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Poemas 6

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El ascenso

Fui un perro en otra vida, un muy buen


perro, y, por lo tanto, me ascendieron a humano.
Me gustaba ser un perro. Trabajaba para un campesino pobre
cuidando y arreando sus ovejas. Lobos y coyotes
intentaron sobrepasarme cada noche, y ni una vez
perdí una oveja. El campesino me recompensaba
con buena comida, comida de su mesa. Puede que
haya sido pobre, pero comía bien. Y sus hijos
jugaban conmigo, cuando no estaban en la escuela o
trabajando en el campo. Tenía todo el amor que un perro
podría desear. Cuando envejecí, consiguieron un nuevo
perro, y le enseñe los trucos del oficio.
Aprendió rápido, y el campesino me llevó a vivir
dentro de la casa con ellos. Le llevaba al campesino
sus pantuflas en la mañana, ya que él estaba
envejeciendo, también. Me moría lentamente, poco a
poco. El campesino lo sabía y llevaba al
nuevo perro a visitarme de vez en cuando. El
nuevo perro me animaba con volteretas y
caricias. Y una mañana simplemente
no me levanté. Me dieron un buen entierro
junto al arroyo, bajo la sombra de un árbol. Ese fue mi
final como perro. A veces lo extraño así que
me siento en la ventana y lloro. Vivo en un rascacielos
desde donde veo un montón de rascacielos.
Trabajo en un cubículo y casi no hablo
en todo el día. Este es mi premio por ser
un buen perro. Los lobos humanos ni me ven.
No me temen.

James Tate
Facsímil

Un poeta intenta hacer un encabalgamiento, pierde el equilibrio y cae.


Sufre la fractura de la médula espinal.
No siente las piernas. El pobre infeliz es:

a) un poeta inválido;
b) un poeta minusválido;
c) un poeta discapacitado;
d) un poeta en situación de discapacidad;
e) un poeta con capacidades diferentes.

Últimamente he tenido una pesadilla muy recurrente. En ella me llamo TitoManfred,


soy poeta y mis poemas no
cambian el curso de la poesía chilena.
Despierto sudando frío.

Tito Manfred
Tres

Tres mujeres silenciosas en la mesa de la cocina.


La cocina de mi madre es oscura y pequeña pero del otro lado de la
ventana
está el páramo, paralizado con hielo.
Se extiende hasta donde alcanza la vista
a lo largo de kilómetros planos hasta un cielo blanco sólido no iluminado.
Mamá y yo estamos masticando lechuga cuidadosamente.
El reloj de la pared de la cocina emite un bajo zumbido irregular que salta
una vez en el minuto justo de las doce.
Tengo a Emily pág. 216 abierta y apoyada sobre la azucarera
pero furtivamente estoy observando a mi madre.
Miles de preguntas chocan contra mis ojos desde adentro.
Mi madre está estudiando su lechuga.
Paso a la pág. 217.
“En mi fuga a través de la cocina tropecé con Hareton
quien ahorcaba una camada de cachorros
desde el respaldo de una silla en la puerta. . .”
Es como si a todas nos hubieran bajado dentro de una atmósfera de
vidrio.
De tanto en tanto un comentario atraviesa el vidrio.
Impuestos en el lote de atrás. No es un buen melón,
falta para los melones.
La peluquera del pueblo encontró a Dios, cierra la tienda cada martes.
De nuevo hay ratones en el cajón de los repasadores.
Pequeñas bolitas. Mordieron
los bordes de las servilletas, si supieran
lo que cuestan las servilletas de papel hoy en día.
Esta noche llueve.
Mañana llueve.
Ese volcán en las Filipinas otra vez activo. Esa que no me acuerdo el
nombre
Anderson se murió no Shirley no
la cantante de ópera. Negra.
Cáncer.
No estás comiendo tu guarnición, ¿no te gustan los pimientos?
Por la ventana puedo ver hojas muertas que atraviesan las tierras planas
y residuos de nieve herida por la mugre de los pinos.
En el centro del páramo
donde la tierra desciende hacia una depresión,
el hielo ha comenzado a abrirse.
Llegan aguas abiertas y negras
cuajadas como la ira. Mi madre habla repentinamente.
Esa psicoterapia no te está ayudando tanto, me parece.
No lo estás superando.
Mi madre tiene esa manera de resumir las cosas.
A ella nunca le había gustado Law
pero le gustaba la idea de que yo tuviera un hombre y que continuara con
mi vida.
Pues él es de los que toman y tú de las que dan espero que funcione,
era todo lo que dijo después de haberlo conocido.
Dar y tomar eran sólo palabras para mí
en ese momento. Nunca antes había estado enamorada.
Era como una rueda que bajaba rodando una colina.
Pero temprano esta mañana mientras mamá dormía
y yo estaba abajo leyendo la parte de Cumbres Borrascosas
donde Heathcliff se aferra a la celosía durante la tormenta sollozando
¡Entra! ¡Entra! al fantasma del tesoro de su corazón,
caí de rodillas sobre la alfombra y también sollocé.
Ella sabe cómo ahorcar cachorros,
esa Emily.
No es como tomarse una aspirina, sabes, le respondo débilmente.
La Dra. Haw dice que el duelo es un proceso prolongado.
Ella frunce el ceño. ¿Y qué se logra
con todo ese remover el pasado?
Oh —extiendo las manos—
¡Yo me impongo! La miro directamente a los ojos.
Ella sonríe. Sí lo haces.

Anne Carson
Posibilidades

Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del río.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener en la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Con los médicos prefiero hablar de otra cosa.
Prefiero las viejas ilustraciones.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
En el amor prefiero los aniversarios
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad del sabio a la del demasiado crédulo.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras que tampoco he dicho.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo de los insectos al tiempo de las estrellas.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que todo tiene una razón de ser.

Wisława Szymborska

1.
Cuando el técnico abandona el cuarto, vuelvo la cabeza hacia la pantalla para
interpretar cualquier neoplasia, las redes de nervios, las pequeñas fuentes
luminosas en las que mi patologıa ́ y/o futuro o futura muerte pueden estar
escritos. El primer tumor que vi en mi vida era una sombra en aquella pantalla,
redonda, con un largo dedo arrugado que sobresalıa ́ . Le hice una foto desde mi
camilla de reconocimiento con un iPhone. Aquel tumor era el mıo ́ .
De este modo, en la cúspide de la clın ́ ica y la sensación, me enteréde que estaba
enferma. Llevaba puesta la misma camiseta verde sin mangas, los mismos
vaqueros cortados y las mismas sandalias que llevo todos los veranos... Luego
sorpresa, la adusta y persuasiva retórica profesional subiendo el termostato,
aquella mujer seria vestida con un traje gris empatizando con la fatalidad.
Luego el pánico personal, las sutilezas clın ́ icas, estupefactos chats de Google
con mis amigos. Un investigador entra en mi vida encarnando a toda una
institución social, dice que están poniendo en marcha una investigación sobre
las sensaciones que una persona (yo) aún no ha tenido que sentir pero que
sentirá.
Tomar un conjunto de objetos y acciones de un sistema y reclasificarlos como
elementos en otro sistema se parece a la adivinación. Para un adivino, los
pájaros que vuelan al norte deletrean la felicidad de mañana y las hojas de té
cuentan una historia sobre dos amantes y la tercera persona que será su
perdición. Después de eso, el vuelo de los pájaros ha sido liberado del
significado «migración» y, cuando se ha convertido en un relato sobre el
futuro final de los amantes, el té ya no es algo que queramos beber.
Tomar una cosa o un conjunto de cosas de un sistema y reclasificarlas como
elementos en otro también se parece al diagnóstico, que toma información de
nuestros cuerpos y reorganiza lo que viene de nuestro interior en el marco de
un sistema impuesto desde muy lejos. Mi bulto estaba en principio en mi

sistema, pero en el momento en el que el radiólogo lo colocó en la categoría


BIRADS 5, se convirtió en un tumor para siempre acomodado en el sistema de la

oncologıa
́ .1 Como los pájaros que han sido liberados del contenido de su vuelo y
como el té liberado, una persona que recibe un diagnóstico se ve liberada de lo
que una vez pensó que era.

De Desmorir / Anne Bayer

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