Salvo-mi-corazon-todo-esta-bien_Hector-Abad-Faciolince
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Salvo-mi-corazon-todo-esta-bien_Hector-Abad-Faciolince
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Salvo mi corazón, todo está bien Héctor Abad Faciolince
LA OBRA
Tras el fenómeno de El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince
regresa con una novela original sobre la familia, el matrimonio
y las oportunidades que se abren paso en un corazón enfermo.
Tras padecer problemas cardíacos duran- de separar y vive junto a sus dos hijos pe-
te años, el sacerdote Luis Córdoba está a queños, una empleada doméstica, Darlis,
la espera de un trasplante de corazón. Su y la hija de ella. Allí no tienen escaleras, y
vida depende de una muerte ajena, pero a cambio, hay cuidados, risas infantiles,
alto y gordo, por su tamaño no tiene comida y una acogedora sensación de
fácil encontrar un donante, ni siquiera hogar que fascinan al cura.
en un Medellín donde la violencia mul- Córdoba goza compartiendo sus co-
tiplica las defunciones. Para transitar la nocimientos de cine, que lo han conver-
espera, los médicos le aconsejan reposo y tido en un reputado crítico y docente, y
eliminar esfuerzos físicos como subir las su pasión por la ópera con sus nuevas
escaleras de la casa en la que, desde hace compañeras. Pronto, y al lado de estas
veinte años, vive en compañía de Aurelio mujeres sin esposo y sus niños, comien-
Sánchez, un cura que, al igual que él, ha za a desempeñar el papel de padre y a su
encontrado su lugar para practicar la fe cuerpo vuelve algo de la vitalidad perdi-
en los márgenes de las instituciones cató- da. Si la enfermedad desbarata la exis-
licas. Córdoba, como lo llaman muchos, tencia y lo acerca a la muerte, Córdoba,
se traslada entonces a la casa amarilla y con su optimismo inquebrantable y su
verde de su amiga Teresa, que se acaba apego a la vida, ve en la posibilidad de
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CLAVES DE LA NOVELA
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social, sino como una forma de dar y los apuntes de anatomía, la obra incor-
recibir cuidados, y de construir lazos de pora registros y los conjuga hasta alcan-
afecto. El matrimonio, entre tanto, se zar el espesor necesario para sumergir al
erige, tal y como dice un viejo proverbio lector en el universo de los personajes. El
francés citado en la novela, como una goce artístico o el descubrimiento de la
fortaleza sitiada en la que los que están felicidad matrimonial forman parte de
dentro quieren salir, y los que están fue- un tramado de vivencias donde también
ra pugnan por entrar. irrumpe la enfermedad, un motivo al
La familia, a su vez, conduce al ho- que la literatura ha regresado una y otra
gar o la casa que, en unos maravillosos vez, buscando siempre los modos de na-
pasajes, se describe como un cuerpo en rrar una experiencia sobre la que planean
funcionamiento; un organismo vivo y muchos miedos y tabúes. A través de la
autónomo en donde es posible proyec- historia de un corazón enfermo, el es-
tar fantasías, sanar heridas, enfrentar te- critor colombiano indaga entonces en la
mores y, en definitiva, encontrar refugio. enfermedad como agente que desorga-
La casa, sin embargo, no es el único lu- niza la vida, y a su vez, como idioma del
gar de amparo en Salvo mi corazón, todo cuerpo. La enfermedad constituye un
está bien, una obra que habla del cine, quiebre, aparta al enfermo del mundo
la literatura o la música como bálsamos y exige paciencia, pero también se abre
y lenguajes donde buscar la belleza y la como una oportunidad para reconfigu-
plenitud. Repleta de citas literarias, y re- rar la existencia y comenzar de nuevo.
ferencias cinematográficas y operísticas, Héctor Abad Faciolince consigue ilumi-
que se pueden escuchar a través de códi- nar este doble cariz gracias al optimismo
gos QR, la novela ilustra el rico mundo que destila su protagonista, un hombre
cultural que, durante casi toda una vida, alto, gordo y bondadoso que, en medio
constituye el refugio de Córdoba. de un mundo hecho a menudo de vio-
De la poesía y el arte al léxico médico, lencia y crueldad, no renuncia jamás a la
pasando por las metáforas del corazón o capacidad de amar y a sus ganas de vivir.
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PERSONAJES PRINCIPALES
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Joaquín Restrepo
Amigo de Córdoba y Aurelio, Joaquín da forma de novela al relato que el padre
Lelo le ofrece antes de guardar silencio y recluirse. La asfixia que le produce la
armónica vida conyugal con Teresa lo impulsan a dejarla por una mujer rica y
mucho más joven y superficial, al costado de la cual saca a relucir una frivolidad
que su exmujer no reconoce. Veinticinco años después de la muerte de Córdo-
ba, sus propios problemas cardíacos lo conducen a revisar no solo la historia de
su amigo, sino también sus elecciones del pasado.
Teresa Albani
Nacida en Italia, Teresa llega a Medellín de la mano de Joaquín, su novio. Los
cursos de cine de Córdoba son para ella una puerta de entrada a la vida cul-
tural y social de la ciudad, y el inicio de su amistad con el cura. Mujer culta,
inteligente y dueña de un sentido práctico de la existencia, Teresa encuentra en
Córdoba a un compañero intelectual, pero también, un estímulo para avivar la
maquinaria de los cuidados y deshacerse de la tristeza que queda en su casa tras
la partida de Joaquín.
Darlis Garrido
Criada en el seno de una familia de campesinos pobres, Darlis es una sensual
mulata que, en casa de Teresa, reparte el tiempo entre las tareas de limpieza, la
cocina, cuidar a los niños y los masajes que al final del día ofrece a la familia.
Es ella quien le propone a Córdoba masajear sus pies hinchados para estimular
la circulación y sanar, con las técnicas aprendidas de su padre, el débil corazón
del cura. El problema cardíaco no se revierte, pero junto a esta mujer despierta
y vital, Córdoba comienza a fantasear con el matrimonio, con la pérdida de
la virginidad, y en definitiva, con una vida más allá de la cirugía en la que su
miedo a las mujeres por fin se desvanezca.
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dos bombas netamente separadas por —Pues yo pienso que nadie debería
una pared. Esa pared no permite para dejarse esclavizar por el corazón —lo
nada la comunicación entre las dos mita- contradijo Darlis.
des. El corazón de la derecha recibe san- —El corazón no solo bombea sangre,
gre negra, sin oxígeno, de las dos venas Dar. La dictadura del amor uno la acepta
cavas, y luego expulsa esa misma sangre con mucho gusto.» (p. 122)
oscura hacia los pulmones. Y, de los pul-
mones, la sangre roja, fresca, brillante, «Si apoyamos la cabeza sobre el pecho de
oxigenada, entra en el corazón izquier- la persona amada (y este ha de ser uno de
do, primero a la aurícula, luego al ven- los actos humanos más antiguos), ade-
trículo izquierdo por la válvula mitral, más de la agradable sensación de la piel
y de ahí se expulsa a todo el cuerpo. Si y del calor, a pesar del aroma irrepetible
por casualidad hay alguna fuga, alguna que emana quien amamos, de repente se
comunicación entre el corazón derecho oyen esos latidos rítmicos, ese pequeño
y el izquierdo (algunos bebés nacen con motor que es la muestra de que estamos
malformaciones así), es el desastre, por- vivos. Nadie lo recuerda, pero sin duda la
que la sangre negra se mezcla con la roja, primera experiencia auditiva de todos los
y eso no es bueno para la oxigenación del vivíparos es esa misma palpitación grave,
cuerpo entero. Lo que son dos no se pue- oscura, doble, cavernosa. En la tibia pis-
de volver uno.» (pp. 76-77) cina del líquido amniótico, ese constante
tambor de carne tiene que producir so-
«—¿No le parece muy egoísta, don siego.
Luis, creer que todo está bien menos En estado de reposo, y si no tengo el
su corazón? A mí, por ejemplo, me nerviosismo de querer escribir sobre el
duele la espalda cuando barro, y eso corazón pensando en mi amigo Córdo-
tampoco está bien, ni está bien que en ba, o en el corazón enfermo de Joaquín,
mi pueblo no haya acueducto ni agua mi corazón marcha a un ritmo parejo de
potable. sesenta pulsaciones por minuto. Se dice
—Cuando uno está enamorado es así, que el minuto está dividido en sesenta
Darlis, el amor se convierte en el centro segundos porque la base sesenta es có-
del universo. moda. Es el primer número divisible por
—Será por eso que los enamorados me los primeros cinco dígitos: por uno, por
han parecido siempre tan bobos —dijo dos, por tres, por cuatro y por cinco. Y
Darlis. además por diez, doce, quince, veinte y
—Pero fíjate bien que, a lo mejor, treinta. Pero yo creo que cuando los se-
cuando el poeta dice que su corazón no gundos tuvieron algún sentido para me-
está bien, lo que está diciendo es que dir el tiempo (y eso solo ocurrió cuando
todo está mal, pues si está mal el cora- hubo relojes muy precisos), la elección
zón, nada puede estar bien, o por lo me- del número de segundos por minuto
nos no hay manera de aprovechar lo que pudo estar influida por el ritmo natural
esté bien. del corazón: sin taquicardia ni bradicar-
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quien además podía conversar como con prichos absurdos de su patrona, que no le
una amiga íntima, y una cocina que avi- pedía que hiciera ningún oficio, sino ma-
vaba en el Gordo su más antigua fuente labarismos y milagros. Córdoba se veía a
de placer corporal fueron, pienso yo, los gatas para calmarlas a las dos, para hacer-
motivos que enloquecieron a mi amigo las desistir de una u otra locura. En los
de amor y de ganas de vivir una vez más. últimos días, el hogar armonioso de las
Todo muy físico, muy palpable y muy primeras semanas se les estaba volviendo
real, que junto se le convirtió en una ob- un enredo al estar ambas, sin decírselo,
sesión espiritual.» (p. 161) compitiendo por él. ¿Te das cuenta?, me
preguntaba, se están peleando por un
«Hay un viejo proverbio francés que des- cura gordo y moribundo que ni siquiera
cribe muy bien lo que estaba ocurriendo se acuesta con ellas. Más que pecar con
en la casa de Laureles: “El matrimonio ellas, estoy sintiendo que mi pecado es la
es como una fortaleza sitiada. Los que discordia que, sin querer, siembro entre
están afuera quieren entrar y los que es- las dos.» (p. 229)
tán adentro quieren salir”. Joaquín había
dicho una y otra vez que se aburría con «Nunca me había dado cuenta de que
Teresa, que lo agobiaba la paternidad, y la verdadera dicha es una familia, vivir
que en su casa se sentía tan encarcela- en familia. La Iglesia nos prohíbe expe-
do como el corazón tras los barrotes de rimentar una familia, precisamente por-
las costillas. “¿No es eso el matrimonio, que sabe que no hay nada más maravi-
una cárcel para el corazón?”, se pregun- lloso que esto, nada tan fuerte, nada que
taba. cree lazos más estrechos, costumbres más
No sé si esto dependa de la castidad, firmes, apegos más sólidos. Con los rabi-
de la calidad, de la bondad, o del mismo nos no es así, entre los judíos ni siquiera
hombre con el que conviví tantos años, hay monjes; en la iglesia oriental no obli-
pero debo decir que yo no me aburrí ni gan a sus sacerdotes a estos sacrificios; los
un solo día de mi vida con Córdoba. Los pastores protestantes se casan si quieren,
curas podemos tener matrimonios así de los ayatolas ni se diga, con varias muje-
extraños, así de perfectos. A veces pien- res. La comida juntos, los juegos, la hora
so que es el sexo el que todo lo baraja de acostarse, los ruidos al despertar, el
y complica. El sexo, por ejemplo, es un desayuno tibio, las despedidas por unas
gran generador de celos. Casi todos los cuantas horas, los regresos diarios.» (pp.
celos de los hombres son sexuales.» (p. 285-286)
217)
«Alcé la voz para decir que a todas esas
«Teresa, incluso, había ya insinuado que familias que parecían raras pero estaban
tenía ganas de despedir a Darlis, que era unidas por el amor las bendecía Jesús
muy terca y hacía solamente lo que le exactamente con el mismo amor que
daba la bendita gana, y Darlis hablaba de siempre demostró. Bendecía incluso a las
renunciar, porque no soportaba los ca- familias rotas, pero no sin amor, que se-
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guían vivas a pesar de las rupturas, y aquí sino que tampoco lo siento, ni lo nece-
miré a Joaquín, pero Joaquín no me es- sito para explicar las cosas que existen.
taba prestando atención. Luego añadí las —Sí, doña Natividad a veces me
frases más heréticas que he dicho en mi ha mencionado ese asunto —contestó
vida en una misa, pero que al parecer na- Luis—. Yo le he dicho que no es ne-
die, por fortuna, notó: “Recuerden que cesario que la gente crea en Dios para
todo, hasta la muerte de un amigo muy salvarse. Basta que sea buena y que se
querido, puede ser el comienzo de una porte bien. He conocido ateos que son
nueva religión. Una religión mucho más mejores personas que muchos creyen-
amable que la más amable de las religio- tes.» (p. 84)
nes. Una religión reformada en la que no
se juzga a los demás por el tipo de familia «—Para mí la música de Bach, sus can-
que quieran construir”» (pp. 344-345) tatas, o algunas melodías de Mozart, o la
existencia de seres humanos como estos
niños, o la belleza de algunos cuadros
pintados por hombres, o de algunos
LA FE EN LOS MÁRGENES DE LA versos escritos por místicas son la de-
IGLESIA mostración de la existencia de Dios. No
voy mucho más allá. El arte, la belleza
«—Sabes, Luis, yo siempre he sido un son una guerra declarada a la brutalidad
ateo manso, muy poco militante. No y al desamor, y por lo tanto son el re-
me interesa que nadie se convierta al flejo del amor, que es la manifestación
ateísmo. ¿Sabes por qué? En buena me- más clara y palpable de la existencia de
dida es para no ofender a mi mamá, que Dios. Lo verdaderamente misterioso no
sufre con mi ateísmo. Por eso última- es la enfermedad ni el mal, sino la salud,
mente, cuando me preguntan en pú- la bondad y la belleza. En cuanto al big
blico si creo en Dios, yo he optado por bang y a la evolución, si son como los
esta respuesta: “Yo creo que mi madre plantea la ciencia, siempre podré decir
cree en Dios”. Lo hago para que ella no que Dios creó tanto el big bang como
sufra. Pero yo no creo en nada de eso, la evolución. Nada me impide pensar
y lo mismo les digo a los niños si me lo que esto forme parte del ingenio infi-
preguntan. En vez de Dios, prefiero ha- nito o de la sabiduría infinita de Dios.
blarles del big bang, del origen del uni- También pienso que Dios creó la mente
verso, del origen de la vida en la Tierra humana de manera que en ella hubie-
y de la evolución de las especies. Tengo ra ciertas creencias que brotan de for-
una visión del mundo, digámoslo así, ma natural en todas las culturas: la fe,
científica y no teológica. No creo tam- la esperanza, la caridad. ¿No te parece
poco en la vida después de la muerte, extraño que la evolución haya creado
pues pienso que nos morimos del todo el concepto mismo (dejemos de lado
y para siempre, igual que los mosquitos la existencia), tan solo el concepto de
y las vacas. Y no solo no creo en Dios, Dios?» (p. 85)
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PREGUNTAS PARA
LA CONVERSACIÓN
1. es una novela inspirada en la vida de un
personaje real. Aun así, si bien el autor nos va dando algunas pistas de ello,
no hay una necesidad de trazar distinciones entre ficción y realidad. ¿Por
qué pensáis que Héctor Abad Faciolince escoge escribir desde esta zona
ambigua donde lo imaginado y lo real forman un único relato? ¿Cómo
influye en vuestra lectura saber que el protagonista existió realmente?
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11. Las descripciones de las diferentes casas en las que vive el protagonista
ocupan varias páginas de la novela. ¿Cuál es la importancia de las casas?,
¿qué significados tienen estos espacios?, ¿por qué pensáis que el autor
describe la casa de Teresa como un cuerpo con sus órganos en funciona-
miento?
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13. A lo largo de la novela, la dicotomía entre el bien y el mal está muy presen-
te. Tanto Córdoba como Aurelio son hombres bondadosos que pregonan
el bien en un mundo, demasiado a menudo, violento y cruel. Uno y otro,
a lo largo de sus carreras, se topan con personajes que encarnan el mal, y
otros que, inocentes y luminosos, tiene un aura angelical. ¿A través de qué
elementos y personajes se va construyendo esta distinción?, ¿por qué la
historia de Córdoba abre camino a esta reflexión de orden ético?
14. Siguiendo con la dicotomía entre el bien y el mal, a raíz de sus conflictos
con algunos altos cargos de la Iglesia, Aurelio cita una frase de una novela
de Juan Villoro donde el demonio dice «Soy esa fuerza que siempre quiere
hacer el mal y acaba provocando el bien». ¿Qué opináis de esta frase y
cómo la relacionáis con la novela de Abad Faciolince?
16. Los fragmentos del sermón de Aurelio que la novela recoge hacia el final
describen a Córdoba como una poderosa fuente de inspiración. ¿Estáis
de acuerdo con las palabras de Aurelio? ¿Os quedáis con algo del legado
humano de Córdoba?
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© Ruven Afanador
EL AUTOR
Héctor Abad Faciolince nació en Me- Sebastián, y ganadora del Goya 2021 a
dellín (Colombia), en 1958. Estudió la mejor película iberoamericana y de
Lenguas y Literaturas Modernas en la cinco de los principales premios Platino
Universidad de Turín (Italia). Además 2021; La Oculta (Alfaguara, 2015) y Lo
de ensayos, traducciones y críticas lite- que fue presente (Alfaguara, 2020). Con
rarias, ha publicado, entre otros libros, su tercera novela, Basura (2000), obtuvo
Asuntos de un hidalgo disoluto (Alfaguara, en España el I Premio Casa de América
1994), Tratado de culinaria para mujeres de Narrativa Innovadora. Ha publicado
tristes (Alfaguara, 1997), Fragmentos de también un libro de poemas, Testamento
amor furtivo (Alfaguara, 1998), Angos- involuntario (2011); uno de ensayos, Las
ta (2003), El olvido que seremos (2006; formas de la pereza (2007), y otro de rela-
Alfaguara, 2017), que fue llevada al cine tos, Traiciones de la memoria (Alfaguara,
en 2020 por Fernando Trueba, recono- 2009). Sus libros han sido traducidos a
cida por los festivales de Cannes y San más de quince idiomas.
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LA CRÍTICA
HA DICHO
SOBRE EL AUTOR
«Lo que voy leyendo de Héctor Abad Fa- «Uno de los autores más venerados y exi-
ciolince lo voy guardando como migas tosos de América Latina».
de pan muy esféricas, pulidas, lumino- The Guardian
sas, para cuando tenga que atravesar el
gran bosque de la noche».
Manuel Rivas
«La más apasionante experiencia de lec- «No sé si un libro puede cambiar la vida,
tor de mis últimos años». pero sí que puede alterar tu reloj bioló-
Mario Vargas Llosa gico. [...] Me mantuvo en vigilia toda la
noche. Es un libro con boca. La boca in-
«Un libro tremendo y necesario, de un olvidable de la gran literatura que ha so-
coraje y una honestidad arrasadores. Por brevivido a la extinción de las palabras».
momentos me he preguntado cómo ha Manuel Rivas
tenido la valentía de escribirlo».
Javier Cercas «Una historia de amor inspiradora y ma-
ravillosa entre un padre y su hijo. Amor
«Un libro hermoso, auténtico y conmo- en tiempos duros de zozobra y de muer-
vedor». te».
Rosa Montero Antonio de la Torre
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«Una memoria apasionada escrita con «Un libro testimonial, plagado de me-
amor y sangre». moria y nostalgia. Una suerte de bio-
The New York Times grafía afectiva del padre perdido para
siempre y recuperado eternamente en la
«Un libro sagrado. Una certera excep- bruma de unos recuerdos puestos en ne-
ción sobre la bondad, el idealismo más gro sobre blanco».
práctico, sobre la inconveniente conve- Ricardo Baixeras, El Periódico de Catalu-
niencia de alzar la voz a riesgo de que te ña
arranquen la vida».
Jesús Ruiz Mantilla, El País
www.penguinclubdelectura.com
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