible
mantener relaciones sociales sin actos simbólicos

Definición de rito: conjunto de actos formalizados, expresivos, portadores de una dimensión simbolica

 configuración espacio temporal específica


 por el recurso de unos determinados objetos
 sistemas de comportamiento y de lenguaje determinado
 por unos signos emblemáticos
 todo ello compartido y validado por el grupo

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