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Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Ingeniería Mecánica y


Eléctrica

ALUMBRADO E INST. ELECTRICAS


Resumen FASE 1
Docente: Iván Alejandro Riojas Aguirre

Nombre Matricula Carrera


Marcos Alejandro 2014778 IME
Reséndiz
Hernández

Grupo:001 Hora: N1
¿Cuáles son las 4 fases del proceso de la visión?
Aunque explicado de esta manera pueda parecer simple, lo cierto es que el proceso
que produce la visión en el ser humano es sumamente complejo. Los estímulos
visuales recogidos por el ojo tienen que llegar en perfectas condiciones al cerebro,
donde acaban transformándose en imágenes. En otras palabras: el ojo ve y el
cerebro interpreta lo visto.
Todo este proceso se lleva a cabo en forma de 4 fases diferenciadas.

1. Percepción
La primera fase que explica cómo se produce la visión es la percepción. En la
primera etapa del proceso de la visión, la luz entra en el ojo atravesando una serie
de órganos transparentes: córnea, cristalino, humor acuoso y humor vítreo.

En este momento, el iris y la pupila se encargan de regular la cantidad de luz que


entra en el interior del ojo. Si hay mucha luz, la pupila se hace más pequeña porque
no necesitamos más luz, pero si hay poca, se dilata por completo para intentar
captar la máxima cantidad de luz posible. En este momento, el cristalino enfoca el
objeto cercano o lejano, para ajustar la imagen y que esta se enfoque correctamente
sobre la retina.

2. Transformación
La segunda fase del proceso de la visión es la transformación de la luz en impulsos
nerviosos. La imagen llega a la retina, que actúa como una pantalla, y allí se activan
las células sensoriales, que son fundamentales para el proceso de la visión, ya que
son las que transforman la luz en impulsos nerviosos (impulsos eléctricos).
Estas células, sensibles a la luz, son los bastones y los conos: los bastones se
ocupan de la visión periférica y de la visión nocturna; mientras que los conos
permiten al ojo humano tener agudeza visual y diferenciar los colores.

3. Transmisión
La tercera fase que explica cómo se produce la visión es la transmisión. Es decir, el
proceso de enviar la información desde el ojo hasta el cerebro. Los impulsos
nerviosos creados en la retina inician su camino desde el ojo, atravesando el nervio
óptico, hasta llegar al cerebro, que es el órgano encargado de la interpretación de
la información visual que le llega en forma de impulsos nerviosos.

4. Interpretación
La última fase que explica cómo se produce la visión es la de la interpretación, y es
la que tiene lugar en el cerebro. El cerebro se encarga de reconocer, procesar e
interpretar los impulsos conducidos por el nervio óptico, convirtiéndolos en
imágenes con sentido para nosotros.
En concreto, este fenómeno se produce en una zona del cerebro llamada cuerpo
geniculado lateral, que está ubicado en el lóbulo occipital. Cabe destacar que, como
ocurre en las cámaras fotográficas tradicionales, la imagen que se forma en la retina
se encuentra invertida, pero nosotros no nos damos cuenta gracias a la labor
interpretativa del cerebro, el cual se encarga de “darle la vuelta” para que la veamos
correctamente.

¿En qué se parecen el ojo humano y una cámara fotográfica?


Además de la imagen invertida en la retina, existen más paralelismos entre el
proceso de la vista a través de estas cuatro fases y el funcionamiento de una cámara
fotográfica analógica tradicional. Por ejemplo, la pupila del ojo actúa como el
diafragma de la cámara, regulando el paso de la luz. La retina (tejido sensible a la
luz) equivale a la película o carrete donde se forman las imágenes. La córnea actúa
de modo similar a una lente, y el cristalino es el equivalente al zoom de la cámara,
que es el que permite conseguir un buen enfoque del objeto que nos interesa, se
encuentre a la distancia que se encuentre.
Siguiendo con la analogía entre el proceso visual y la fotografía, la cantidad de luz
también juega un papel importante en el proceso de cómo se produce la visión en
el ser humano y en muchos otros seres vivos.
En condiciones de buena iluminación (más de 3 cd/m2), la percepción visual es
nítida y detallada, distinguiéndose muy bien los colores: a esto se le llama visión
fotópica.
Por su parte, la denominada visión estocópica es la que tiene lugar en niveles
inferiores a 0.25 cd/m2, y se caracteriza por una visión mucho menos nítida de los
colores y una mayor sensibilidad a la luz.
Por último, en situaciones intermedias, hablamos de visión mesiópica. En este caso,
la capacidad para distinguir los colores disminuye a medida que baja la cantidad de
luz, y se observa una especial sensibilidad hacia el amarillo y el azul.
¿Es la visión un fenómeno complejo?
La visión es un fenómeno complejo que está integrado, a su vez, por tres tipos de
procesos diferentes:
El proceso óptico: fenómeno físico por el cual la luz atraviesa los diferentes medios
transparentes del ojo hasta llegar a la retina y estimular las células fotorreceptoras.
El proceso químico: reacciones bioquímicas que se producen en la retina y que
constituyen un proceso denominado fototransducción.
El proceso neurológico: incluye la conducción neurológica por la vía visual o vía
óptica y la formación final de la imagen en la corteza cerebral.
¿Qué otras funciones visuales existen?
Para que el proceso de la visión funcione de forma óptima, también son necesarias
una serie de funciones visuales complementarias:
La acomodación o enfoque para poder ver con nitidez todos los objetos de forma
independiente a la distancia a la que se encuentran.
La visión cromática o facultad del ojo para distinguir los colores gracias a los conos
(células que forman parte de la retina).
La visión desde distintos ángulos: visión binocular, visión periférica, etc.
La importancia de cuidar nuestros ojos
Existe un importante número de enfermedades, ya sean de carácter congénito o
hereditario, así como varios defectos de refracción que impiden o dificultan el
perfecto funcionamiento del proceso de visión del ojo. Afortunadamente, la mayoría
de ellos pueden solucionarse con medios ópticos (gafas o lentillas) o procedimientos
quirúrgicos, como la cirugía refractiva.

En este sentido, si notas molestias o dificultades para ver correctamente, el mejor


consejo que puedes seguir es acudir al oftalmólogo para que lleve a cabo una
revisión. De esta forma, se podrá diagnosticar o descartar cualquier problema ocular
y, si es recomendable, iniciar el tratamiento médico más adecuado en cada caso.
Todo lo que debes saber sobre la anatomía del ojo: estructura y
función
¡Hola clase! Hoy vamos a sumergirnos en el fascinante mundo de la anatomía del
ojo. ¿Alguna vez te has preguntado cómo vemos el mundo que nos rodea? El ojo
es un órgano increíblemente complejo que nos permite percibir la luz y las formas,
y es fundamental para nuestra experiencia diaria. Acompáñame en este viaje para
descubrir cómo funciona este maravilloso órgano y cómo podemos cuidarlo para
mantener una visión saludable. ¡Empecemos!

¿Qué es la anatomía del ojo?


¡Hola a todos! Hoy vamos a adentrarnos en el fascinante mundo de la anatomía del
ojo. El ojo es uno de los órganos más asombrosos y complejos de nuestro cuerpo,
y su estructura interna es realmente impresionante.
La anatomía del ojo comprende diversas partes, cada una cumpliendo una función
única y vital para nuestra visión. Desde la córnea hasta la retina, pasando por el
cristalino y el nervio óptico, cada componente es crucial para el correcto
funcionamiento de nuestro sentido de la vista.

Principales componentes del ojo:


Córnea: La parte transparente que protege el ojo y ayuda a enfocar la luz.
Iris: La estructura que regula la cantidad de luz que entra al ojo.
Cristalino: Lente natural del ojo que enfoca la luz en la retina.
Retina: Capa sensible a la luz donde se generan las señales visuales.
Nervio óptico: Conduce las señales visuales desde la retina al cerebro.

Partes principales de la anatomía del ojo


El ojo humano es un órgano increíblemente complejo que nos permite percibir el
mundo que nos rodea a través de la visión. Para comprender mejor su
funcionamiento, es fundamental conocer las partes principales que lo componen.
1. La córnea
La córnea es la capa externa transparente del ojo que actúa como una lente para
enfocar la luz en la retina. Esta estructura transparente es fundamental para la
correcta refracción de la luz y la formación de imágenes nítidas en la retina.

2. El cristalino
El cristalino es la lente biconvexa que se encuentra detrás de la pupila. Su función
principal es ajustar el enfoque de la luz para permitir la visión clara a diferentes
distancias, un proceso conocido como acomodación.

3. La retina
La retina es la capa sensible a la luz que recubre la parte interna del ojo. Contiene
células fotorreceptoras, como los conos y los bastones, que son fundamentales para
convertir la luz en señales eléctricas que son enviadas al cerebro a través del nervio
óptico, permitiéndonos percibir las imágenes.
Estructura del ojo humano
¡Bienvenidos al fascinante mundo de la anatomía del ojo humano! En este post,
vamos a adentrarnos en la compleja estructura de uno de los órganos más
asombrosos del cuerpo humano. El ojo es un sistema sensorial increíblemente
sofisticado que nos permite percibir el mundo que nos rodea a través de la visión.
Vamos a explorar cada una de sus partes y entender cómo trabajan juntas para
permitirnos ver con claridad.

Partes externas del ojo


Para comenzar, es importante mencionar las partes externas del ojo, como la
córnea, la esclerótica, el iris y la pupila. La córnea es la capa transparente en la
parte frontal del ojo que ayuda a enfocar la luz que entra en el ojo. La esclerótica es
la parte blanca y resistente del ojo que le da su forma y protege sus estructuras
internas. El iris es la parte coloreada del ojo que regula la cantidad de luz que entra
a través de la pupila, la abertura en el centro del iris.

Partes internas del ojo


Ahora adentrémonos en las partes internas del ojo, que incluyen el cristalino, la
retina, la córnea y el nervio óptico. El cristalino es una lente flexible que se encuentra
detrás del iris y ayuda a enfocar la luz en la retina. La retina es la capa de células
sensibles a la luz en la parte posterior del ojo, que convierte la luz en señales
eléctricas que se envían al cerebro a través del nervio óptico, permitiéndonos ver el
mundo que nos rodea.

Funcionamiento del ojo


Finalmente, es importante comprender cómo todas estas partes trabajan juntas para
permitirnos ver. Cuando la luz entra en el ojo a través de la córnea y la pupila, es
enfocada por el cristalino en la retina, donde se convierte en señales eléctricas que
son transmitidas al cerebro a través del nervio óptico. El cerebro entonces procesa
estas señales para formar una imagen visual que percibimos como la realidad que
nos rodea.
Función de cada parte del ojo
¡Bienvenidos al fascinante mundo de la anatomía del ojo! En esta lección, vamos a
explorar en detalle la función de cada parte de este órgano increíble que nos permite
percibir el mundo que nos rodea.

1. Córnea
La córnea es la capa transparente que cubre la parte frontal del ojo. Su función
principal es refractar, o doblar, la luz que entra en el ojo, ayudando a enfocar con
precisión las imágenes en la retina.
2. Iris y Pupila
El iris, la parte coloreada del ojo, controla el tamaño de la pupila, la abertura en el
centro del ojo. Esta regulación permite ajustar la cantidad de luz que entra en el ojo,
protegiendo la retina de la sobreexposición a la luz brillante y permitiendo ver con
claridad en entornos oscuros o con poca luz.
3. Lente
La lente, ubicada detrás del iris, tiene la capacidad de cambiar de forma para
enfocar objetos cercanos y lejanos en la retina. Este proceso, conocido como
acomodación, nos permite ver claramente objetos a diferentes distancias.
4. Retina
La retina es la capa sensible a la luz en la parte posterior del ojo, donde se
encuentran millones de células fotorreceptoras. Estas células convierten la luz en
señales eléctricas que son transmitidas al cerebro a través del nervio óptico,
permitiéndonos percibir imágenes y colores.
Así que, como ves, cada parte del ojo desempeña un papel crucial en nuestro
proceso visual, trabajando en armonía para permitirnos ver el mundo que nos rodea
de manera clara y precisa.

¿Por qué es importante conocer la anatomía del ojo?


¡Hola! Hoy vamos a hablar sobre la importancia de conocer la anatomía del ojo.
Saber cómo está estructurado este órgano tan complejo es fundamental para
comprender su funcionamiento y las posibles afecciones que pueden afectarlo.
Cuando conocemos la anatomía del ojo, podemos entender cómo la luz entra a
través de la córnea, se enfoca en el cristalino, y luego llega a la retina, donde se
transforma en señales eléctricas que son enviadas al cerebro a través del nervio
óptico. Esta comprensión nos permite apreciar la increíble precisión y coordinación
de todas las estructuras del ojo que hacen posible la visión.
Además, al conocer la anatomía del ojo, podemos entender mejor las enfermedades
o condiciones que afectan la visión, como el astigmatismo, la miopía, la
hipermetropía, las cataratas, entre otras. Esto nos ayuda a tomar decisiones
informadas sobre cuidados preventivos, tratamientos y cirugías oftalmológicas, si es
necesario.
En resumen, conocer la anatomía del ojo nos brinda una mayor apreciación por la
complejidad y belleza de este órgano, nos permite comprender su funcionamiento y
nos dota de la información necesaria para cuidar nuestra salud visual de manera
proactiva.

Percepción visual y sensibilidad a la luz.


En el estudio de la percepción visual y sensibilidad a la luz y al contraste no
interesan tanto las propiedades físicas de la luz sino el hecho de poder medir su
respuesta perceptual.
El primer aspecto relevante es la brillantez que, aunque sea un término físico, lo
hacemos equivalente a la percepción de la cantidad de luz emitida por una fuente o
reflejada por una superficie iluminada.
La segunda medida es la luminosidad, o percepción porcentual de luz reflejada en
relación a la luz total que cae en una superficie, es la correlación psicológica de la
reflectancia (el sujeto dice si el pigmento de la superficie es blanco, gris o rojo).

Percepción visual y sensibilidad a la luz


La sensación de brillantez depende de la sensibilidad actual del ojo, si entramos en
un cine, una sala en penumbra, todo nos parece oscuro, poco brillante pero al rato
de acostumbrarnos, se va tornando más claro, nos adaptamos. Los bastones son
los responsables de la adaptación en condiciones escotópicas (poca luz), y los
conos en condiciones fotópicas (luz abundante).
Podemos medir la curva de adaptación a la oscuridad y a la luz, tanto en retina
central, conos, como en retina periférica, bastones. Sabemos que los bastones son
más sensibles a la luz, por eso un foco luminoso es percibido como más brillante
cuando estimula la periferia retiniana respecto a la fóvea (Drim 1980).
Longitud de onda de la luz
La longitud de onda de la luz también es un factor que afecta a la brillantez. La luz
amarilla, de onda media, se percibe más brillante que la luz azul, de onda corta.
En la práctica se utilizan luces rojas para iluminar salas donde se quiere estar a
semioscuras, ya que esta luz no se percibe por los bastones y así no es necesario
esperar a que se adapten a la penumbra para ver algo, la visión se debe a la acción
directa de los conos, que sí son sensibles a esta longitud de onda, sin necesidad de
esperas tan largas como las que necesitan los bastones.

La brillantez
La percepción de brillantez se relaciona con el tiempo de exposición a la luz y el
área de retina estimulada.
Los conos y bastones tienen un nivel determinado de sensibilidad, si la cantidad de
luz que llega es baja, necesitan más tiempo para que se alcance el nivel de energía
necesario para que se estimulen los foto-receptores, de la misma forma que cuando
tomamos una foto por la noche, el obturador permanece más tiempo abierto, esto
se conoce como ley de Bunsen-Roscoe. La relación matemática de tiempo de
exposición e intensidad de la luz necesaria para que se activen los foto-receptores,
se conoce como ley de Bloch.
Intensidad y magnitud del estímulo lumínico
Otra relación importante está entre intensidad y magnitud del estímulo.
Para estímulos pequeños se cumple la ley de Ricco, al incrementar la intensidad
podemos disminuir la magnitud del estímulo. Cuando la magnitud del estímulo es
grande, mayor a 10´de ángulo visual, el aumento del área tiene un efecto mínimo,
es decir, ante una disminución de la intensidad, un estímulo más grande, necesita
de un mayor incremento del área para obtener la misma compensación, es lo que
se conoce como ley de Piper.
Más allá de 24º de ángulo visual, no se obtiene beneficio al aumentar la magnitud
del estímulo y la posible percepción depende sólo de la intensidad.
Sensibilidad de la retina a la luz
Sabemos que la máxima sensibilidad de la retina, en condiciones ideales de
adaptación a la oscuridad y con luz adecuada, es de 6 quantum de luz, este es el
umbral mínimo para percibir sensación de brillantez, y corresponde a la estimulación
de 6 bastones, uno por cada fotón.
Fotometría ocular
En la fotometría ocular se describen tres procesos básicos:
1. Reflexión
2. Absorción
3. Dispersión
Reflexión
De forma general sabemos que, ante un cambio brusco de índice de refracción,
además de que se desvía la dirección del rayo de luz, se producirá un fenómeno de
reflexión.
En la interfase aire-cornea es donde mayor es el cambio en índices de refracción,
por ello en esta superficie es donde mayor será la reflexión de la luz y con ello,
mayor la pérdida de luz que llega a la retina. En mucha menor medida, se produce
reflexión en la cara posterior de la córnea, en el cristalino y en la retina.
El ángulo de incidencia de la luz sobre las superficies es el otro factor que define el
grado de reflexión, así cuanto mayor es el ángulo de incidencia, mayor será la
reflexión. Esto explica porque los objetos que se sitúan en la periferia del campo
visual, además de verse peor por estimular áreas periféricas de la retina, y los
efectos aberrométricos que supone entrar en zonas paracentrales de los dioptrios
oculares, se sumará el efecto de reflexión en las superficies de la córnea y el
cristalino.
Absorción
La transmisión o absorción de las radiaciones por los diferentes medios oculares,
determina las longitudes de onda que alcanzan la retina.

La córnea absorbe toda la radiación de longitud de onda inferior a 290 nm, en la


región ultravioleta, UV-B, transmitiendo casi todas las radiaciones visibles y
volviendo a actuar como filtro para el infrarrojo, absorbiendo casi toda la radiación
a partir de 2 mcm. El humor acuoso contribuye a absorber el ultravioleta que ha
dejado pasar la córnea y deja pasar casi totalmente el resto de radiaciones.
El cristalino es el responsable de la mayor pérdida de radiación visible que llega a
la retina. Su absorción es más importante en el azul que en el amarillo, variando con
la edad. En la franja de los UV absorbe entre 300 y 400 nm, evitando que los UV-A
lleguen a la retina, por ello es importante considerar este factor en la cirugía de
cataratas, hay que implantar lentes con filtro UV o cuando realizamos tratamientos
de CrossLinking.}
El vítreo vuelve a tener un factor de absorción casi nulo. La mácula también tiene
un componente de filtración importante, no deja que la luz que llega a la retina
alcance los conos sin más, ejerce un filtrado de las radiaciones de onda corta, por
debajo de 490 nm, contribuyendo a una calidad visual mejor, reduciendo las
aberraciones cromáticas.

La absorción de la luz es el proceso por el cual la luz es captada por la materia y


transformada en otras formas de energía. La absorción de la luz puede ser total,
parcial o selectiva, dependiendo de la cantidad y el tipo de luz que se absorbe1. La
absorción de la luz es fundamental para la fotosíntesis, ya que los pigmentos de las
plantas absorben la luz y la transfieren a un centro de reacción, donde se inicia la
producción de energía química
Dispersión
La dispersión es otro fenómeno que ocasiona pérdida de luz en el paso de la energía
radiante a través del ojo hacia la retina y se debe a las partículas submicroscópicas
que se encuentran en las células de los tejidos que constituyen los medios
trasparentes por los que debe pasar la luz. La dispersión se incrementa cuando hay
alguna opacificación en los medios, como leucomas o cataratas.
La dispersión de la luz es el fenómeno por el cual distintas longitudes de onda se
refractan con ángulos distintos al atravesar medios materiales.

Sabemos que la velocidad de la luz en el vacío es constante e independiente de


su longitud de onda. Sin embargo, su velocidad en cualquier otro medio distinto
del vacío sí que depende de la longitud de onda que tenga. Esta dependencia se
debe a las estructuras moleculares de los materiales y es la responsable de que,
en última instancia, el índice de refracción dependa de la longitud de onda.

Índice de refracción de distintos medios en función de la longitud de onda.


Las curvas azules de la figura representan la variación con la longitud de onda del
índice de refracción de distintos cristales. La luz visible se encuentra en el rango
aproximado de 400 - 700 nm.
La ley de Snell de la refracción determina que el ángulo de refracción dependa de
los índices de refracción de los medios según:
Agudeza Visual
Se describe como la capacidad del ojo para definir detalles y se establece como una
relación matemática entre el tamaño de un objeto y la distancia a la que se
encuentra respecto al ojo. Es la inversa del ángulo “u” (ver figura), expresado en
minutos y se considera como valor normal de referencia un ángulo de 1 minuto, por
eso hablamos de visión unidad como equivalente a la visión normal.

Cálculo de la agudeza visual


Para su cálculo procedemos de la forma siguiente: tangente del ángulo “u” = tamaño
del estímulo / distancia al ojo, así un estímulo de 2.4 cm situado a 70 cm, 2.4/70 =
0.034, su tangente es de 2º, ángulo visual, y como la AV es la inversa de “u”, en
este caso es ½ = 0.5, así la AV es de 0.5, utilizando la notación que conocemos
como escala decimal.

La notación puede ser 6/6 (inglesa), en la que se ven la letras más pequeñas a 6 m,
así 6/9, quiere decir que ese individuo ve a 6 metros, como máximo las letras que
un individuo normal vería a 9 m. En la notación anglosajona, como 1 m equivale a
20 pies, la visión normal es de 20/20 y la de 6/9, equivale a 20/30.

Medir la agudeza visual


Existen varios formas u optotipos para tomar la agudeza visual, siendo los optotipos
de Reconocimiento los más utilizados (Snellen 1862). El problema de este tipo de
optotipos es que están basados en letras, lo que supone un factor cognitivo de
reconocimiento que puede falsear la medida de la AV, por eso Landolt (1889),
modifico el test, utilizando anillos con aperturas que se sitúan en diferentes
posiciones, como una “C” que varía su orientación.
Otras formas de medir la agudeza visual
Existen otras formas de medir la agudeza visual:
• La Agudeza Direccional de Vernier: Requiere que el observador distinga
una línea interrumpida de una recta.
• La Agudeza de Enrejado o de resolución: Requiere que el observador
distinga la orientación de las barras del enrejado o el espacio entre las barras.
En general los optotipos como el de Snellen o los anillos de Landolt, utilizan figuras
con los detalles que deben distinguirse (apertura del anillo), con un tamaño 5 veces
inferior al tamaño de la figura, lo cual se presta a confusión ya que si estamos con
un tamaño de figura equivalente a una AV de 1, en realidad, como el tamaño del
detalle es 1/5 del tamaño de la figura, la visión, la agudeza visual, debería ser mayor,
superior a la unidad.

Sensibilidad a la luz
Para medir la sensibilidad a la luz tomaremos en cuenta dos valores:
Umbral absoluto: La menor cantidad de luz, en términos radiométricos (energía) o
fotométricos (lunmináncia), para que un estímulo sea detectado y constituiría la
sensibilidad máxima de visión, que depende a su vez, del diámetro de los foto-
receptores en la retina.
Mínimum separable: Ésta es la capacidad de distinguir entre dos puntos, dos
estímulos. El área de mayor concentración es la mácula y para que se perciban dos
estímulos separados, se deben estimular dos conos, separados por un tercero entre
ellos, inactivo. Esta unidad biológica mínima, supone un área que equivale a una
resolución de 30 ciclos, aunque sabemos que el ojo humano es capaz de detectar
variaciones de inclinación que corresponden a ángulos de visión de 5 segundos, 25
veces más pequeños que el diámetro de un cono, es lo que se conoce como
hiperagudeza.
La zona estimulada de la retina también tiene implicaciones en la agudeza visual, la
mayor agudeza se da con los conos y estos se distribuyen con mayor densidad en
la fóvea y a medida que nos alejamos, su concentración irá disminuyendo, por ello
la agudeza visual a partir de los 20º periféricos a la fóvea es muy inferior (curvas de
Peichl y Wasle, 1979).

Análisis de la visión con estímulos visuales


Partimos de la teoría de Fourier, que establece la posibilidad de analizar cualquier
patrón de estímulos en una serie de ondas sinusoidales, de forma que un patrón
complejo, puede descomponerse en patrones más sencillos, cada uno de los cuales
se vería como un patrón con variación regular de luz y oscuridad si se observasen
por separado. De acuerdo con las reglas de Fourier, es posible reproducir cualquier
patrón, repetido o no, combinando las ondas sinusoidales apropiadas.

Interpretación de la luz en nuestros ojos


Las imágenes, los estímulos procedentes del exterior, como las cebras de la figura,
los podemos descomponer en patrones de ondas sinusoidales y la suma de un
conjunto de varias ondas sinusoidales, producirá un patrón más complejo,
constituye la” taquigrafía” para el análisis del sistema visual.

Los enrejados pueden variar en el número de barras, su frecuencia. Cuanto mayor


sea la frecuencia, mayor resolución del sistema óptico. Es decir, para poder
diferenciar que son barras y no un manchón.

Calidad del sistema óptico


Cuando hay muchas barras y el espacio entre ellas es muy pequeño, el sistema
óptico debe tener una resolución alta para poder percibirlas como tales, como
barras.
La representación gráfica o matemática de cómo ciertas frecuencias espaciales se
distinguen con precisión en tanto que otras se pierden, debido a que el sistema no
tiene la suficiente resolución, se conoce como Función de Trasferencia de
Modulación espacial (MTF). Esta función mide la capacidad del sistema para
transferir con exactitud la imagen original de la modulación espacial, desde el
estímulo objetivo, a través del sistema, hasta su decodificación final y es un método
para estudiar la calidad de un sistema óptico.

Medir la sensibilidad al contraste


Los enrejados los utilizamos en clínica para medir la sensibilidad al contraste,
detectando el mínimo contraste entre franjas oscuras y claras de un enrejado, para
que se perciba el enrejado como tal y no como un manchón gris. De esta forma
estamos analizando el sistema óptico del ojo, de forma similar a como hacíamos
con la función de trasferencia de modulación espacial, que en el ojo no es posible,
ya que no podemos abrirlo y registrar lo que ocurre en la retina, así lo que hacemos
es registrar la consciencia del observador, lo que ve.

Los estudios demuestran que la visión en el ser humano es más sensible en el punto
de 6 ciclos por segundo, disminuyendo a partir de este nivel. Esto quiere decir que
en este punto podemos ver los estímulos incluso con un grado de contraste mínimo,
mientras que estímulos de frecuencia mayor, necesitan más contraste para ser
percibidos.

También ocurre lo mismo hacia el otro lado, con estímulos menores de 6 ciclos, la
resolución va disminuyendo. Este tipo de análisis de la visión es lo que se conoce
como curvas de sensibilidad al contraste o CSF, Función de la Sensibilidad al
Contraste, cuando se evalúan diferentes niveles de frecuencia (ver más adelante).

En la figura se representa gráficamente la curva de sensibilidad al contraste. La


línea negra es el nivel de visión en función de las frecuencias espaciales y el
contraste, máxima en el punto de 6 ciclos/seg.
Se ha comprobado que las curvas de la función de trasferencia de modulación
espacial en humanos varia con la edad, sería máxima a los 20 años y se va
reduciendo posteriormente, con un desplazamiento hacia la izquierda y descenso
en el ápex máximo.
Se admite la hipótesis multicanal, donde habría un número determinado de canales,
aproximadamente seis, en los que cada uno tiene una respuesta máxima a un tipo
específico de frecuencia, en función de los campos receptivos de las células (área
de estimulación y área de inhibición), cuando se produce “sintonía” entre el campo
y la frecuencia, es decir, la barra clara se ajusta al área de estímulo y las oscuras a
la zona de inhibición (en el caso de campo centro + y periferia -):

Este proceso de filtrado, de canales, si bien se inicia en la retina (células centro-


periferia), toma relevancia en las células cerebrales, donde habría 6 tipos de
organizaciones celulares sensibles cada una a un tipo específico de banda de
frecuencia, así su respuesta será mayor o menor en función de que el estímulo este
más próximo o lejano a su banda de frecuencia en la que entre en sintonía.
En función de la organización de los campos receptivos en la corteza cerebral, se
puede establecer una representación matemática determinada, así en los campos
centro periferia, serían filtros gaussianos mientras que en los campos de
orientación, el filtro es tipo Gabor:

Sensibilidad al contraste
Hemos visto que una medida de lo que vemos era la toma de la agudeza visual
pero, este dato es muy parcial sobre el concepto ver.
Después de analizar los procesos que siguen los mecanismos de percepción visual,
aparece la “función de sensibilidad al contraste” (CSF), como un test que permite
complementar a la agudeza visual para conocer mejor la visión de un individuo, su
capacidad para la detección de detalles.
Los primeros estudios de la función de sensibilidad al contraste se deben a Schade
en 1956 aunque no se popularizo hasta que aparecieron los sistemas de análisis
basados en las técnicas de Fourier (descomposición de un objeto en frecuencias
espaciales).
Calidad del sistema óptico
Sabemos que para conocer las características de un sistema óptico debemos
comparar la imagen generada respecto a la imagen proyectada. Si la imagen que
se genera tras proyectarla a través del sistema óptico, es idéntica, decimos que ese
sistema óptico es perfecto pero, en la mayoría de casos, siempre existe algún tipo
de distorsión o aberraciones que determinas diferencias entre ambas imágenes, esa
diferencia, su estudio, generalmente referido a la “atenuación” de contraste, es lo
que se denomina función de trasferencia de modulación espacial o función
trasferencia de modulación.

Medir la sensibilidad y la calidad del sistema óptico


Con las técnicas de Fourier podemos descomponer todos los objetos en bandas de
frecuencia así, para caracterizar un sistema óptico, lo que hacemos es ver como
trasmite cada una de estas frecuencias espaciales. Esto es aplicable a un aparato
óptico pero no para el ojo, ya que no tenemos forma de aislar la imagen que se
proyecta en la retina.
Para solventar este problema, en vez de mantener constante el contraste de la
imagen que se proyecta y ver la atenuación en la imagen que se recoge, se invierte
la situación, se varía el contraste en cada banda de frecuencia y se observa la
capacidad de detección por parte del sujeto.
En la práctica lo que hacemos es ir reduciendo el contraste de una red sinusoidal,
manteniendo su luminancia media constante hasta alcanzar un umbral, es decir
hasta que el observador ya no perciba la separación de las barras de la red. La
inversa de este nivel de contraste es la sensibilidad al contraste. La prueba se
realiza estudiando diferentes frecuencias espaciales y así obtenemos la función de
sensibilidad al contraste o CSF.
Resultados de la sensibilidad al contraste
El resultado muestra que nuestro sistema visual actúa como un sistema de filtro
pasa-banda, atenuando las frecuencias altas y muy bajas, alcanzando su máximo
de sensibilidad para frecuencias entre 3 y 6 ciclos/grado.
La función de sensibilidad al contraste tiene sus limitaciones ya que la retina no es
un sistema lineal homogéneo. La distribución de foto-receptores no es igual en toda
su superficie y los mecanismos de adaptación a la luz también son diferentes según
sea la región de la retina que estudiemos.

Sabemos que estos puntos de conflicto se reducen cuando realizamos la prueba de


sensibilidad al contraste variando muy poco la luminancia, cosa que ocurre cerca
del umbral, en este punto la respuesta retiniana es bastante homogénea y la función
de sensibilidad al contraste es más valorable. Para solventar este problema,
también se ha propuesto estudias la función de sensibilidad al contraste óptica, tal
como hacemos rutinariamente y la sensibilidad al contraste retina-cerebro, que se
obtiene proyectando directamente las redes sinusoidales sobre la retina mediante
métodos de interferometría, así obviamos los cambios de atenuación que dependen
de la estructura óptica del ojo. La comparación de ambas funciones permite saber
la función de sensibilidad al contraste real de ese individuo, la total, la cerebral y la
óptica, al sustraer una de la otra.
Cómo realizar la prueba de sensibilidad al contraste
En clínica solemos realizar el test proyectando 5 frecuencias espaciales: 1.5, 3,6,
12 y 18 ciclos/grado, que corresponden, aproximadamente, a las agudezas
visuales: 0.05, 0.1, 0,3, 0,6 y 1. Cada banda irá reduciendo su contraste al tiempo
que varía la inclinación de las franjas. Hay una variante que es el test de Regan,
que consiste en presentar 3 niveles de contraste, 97%, 7% y 4% y, en cada nivel se
toma la AV con optotipos de Snellen, detectando el nivel de agudeza que alcanza
el paciente en cada contraste.
Aspectos que afectan a la sensibilidad al contraste
Los valores de la función de sensibilidad al contraste pueden variar en función de
varios factores.
La excentricidad retiniana es uno de ellos, la sensibilidad al contraste disminuye a
medida que nos alejamos de la mácula.
La orientación de la red también influye, así hay mayor sensibilidad cuando la
orientación es vertical u horizontal respecto a cuando es oblicua.
La longitud de onda de la luz utilizada también se presenta como un factor
diferencial, el azul es mucho más bajo, con picos máximos en frecuencias de 2 o 3
cpd, sin embargo estas diferencias se anulan cuando utilizamos filtros en lugar de
luz cromática directa, lo cual hace dudar de los resultados que señalan diferencias
en las curvas de la función de sensibilidad al contraste para cada fotopigmento.
El desenfoque también tiene su papel, cuando se produce y se analiza la función de
sensibilidad al contraste, se aprecia que las frecuencias bajas no se ven afectadas,
mientras que las medias y las altas sí, registrándose un descenso de las curvas a
medida que se incrementa el desenfoque.
Límites de la visión espacial
El propósito de la visión es extraer información del entorno físico a través de la luz
emitida, reflejada o transmitida, por objetos o superficies. Para obtener información
útil, el sistema visual debe clasificar y codificar los cambios que se producen en la
imagen visual. Las imágenes naturales tienen un contenido en frecuencias
espaciales al que parece que se han adaptado en su propia evolución el sistema
visual.
El sistema visual tiene unas limitaciones impuestas por el sistema óptico ocular y
por el proceso de transducción del impulso luminoso en eléctrico en la retina así
como el procesamiento de esta señal a nivel central.
Calidad óptica de la imagen retiniana
La luz que llega a la retina debe atravesar los distintos dioptrios oculares
sometiéndose a las imperfecciones de estos, aberraciones y difracción.
Destaca el hecho de que el eje visual no coincide con el eje óptico (suele estar
desplazado 5º nasal) y que las superficies ópticas no tiene simetría de revolución,
están descentradas e inclinadas entre sí.

Por otro lado, el radio de curvatura de la retina hace que el ojo sea un sistema
aproximadamente homocéntrico, por lo que las aberraciones de curvatura de campo
están muy bien compensadas y cabe prever un buen comportamiento de las
aberraciones en la periferia del campo visual.
La radiación electromagnética que llega a un objeto puede ser reflejada, absorbida
o transmitida. Si la proporción del flujo radiante que es reflejado, absorbido o
transmitido es muy diferente para los distintos rasgos de la superficie terrestre,
entonces es posible identificar objetos de acuerdo a sus propiedades espectrales.
La cantidad de energía que refleja transmite o absorbe cada objeto es diferente para
cada longitud de onda. Este es el sustento teórico básico para la percepción remota.
Graficas de distribución espectral La distribución espectral de la potencia (SPD), en
el contexto de la industria de la iluminación, es la medición y representación de la
potencia o intensidad de la luz en cada longitud de onda en el espectro visible.
Proporciona información crucial sobre las propiedades del color y la composición
espectral global de una fuente luminosa. La curva SPD, que es un gráfico que ilustra
la distribución de la potencia a través de las diferentes longitudes de onda de la luz,
se utiliza para analizar y comprender las características de una fuente de luz. Al
examinar la curva SPD, se puede evaluar la capacidad de reproducción cromática,
la temperatura de color y la calidad general de la luz emitida por una lámpara o un
sistema de iluminación.

Temperatura del color La temperatura de color de una fuente de luz se define


comparando su color dentro del espectro luminoso con el de la luz que emitiría un
cuerpo negro calentado a una temperatura determinada. Esta temperatura de color
se expresa en kelvin, a pesar de no ser una medida de temperatura, por ser la
misma solo una medida relativa

Un cuerpo teórico llamado cuerpo negro, el cual no absorbería ni refleja ninguna


frecuencia lumínica, es capaz de irradiar luz según aumenta de temperatura. A cada
temperatura a la que se caliente dicho cuerpo emitirá una determinada longitud de
onda (color) que tendrá una energía máxima. Esa sería la temperatura de color.
Luces cálidas, neutras y frías Se denominan fuentes lumínicas cálidas a aquellas
que, debido a su temperatura de color, tienen tonos cercanos al rojo, y frías las que
tienen tonos próximos al azul. Las fuentes lumínicas situadas en el medio de ambas
se consideran neutras.
Luz Cálida: (Temperaturas de color entre 2800ºK y 3500ºK). Equivale a la luz que
producían las bombillas incandescentes y los focos halógenos. Es recomendable
en tiendas de ropa, fruterías, panaderías,y carnicerías En el caso de viviendas, se
recomiendo su instalación en estancias como el salón y los dormitorios.
Luz Neutra: (Temperaturas de color entre 3800ºK y 4500ºK) dicen los expertos que
es la luz más natural. Se puede instalar en cualquier entorno que no requiera del
matiz específico que puedan aportar las otras 2 categorías
Luz Fría: (Temperaturas de color de mas de 5000ºK). Equivale a la luz de un día
muy soleado o nublado. Una de las ventajas de la luz fría es que a la misma
intensidad aporta una mayor cantidad de lumens lo que genera una percepción
mayor de luminosidad. Es una luz muy recomendada para pescaderías y joyerías.
Respecto a viviendas, es habitual encontrarlo en cocinas y baños

Indice de Reproducción Cromatico(CRI)


El índice de reproducción cromática es un sistema internacional de medida que nos
indica la capacidad que tiene una fuente lumínica para reproducir los colores
fielmente en comparación con una fuente de luz natural.
La iluminación del sol es la fuente de luz más natural que existe, por tanto se usa
como referente para cualquier comparación con otra fuente de luz, ya que
representa fielmente los colores reales.
Cuanto más alto sea el CRI de la luminaria que escojamos, más calidad tendrá esa
reproducción del color. Cuanto más bajo, más distorsionados veremos los colores,
más pálidos, menos fieles a la realidad

Eficiencia Luminosa
La Eficiencia luminosa muestra cuánta energía una fuente de luz necesita para un
específico flujo luminoso. La unidad es lúmenes por vatio (lm / W). Se aplica lo
siguiente: cuanto mayor sea este valor, más eficiente será la lámpara.
• Eficiencia luminosa (lm/w) es el cociente entre el flujo luminoso producido y la
potencia eléctrica consumida.
• Eficiencia(lm/w)=Flujo luminoso(lm)/Potencia
consumida(w)
• La energía que se pierde al transformar el
electricidad en luz, se transforma en calor. Por lo tanto,
a mayor eficiencia luminosa, menos energía se pierde
en forma de calor y más luminosidad se gana.
• La unidad utilizada para medir el flujo luminoso es el
lumen (lm), y como la potencia eléctrica se mide
enWatios (W), podemos concluir que la eficacia
luminosa se mide en lumenes/W.

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