Rito de La Confirmación

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 18

RITO DE LA CONFIRMACIÓN DENTRO DE LA MISA.

Esta misa se celebra con vestiduras rojas o blancas.


Los textos de los formularios de la Misa propia de la Confirmación que siguen,
pueden emplearse siempre, a no ser que la Confirmación se celebre en un domingo de
Adviento, Cuaresma o Pascua, o bien en una solemnidad, en el Miércoles de Ceniza o en
uno de los días de la Semana Santa.

RITOS INICIALES

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos: Nos hemos reunido para celebrar la Confirmación de


algunos miembros de nuestra comunidad de bautizados. La Confirmación
es uno de los tres sacramentos de la iniciación cristiana. El obispo, como
representante principal de Jesucristo en la diócesis, preside esta asamblea,
en la cual el Espíritu Santo, que ya habita en el corazón de los bautizados,
se les infundirá con mayor plenitud, a fin de hacerles madurar y crecer
como cristianos. Renovemos nuestra fe en la presencia del Espíritu del
Señor en medio de su asamblea, y dispongámonos a recibir, tanto los que
se han de confirmar como los que ya lo estamos, una nueva efusión de sus
dones.

ANTÍFONA DE ENTRADA. Ez. 36,25-26

Dice el Señor: Derramaré sobre vosotros un agua pura que os


purificará, y os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo.

O bien: Cf. Rom. 5,5; 8,11


El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por su
Espíritu, que habita en nosotros.

ORACIÓN COLECTA

Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tú Espíritu


Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos
de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:
Cumple, Señor, en nosotros tu promesa: derrama tu Espíritu Santo
para que nos haga ante el mundo testigos valientes del Evangelio de
Jesucristo. Que contigo vive y reina.

O bien:
Envíanos, Señor, tu Espíritu Santo para que nos lleve a la unidad de
la fe y nos fortalezca con su amor: así contribuiremos a que la Iglesia,
Cuerpo de Cristo, alcance su plenitud. Por nuestro Señor.

1
O bien:
El Espíritu Santo, que procede de ti, Señor, ilumine nuestras mentes
y nos de a conocer toda la verdad como lo prometió Jesucristo, tu Hijo. Que
contigo vive y reina.

LITURGIA DE LA PALABRA

La liturgia de la Palabra se celebra de la manera habitual, pero las lecturas pueden


tomarse, total o parcialmente, o bien de la Misa del día, o bien del leccionario propio para
las misas de Confirmación que se propone en el Apéndice.

Puede utilizarse también el siguiente formulario:

PRIMERA LECTURA

El Señor me ha ungido y me ha enviado para dar la Buena Noticia


a los que sufren y para derramar sobre ellos perfume de fiesta.

Lectura del profeta Isaías. 61,1-3a.6a.8b-9.


EL Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los que sufren, para vendar los
corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los
prisioneros la libertad; para proclamar el año de gracia del Señor, el día del
desquite de nuestro Dios; para consolar a los afligidos de Sión; para
cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su
abatimiento en cánticos.
Vosotros os llamareis <sacerdotes del Señor>, dirán de vosotros
<Ministros de nuestro Dios>. Les daré su salario fielmente y haré con ellos
un pacto perpetuo. Su estirpe será célebre entre las naciones, y sus
vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la
estirpe que bendijo el Señor.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL. Sal 103, 1ab y 24.27-28.30-31.33-34.

R/ Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra.

Bendice, alma mía al Señor, ¡Dios mío, qué grande eres! ¡Cuántas son tus
obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría, la tierra está llena de
tus criaturas!
Todos ellos aguardan a que le eches comida a su tiempo; se la echas, y la
atrapan, abres tu mano, y se sacian de bienes.
Envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. Gloria a Dios
para siempre, goce el Señor con sus obras.
Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista: que le
sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor.

2
SEGUNDA LECTURA

Les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Lectura de los Hechos de los Apóstoles. 8,1.4.14-17


Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de
Jerusalén: todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria.
Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo la Buena
Noticia.
Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que
Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos
bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu
Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el
nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el
Espíritu Santo.
Palabra de Dios.

ALELUYA. Jn. 15,26b.27a.

El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y


también vosotros daréis testimonio.

EVANGELIO

El Espíritu Santo os irá recordando todo.

Lectura del santo Evangelio según San Juan. 14,23-26.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y
vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras, y la palabra que estáis
oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el
Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe
todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
Palabra del Señor.

PRESENTACIÓN DE LOS CONFIRMANDOS

Después del Evangelio, el obispo (y los presbíteros que le acompañan) se sienta(n)


en su(s) respectiva(s) sede(s). Entonces el párroco, u otro presbítero o diácono, o bien el
catequista que preparó a los confirmandos, presenta al obispo a los que han de ser
confirmados, según las costumbres del lugar. Si es posible, cada uno de los confirmandos
es llamado por su nombre, y sube al presbiterio; si los confirmandos son niños, les
acompaña uno de los padrinos, o uno de los padres, y se quedan de pie ante el
celebrante.

3
Si los confirmandos son muchos, no es necesario llamara cada uno de ellos por su
nombre, sino que es suficiente que se coloquen en un lugar oportuno ante el obispo.
El párroco o el catequista puede decir estas o semejantes palabras:

Estos niños fueron bautizados con la promesa de que serían


<educados en la fe>, y de que <un día recibirían por la Confirmación la
plenitud del Espíritu Santo>. Ese fue el compromiso de sus padres y
padrinos en el Bautismo. Como responsable de la acción catequética,
tengo la satisfacción de decir a la comunidad reunida (y a su padre y
pastor nuestro obispo) que estos niños han recibido la catequesis
adecuada a su edad.

Luego el obispo hace una breve homilía, explicando las lecturas proclamadas, a fin de
preparar a los confirmandos, a sus padres y padrinos y a toda la asamblea de los fieles a
una inteligencia más profunda del significado del sacramento de la Confirmación.
Esta homilía la puede hacer con las siguientes o semejantes palabras:

HOMILÍA O EXHORTACIÓN.

Hermanos: Hoy se renueva entre nosotros el misterio de


Pentecostés. En ese día el señor envió sobre los Apóstoles al Espíritu
Santo, como se lo había prometido, y les confirió el poder de perfeccionar
la obra comenzada en el Bautismo, mediante el don del Espíritu Santo. Así
lo leemos en el libro de los hechos de los Apóstoles. Cuando San Pablo
impuso las manos sobre algunos bautizados, descendió sobre ellos el
Espíritu Santo y empezaron a hablar en diversas lenguas y a profetizar.
Los obispos, como sucesores de los Apóstoles, han recibido también
este poder y así, ya sea por sí mismos, y por medio de sacerdotes
designados legítimamente para este ministerio, comunican el don del
Espíritu Santo a los fieles, que en el Bautismo han renacido como hijos de
Dios a la vida nueva en Cristo.
Sí bien en nuestros días la venida del Espíritu Santo no se manifiesta
por medio de prodigios extraordinarios, como el don de lenguas, la fe nos
enseña que este mismo Espíritu nos es dado de manera real, aunque
invisible Él es quien infunde en nuestros corazones el amor de Dios; él es
quien nos congrega en un solo cuerpo, pues aunque son muchos los
carismas, y las vocaciones, es una e idéntica la fe; él es quien va haciendo
progresar a la Iglesia en unidad y Santidad.
El don del Espíritu Santo que ahora van a recibir, como un sello
espiritual, completará en ustedes la semejanza con Cristo y los hará
miembros mas perfectos de la Iglesia. En efecto, Cristo nuestro Señor fue
ungido por el Espíritu Santo en el bautismo que recibió de Juan, y así fue
enviado para realizar su obra y encender por toda la tierra el fuego del
Espíritu.

4
Ustedes, pues, que ya han sido consagrados a Dios por el Bautismo,
van a recibir ahora la fuerza del Espíritu Santo y serán marcados en su
frente con el signo de la cruz. Por consiguiente, deberán dar ante el mundo
testimonio de la muerte y resurrección de Cristo. Esto lo conseguirán si su
vida diaria es ante los hombres como el buen olor de Cristo, de quien la
Iglesia recibe constantemente aquella diversidad de dones que el Espíritu
Santo distribuye entre los miembros del pueblo de Dios, para que el cuerpo
de Cristo vaya creciendo en la unidad y en el amor.
Procuren, pues, queridos hermanos, ser siempre miembros vivos de
la Iglesia y esfuércense, conducidos por el Espíritu Santo, en ser los
servidores de todos los hombres, a semejanza de Cristo, que no vino a ser
servido sino a servir.

FORMULA CONCLUSIVA DE LA HOMILIA

Si el obispo, en vez de leer la exhortación precedente, hace una homilía, la


concluye siempre con estas o parecidas palabras, que destacan la relación del Bautismo
con la Confirmación:

Ahora, antes de recibir el don del Espíritu Santo, conviene que


renueven personalmente la profesión de fe, que sus papás o sus padrinos
hicieron, en unión con toda la iglesia, el día de su Bautismo, y renuncien a
todo lo que aparta del Reino de Dios, prometiendo seguir a Jesucristo con
la fidelidad de los Apóstoles y los mártires.

RENOVACIÓN
DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

Primera fórmula

Obispo: ¿Renuncian ustedes a Satanás y a todas sus obras y


seducciones?
Confirmandos: Sí, renuncio.

Obispo: ¿Creen ustedes en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo


y de la tierra?
Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de


Santa María Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los
muertos, y ésta sentado a la derecha del Padre?
Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que hoy les
va a ser comunicado de un modo singular por el sacramento de la
Confirmación, como fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés?

5
Confirmandos: Sí, creo.
Obispo: ¿Creen en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los
Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y
en la vida eterna?
Confirmandos: Sí, creo.

El obispo asiente a esta profesión, proclamando la fe de la Iglesia:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de


profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Y todo el pueblo, a su vez, asiente también, diciendo:

Amén.

Segunda fórmula

Obispo: ¿Están ustedes dispuestos a luchar contra el pecado, que se


manifiesta entre otras cosas en:
o el egoísmo;
o la envidia;
o la venganza;
o la mentira, etc.

Confirmando: Sí, estoy dispuesto.

Obispo: ¿Están ustedes dispuestos:


o a perdonar a quienes los ofenden;
o a amar incluso a quienes no los quieren bien;
o a ayudar a quienes los necesiten aunque no sean sus amigos?

Confirmando: Sí, estoy dispuesto.

Obispo: ¿Creen ustedes en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo


y de la tierra?
Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: ¿Creen en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de


Santa María Virgen, padeció, fue sepultado, resucitó de entre los
muertos, y ésta sentado a la derecha del Padre?
Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que hoy les
va a ser comunicado de un modo singular por el sacramento de la
Confirmación, como fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés?
Confirmandos: Sí, creo.
6
Obispo: ¿Creen en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los
Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y
en la vida eterna?
Confirmandos: Sí, creo.

Obispo: Y de acuerdo con el Evangelio de Jesucristo, ¿van a confiar


siempre en Dios, en todas las circunstancias de la vida?
Confirmandos: Sí, confiaré.

Obispo: ¿Tratarán a los demás como hermanos suyos?


Confirmandos: Sí, los trataré.

Obispo: ¿Procurarán imitar en todo a Jesucristo?


Confirmandos: Sí, procuraré.

Obispo: ¿Trabajarán por la salvación de todos los hombres?


Confirmandos: Sí, trabajaré.

El obispo asiente a esta profesión, proclamando la fe de la Iglesia:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de


profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Y todo el pueblo, a su vez, asiente también, diciendo:

Amén.

Tercera fórmula (Para niños de 7 a 8 años de ambiente cristiano

Obispo: Para ser verdaderos cristianos tendrán ustedes que:


o ser generosos;
o saber perdonar;
o ser sinceros;
o evitar el pecado;
o no dejarse llevar de la ira;
o no ser vengativos ni envidiosos;
¿Están dispuestos a hacer todo esto?
Confirmando: Sí, estoy dispuesto.

Obispo: Para ser verdaderos cristianos hay que creer en Dios, creador y
padre de todos los hombres; en Jesucristo, Hijo de Dios y hermano
nuestro; en el Espíritu Santo, que está presente en la Iglesia y cuya
fuerza hoy van ustedes a recibir.
¿Lo creen de verdad?
Confirmando: Sí, lo creo.
7
Obispo: Para ser verdaderos cristianos tienen ustedes que
comprometerse:
o a querer a todos como hermanos;
o a prestarse sus cosas;
o a ayudarse en todo;
o a hablar con Dios en la oración;
o a ir a Misa los domingos;
o no ser vengativos ni envidiosos;
¿Se comprometen a todo esto?
Confirmando: Sí, me comprometo.

El obispo asiente a esta profesión, proclamando la fe de la Iglesia:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de


profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Y todo el pueblo, a su vez, asiente también, diciendo:

Amén.

Cuarta fórmula (Para adolescentes)

Obispo: ¿Renuncian ustedes a Satanás y a todas sus obras y


seducciones, en concreto:
o a prescindir de Dios en tu vida;
o a creerte el mejor y despreciar a los demás;
o a pensar que no necesitas de nada ni de nadie;
o a suponer que ya lo sabes todo?
Confirmando: Sí, renuncio.

Obispo: ¿Renuncian ustedes a Satanás y a todas sus obras y


seducciones, en concreto:
o a engañar a los demás;
o a decir mentiras;
o a ser hipócritas?
Confirmando: Sí, renuncio.

Obispo: ¿Renuncian ustedes a Satanás y a todas sus obras y


seducciones, en concreto:
o a preocuparte sólo por ti;
o a no ayudar a los demás;
o a no compartir lo que tienes con los otros?
Confirmando: Sí, renuncio.

8
Obispo: La fe que recibieron ustedes en el Bautismo y que vienen ahora
a ratificar, exige que se comprometan:
o a vivir de acuerdo con el Evangelio;
o a acudir a Dios por medio de la oración;
o a celebrar el día del Señor y la Eucaristía;
o a ser apóstol, mediante el testimonio de una vida
verdaderamente cristiana;
o a trabajar por mejorar las condiciones de la vida humana.
¿Se comprometen a todo esto?
Confirmando: Sí, me comprometo.

Obispo: Pues juntos profesemos la fe: “Creo en un solo Dios…”

El obispo asiente a esta profesión, proclamando la fe de la Iglesia:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de


profesar en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Y todo el pueblo, a su vez, asiente también, diciendo:

Amén.

Quinta fórmula (Para jóvenes)

Para ser verdaderos cristianos, deben ustedes esforzarse por evitar


todo aquello que lleva al pecado, que es negación de Dios, renunciando:

o al egoísmo, que no tiene en cuenta el interés de los demás;


o a la violencia y la venganza, como contrarias a las enseñanzas de
Cristo;
o a la mentira y la hipocresía, como contrarias a la doctrina de
Cristo;
o a la envidia y al odio que pueden llevar a causar daño a los
demás;
o a toda injusticia que lesiona los derechos de los demás,
¿Renuncian ustedes a todo esto?

Confirmando: Sí, renuncio.

¿Evitarán ustedes todo aquello que lleve al pecado, buscando la


ayuda de Dios para vencer las propias debilidades:

o tu pereza, tus indiferencias;


o tus cobardías y tus complejos;

9
o tus inclinaciones a la vida cómoda y a la sensualidad;
o tus desalientos, tu escepticismo, tus desconfianzas?
¿Tratarán ustedes de vencer todas estas debilidades?

Confirmando: Sí, trataré.

¿Evitarán ustedes todo aquello que lleva al pecado y es negación de


Dios, amando a los demás a ejemplo de Cristo:

o reconociendo lo bueno que allá en los demás;


o perdonando sus errores, aunque te hayan causado algún daño;
o no burlándote de las deficiencias de tus compañeros;
o respetando las opiniones diferentes a las tuyas;
o y ayudando a todo aquel que lo necesite?
¿Se comprometen ustedes a amar así a los demás?

Confirmando: Sí, me comprometo.

Ahora bien, una vez que se han comprometido a vivir como


verdaderos cristianos, ¿están dispuestos a llevar el evangelio a los demás?
Confirmando: Sí, estoy dispuesto.

Entonces, hagamos ahora con esta comunidad cristiana que hoy los
recibe, una profesión publica y solemne de nuestra fe:

¿Creen ustedes que Dios es nuestro Padre, y que creó el cielo y la


tierra?
R. Sí, Creo

¿Creen ustedes que Jesucristo es Hijo Único de Dios, que nació de la


Virgen María, que es nuestro hermano, que murió y resucitó por
nosotros?
R. Sí, Creo

¿Creen en el Espíritu Santo, enviado a los hombres como dador de vida


y que hoy les será comunicado a ustedes de un modo especial por el
sacramento de la Confirmación, como les fue comunicado a los
Apóstoles el día de Pentecostés?
R. Sí, Creo

¿Creen en la Iglesia Católica; en la comunión de los santos; en el perdón


de los pecados, que nos da la esperanza de vivir con Dios para siempre?
R. Sí, Creo

De acuerdo con esta fe que ustedes han proclamado:

10
¿prometen confiar en Dios en todas las circunstancias de la vida y tratar
de cumplir siempre su voluntad?
R. Sí, prometo.

¿Prometen evitar caer en la idolatría del dinero, del poder, de la fuerza,


del placer, de la fama?
R. Sí, Creo

¿Prometen tratar a todos los hombres como hermanos?


R. Sí, Creo

¿Prometen compartir con los más necesitados los dones que Dios les ha
dado?
R. Sí, Creo.

¿Prometen dar a ejemplo de vida cristiana a todos los hombres?


R. Sí, Creo

ASENTIMIENTO DE LA COMUNIDAD

A esta profesión asiente el obispo proclamando la fe de la iglesia:

Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de


profesar en Cristo, Señor nuestro.

Y los fieles, a su vez, asientes también diciendo:

Amén.

También se puede hacer en forma dialogada, de la siguiente manera:

Y ustedes padres, padrinos y fieles de esta comunidad:

¿Están de acuerdo junto con estos confirmandos en reconocer que esta


es nuestra fe?
R. Sí, ésta es nuestra fe.

¿Reconocen ustedes que esta es la fe de la Iglesia?


R. Sí, ésta es la fe de la Iglesia.

¿Se glorían ustedes de profesar esta fe en Cristo Jesús, Señor nuestro?


R. Sí, nos gloriamos de profesar esta fe en Cristo Jesús, Señor
nuestro?

En lugar de la fórmula Esta es nuestra fe, se puede emplear alguna otra expresión
o bien algún canto con el que los fieles proclamen su fe.

11
IMPOSICIÓN DE LAS MANOS.

MONICIÓN

El día de Pentecostés, los Apóstoles recibieron una presencia muy


especial del Espíritu Santo. Los obispos sus continuadores, trasmiten desde
entonces el Espíritu Santo como un don personal por medio del
sacramento de la Confirmación, que ahora se va a comenzar con la
imposición de manos del obispo. La imposición de manos es uno de los
gestos que aparecen habitualmente en la historia de la salvación y en la
liturgia para indicar la trasmisión de un poder, o de una fuerza, o de unos
derechos.
O bien esta otra monición:

Después de la profesión de fe de los confirmandos, el obispo,


repitiendo el mismo gesto que usaban los Apóstoles, va a imponer sus
manos sobre ellos pidiendo al Espíritu Santo que los consagre como
piedras vivas de la Iglesia. Unámonos a su plegaria y oremos en silencia la
Señor.

El obispo (teniendo a ambos lados a los presbíteros que junto con él administrarán
la Confirmación) de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, dice:

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso por estos hijos suyos,


que renacieron ya a la vida eterna en el Bautismo, para que envié
abundantemente sobre ellos al Espíritu Santo, a fin de que este mismo
Espíritu los fortalezca con la abundancia de sus dones, los consagre con su
unción espiritual y haga de ellos imagen fiel de Jesucristo.

Todos oran en silencio unos instantes.


Después el obispo (y los presbíteros que junto con él administrarán la
confirmación) imponen las manos sobre todos los confirmados.
Mientras tanto solamente el obispo dice:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que has hecho


nacer de nuevo a estos hijos tuyos por medio del agua y del Espíritu Santo,
librándolos del pecado, escucha nuestra oración y envía sobre ellos al
Espíritu Santo consolador: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia, de piedad y de tu santo
temor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

12
CRISMACIÓN.

MONICIÓN

Hemos llegado al momento culminante de la celebración. El obispo


les impondrá la mano y los marcará con la cruz gloriosa de Cristo para
significar que son propiedad del señor. Los ungirá con óleo perfumado. Ser
crismado es lo mismo que ser Cristo, ser Mesías, ser ungido. Y ser Mesías y
Cristo comporta la misma misión que el Señor: dar testimonio de la verdad
y ser, por el buen olor de las buenas obras, fermento de santidad en el
mundo.

En seguida el diacono presenta el santo crisma al obispo.


Se acercan al obispo los confirmandos, o bien el propio obispo, va pasando ante
cada uno de ellos.
El que presenta al confirmando coloca su mano derecha sobre el hombro de éste y
dice al obispo el nombre del presentado, a no ser que el mismo confirmando sea quien
diga su propio nombre.
El obispo moja el dedo pulgar de su mano derecha en el santo crisma y hace con el
mismo la señal de la cruz sobre la frente del confirmado diciendo:

N., RECIBE POR ESTA SEÑAL + EL DON DEL ESPÍRITU SANTO.

Y el confirmando responde:

Amén.
El obispo añade:

La paz sea contigo

El confirmando responde:

Y con tu Espíritu.

Si ayudan algunos presbíteros a administrar el sacramento de la Confirmación, los


diáconos o los ministros dan al obispo todos los vasos del santo crisma a fin de que el
obispo entregue personalmente el crisma a cada uno de los presbíteros; así aparece
visiblemente que los presbíteros actúan en nombre del obispo.
Los confirmandos se acercan al obispo, o bien a los presbíteros, o bien si se
prefiere, el obispo y los presbíteros van pasando ante cada uno de los confirmandos, los
cuales son ungidos del modo que se a indicado mas arriba.
Mientras dura la unción de los confirmandos, puede cantarse algún canto
apropiado. Termina la unción, el obispo (y los presbíteros) se lava (n) las manos.

13
ORACIÓN DE LOS FIELES

Terminada la unción de todos los confirmandos se hace la Oración de los fieles,


con el formulario siguiente u otro parecido y debidamente aprobado.

Obispo: Queridos hermanos: Oremos a Dios Padre Todopoderoso,


unidos en la misma fe, en la misma esperanza, en la misma caridad, que
proceden del Espíritu Santo.

El diácono, o bien un ministro (o uno de los confirmandos), añade las siguientes


peticiones.
Si hace las invocaciones un ministro:

Por estos hijos de Dios que han sido confirmados por el Espíritu
Santo: para que arraigados en la fe y edificados en el amor, den verdadero
testimonio de Cristo. Roguemos al Señor.

R. Te rogamos, Señor.

Por sus padres y por sus padrinos que se ofrecieron como


responsables de su fe: para que no dejen de animarlos con la palabra y el
ejemplo a seguir los pasos de Cristo. Roguemos al Señor.

R. Te rogamos, Señor.

Si las peticiones las hace uno de los recién confirmados, las dos invocaciones
precedentes se hacen de la siguiente forma:

Por nosotros, los que acabamos de ser confirmados, para que el don
del Espíritu Santo que nos ha hecho miembros más perfectos del pueblo de
Dios, nos arraigue en la fe y nos haga crecer en el amor, y así demos con
nuestra vida testimonio de Jesucristo. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor.

Por nuestros padres y padrinos, para que, con su palabra y ejemplo,


nos ayuden a seguir a Cristo y a ser fieles a la fe. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor.

Tanto si hace las invocaciones uno de los confirmandos como si las hace un
ministro, se continúa diciendo:

Por la santa Iglesia de Dios congregada por el Espíritu Santo: para


que en comunión con el Papa N., nuestro obispo N., y todos los obispos, se

14
dilate y crezca en la unidad de la fe y del amor hasta que el señor vuelva.
Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor.

Por todo el mundo, para que los hombres que tienen un mismo
Creador y Padre, se reconozcan hermanos, sin discriminación de raza o
nación, y busquen con un corazón sincero el Reino, que es paz y gozo en el
Espíritu Santo. Roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor

Obispo: Señor que enviaste a tus Apóstoles El Espíritu Santo y


quisiste que por medio de ellos y sus sucesores, ese mismo Espíritu fuera
comunicado a los demás creyentes: te rogamos que estos nuevos
confirmandos puedan difundir en el mundo los mismos que produjo la
primera predicación evangélica. Roguemos al Señor.
R. Amén.

Otro formulario de oración de los fieles.

Oremos a Dios Padre, por mediación de su Hijo, Jesucristo, para que


conserve su Espíritu en estos confirmados.
Por nosotros los confirmandos, para que el sacramento recibido sea
en nosotros fuente de santidad, roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor

Por nuestros padres, padrinos y catequistas, para que continúen


siendo ejemplo, consejo y aliento de nuestra vida cristiana, roguemos al
Señor.
R. Te rogamos, Señor

Por esta parroquia (o comunidad), para que el Espíritu Santo sea


realmente su corazón, su fuerza y su guía, roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor

Por la Iglesia extendida por toda la tierra, para que el Espíritu Santo
sea en ella lazo de unión y de caridad, y así pueda dar al mundo luz y
testimonio de Cristo, roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor
Por el mundo entero, para que el Espíritu Santo mueva los corazones
de tantos hombres que inculpablemente no le conocen, pero que quieren
obrar en la vida con buena voluntad, roguemos al Señor.
R. Te rogamos, Señor

Por todos los hombres que están en pecado, para que el Espíritu
Santo les haga comprender lo equivocado de su camino, se conviertan y
vuelvan a la gracia de Dios, roguemos al Señor.

15
R. Te rogamos, Señor

Dios nuestro, que aumentas tu Iglesia con nuevos hijos, y a los que
han nacido del agua del bautismo les das también la plenitud de tu
Espíritu: concede a cuantos han completado hoy su iniciación cristiana, y a
toda tu familia santa, manifestar en su vida los sacramentos que con la fe
han recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

LITURGIA EUCARISTICA

Acabada la oración de los fieles, sigue la liturgia de la Eucaristía en la que todo se


realiza, de ordinario, excepto lo siguiente:
a) Se omite el Credo, pues ya se hizo la profesión de la fe antes de la celebración
del sacramento de la Confirmación.
b) Algunos de los confirmados pueden llevar a altar, juntos con los ministros, el
pan y el vino, y el agua para la Eucaristía.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las oraciones y ofrendas de tus fieles, y tu que has


perfeccionado en ellos la semejanza con tu Hijo, has que por la
participación en el memorial de tu sacrificio, que nos mereció a tu Espíritu
Santo, puedan dar con su vida testimonio del señor resucitado, el cual vive
y reina por lo siglos de los siglos.

O bien:

Acepta, Señor, en unión con el sacrificio de Cristo, a estos hijos tuyos


que han sido marcados con el signo de la cruz y con la unción del Espíritu
Santo, para que, ofreciéndose con Cristo, reciban cada día con mayor
abundancia los dones de tu Espíritu. Por Cristo nuestro Señor.

O bien:

Recibe, Señor, la ofrenda de tu pueblo y has que tus hijos, que


acaban de recibir el don del Espíritu Santo, sepan conservarlo fielmente y
lleguen a obtener los premios eternos. Por Cristo nuestro Señor.

ORACIÓN EUCARISTICA

Cuando se usa el Canon Romano, se dice el Acepta, Señor, propio:

Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu


colonia santa, que te presentamos también en favor de estos hijos tuyos
que has hecho renacer por el Bautismo y has Confirmado con el don del
Espíritu Santo, y conserva en ellos tu gracia.

16
ANTIFONA DE LA COMUNIÓN Cfr
Heb 6, 4.

Alegraos en el Señor, todos los que habéis sido iluminados, los que
habéis gustado del don celestial, los que habéis sido participes del Espíritu
Santo.

O bien: Sal 33,


6.9

Acudid al Señor y quedaréis tranquilos; probad y ved que bueno es el


Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Bendice, Señor, sin cesar a estos hijos tuyos, que has consagrado
con la unción del Espíritu Santo y alimentado con el sacramento de tu hijo,
para que superen todas las adversidades, alegren a tu Iglesia con la
santidad de su vida, y que con su trabajo y con su Amor la extiendan por
todo el mundo. Por Cristo nuestro Señor.

O bien:

Señor, a estos hijos tuyos recién confirmados, ha quienes has


colmado con los dones de tu Espíritu y alimentado con el cuerpo de tu Hijo,
concédeles vivir en el amor la plenitud de tu ley, para que manifiesten al
mundo la libertad que les da ser hijos tuyos y muestren, con la santidad de
su vida, y con su trabajo y con su amor la extiendan por todo el mundo.
Por Cristo nuestro Señor.

O bien:

Padre santo, infunde en nuestros corazones tu Espíritu de amor, para


que todos aquellos que hemos sido alimentados con el Cuerpo de tu Hijo,
podamos vivir como hermanos. Por Cristo nuestro Señor.

BENDICIÓN

Al terminar la misa, en lugar de la bendición habitual, se puede usar la siguiente


formula, o bien la oración sobre el pueblo.

Que Dios Padre todopoderoso, que os ha adoptado como hijos,


haciéndoos renacer del agua y del Espíritu Santo os bendiga y os haga
siempre dignos de su amor paternal.
R. Amén.

17
Que el hijo unigénito de Dios, que prometió a su Iglesia la presencia
continua del Espíritu de verdad, os bendiga y os confirme en la confesión
de la fe verdadera.
R. Amén.

Que le Espíritu Santo, que encendió en el corazón de los discípulos el


fuego del amor, os bendiga y, congregándoos en la unidad, os conduzca, a
través de las pruebas de la vida, a los gozos del reino eterno.
R. Amén.

Y que a todos vosotros, aquí presentes, os bendiga Dios


todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

En lugar de la bendición anterior puede usarse, si se prefiere, la siguiente oración


sobre el pueblo.
El diacono, o uno de los ministros, dice la monición: “inclinaos para recibir la
bendición”, u otra formula parecida.
Luego el obispo, extendiendo las manos sobre el pueblo, dice:

Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros y conserva en el


corazón de tus fieles los dones del Espíritu Santo para que nunca se
avergüencen de dar testimonio de Jesucristo y cumplan siempre con amor
tu voluntad.
R. Amén.

Y que a todos vosotros aquí presentes os bendiga Dios todopoderoso,


Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

18

También podría gustarte