Exploración de Los Rios Peruanos Apurim
Exploración de Los Rios Peruanos Apurim
Exploración de Los Rios Peruanos Apurim
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F
UC-NRLF
3423
S23
B 5 164 689
1
EXPLORACION
DE
HECHA POR
EN 1883 Y 1884...
DIARIO DE LA EXPEDICION .
I
LIMA
1885.
F3423
523
DIARIO
DE LA
937
DE muchos años atrás me preocupaba la idea del inmenso provecho que
reportaría al Perú una vía de comunicacion entre los Departamentos del in-
terior y el Ucayali , por medio del Apurimac .
El curso de este puede decirse que es enteramente desconocido desde el
punto en que recibe los rios Pachachaca y Pampas hasta su union con el
Perené . Allí recibe el nombre de Tambo, rio ya conocido y navegado por va-
rios misioneros y por el ingeniero señor Wertheman .
El deseo de poner por obra aquella idea, comenzando por una parcial ex-
ploracion , me hizo acometer una expedicion en el Apurimac en Diciembre de
1878. Tuvo ésta mal éxito ; pues sobrevino la estacion de aguas , con tal fuer-
za en aquelaño, que me ví obligado á regresar de Chinete, último terreno culti-
vado en la orilla izquierda de Apurimac, sito en el distrito de Chungui ( provin-
cia de Lamar) y fronterizo á la desembocadura del « Pampaconas» .
Mi punto de partida fué la hacienda «El Pasaje» .
En Junio del siguiente año 1879 , volví á expedicionar y llegué hasta el
rio «Anchihuay », que sirve de límite, por esa parte, entre las provincias de La-
mar y Huanta. Encontré que, desde tres ó cuatro leguas mas arriba , las pla-
yas ensanchan notablemente, asi como la hoya del rio ; el lecho de éste es me-
nos desigual; tiene menor cantidad de grandes piedras y la corriente del rio
es mas moderada, siendo las correntadas menos frecuentes y mui raras las cas-
cadas. Es yá navegable en canóas y balsas, como lo hacen los salvajes « cam-
pas» que habitan allí.
No habiendo estado preparado para ir mas léjos, regresé de dicho punto, con
propósito de volver el año siguiente hasta el Tambo, ó hasta el Ucayali ; lo que
no pude verificar, por haber sido llamado al servicio de la pátria ; primero, como
Subprefecto de la provincia de Andahuaylas y , en seguida, como Prefecto
del Departamento de Ayacucho, durante los años 1880 , 81 y parte del 82.
Desempeñando en Ayacucho este último cargo, comisioné , con acuerdo
del Supremo Gobierno, entónces existente en dicha ciudad ( 1881 ) , al Mayor
Pedro Fernandez Prada , enviándolo á las montañas de Huanta , para que hi-
ciese un reconocimiento del camino desde Huanta hasta el punto llamado Quim-
pitiriqui, situado á la orilla del « Apurimac» , hasta donde hay una mala senda ;
y que navegase el rio aguas abajo tanto como le fuese posible.
Dicho oficial desempeñó satisfactoriamente su comision , habiendo adelan-
tado hasta Chivóquirohuato, punto situado poco mas abajo de la union del
2
Con aquel fin, he hecho los preparativos necesarios. Hé contratado los peo-
nes que deben acompañarme ; y he organizado la "ESPEDICION JOSÉ BENIG-
NO SAMANEZ Y COMPAÑIA" , asociándome con los señores: Santiago S. Olaza ·
bal,-Dionísio Truyenque, -Antonio Almanza, -Federico Pietrosanti,-Isaac
-
Velarde,― Adriel y Abel Montes, Daniel Truyenque, -Ildefonso Arellano, —
por quien va Luis Grippo, -Pedro Valle, y Luis A. Salas, -bajo la razon so-
cial de "José Benigno Samanez y Compañía". Su objeto es explorar el cur-
so de los rios Apurimac, Eni y Tambo y, de vuelta, el Urubamba ;
ver desde dónde es navegable el primero ( el último yá fué explorado por el
ingeniero Forbes y otros) , y saber si es posible abrir un camino de herradura
desde el último punto navegable de dichos rios á los Departamentos de Aya-
cucho, Apurimac y Cuzco. La Empresa se propone tambien explotar, si le es
posible, algunos productos de esa region, como caucho, maderas finas, resinas
etc. y adquirir todos los datos posibles relativos á la region que bañan el Uca-
yali y los caudalosos rios que lo forman.
Todos los gastos de la expedicion corren de cuenta y cargo de solo Sa-
manez.
El señor José Gregorio Prada con sus hijos, han querido tomar parte tam-
bien en esta empresa ; pero, en momentos casi de marcha, se han separado de
ella por no haber sido posible pouernos de acuerdo acerca de su participacion
y beneficios en la empresa .
Para facilitar la conduccion de las cargas siquiera en parte, he hecho com-
poner y tambien abrir un camino desde el Pasaje hasta Chontabamba, punto dis-
tante del primero 24 leguas .
Concluido este trabajo, emprendemos marcha, saliendo yo de mi hacienda
Pasaje , situada á la orilla izquierda del Apurimac y entre la confluencia de
les rios Pachachaca y Pampas con el primero, en la provincia de Anda-
huaylas, en la fecha en que comienzo este-
3
co
DIARIO DE LA EXPEDICION.
AGOSTO DE 1883 .
SETIEMBRE DE 1883.
SET. 1 °.- Pailayoc. - Concluidas las balsas, y hechos todos los pre-
parativos , salimos hoi, pasando las cargas antes á la banda opuesta del rio y
llevándolas los peones á espaldas , por entre precipicios , hasta una milla abajo.
Las balsas van de vacío por tener que pasar dos correntadas peligrosas.
Los peones que llevamos son 19.
SET. 2. - Sombreroyoc. - Salimos del sitio anterior con las cargas embar-
cadas en cuatro balsas , una mui grande y tres de regular tamaño ; pero sobró
mucha carga , por la que vuelven las balsas menores tres veces .
Solo hemos podido avanzar, pues , 2 millas .
SET. 3. - Cinco- corrientes. - Paramos en este sitio , distante pocas cuadras
del anterior, por haber encontrado una cascada y cuatro correntadas seguidas
que chocan contra rocas ; y siendo imposible que las balsas pasen cargadas, há
sido preciso hacer una senda de á pié, por entre peñas y precipicios , para con-
ducir por allí las cargas, pasando las balsas vacías, con solo los remeros . La
balsa grande, es dirigida por Pedro Valle , mui entendido en el asunto , y le
ayudan tres de los sócios, todos con remos de tiro.
SET. 4. - Jerusalen . - Volvimos á embarcarnos con las cargas, marchando
yo siempre por delante, como explorador, en una balsa chica de tres palos, pa-
ra indicar los peligios . Navegamos , en un lindo remanso , solo dos millas, hasta
la horrorosa cascada llamada Jerusalen (nombre antiguo ) que se halla en la de-
sembocadura del riesito Challhuamayo , que entra por la izquierda y divide la
gigantezca hacienda de Chaupimayo de las tierras del distrito de Chungui ,
llamadas «Yungas de Chungui.»
Dicha cascada es una verdadera catarata; pues el agua salta como de cin-
co ó seis metros de altura y vá á estrellarse contra la base de una elevada roca
de la banda derecha.
En toda la márgen izquierda hai innumerables pedrones que forman saltos
parciales y remolinos: de manera que es imposible pasar las balsas aun halándo-
las vacías, y ha habido que desatarlas para trasladar los palos , uno á uno,
por la playa, hasta pasar esta cascada , y otra muy fuerte tambien , que está
tres cuadras mas abajo. Esta operacion , el penosísimo acarreo por entre enor-
mes piedras y la necesidad de volver á armar luego las balsas , nos hace perder
los dias 5 y 6 .
SET. 7. - Salto- del- Sapo . - Embarcados otra vez , ahora en siete balsas en
que convertimos las cuatro anteriores , hemos adelantado solo una milla hasta
esta playa, de donde regresan las balsas mas ligeras por la carga sobrante.
No es posible hacer mayor número de balsas, por ser nuestro personal in-
suficiente para manejarlas; ui es posible tampoco hacerlas mui grandes porque
no habría medio de gobernarlas en medio de tantas cascadas, piedras, remoli-
nos, etc. Por esta razon la misma balsa grande que trafamos la hemos conver
tido en dos menores .
cargas, en siete, ocho ó mas viajes . Avanzamos á paso de tortuga , pero yen-
do adelante.
Tambien se ha declarado terciana en los compañeros Almanza y Velarde .
Hemos hecho dos millas.
SET. 12.-- La- Cueva. - Del anterior parage adelantamos hasta esta playa,
que en mi precedente viaje llamé La Cueva, por hallarse aqui una que sirve
de alojamiento. Atravesamos la hermosa pampa llamada Capiro.
SET. 13, 14 y 15. - Id.- Acarreo de cargas por los peones. Los sócios
nos hemos ocupado en exploraciones y en la apertura de senda .
En este sitio se han fugado dos peones. Con el anterior, son ya tres los
partidos.
De Remolino aquí hay tres millas.
Desde este lugar, abundan mucho los murciélagos.
SET. 16. Domingo: há sido consagrado al descanso .
SET. 17. -Sapacani . -Continuamos á Sapacani por la misma playa del
rio, midiendo , desde esta fecha, las distancias por pasos, en la marcha por tierra.
El 18 se acabó de trasladar las cargas, habiendo avanzado 4,400 pasos .
Los pasos los calculamos de 2 piés y medio.
SET. 19. - Cedropata .- Avanzamos hasta esta alturita, teniendo que su-
bir una cuesta, tan pendiente que hai que andar á gatas. Aquí principia la
cuesta de Yunga, que tanto temíamos.
De Sapacani á aquí hai 1,600 pasos.
SET. 20 , 21 , 22. -Id. - Acarreo de cargas.
SET. 23.- Mercedes. -Hoi nos hemos trasladado de Cedropata á la parte
alta de la cuesta , habiendo avanzado 4,200 pasos . Parte del camino es de cuesta
pendientísima y el resto se compone de faldas y pequeñas subidas y bajadas ,
hasta este punto en que termina la subida . Hemos llamado á este punto Mer-
cedes en memoria del dia de mañana.
SET. 24. - Id.- Nos quedamos aquí, mientras los peones trasladan las car-
gas á la jornada siguiente, que llamai émos las Dos- aguadas.
De Cedropata fueron en exploracion los compañeros Truyenque y Almanza
hasta la playa de Yunga. Volvieron á los tres dias , guiados por los salvajes Bi-
viano,y Luis, que viven en las alturas de Sapacani, de donde vinieron á visi-
tarnos. En su exploracion determinaron la direccion que debía llevar la sen-
da y los sitios de jornada.
En uno de los viajes que hacian los peones con las cargas, marché con ellos
y algunos compañeros , en interés de divisar, desde una cuchilla próxima , que
en mi anterior viaje llamé Mirador, la hermosa pampa de Sinquibeni.
Atravesábamos una falda pendientísima por la estrecha senda abierta poco
antes, cuando , al voltear una cuchilla, sentí la caida de álguien que se desbar-
rancaba . Momentos despues oí el estertor de la agonía de un hombre que se
ahoga. Apresuré la marcha y grité á D. Dionisio Truyenque ( quien se habia
lanzado ya tras el despeñado para socorrerlo) que aquel infeliz, uno de los peo-
nes, se ahogaba, y que se apresurase. Así lo hizo ; y llegó tan oportunamente ,
que pudo cortar á tiempo la cuerda de cuero con que el peon llevaba á cuestas
un cajon, el que, dando vueltas durante la caída, estaba ahorcando al infeliz y
solo le faltaban segundos para espirar. Hallábase , ademas , al borde de un bar-
ranco de inmensa altura y cortado á pico. Aquel pobre hombre salvó median-
te este oportuno auxilio.
Casi todas las marchas que tenemos que hacer son por parajes semejantes á
aquel y el mas pequeño descuido, ó una mala pisada, bastarian para ocasio-
nar una desgracia irreparable.
Tan penosa y cruel marcha nos vemos obligados á hacer por entre bosques
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impenetrables y precipicios, cuya sola vista horripila , sin embargo de haber ca-
mino de herradura por la banda opuesta en el territorio de Ancco y Chungui, por
la razon ya indicada de que sus habitantes, mas feroces y malvados que los
salvages cashivos ó siriniris, se oponen á todo tránsito por sus tierras. Lásti-
ma nos dá ver á nuestros pobres peones escalar precipicios casi verticales , ó
deslizarse por desfiladeros , en una senda que no tiene una cuarta de ancho ,
con sus cargas de tres á cuatro arrobas de peso. Nosotros mismos , menos acos-
tubrados que ellos á llevar carga, tenemos á cuestas nuestros rifles, municio-
nes, remos y algunos chismes.
El 26 hicimos un viage a Dos-aguadas, llevando remos y otras cosas , para
aligerar la carga de los peones ; y regresamos.
SET. 26. - Don- Adriel. - Levantamos el campo y marchamos con intencion
de avanzar hasta la casa del salvage Valentin, antiguo amigo mio ; pero , ha-
biendo perdido tiempo por esperar nuestro equipaje, pasamos la noche en una
estrecha cuchilla, que hemos llamado Don - Adriel, por haberse enfermado
aquí mi sobrino Adriel Montes.
Hemos audado 6,000 pasos.
Tuvimos tormenta ; pero se disipó luego.
SET. 27.- Valentinoa.- Continuamos hasta la casa de Valentin , situada en
una hermosa falda del cerro de Yunga y como á dos millas del rio. Aqui pa-
raremos hasta que lleguen todas las cargas.
Hemos avanzado 3,600 pasos.
Valentin nos há recibido'mui bien. Su casa es un grupo compuesto de diez
ranchos , de los que nos há cedido cuatro. Como es mui trabajador , tiene gran-
des chacias de yuca, abundando, ademas , en ellas caña dulce, piña y mágona
(una especie de papa ) de todo lo que nos dá á discrecion para nosotros y los
peones. Yo le hago tambien buenos regalos. Su familia consta de él , su cuña-
do, Cabrero, otro pariente llamado Santos y sus mujeres , teniendo una sola ca-
da uno , contra la costumbre general de los salvages, que casi todos son polí-
gamos.
Del Pampaconas hasta aquí hai tres grupos pequeños de salvages campas:
el primero , en la falda del cerro Huaina- Osambre y playa derecha del Pam-
paconas, y se compone de Valeriano y su hijo , Casimiro, con varias mujeres,
ademas de otra familia nueva, que parece ser oriunda del valle de San Miguel ;
el segundo , en el cerro de Sapacani, compuesto del viejo Basilio , padre de Va-
lentin , su yerno Luis y su hijo Biviano, viviendo las tres familias en una sola
casa ( estos son polígamos ) ; el tercero, es el de Valentin y compañeros , que
tambien viven juntos, trabajando siempre asociados .
En el trayecto que hemos recorrido desde Sapacani , el rio hace una gran
vuelta, dirigiéndose desde dicho punto al O. , para torcer despues bruscamente
al E. y luego al N , en cuya direccion vá hasta Sinquibeni. En todo este tra-
yecto hai un pongo estrechísimo , completamente desconocido, que tiene como
cuatro millas de largo y , segun me aseguran los salvages, tiene cascadas y re-
molinos temibles . Basilio me há referido que dos de ellos intentaron explorar-
lo años atrás, y perecieron, sin duda , pues no volvieron á ser vistos mas .
En el vértice del ángulo que forma el rio al torcer del O. al E. , recibe , por
la izquierda, un rio de las montañas de Ancco ; por la banda derecha solo en-
tran en él el pequeño Sapacani y varias aguadas, siendo de notar, sí, que las
aguas de infiltracion fluyen en tanta cantidad que aumentan notablemente el
caudal del rio.
Desde la pampa de Capiro, que está á la derecha del rio y de la falda
de la cuchilla del cerro Huaina - Osambre, la vegetacion es soberbia, no-
tándose , sobre todo, la grande abundancia de elegantes palmeras de varias es-
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OCTUBRE DE 1883.
mercio de cámbio con los indios de Ancco ; trocando cera negra , copaiba , loros
y monos por herramientas y sal. Los Auccos explotan como quieren, en estos
negocios, á los infieles ; y lo que es peor , les roban y asaltan , con el mayor des-
caro , sus chacras y casas , hallándose tan exasperados éstos, que se van alejan-
do de la llanura á los cerros inmediatos, á donde no alcanza la rapacidad de
aquellos bandidos.
OCT. 31 - Id.- Há concluido éste més , y aun no hemos terminado la
construccion de las balsas.
La madera para éstas se há traido del centro de la pampa de Sinquibeni y
de la fronteriza, que distan de aquí mas de dos millas, trasportando una parte
nuestros peones , por tierra. La otra parte há sido traída por agua, trabajo en el
que han sido mui útiles los salvajes que se han encargado de ella . Su destreza en
esta operacion es admirable: en ocasiones pasaban el rio de tres cuadras de
ancho y seguían una larga distancia aguas abajo , de pié sobre solo dos palos
de balsa atados uno á otro mui ligeramente por los extremos.
Uno de los dias en que fuí á la pampa de los Anccos , hablé con uno de
ellos, que acababa de llegar del pueblo de ese nombre y me dijo que el señor
Subprefecto de Lamar, don Pedro José Castro , había dado las órdenes mas
terminantes á toda la gente de ese salvaje y feroz distrito , para que no se nos
molestase absolutamente, auxiliándonos mas bien en lo que los necesitásemos.
Aprovecho de esta ocasion para manifestar al señor Castro mi profundo
reconocimiento.
NOVIEMBRE DE 1883
Nov. 10. - Idem. - Concluidos todos nuestros aprestos, hechos con la ma.
yor actividad y sin perder tiempo , hemos resuelto salir hoi precisamente, á la
hora que se pueda.
La marcha ha sido organizada como sigue: 1. Balsa- explorado-
ra, muy angosta y ligera, sin carga ninguna, en la que iré yo con mi
sobrino, Adriel Montes , y un muchacho listo, llevando solo dos armas, un an-
teojo y la bandera peruana , con la que se hará las señales necesarias á las de-
mas balsas, ya para que desvíen . hácia una ú otra banda del rio, ó para que
atraquen á la orilla mas inmediata, en caso de peligro ( las señales están con-
venidas ) ; 2.º Canoa , en la que irán el intérprete Inocencio y un sobrino suyo,
que van de acompañantes por dos ó tres dias y tambien con el objeto de reco-
nocer el rio , en sus malos pasos , para ir despues con la remesa ; 3.° Balsa -avi-
so, sin carga tambien , y los guías Silverio, Atanasio y un muchacho, pagados
para ir hasta Acon ; 4.° Balsa- capitana, con carga ; irán en ella los señores
Olazabal, Pedro Valle y el sirviente Barbarán ; 5. ° Las demas balsas, en las
cuales irán dos de los socios y uno ó dos peores en cada una, y solo peones en
otras.
En el manejo de nuestras embarcaciones casi todos tenemos bastante
práctica. Don Dionisio Truyenque, su hijo Daniel , yo, y casi todos mis peo-
nes, tenemos la ventaja de haber aprendido el manejo de las balsas y botes en
el balseadero de El Pasaje, sito en rio que es el Apurimac unido con el Pa-
chachaca, en el cual hemos hecho innumerables expediciones y pruebas, aguas
arriba, desafiando los mayores peligros; no menos que en el paso del rio , es-
tando crecido, por ser de tránsito constante á los valles de Santa Ana. Pie-
trozanti ha aprendido á remar en el mar. Mis sobrinos, los jóvenes Mon-
tes , se pusieron expeditos en mui pocos dias de este ejercicio, que comen-
zaron en El Pasaje, adiestrándose en Puerto - Osambre. En cuanto á Va-
lle, es casi anfibio y mui diestro en el manejo de toda clase de embarcacio-
nes. Los demas compañeros se adiestraron tambien en aquel puerto: de ma-
nera que no necesitamos, para la navegacion , de los salvajes, pudiendo salvar
de todo peligro sin ageno auxilio.
En esta confianza y arreglado todo como se há dicho, salimos hoi del puer-
to de Parotoncca, que convertimos en astillero. El número de expedicionarios
es 30: sócios 11 , sirvientes 3 y peones 16 , ademas de los salvajes cuyo número
aumenta o disminuye casi cada dia.
Urabiari. - Nos pusimos en marcha á las 5 p. m. y llegamos en media ho-
ra á Urabiari, avanzando tres millas.
Como á la mitad del trayecto hai un « rápido» suave, que se pasa por el
centro , y poco mas abajo desemboca, por la izquierda , el pequeño rio Chi-
quintirca.
Inmediatamente se descargaron todas las balsas, llevando las cargas á la
playa. Allí se aseguran, bajo de toldos; operacion que se verificará invariable-
mente en toda la marcha , para evitar los mil percances que han tenido que su-
frir muchos expedicionarios por dejar sus embarcaciones cargadas á flote . Pa-
ra mayor seguridad las balsas son tambien traídas á tierra. Exesivas parece-
rán nuestras precauciones ; pero no lo son en realidad ; pues el rio crece ó baja
a todas horas, inesperada y rápidamente , poniéndonos en mil apuros.
Nov. 11.- Inacione. La primera diligencia de hoi ha sido trasladar las
cargas por tierra hasta debajo de la mui fuerte correntada llamada Urabiari,
que tiene 400 varas de largo y es peligrosa por las muchas piedras que tiene
diseminadas en el centro.
¡ Tarde de negro recuerdo! Nos embarcamos , despues de cargar las bal-
sas , y, á las pocas cuadras, pasamos sin novedad la correntada llamada Ma-
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mos hasta este punto, pasando tres rápidos, lagos y suaves, y tres correntadas,
bastante fuertes , pero sin piedras , llamadas: Mancoareni, Anchihuay y Manir-
huato. No ofrecen gran peligro; pero son mui violentas. Hai que pasarlas por ,
el centro .
Los rios que desembocan en el trayecto son: por la derecha, Chantimen-
quiare, Manitinquiari y Chirumpiari, pequeño el primero, y regulares los otros
dos; y, por la izquierda, el Anchihuay, bastante considerable.
Casi al concluir la marcha de hoi , sufrimos un verdadero diluvio , que nos
hizo perder una hora, mojándonos además completamente .
Pasado éste, hemos avanzado hasta aquí 15 millas .
Nos há detenido, á las 3 y media p . m. , la furiosa cascada de Chirum-
piari, que pasaremos mañana, haciendo trasladar las cargas por la playa y lar-
gando las balsas vacias al capricho de la cascada; pues es tan fuerte y mala,
que no sería posible llevarlas ni haladas, segun nos lo há revelado la explora-
cion inmediata que hemos hecho . Esta caída del rio es ocasionada por el amon-
tonamiento de piedras mui grandes y cascajo , que acarrea el rio Chirumpiari,
bastante considerable y mui torrentoso . Dicho rio recorre un precioso y extcn-
so valle.
Nos alojamos, como de costumbre , en la playa, cerca á la casa de dos cam-
pas llamados Marianos, uno de los cuales nos dice ser del rio Tambo, de don-
de se vino mui jóven . Poséen estos una buena canoa.
Nov. 14.-Id. -Todo este dia nos hemos ocupado en el acarreo de nues-
tras cargas por la playa y en el paso de las balsas , largándolas como se dijo
ayer, operacion que se ha concluido con el dia . Pasaremos la noche en el pun-
to en que debemos embarcarnos mañana .
Los citados Marianos me noticiaron que en este lugar, y á poca distancia
de aquí, residían muchos campas , y entre ellos , estaba radicado un huantino
llamado Mariano Soto , el cual , el año 1879, estuvo en Sinquibeni y me sirvió
de intérprete y compañero, junto con Inocencio , cuando vine hasta Anchihuay.
Le hice llamar esta mañana; pues lo necesitaba para intérprete: habla regu-
larmente el campa , ademas de la quichua, que es su idioma. Poco despues ,
se presentó éste, con una comitiva de cuarenta y tantas personas, compuesta
de hombres, mujeres y muchachos , á todos los que tuvimos que contentar, re-
galándoles chancaca y agujas .
Dicho Soto me refirió que, el año anterior, vino hasta este punto un reli-
gioso misionero, que se ocupaba en catequizarlos ; pero que, cuando mas ocu-
pado estaba en su mision, fué sorprendido por un violento ataque de los índios
Anccos, que se dicen cristianos, los cuales vinieron en persecucion suya é in-
tentaban victimarlo, salvando felizmente de sus garras, gracias á estos buenos
salvajes, que lo sacaron del lugar por sendas extraviadas , á travez de los
bosques .
Hé tenido que contratar aqui á los tres Marianos, para que vayan de
guías hasta Quimpitiriqui en su canoa ; pues los anteriores se han negado á
continuar, alegando mil pretextos , sin embargo de estar pagados hasta dicho
punto.
Un estraño incidente, nos sorprendió hoi , renovándo en la comitiva un
sentimiento bien doloroso: encontramos el cadáver de Calixto Naveros, desa-
parecido en el Obore cuatro dias antes, como en su fecha queda consignado .
Estaba barado , casi á la orilla misma del rio y conservaba todos sus vestidos ,
sin embargo de haber sido arrastrado por el agua 26 millas. Diríase que el
cadáver del infeliz Naveros nos há seguido demandando sepultura . Inmedia-
tamente lo hice levantar y enterrar debajo de un gran árbol , en paraje al cual
el rio, en su mayor creciente, no puede llegar.
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Los rios que hemos visto tributar sus aguas al Apurimac y que es útil
consignar son: Maquite y Mapitonoare , por la derecha; y el Simáriva, bastan-
te caudaloso, por la izquierda. Los demás son pequeños riachuelos que no me-
recen mencionarse, y no pasan de 4 á 5.
cos, y por otro nombre Miritopango, nombre mui citado en la relacion que de
sus correrías hace el mentiroso y farsante Juan Gastelú.
Esta colonia está reducida á mui pocos individuos, habiendo tenido ántes
como 60. Se han ido retirando, poco a poco , por temor á los malvados indios
iquichanos , que los hostilizan tenazmente y los amenazan de muerte . Así lo
han hecho ya con algunos, que han cogido en el camino de las alturas que lle-
vá á Huanta . Una vez en sus manos, los han asesinado. No quedan mas que
11 en la colonia, varios de los cuales tienen familia, y están mas amenazados
que nunca.
Su ocupacion es el cultivo del arroz . en el que son mui entendidos , ha-
biendo exportado muchos miles de quintales de este útil cereal á los mercados
de Hnanta y Ayacucho. Tienen aparatos mui ingeniosos y sencillos para pi-
lar el arroz .
Tambien comercian activamente con los salvajes, comprándoles cacao ,
vainilla, tejidos, loros, piémas, etc., trocados por herramientas , sal, espejos ,
agujas, pañuelos y otros artículos de esta clase, á que son mui aficionados los
salvajes. Estos chinos son mui activos y trabajadores.
Por ellos hé sabido que, á una milla de su colonia, reside un intérprete ,
Manuel Bellido, el cual habla mui bien el campa y está mui relacionado con
los salvajes. Me prometen traerlo á nuestro campamento; pues queremos con-
tratarlo para el viaje. Este mismo sirvió de intérprete y práctico al Mayor
Fernandez Prada, cuando lo mandé en comision de Ayacucho , en 1881 .
Nos han informado tambien que el vallecito de Acon dista de aquí tres
leguas ; y que hai allí varias haciendas pequeñas , cuyos dueños cultivan coca,
café y tabaco, artículos que se exportan á Huanta y Ayacucho. Uno de los
propietarios en esa localidad es el Teniente- Gobernador, llamado Francisco
Rondinelli .
Adquiridos todos estos datos , regresamos á nuestro campamento , donde no
tenemos aún otra casa que nuestras balsas, y toldos en la playa para nuestras
cargas.
Nov. 18.- Id.- Hoi han venido á visitarnos varios chinos , trayendo
consigo al intérprete Bellido , quien há convenido conmigo en servirnos de in-
térprete y de práctico hasta el punto llamado Cachingari, que calcula distará
de aquí mas de 40 leguas , por el pré de 20 soles.
Aprovechando del viaje á Acon , mañana, de uno de los chinos , hé escrito al
Teniente-Gobernador, noticiándole nuestro arribo á esta playa , de paso al
Ucayali ; el objeto de nuestra expedicion , y haciéndole presente las ventajas
que reportará el país y sobre todo el Departamento de Ayacucho , si descu-
brimos que el rio Eni es navegable y que los habitantes de su hoya son trata-
bles, y no tan feroces como los pintan .
Los datos que sobre este rio nos dán Bellido y los chinos, que aseguran
conocerlo hasta mas abajo de Cachingari, nos dejan en la mas grande duda
acerca de la navegabilidad de todo él. Cuentan que los salvajes les han dicho
que, mas abajo, el rio tiene precipicios y malos pasos infranqueables , y hasta
una catarata en que se lanza de una gran altura .
Les hé preguntado si tienen noticia del rio Perené, y me contestan que
no; pero que mui abajo hai dos rios , llamados Pancá, el uno , y Pareni el otro,
bastante considerables , los cuales tributan sus aguas al Eni , á la vez , no jun-
tándose sino en la playa misma del rio grande y al mezclarse con éste .
Bellido asegura conocerlos ; pero lo dudo, porque sú relacion respecto á
ellos tiene muchas contradicciones y fábulas de encantamientos , etc. Asegura
tambien que há oído decir á los salvajes que, mucho mas abajo del Pancá- Pa-
reni, entra el rio Chanchamayo, cuyas márgenes estàn pobladas por salvajes
17
que usan vestidos de seda y paño, ó , en otros términos, que están vestidos á la
europea.
Lo cierto es que ninguno de estos conoce todo el Eni; y aun los salvajes
que frecuentemente viajan rio abajo no saben dar razon del citado Perené.
Con este motivo y, teniendo á la vista el relato de don Juan Gastelú, in-
serto en la obra del señor Raymondi ; relato en el cual dicbo Gastelú asegura
haber navegado todo el Eni y aun algo del Tambo, y sabiendo, por otra parte,
por la misma relacion citada y por datos aquí adquiridos de Bellido , que éste
había sido intérprete y compañero de a uel en sus excursiones , le pregunté
de dónde y hasta qué punto había navegado Gastelú este rio. Contestóme que
solo desde Samogari hasta poco mas abajo de la confluencia del Mantaro
(Chivoqui ohuato ) y que nunca há ido mas arriba ni mas abajo de dichos pun-
tos, permaneciendo casi todo el tiempo que estuvo en estas montañas en la quebra-
da de Otare ( Simarsitato , segun Gastelú. )
En cuanto al viaje de este farsante por el Apurimac aguas arriba, desde
Miritopango hasta Choqquequirau, en su última expedicion , y hasta Osanguina-
ri, en la primera, es una fábula tan absurda y tan grosera que se necesita ver-
dadera temeridad para referirla , sobre todo, debiendo publicarse en una obra
tan importante y respetable, como lo es la Geografia del señor Raymondi.
El viaje que refiere Gastelú solo podrían hacerlo los cóndores y por agua
ni los peces, siendo preciso remontar mas de cien cascadas, casi verticales , que
tiene el rio en todo ese trayecto, en cuya mayor parte corre encerrado entre
pongos extrechísimos , formados por rocas verticales, y tan elevadas , que solo su
vista estremece .
Conozco el rio Apurimac desde poco mas abajo del puente de " La-Ban-
ca" hasta este punto, palmo á palmo, habiéndolo recorrido todo, y venciendo
los mayores obstáculos, cuando hice parte de la expedicion á Choqquequirau,
y en otras que hé hecho despues, particularmente, remontándolo desde mi ha-
cienda por algunas leguas y haciendo rodeos inmensos .
Como tengo dicho al principio de esta relacion, la casa de mi hacienda
está situada á la orilla del Apurimac , rio en el que tengo un balseadero mui trafi-
cado. Es imposible que nadie pase por allí sin conocimiento de los balseros ,
que nunca faltan ; á lo que puede añadirse que, 15 cuadras mas abajo, y á la
vista de la casa, hai una catarata encerrada entre dos peñascos, no solo verti-
cales, sino inclinados sobre el rio.
Hé sido sócio en la Expedicion á Choqqueqnirau, con cuyo motivo hé per
manecido 5 meses en esa parte de la hoya del Apurimac. Siendo director del
trabajo y habiendo conocido las ruinas de dicho pueblo, venciendo inmensos
obstáculos, adquirí la conviccion de ser imposible llegar a ese punto remon-
tando el rio . El señor Gastelú debió hacer parte de la precitada expedicion ,
para lo que se encaminó al lugar del trabajo á ponerse bajo mis órdenes , se-
gun me lo ofició el otro director , señor Ramos; pero se quedó á medio camino,
en Abancay, no llegando nunca á su destino. No pudiendo conocer entónces
Choqquequirau , lo há conocido despues fantasmagóricamente.
Siendo uno de los objetos de nuestra demora aquí buscar y extraer jebe ,
hé preguntado á Bellido si conoce dicho árbol y dónde abunda . Díceme que
no lo conoce; pero que sabe que lo hay en la próxima quebrada de Otare, y
que los salvajes nos lo mostraran .
Nov 21. - Id.- Antier marché á Otare, situado en la banda derecha, á
tres leguas de aquí, con mis compañeros: Almanza, Velarde y Abel Montes,
el intérprete y cuatro peones.
En la misma tarde llegamos á las últimas casas de los salvajes, situadas en
esa quebrada ; y al dia siguiente recorrimos las faldas del cerro inmediato,
3
-- 18 -
guiados por un salvaje llamado Echenique, conocedor del jebe , el cual , por un
cuchillo que se le dió en pago, ofreció mostrasnos dicho árbol . No encontramos
mas que tres piés de éste, que es mui escaso en estos parajes.
Hicimos diversas incisiones en dos de ellos y resultaron tener mui poca
leche. Difícil era extraer cantidad apreciable de jugo: daba apenas algunas
gotas y dejaba luego de fluir. El poquito de jebe que así hemos obtenido es,
sí, de mui buena calidad . Es de temer que no haga cuenta ocuparse de este
trabajo aquí. Recorreremos, sin embargo, otros bosques .
Nos restituimos hoi á este campamento . Mas, apenas llegamos á la orilla
opuesta del rio, encontramos á dos de los compañeros, que nos esperaban con
la extraña noticia de que 25. comisionados, armados de garrotes, habían venido
de Acon, mandados por el Teniente- Gobernador, á tomarnos presos y condu-
cirnos ante su autoridad.
Luego que pasamos el rio, hablé con estos ; y me presentaron una órden
del citado funcionario , por la que se dispone que yo, con todos mis sócios y peo-
nes, que en número total hacemos 29 , seamos capturados y conducidos ante su
autoridad.
Leí la órden que me presentaron , y les dije:
-"La órden es terminante, vean UU. modo de cumplirla.»
Risa daba ver á estos miserables que no hacian sino balbucear disculpas y
temblar; pues bien conocían la imposibidad de cumplir su comision , reducida
á que25 hombres, armados de palos, capturasen á 29 , 16 de los cuales teníamos
armas de fuego, traídas, como les dije , para defendernos de los feroces salvajes
del Eui y del Tambo.
Uno de los comisionados me reconoció inmediatamente, como yo á él, recor-
dando haberme visto en Ayacucho, cuando, como Prefecto de aquel Departamento
reabrí el colegio de San Ramon al que el tal comisionado pertenecía en esa
fecha. Reconvínelespor su indigna y torpe conducta, añadiendo que mas cuen-
ta me haría retirarme á vivir con los salvajes y vestir la curma de estos, que
pertenecer á esta sociedad , cuyos miembros se ocupan solo de dañarse entre
sí y perseguir á los que, haciendo toda clase de sacrificios , quieren hacerles
un bien incalculable con el descubrimiento de la vía que dará vida y gloria á
su Departamento.
Disculpáronse , asegurándome que la autoridad se había visto en la dura
necesidad de mandarlos con tan odioso encargo, cediendo á la presion de una
multitud de indios sublevados, que le obligaron á dar la citada órdende pri-
sion. Hoi mismo hé sabido, despues que partieron, que ellos mismos habían si-
do los del empeño. Seis de estos son hacendados de Acon.
Conformándome con sus ruegos ; pues , segun decian, necesitaban salvar su
responsabilidad, dirigí un memorial al Gobernador, haciéndole ver en él
la injusticia, torpeza y arbitrariedad de aquella órden .
Para evitar molestias con estos miserables, dignos vecinos del distrito de
Iquicha, hemos resuelto trasladarnos á la banda opuesta, perteneciente á la
provincia de la Convencion . En consecuencia , los peones levantarán mañana
un nuevo rancho, y dejaremos el que ya se había construido aquí.
Nov. 25.- Samaniato.-- Nos hemos trasladado hoi á este sitio, llamado
Samaniato, hermosa llanura cubierta, como todas, de lujosa vegetacion.
El Teniente-Gobernador de Acon que correspondió á mi carta con su cé-
lebre órden de prision , me contesta solo ahora por escrito, dándome mil excu-
sas.
Nos ocupamos en diversas exploraciones, en busca de jebe , árbol mui escaso ,
como lo he dicho antes ; y hemos mandado hacer remos de tiro, de madera de
bálsamo, que es mui fuerte y elástica. Se prepara tambien material para cu-
19
DICIEMBRE DE 1883
division en brazos, sobre todo desde una legua ántes de su union con el Man-
taro.
De las 18 millas andadas hoi, 12 pertenecen yá al Eni.
La direccion del rio cámbia incesantemente de E. á O. , describiendo infi-
nitas curvas . De Quimolopitare al O. , y á gran distancia, se vé un nevado, que
me dicen ser de las montañas del Pangoa.
En este punto residen los chinos Francisco y Andrés, que se han resuelto
á marchar con nosotros hasta el Ucayali. El primero servirá de intérprete y
tambien de práctico, hasta donde alcancen sus conocimientos.
DIC. 31. - Manitipango . — Por la estrechez del sitio anterior , que no tiene
playa, para el arreglo de las balsas , y por consejo de Francisco , nos traslada-
mos á Manitipango, que está una milla mas abajo en la banda izquierda , De-
partamento de Junin.
En dicho punto se fabricarán los pamacaris , ó cubiertas, para las balsas ,
á cuyo fin hemos traído el material preparado de Samaniato. Añadiremos dos
palos á cada balsa , para que queden mas anchas y seguras. Aquí tambien nos
darán alcance los dos chinos de Quimpitiríqui, llamados Fernando y Camilo,
que quedaron arriba por hacer sus arreglos.
ENERO DE 1884.
EN. 13.- Maldito - fango . - Hasta hoi nos hemos ocupado en el arreglo de
balsas , quedando estas de dos metros de ancho. Los pamacaris son de un teji-
do mui fuerte de caña-brava raspada ; cubren toda la plataforma, y podrán ga-
rantirnos contra las flechas de los salvajes, asi como del sol y de las lluvias .
Este lugarejo ha sido fatal para nosotros, á causa de su clima, mal sano
como el peor que se puede imaginar. Hemos caído con terciana mui fuerte casi
todos, además de dos que la trajerou de Samaniato, y fueron : Adriel Montes y
Grippo. Los atacados aquí hemos sido: Abel Montes, Gerardo Almanza, Pe-
dro Valle, los tres sirvientes, cinco peones , y, por último, yo, que, en el se-
gundo acceso, casi muero, por estar la fiebre complicada con vómitos violen-
tísimos y fuerte irritacion. Felizmente hai un poco de quinina, que me man-
daron últimamente, y vomitivos . Con estos dos remedios, y con la inestimable
yerba, llamada ratarata , conseguimos, si no curarnos radicalmente , al menos
mejorarnos y poder andar, para alistar nuestra marcha.
Nuestra situacion ha sido de las mas apuradas y críticas , sobre todo
cuando hemos sabido que este sitio es temido de los salvajes mismos, quienes
aseguran que basta dormir aquí una noche, para enfermar. Por esto le hemos
cambiado el nombre de Manitipango, que quiere decir lugar de tigres , por el
de Maldito-fango.
El rio ha principiado á crecer considerablemente por lo incesante de
las lluvias .
ID.- Cuririqui- Tarde. - Hoi hemos avanzado hasta este lugar 18 millas ,
habiendo salido de Maldito-fango á las 2 p m. y navegado hasta las 5 p. m.
Hemos sufrido el sensible percance de haber naufragado toda nuestra ba-
tería de cocina, que formaba un bulto separado. En un violento choque de la
balsa que la traía contra otra balsa, en una corriente, cayó al agua, librándo
felizmente de volcarse la balsa misma.
Por la derecha no recibe afluente alguno el rio. Por la izquierda entran :
el Yaviro, algo caudaloso y mui rápido, y los pequeños Caninquirore y Cu-
riri.
El Eni sigue describiendo muchas curvas de E. á O. , siendo las mas lar-
gas las que se dirijen al O. Tiene tambien infinitas divisiones en brazos , que
22
forman innumerables islas, grandes muchas, casi todas con vegetacion , habi-
tadas algunas.
Aquí nos hemos provisto de ollas de barro, que parecen trompos , y tam
bien de mates, que nos servirán de platos.
EN. 14. - Tritopango . - Hémos ad ·lantado hasta aquí 42 millas, habiendo
salido de la anterior parada á las 10 a. m. y llegado á ésta isla á las 4 p. m.
Pasamos por la boca del Quimbire grande que vivamente deseábamos co-
nocer. Hémos navegado hoi rápidamente ; pues no hai obstáculos para la na-
vegacion, sin embargo de que las divisiones en brazos son en mayor número,
llegando el rio en algunos puntos a tener 6 y 7 , que forman islas mui grandes
cubiertas de tupido bosque y habitadas.
En esta parte hai muchísimos salvajes ; pues , por lo que hemos visto y se-
gun los datos que nos han dado, la poblacion de esta comarca es de algunos
centenares de familias. Parecen de buena condicion en su mayoría, pero hai
entre ellos no pocos malvados y traidores , como nos lo probó el hecho de ata-
carnos cinco de éstos, por dos veces , alevosamente emboscados. En la primera
vez, aprovecharon la circunstancia de haberse quedado algo rezagada la balsa
que montaban mi sobrino Adriel Montes y el jóven Pietrosanti , á la que dis-
pararon cinco flechas, que felizmente no hicieron daño .
Mientras los demas compañeros esperábamos en nuestras balsas á que
aquella nos alcanzase , y mientras, reunidos todos, hablábamos de los pormeno-
res del ataque, habían tomado los mismos cinco otro brazo para adelautarsenos
y aguardarnos emboscados en lugar seguro . Al continuar la marcha, tomamos
un brazo de la izquierda ; pero la balsa de don Dionisio Truyenque fué arras-
trada por la corriente al brazo derecho, que los agresores habian tomado sin
que los viésemos ; y como acechaban ocultos en el bosque, le dispararon á man-
salva varias flechas, dos de las cuales se clavaron en la balsa, una á la dere-
cha y otra á la izquierda de Truyenque, estando éste de pié al centro de la
popa, haciendo de timonel . El otro compañero que iba en la balsa , Isaac Ve-
larde, contestó disparando dos ó tres tiros á la ventura : pues la balsa se aleja-
ba rapidísimamente, por hallarse en una corriente bien fuerte. Los salvajes no
recibieron daño ninguno .
Al oir los tiros , parámos , acercándonos á la orilla derecha, y tan luego
como se nos unieron dichos compañeros , desembarcamos , para aguardar y aún
buscar á los salvajes, á quienes llegamos á ver, en efecto, á la distancia . Hi-
cimos en la direccion en que se hallaban algunos disparos al aire . Ellos se
ocultaron inmediatamente.
Los rios que entran son: por la izquierda, Pachiri, chico ; Sumareni, id ;
Chapoqui, id; Curiripango, id , y Anapati, regular ; y, por la derecha, el Quim-
bire-grande, bastante caudaloso, cuyo curso es paralelo al del Apurimac desde
mucha distancia , siendo navegable, aguas arba, por seis ú ocho dias ; Cutivi-
rini, regular ; Mamire, id ; Cusirini, chico ; Tamapo , id ; Tianate , id ; y Pamo-
reni, id.
Juzgo que el Quimbire-grande, así por su caudal tan considerable, como
por su direccion Ꭹ la distancia de donde viene, sea el rio del valle de San Mi-
guel , situado detrás del pueblo de Lucma en la provincia de la Convencion .
EN. 15. - Capasiarqui.- Del punto anterior se ha regresado el intérprete
Bellido, con permiso mio, aprovechando la oportunidad que le ofreció una ca-
nóa de campas, que remontaba el rio.
Anoche nos alojamos en una isla , que ofrecía toda seguridad contra cual-
quier ataque. Antes de salir de dicha isla, pasaron por el rio, con mucha ve-
locidad, cinco salvajes en una canóa. Por el intérprete sé que son los mismos
que nos atacaron mas arriba.
23
mando sus canoas, nos dieron alcance. Todo su empeño era conocernos y ha-
blar con nosotros: uno de estos, que me había visto en Sinquibeni, hace cuatro
años, me reconoció luego .
Otro tanto há sucedido en varios otros lugares: lo que nos há sido mui
útil , porque estos decian á los demáas que yo era amigo y que no seríamos ca-
paces de hacerles mal. Estos mismos nos han referido que nadie hizo caso a los
cinco alborotadores que vinieron dia ántes .
Hémos acampado en una pequeña playa, márgen derecha, léjos de toda
habitacion salvaje.
Casi todos estamos convalecientes, ó enfermos ; y solo esforzándonos infini-
to podemos hacer frente a este rudo trabajo .
EN. 17. -Playa del Pancá- Pareni. - Salimos de Saoreni á las 9 a . m .
y poco despues entramos en un largo estrecho de cerros mui elevados. Tiene
éste como tres leguas de largo ; y tanto la estrechez del cauce, cuanto la
fuerte creciente , hacen que el rio corra rápidamente, pudiendo calcularse su
velocidad de 6 á 7 millas por hora.
Hai en esta parte tres correntadas , notables aunque cortas, y que pue-
den ser vencidas á vapor, siendo mui fuerte solo una , llamada Saoreni, que tie-
ne tambien un buen remolino. A las 15 millas de marcha, la corriente casi de-
saparece, siguiendo el rio mui remanso. Su direccion general es al Norte .
A las 12 del dia, fuimos sorprendidos por la entrada de un gran rio, cuya
boca tiene mas de 3 cuadras de ancho y bastante corriente . Entra por la iz-
quierda y viene del N.O.
Este caudaloso rio , mncho mayor que el Mantaro , se forma del Pancá y
del Pareni, que se unen diez ó doce millas antes de su confluencia con el Eni ,
segun me lo han asegurado los salvajes. Llámanle éstos Pancá por la már-
gen derecha y Pareni por la izquierda , no teniendo el rio un nombre comun .
En esta parte la hoya se ensancha y tiene un inmenso horizonte , especial
mente por el lado del Pancá- Pareni , que parece correr en un grande y hermo-
so valle.
que y yo, mas el chino Francisco y dos peones ) por hacer una visita á la casa
del mismo y su compañero, situada en la orilla derecha del Pancá.
Presentáronnos en ella á toda su famalia, en grupo. Constaba ésta de 6
mujeres, 4 de Caninahuante y 2 del otro, y 16 muchachitos, de los cuales el
mayor no tendría mas de 12 á 13 años, todos ellos fruto de estos célebres, má-
trimonios. Quedaron todos mui contentos con los regalos que les hice , sal ,
chancaca y agujas.
Continuamos aguas arriba, admirando la belleza de este valle tan grande ,
como cubierto de una vegetacion gigantezca. Su terreno manifiesta una fera-
cidad sin igual.
Paramos, una legua arriba, en casa de otro salvaje , que nos recibió con
la mayor buena voluntad ; y nos dió , por un cuchillo de 5 pulgadas y un peda-
zo de sal, una gran cantidad de yucas, insistiendo en darnos mas todavía cuan-
do ya nosotros rehusábamos recibir.
Vemos , pues , que esta gente ( á la que los de arriba ó catongos, llaman
queringas ó queringasates ) es mui distinta de lo que nos la pintaron, suponién-
dola intratable y feroz como fieras . Es, por el contrario, no solo mui tratable,
sino buena y generosa .
Por Caninahuante y otros de arriba, sé que este valle está bastante po-
blado; y no puede concebirse otra cosa, siendo tan hermoso y situado entre
rios navegables.
Cuando les propuse que me llevasen hasta el Chanchamayo , que aseguran
veremos mañana, se negaron obstinadamente á servirnos de guías, alegando
dos motivos: primero, que no podrían dejar sola su familia, por el riesgo de los
tigres que dicen abundan mucho aquí. En efecto, sus casas estan rodeadas de
una reja de palos, mui bien entretejida y fuerte y tienen ademas hermosos per-
ros mui bravos. Decían , en segundo lugar, que mas abajo venían con frecuen-
cia hombres vestidos con pantalon y armados de escopetas, á los que temen mu-
cho; porque, despues de encarnizados combates, les quitan sus mujeres é hijos
y se los llevan.
No podemos calcular qué gente séa ésta. Ignoramos que los piros ó sí-
mirinchis usen pantalon y manejen armas de fuego. Mas tarde lo sabremos.
Entretanto, á fuerza de instancias y pagándoles bien, hé logrado redu-
cir á los dos á ir con nosotros. Tambien han charlado largamente con el chino
Francisco, y parece que le han dado algunos datos respecto al rio y los habi-
tantes de abajo.
Camino hecho, 24 millas.
Ex . 18.- Isla- empalizada.- Los salvajes que contraté ayer para que
nos sirviesen de guías hasta el Perené, segun ellos, ó Chanchamayo, y á quie-
nes pagué adelantado una hacha y dos cuchillos , además de varios regalos, se
presentaron por la mañana en su canoa ; y mientras cargábamos nuestras bal-
sas, se adelantaron, pretextando tener que ver un amigo poco mas abajo y dán-
donos la seguridad de que nos aguardarían allí . No los hemos vuelto a ver mas,
quedando, en consecuencia , sin prácticos.
Esto nos há expuesto á alguna desgracia en la formidable correntada lla-
maea Tingólo, en la que nos vimos lanzados cuando ménos lo esperabamos.
Dicha correntada está como a 24 millas del Pancá - Pareni y en ella se
precipita la enorme masa de agua de este gran rio, de una altura de 8 á 10
métros . Felizmente no cae el agua verticalmente , sino formando un inmenso
peine ó chiflon sobre un plano inclinado, que levanta al pié tumbos tan elevados
como los del mar en borrasca. Hémos tenido la felicidad de pasarlo sin nove-
dad, merced al tamaño y gran solidez de nuestras balsas.
Con pequeñas excepciones, en la distancia hecha hoi corre el rio entre ele-
4
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vados cerros, casi sin playas y formando, á espacios, una especie de pongos, con
peñas verticales por uno ú otro lado. El álveo es , sí, bastante ancho , teniendo
siempre de 400 a 500 métros .
Además del citado Tingolo, hai diez rápidos , que no ofrecen peligro algu
no; pero que abrevian la marcha, que es mui velóz .
Hémos acampado en una isla, cubierta de palizadas traídas por el rio; y
descansamos á las 2 y 1/2 p. m. , habiendo salido á las 9 a. m . de la boca del
Pareni. Há sido necesario parar tan temprano, á fiu de tener tiempo de aco-
modar bien nuestras balsas ; estar expeditos para la defensa , en caso de ataque
por los salvajes, y secarnos, haciendo fogata ; pues estamos calados de agna
hasta los huesos, por haber sufiido, durante la mitad de la marcha, una fuerte
tormenta.
El rio se dirige al principio al N. E. , despues al E. , luego al S. E.; y en
seguida , al S. Tuerce de nuevo al N. E. , volviendo á formar las mismas cur-
vas, y corre en el sitio en que estamos con direccion S. E.
Lo cruel y aflictivo, para . nosotros, es estar casi todos enfermos, y so-
lo haciendo esfuerzos inauditos, logramos conducir cada balsa con solo dos re-
meros. Fuerza es, luego, cargar y descargar todos los dias , y sacar tan pesadas
balsas á la playa.
Hoi hemos avanzado 36 millas.
En la banda derecha , frente á la isla en que estamos, hai muchos salva-
jes campas, que parece estan bailando. Los llamamos, pero sin conseguir que
vengan.
La noche se acerca amenazadora, y hasta el paisaje mismo se presenta
triste. Hai que añadir que Francisco me dice haberle asegurado Caninahuan-
te que el remolino de Magereni, que pasaremos mañana, es peor y mucho mas
peligroso que el Tingolo. Las causas anteriores y la impresion que esta noti-
cia ha hecho en nosotros, nos tiene algo abatidos.
Esta noche haremos centinela; pues nos aseguran que los habitantes de
ésta comarca son mui bravos.
Al anochecer, principia de nuevo la lluvia; y aun esta relacion la conti-
núo haciéndome improvisar abrigo con un poncho.
EN°. 19.- Isla- anegada.- La noche há pasado sin mas novedad que la
mortificante insistencia de una lluvia fina y un frio glacial ; pero el rio no há
crecido mucho y no hemos tenido trabajos con las balsas, como otras noches.
Salimos de la Isla- empalizada a las 8 h. 40 a. m. y paramos en esta islita
á las 4 y 1/2 p. m. , habiendo navegado 48 millas sin la menor novedad.
Desde médio dia hemos adquirido la certidumbre de que navegamos el
Tambo. Fuímos inducidos á error por los salvajes que debieron servirnos de
prácticos , los cuales nos prometieron traernos hasta la boca del Chanchamayo
ayer mismo, como se ha referido yá. Pero al ver que ayer y hoi hemos nave-
gado una distancia mucho mayor de la eu que ellos colocaban su Chanchama-
yo ó Perené, sin que éste apareciese , y tomando en cuenta la mala pasada
que nos hicieron al perderse, conocimos su engaño y nos convencimos de que
estábamos en el tan deseado Tambo , que navegamos desde ayer, sin saberlo ,
aunque sospechándolo.
Para confirmar mi sospecha , ví el curso de los rios Perené y Tambo, en
el mapa del señor Wertheman , inserto en la obra del señor Raymondi
que tengo á la mano, y la comparacion de él con lo que veíamos, me sacó de
toda duda. El famoso Tingolo, es el chiflon de Wertheman ; la peña y el remo-
lino los hemos visto y pasado tambien y nos llamaron mucho la atencion , sien-
do el remolino el tan mentado Magereni de los salvajes, que pasamos felizmen-
te y á todo remo .
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Hemos pasado igualmente por entre los salvajes que atacaron al citado
señor Wertheman, sin sospechar siquiera que eran éstos los de aquel ataque .
En ese mismo sitio salieron á nuestro alcance tres canoas, montadas por
varios salvajes , las cuales se metieron entre nuestras balsas, aprovechando de
la parada que hicimos para aguardar una de éstas que se retrasó . No traían
armas los salvajes y todo su interés era saber de donde éramos y á donde íba-
mos.
Tambien aquí me reconoció uno de ellos y me dijo que me había visto án-
tes, en Anchihuay , donde yo le había regalado un cuchillo y agujas , como se
lo comunicó á sus compañeros. Dijímosles que mas tarde les traeríamos herra-
mientas de abajo y que el objeto de nuestro viaje era reconocer el camino . A
tal respuesta se retiraron mui conformes y pacíficamente .
Mediante la divina Providencia, quo nos ha protegido tan visiblemente ,
nos hallamos al concluir el Tambo.
ENº. 20.— Santa - Rosa ó Supani. - Anoche la pasamos en esta islita so-
bre nuestras balsas cargadas, porque esta se inundaba con la creciente del
rio. Siguió subiendo éste durante toda la noche , de manera que amanecimos
flotando ; pero sin riesgo , porque estábamos anclados.
No hago mencion de los rios que en el trayecto entran al Tambo , sin em-
bargo de que hemos visto varios y algunos de bastante caudal de agua. No
teniendo práctico , no sabemos sus nombres. Y además de esto, en la fuerte cre-
ciente del rio grande , no se puede ver la desembocadura de los mas , que queda
oculta entre los bosques inundados por el rio principal: otros quedan desaper
cibidos, por la mucha distancia que hai á las orillas desde el centro del rio, ó
las muchas islas que los ocultan.
Desde 25 6 30 millas mas arriba de este sitio , el rio sale de entre cerros y
recorre un terreno completamente llano , explayándose sin obstáculo alguno.
Su anchura es de 10 á 12 cuadras y , en partes , mucho mas ,
A las 6 a . m . salimos de la Isla- auegada y á las 7 pasamos frente á una
casa de piros, que nos llamaban á gritos. Como pasamos por uno de los bra-
zos en que se divide el rio en esa parte, habiéndonos obligado la corriente á
tomar ese brazo , y la isla se interpusiese entre nosotros y la casa, los dichos
salvajes montaron en sus canoas y salieron á darnos alcance por el otro brazo,
que era el derecho.
Detuvimos nuestras balsas mas abajo, en el punto en que ambos brazos
se juntan , y les aguardamos . Luego que se reunieron con nosotros , entraron
en nuestras balsas con el mayor desembarazo y confianza, hablándonos en piro,
en campa, en mal quéchua y hasta en castellano.
Gente alegre y amistosa, entró luego en relaciones con nosotros. Por ellos
supimos que estábamos como á 2 millas del hermoso rio Villcamaya 6 Uru-
bamba, y que en Santa Rosa no existe ya la mision que allí había ; pero que
cerca está establecido un italiano rescatador de caucho (jebe ) . Ellos mismos
se dirigían á aquel punto , llevando algunas planchas de dicho caucho para él,
y nos acompañaron , sirviéndonos de guías, sin lo cual nunca hubiéramos dado
con éste sitio, por las innumerables ramificaciones del rio , que forma tántas is-
las y tál laberinto de brazos , que no se sabe cuál seguir.
Llegados á éste punto , situado á la izquierda de un brazo del rio y á 5 ó
6 cuadras mas abajo del abandonado convento de SantaRosa , nos recibió el
italiano don Fernando Franchini con generosa y cordial hospitalidad.
Hoi hemos navegado 21 millas , 9 de la Isla-anegada á la boca del Vill-
camayo y 12 de allí este punto, al que hemos llegado á las 10 a. m. No hai
peligro alguno, pues el rio es un inmenso lago que convida á la navegacion .
No hay palabras para describir los sentimientos de gratitud á la divina
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todo el cauce del rio, que en esa parte es de mas de 200 métros de anchura .
Puede componerse este mal-paso haciendo volar algunas piedras, que están
descubiertas, cerca de la orilla izquierda ; con solo lo cual se formaría un canal
cómodo y seguro
En la actualidad , las canoas pasan ésta correntada , tanto de bajada como
de subida, sin descargar, bastándoles tener cuidado de arrimarse á la márgen
derecha . Nosotros la hemos pasado sin descargar nuestras balsas ; pero por la
orilla opuesta, que tiene mas espacio y una estensa playa. Me aseguran que
en la vaciante del rio se descubren muchas mas piedras de las que hemos vis-
to . Sería esa la época mas oportuna para destruirlas.
Otro mal paso que se encuentra en el Eni está mui cerca de su orígen ,
unas tres millas mas arriba de la boca del Mantaro, en el sitio llamado Impo-
quirohuato. Consiste en un bajo de cascajo , en un lugar en que el rio se rami-
fica en 5 ó 6 brazos . La profundidad de dicho bajo es cuando mas de dos pies ;
pero en una estension que no pasa de 4 á 6 métros, formando como un lomo
que atraviesa el rio. Sería facilísimo canalizarlo.
El caudal total de agua es mui grande aun desde mucho mas arriba, y
su profnudidad siempre mayor de 4 métros.
Las márgenes del Eni, generalmente mui abiertas y con hermosos y estensos
llanos , estan bastantes pobladas, pudiéndose calcular el número de sus habi-
tantes en dos ó tres mil.
El rio Quimbiri-grande, que desemboca en el Eni por la banda oriental ,
50 millas mas abajo del Mantaro, forma un estenso valle bastante poblado
tambien . Corre paralelo al Apurimac y al Eni desde mucha distancia, y pa-
rece tomar su orígen en los nevados de Vilcabamba . Es de mui apacible cor-
riente, pudiéndosele remontar en canóas por 6 ú 8 dias. Los geógrafos no lo
conocen.
Algunas leguas mas abajo del Quimbiri-grande, llamado tambien Masita-
lo, el Eni corre entre elevados cerros , que tampoco estrechan su cauce , excep-
to solo en el lindo y admirable pongo de Pacchapango, que no tiene mas de
una milla de largo. En seguida vuelve á ensancharse su hoya, y en su union
con el Perené es mui abierta , especialmente por la parte de este último rio. Mas
abajo el Tambo se encajona entre elevados cerros hasta las dos tercias partes
de su curso ; esto es, como 60 millas. Las últimas 30 son de terreno llano .
Para la mejor inteligencia de este diario, es de advertir que hasta Maldi-
to-fango, 12 millas abajo del Mantaro, hemos navegado estando el rio de va-
ciante . Desde ese punto en adelante , lo hemos recorrido en fuerte creciente
ya, tanto que, cuando nos hallamos en el Tambo , éste estaba lleno , lo que au-
mentaba mucho su corriente hasta duplicarla. Es mui natural que, en la época
de secas ó vaciante , sufra grandes variaciones .
Salvajes campas .
Los salvajes que habitan en las márgenes de este gran rio, desde donde
solo es Apurimac hasta donde se convierte en Tambo, pertenecen á la tríbu de
los campas, y están dividos en dos grandes secciones: los catongos ó catongosates,
que principian desde el rio Pampaconas y terminan antes del Quimbiri- gran-
de, y los cam'íticas, llamados mas comunmente entre ellos queringasates , de la
voz queringa que quiere decir abajo , asi como la de catongo significa arriba.
Cada una de estas secciones tiene un dialecto distinto , derivado de la misma
lengua madre. Los catongos hablan casi con voz natural , mientras los querin-
gas parece que cantaran al hablar.
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candolas al rededor de una fogata á la que dirigen los piés , arrimándolos tanto
al fuego, que están expuestos á quemarse . Cuidan mucho de mantener encen-
dida la fogata durante toda la noche.
Duermen dentro de las casas solo cuando llueve. En caso contrario, su
dormitorio favorito es el pátio.
Cuando mueren, son enterrados en la misma casa, que es abandonada en
seguida; ó se echa el cadáver al rio.
En medicina están mui atrasados ; sin embargo de conocer algunas plantas
medicinales. La enfermedad que mas estragos hace entre ellos es el catarro;
tanto por la manera bárbara de curárselo, cuanto por la absoluta falta de abri-
go. Conocen tambien, entre sus plantas, algunos narcóticos, de que gustan
mucho, siendo digno de notarse el camalampi. Hacen de éste una tintura , que
beben para narcotizarse en las ocasiones en que tienen que resolver algun gra-
ve asunto .
No hemos podido adquirir mas datos que los referidos ; pues , ignorando su
lengua , solo obtuvimos los pocos que, por los intérpretes, nos dabar .
Traslacion .
FEBRERO DE 1884.
MARZO DE 1884,
ABRIL DE 1884.
Piros.
Tambien me han dado minuciosos detalles respecto á les piros, entre los
cuales nos hemos establecido . Segun ellos y lo que personalmente hemos obser-
vado , ésta tríbu es la mas adelantada del alto Ucayali .
Los piros, por lo general, son alegres , comunicativos y mui negociantes.
Son los mejores pescadores y cazadores del Ucayali , teniendo por estos ejerci
cios una pasion decidida. Revelan gran habilidad para todo y actividad en to-
do trabajo cuando quieren, sobre todo si se relaciona con la navegacion , en la
que no tienen rival en estos rios.
Muéstranse tan amantes de su libertad é independencia , que jamás toleran
ser reducidos á esclavitud ó servicio prolongado, condicion á que se someten
los campas, amahuacas y otros , hasta los mismos feroces cashivos . Es regla en-
tre ellos que un piro nunca puede ser « muchacho», nombre que dan á los sir-
vientes que se compran y venden, como acostumbran hacerlo con los que apre-
san en sus correrías.
En general, son valientes y serenos en el combate. En sus correrías entre
los campas, los atacan con la mayor osadía , casi siempre en número mui inferior,
siendo cosa corriente el que 8 ó 10 piros, y aun menos, ataquen y pongan en
vergonzosa fuga á 30 ó 40 campas, y se apoderen de sus mujeres é hijos para
venderlos , ó servirse de ellos como esclavos. Tratan á éstos de ordinario con
cariño y llaneza: de manera que los campas reducidos á servidumbre acompa-
ñan contentos á sus patrones durante toda su vida.
A cambio del caucho obtienen herramientas y ropa, no solo para su uso,
sino para negociarlos , conservando ademas una reserva en sus cofres. Visten
pantalon y camisa, ó camiseta de punto ; y usan sombrero de paja, ó gorra, que
les traen los comerciantes . Usan tambien el saco, su traje primitivo , que les
acomoda mas cuando trabajan como bogas , por la facilidad de desnudarse, ya
para halar las canóas en las corrientes ó para bañarse , lo que hacen cuatro ó
cinco veces al dia.
Las mujeres no tienen mas vestido que la pampanilla , especie de tonelete
que les cubre por delante , desde debajo del ombligo hasta media pierna y por
detrás de la cintura á las corbas. Eu lugar de la mantita que acostumbraban
ántes para cubrirse la espalda y los costados , llevan ahora un saquito ó camisa,
que apenas les llega á la cintura y encima del ombligo. Un gran cinturon de
innumerables hilos de chaquira blanca y collares de granates, ó avalorios de di-
versos colores, combinados con gusto, completan su sencillo vestido .
Tambien los hombres llevan por corbata, sayuelos de chaquira fina de
diversos colores , mui bien tejidos, trabajo que hacen las mujeres. La costumbre
de pintarse la cara, manos y piernas, es universal, desplegando en ello rara ha-
bilidad: dibujan á pulso adornos del mejor gusto y adinirable simetría. El tin-
te de que se sirven es el del fruto del huito , que dá un color negro azulado .
Solo en caso de guerra se pintan de rojo, usando para ello achiote.
Desgraciadamente las buenas cualidades de los piros están contrariadas
por tres defectos capitales: 1. ° son mui holgazanes; 2. sumamente inconstan-
tes y versátiles, no residiendo nunca en ninguna parte de manera estable, ra-
zon por la cual sus casas y chacras están hechas mui á la lijera ; y 3.º mui in-
formales en sus tratos ; algo mas, de mala fé y amigos del engaño y de la tram-
pa ; con no pocas y honrosas excepciones, sin embargo. Los piros podrían ser
Ilamados los gitanos del Ucayali.
La mujer es la que sobrelleva todo el peso del trabajo y de la vida. Sir-
ven de bogas; hacen leña para cocinar,fsiembran, tejen ; se pintan á sí mismas
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y pintan á los hombres ; ayudan á estos en el trabajo del caucho ; extraen la cera
trabajo casi exclusivo suyo y aun andan rebuscando plátanos en todas las islas
y chacras abandonadas , ó purmas .
Los piros sou polígamos, como casi todos los salvajes, teniendo cada uno
tantas mujeres cuantas puede negociar y mantener. No obstante esta plurali-
dad , viven en la mas perfecta armonía y se tratan de la manera mas cordial.
Piro hai que tiene tres, y aun mas : habiendo yo conocido en el Caco, á uno ,
llamado Urbano , que contaba diez.
Cuando muere un piro , entiérranle dentro de su casa : y sobre su sepulcro
queman todos sus vestidos y objetos combustibles ; rompen los frangibles ; ar-
rojan al rio sus herramientas y armas, y matan sus animales de cría . Nada de
lo que perteneció al finado puede subsistir ; y si este deja deudas, la viuda y
los hijos, ó los parientes , las pagan .
Practicada la ceremonia de destruccion, colocan sobre el sepulcro una
pequeña vasija llena de masato (chieha de yuca en pasta ) y se retiran todos
los dé la casa á algunas millas de distancia. De cuando en cuando vuelven á
observar el sepulcro. Si sobre él y al rededor del masato descubren huellas de
animales feroces, como tigres ú otros, creen que há visitado la tumba el espíritu
maligno y abandonan para siempre la casa ; pero, si las huellas que encuentran
son de animales tímidos , como conejos, ratas ó aves que no sean de rapiña , vuel-
ven á habitarla; y entonces el fogon de la viuda principal, ó mamá , (por que
cada mujer tiene su fogon aparte) há de instalarse precisamente sobre el se-
pulcro y en direccion de la cabeza del muerto, viniendo el lecho en seguida.
Los piros creen en la existencia de un Ser Supremo, creador del Universo .
y bueno, al que llaman Huyacali, y en un ser malo, llamado Saminchi, á quien
temen muchísimo , creyendo que interviene en sus asuntos .
Sonmui dados á la brujería , teniendo fama de hechiceros entre todas las otras
tríbus que, por tal causa, les temen y respetan , recibiéndolos en todas partes
con atencion y agasajo. Los doctores en este arte se llaman cajonchis, y me
han referido que los que quieren obtener aquel carácter en toda regla , se so-
meten á un sin número de pruebas terribles, que consisten en retirarse á las
selvas mas temidas y sombrías, en las cuales se entregan á prolongados ayu-
nos y severas disciplinas, evocando sin cesar al formidable Saminchi, quien, á
fuerza de ruegos , lágrimas y ásperas penitencias del pretendiente , se le pre-
senta por fin y le inícia en los misterios de la ciencia y en el arte de curar. Los
cajonchis, como es consiguiente, salen esqueletizados de la selva á recibir los
honores y el homenaje de todos , dedicándose luego á la medicina , que para ellos
consiste en extraer la chonta, chupándo el cuerpo al enfermo por diversas
partes con mil extravagantes ceremónias. Se hacen pagar mui bien.
Cuando haga mi viaje hasta Callaria recogeré datos respecto á los conivos,
sipivos y otras tríbus, y los consignaré en el diario de dicho viaje.
Despues de haber permanecido cuatro dias en casa del señor Garcia, que
nos trató con suma amabilidad , emprendí mi marcha de regreso con don Fer-
nando Franchini, quien , como habilitado de la casa Garcia y C.ª , fué á pro-
veerse de mercaderías.
Las personas que no conocen ésta clase de viajes difícilmente se forma-
rían cabal idea de cuán penoso y lleno de peligros es remontar estos
36
Desde que nos trasladamos aquí , y durante todo el tiempo de nuestra per-
manencia en éste lugar, no nos ha faltado ocupacion. La primera tarea era la
de limpiar y arreglar bien nuestra huerta, único recurso seguro de subsisten-
cia; pues los víveres traídos de arriba se acabaron .
En seguida buscamos caucho en todo el contorno , teniendo la mala suerte
de no encontrarlo: los piros habian dado fin con él, y hubo que buscarlo bien
léjos, Tambo arriba, sin encontrarlo sino á 27 millas de la boca de dicho rio.
Allá se fué, con los pocos peones convalecientes que teníamos , don Dionisio
Truyenque á extraer el escaso caucho encontrado . Todas las semanas proveía-
se á estos de una canóa de plátanos , en la cual iba yo mismo ó uno de los com-
pañeros, don Daniel Truyenque . Los piros conduc'ores de la remesa tenían
tambien el encargo de cazar y pescar para los trabajadores.
Séa por nuestra impericia en este trabajo, séa por el poco número de peo-
nes, casi siempre enfermos, es lo cierto que sacamos mui poco caucho, cos-
tándonos el duplo de su précio en los mercados del Ucayali.
El árbol del caucho que se explota aquí es el sifocánfilus caucha, mui
diverso del pao-siringa ó seringueira que encontramos en la quebrada de Otare.
La extraccion de éste es mui diversa tambien de la del caucho, y nunca ha-
bríamos podido sacar provecho de él, necesitándose mucho tiempo para obtener
el jugo, mientras que el caucho rinde todo su producto en pocos dias .
En cuanto á los compañeros que permanecemos aquí, estamos siempre mui
ocupados en la caza y la pesca, que felizmente son abundantísimas , habiendo
una vez cazado á fusil, desde la puerta misma de nuestra casa , trece hermosos
chanchos que pasaban el rio en tropa dirigiéndose á uuestra huerta. Son tam-
bien mui abundantes los pavos de varias especies, los loros huacamayos é in-
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AGOSTO DE 1884.
En Chessea, situado á la orilla derecha del rio grande y del Chessea, rio
regular que tambien es navegable , nos alojamos en casa del asiatico D. Manuel
Doza, hombre industrioso y estimable que nos recibió con mucho aprecio. Ya
le habiamos conocido en Providencia , donde há estado cuatro veces. Este sitio
es uno de los mas bellos del alto Ucayali.
El 6 nos quedamos aquí por intancias de Doza, quien tuvo tambien la fi-
neza de prestarme su canoa grande para todo nuestro viaje. Le déjo mis dos
canoas chicas.
AG . 7.- Salimos del sitio anterior álas 8 a. m. acompañándonos el tarapote-
ño Hermógenes Arévalo, que vá hasta Puca-allpa ó mas abajo. Su compañía
me será mui útil por los datos que me proporcione respecto á esta region , en
la que está radicado desde hace muchos años .
Descansamos en la playa Anaquiria , habiendo avanzado cuando mas 50
millas .
Nada nuevo ni notable ofrecen ya el rio, ni sus orillas; pues el primero
es un lago continuado , y las orillas estan pobladas invariablemente de inmensos
bosques de vegetacion colosal.
A la izquierda del rio y paralela á éste, corre una gran cadena de cerros
que divide esta hoya de la del Pichis. No tiene nombre especial: yo le llamo
cordillera del Pichis.
El Ucayali en sus inmensas é innumerables vueltas , se aproxima en par-
tes á esa cadena , alejandose en otras tanto que casi se le pierde de vista. La
banda oriental y norte es una llanura que no tiene límites.
Hé sabido que casi ninguno de estos terrenos está espuesto á inundacio-
nes, como lo están los del bajo Ucayali.
A las 5 p. m. pasamos por el Caco y encontramos en esta playa mas de cien
piros saladores de paichi. Estos, en la estacion de la pesca, que es la de secas,
forman una especie de poblacioncitas en las grandes playas del rio, y sobre to-
do en las orillas de los lagos ó cochas, como les llaman en el Ucayali, y se ocu-
pan en esta útil industria, que proporciona al departamento de Loreto una en-
trada fuerte y segura y un gran recurso.
La mayor parte del salado, que se hace en el Ucayali, se exporta al Bra-
sil. El précio de este artículo varía desde 20 hasta 30 soles por el centenar de
piezas, en el Perú. Cada paichi dá de seis á ocho piezas. El tamaño de este
pez es de dos metros , y aun mas , y su peso de 120 á 130 kilógramos .
AG. 8. - Nos pusimos en marcha un poco antes de las 5 a. m. y parámos
un rato en Iparia mientras hacían el almuerzo . Aquí está establecido el cha-
chapoyano D. Bernabé Choquepiondo , cuya industria consiste en hacer prepa-
rar el salado en cantidad considerable y tambien en el rescate del caucho,
ocupacion universal de todos los habitantes del Ucayali.
Despues de una hora de paráda, continuamos navegando .
A las 7. p. m. encontramos , frente a la boca del Tabacoa , la canoa del •
moyobambino Lopez, uno de los radicados en Cochua , que remontaba el rio.
En ella iban mi sobrino Gerardo Almansa y dos sirvientes, de Callaria á Pro-
videncia. Grande gusto me procuró este encuentro ; pues , por mi sobrino, tuve
noticias exactas de los otros compañeros. El señor Olazabal y mi sobrino Adriel
Montes permanecian en Callaria, buenos ; D Federico Pietrosanti se habia
marchado, en el mes de Junio , á Iquitos, donde estaba bien colocado ; D.
Isaac Velarde se habia venido ántes al Pachitea, donde permanece hasta aho
ra, bien colocado con un cauchero; D. Antonio Almanza remontó el rio hasta
Providencia , por Junio, y allá queda , bueno, con los demás. En cuanto á Ve-
larde, díjome mi sobrino que pensaba bajar en este més à la boca del Pachitea
á esperarme allí.
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Conivos y Sipivos.
son grandes y bien cultivadas, teniendo de sobra todo lo necesario para su sub-
sistencia. Sus casas son grandes : hé medido algunas que tienen 24 metros de
largo por 15 á 16 de ancho, con techo mui elevado y construidas con gran soli-
dez. Las tienen mui aseadas y dan habitacion á tres, cuatro ó mas familias en
cada una . Las casas grandes están casi siempre aisladas, siendo raro encon-
trarlas en grupos .
Al derredor de cada una de las casas, tienen chocitas pequeñas, destina-
das á guardar chismes, sobre todo innumerables vasijas, platos y ollas , de cuya
fabricacion se ocupan exclusivamente las mujeres con gran perfeccion .
Sus armas son las mismas que las de los piros . La que mas usan es la
cerbatana ó pucuna, mui preferible á las otras, en los bosques , para la caza de
aves y monos ; pues, no haciendo ruido , no los ahuyenta
En el rio son mui buenos remeros ; pero distan mucho de competir en des-
treza con los piros en el manejo del botador, ni tienen tampoco el arrojo de és-
tos en los malos pasos.
Su vestido es el saco ó cusma, de color café ó negro ; y aun cuando algu-
nos usan pantalon , llevan siempre el saco encima. Las mujeres usan pampani-
lla, como las piras, y una mantita en la parte superior del cuerpo, que casi
siempre recogen al hombro ó al brazo, llevando así esta parte del cuerpo
casi siempre desnuda. En ella se ceban los zancudos , que tanto abundan entre
estas gentes , siendo curioso de notar que en sus casas los hai cien veces mas que
en ninguna ota parte. Tienen, en consecuencia, la piel tan maltratada y rugo-
sa que mas bien parece corteza de yuca ó de árbol, que piel humana .
Lo que mas particularmente nos ha llamado la atencion, entre los conivos ,
es la rara y extraña costumbre de circuncidar á la mujer apenas llega á la
pubertad, sin que puedan librarse de esta terrible costumbre ni aún las jóve-
nes que hayan tenido algun desliz .
Para practicar esta ceremonia , á la que procuran dar solemnidad ex-
traordinaria, se preparan desde uno ó dos años antes, fabricando una gran ca-
sa, si no la tienen ; plantando inmensos yúcales , y procurando teuer para el
momento elegido todos los víveres necesarios á manteuer, durante dos ó tres
meses , á 200 á 300 convidados. Fabrican , al mismo tiempo , treinta ó cuarenta
grandes vasijas para hacer inmensa cantidad de masato, destinado á servir de
alimento y bebida á todos los convidados.
Al aproximarse el tiempo fijado para la ceremonia, se invita á todos los
parientes, amigos y vecinos, convocándolos desde largas distancias y procu-
rando que no falten las mas ancianas matronas , que desempeñan el principal
papel. Entonces se precisa el dia de la reunion.
Hecho esto , y mientras todas las mujeres se ocupan en preparar el masa-
to, los hombres se dispersan en todas direcciones con el fin de hacer una inmen-
sa cantidad de caza y pesca, que al llegar á la casa ahuman inmediatamente .
Reunidos los convidados, empieza la gran comilona y borrachera que solo
termina al cabo de uno, dos y aún tres meses , segun la solemnidad de la fiesta
y la cantidad de las provisiones. Poco ántes de terminar ésta, tiene lugar la
circuncision, embriagando préviamente á la que es objeto de ella de la mane-
ra mas bárbara y procurando que llegue á perder la sensibilidad ……………………….
En médio de éstas borracheras tienen lugar las mas grandes reyertas en-
tre los hombres , entregándose á duelos , unas veces á golpe de maccana, en los
que esas cabezas en forma de disco prueban su resistencia, y mas comunmente
rajándose la piel que cubre el cráneo, con unos pequeños corbitos que nunca
les falta.
Concluido el masato y los víveres, todo el mundo se dispersa .
Otra ceremonia importante entre los conivos, es la del banquete fúnebre,
- 4°
que tiene lugar cuando vuelven de sus correrías, si en ellas há habido muertos.
de parte del enemigo. Reúnense entonces todos los actores del sangriento dra-
ma con sus parientes y amigos, para aplacar, mediante el banquete, los manes
de los muertos, que, en caso contrario, vendrían á hacerles mal.
En los meses de Julio , Agosto y Setiembre , los conivos salen todos de cor-
rería, no quedando alma viviente en sus casas ; pues embarcan en sus canóas ,
no solo todos los individuos de la familia, sino tambien sus perros y demas
animales de cría, si los tienen . Generalmente se dirigen Ucayali arriba, y lue-
go toman el Urubamba, de preferencia al Tambo (algunas veces entran tam-
bien á éste) ; y remontando todas las quebradas laterales que tienen rios na-
vegables, hacen una especie de revista de todos los grupos de casas habitadas
que encuentran al paso; se apoderan de cuantos víveres encuentran en las cha-
cras y en las casas, y sobre todo asaltan las mujeres y los muchachos . Como
van en tan gran número, pocas veces encuentran resistencia ; pero cuando la
hai , se traban reñidos combates , en los que algunas veces salen derrotados.
La tríbu que generalmente sufre las correrías de los conivos es la de los
amahuacas .
De regreso á sus casas, venden á los prisioneros , si no quieren quedarse con
ellos para su servicio .
Ahora se avergüenzan ya de dichas correrías ; y las disfrazan bajo el pre-
texto de expediciones en busca de caucho .
Estando yo de bajada á Callaria , encontré en el camino dos grandes par-
tidas de estos salvajes que remontaban el rio, y todos me dijeron que iban por
caucho á los rios tributarios del Villcamayo. A mi regreso , volví á encontrar-
los , ya de vuelta tambien: iban mas de 50 ó 60 canóas , sin caucho ni prisione .
ros, que huían precipitadamente por no sé qué sangrienta trajédia que tuvieron
ea el rio Inuya.
Créo excusado añadir que las casas por ellos visitadas quedan limpias de
cuanto puede ser útil .
El número total de canóas conivas que sale todos los años de correría pa-
sa de ciento .
Desde que estamos establecidos en este importante punto , no há pasado
una sola canóa de conivos al Tambo. Un dia en que surcaban el Urubamba
frente á nuestra casa tres ó cuatro canóas, un piro me dijo:
-Aquellos son conivos que venian á hacer correría al Tambo ; pero han
cambiado de propósito y se ván por el Yami ; porque han sabido que tú y tus
compañeros son enemigos de las correrías.
Aprovechando de esta ocasion, le contesté que, no solo desaprobábamos las
correrías de conivos , sino las suyas tambien, aconsejándole que se abstuviese
de cometer tal iniquidad.
Como nosotros hemos bajado por el Tambo, los salvajes creen que este
rio nos pertenece .
Otra costumbre de los conivos , que olvidaba consignar, es la del infantici-
dio, que dia a dia vá diezmando ésta tríbu. Cuando llegan á matar á uno
de sus recien nacidos, tienen que continuar victimando á todos los que nacen
despues de la misma mujer. Si la víctima há sido, pues , el primogénito , mue-
ren todos ; pero si fué el segundo ó tercero , etc. , respetan los anteriores. El
modo de matarlos es enterrarlos vivos apenas nacidos.
Como todos los salvajes , los conivos son polígamos.
Es digno tambien de notarse que , por lo general, son los mas forma-
les y honrados en sus tratos.
Otra tríbu que tenemos mui vecina es la de los amahuacas ó hipetineris,
Ocupa una inmensa extension de territorio, comprendido, á lo largo, entre los
46
rios Pacria, tributario del Urubamba, y el Tamaya, que se une al bajo Uca-
yali; y á lo ancho , desde la hoya del Ucayali hasta la de los rios Purús y Yu-
ruá, poblando las dos faldas de una larga cadena de cerros bajos que divide
ambas hoyas , y de preferencia las quebradas y rios laterales.
Esta tríbu, en su mayor parte, se halla todavía en estado completamente
salvaje. Créese que los amahuacas son dóciles y fáciles de acostumbrarse al
trabajo.
Los que habitan en las inmediaciones del Ucayali, se prestan sin
dificultad á servir de bogas á los viajeros de esa region ; no ménos que á la
explotacion del caucho, industrias que les están proporcionando la ventaja de
darles vestido ; pues ántes andaban completamente desnudos, lo que sucede aún
con todos los que están lejanos. Asegúranme que son repugnantes en la ma-
nera de alimentarse, teniendo la asquerosa costumbre de dejar podrir la caza
y comérla con todos sus intestinos , que no lavan siquiera, sacándole las plu-
mas ó el pelo solo por la dificultad de engullirla de otra manera .
Desgraciadamente, ésta gran tríbu , que solo á la de los campas cede en nú-
mero, es siempre víctima favorita de las correrías de los conivos , piros y otros ,
que causan en ella grandes estragos .
Las armas de que sus miembros hacen uso son las primitivas ; esto es , la
flecha y la cerbatana. No tienen escopeta como los piros y conivos, quienes las
manejan con suma destreza y de preferencia á sus otras armas.
Los amahuacas, designados tambien con el nombre de hipetineris 6 hipetes ,
derivado del nombre piro del ronsoco , en señal del desprecio que les tienen las
otras tríbus, podrían fácilmente civilizarse. Así lo comprueba la prontitud con
que los prisioneros, vendidos por sus enemigos, aprenden lo que se les enseña,
manifestando inteligencia y docilidad.
Son poco aficionados á la vida fluvial. Prefieren quedar en sus tierras ,
ocupados del cultivo de sus chacras y de la caza.
Los campas del Ucayali, mui diversos en sus hábitos y dialecto á los del
Eni y Tambo, ocupan las quebradas de Sapani, Unini, Chicosa y otras, parti-
cipan yá mucho de los hábitos de las otras tríbus ribereñas de este rio , si bien
conservan siempre ódio y enemistad por ellas.
Estos son los que mas frecuentes y encarnizadas correrías hacen entre los
campas del Pajonal, á quienes arrebatan, por mayor, mujeres y muchachos ,
combatiendo con ellos unas veces, asaltándolos de improviso otras .
Suelen tambien adquirirlos pacíficamente , por compra, obteniendo mu-
jeres y muchachos á cámbio de mercaderías y herramientas.
Para hacer estas correrías no tienen mas que cruzar la cordillera del Pi-
chis.
Se nos há asegurado de la manera mas formal y positiva que en el Pajo-
nal existe gran cantidad de ganado vacuno, cerreño ó salvaje. Son tántos y
táles los testimonios recogidos, que no dejan ya duda alguna de la existencia
de dicho ganado .
SETIEMBRE DE 1884
milia y amigos, á fin de que supiesen que estábamos vivos y habíamos vencido
la mayor parte de nuestra empresa; y mi administrador y compañero, don Dio-
nisio Truyenque , se queda aquí , con cuatro peones y un sirviente, al cuidado
de algunos cultivos que dejamos como base de alimentacion Atrabajo, para mi
regreso y el de los compañeros que quieran volver conmigo.
Tiene tambien encargo de hacer construir una casa en la punta misma de
la península, entre los dos rios: trabajo que harán en su mayor parte los piros ,
mui entendidos en ello. Mi propósito es traer á mi familia á este punto , y oja-
lá que mis parientes y amigos se resuelvan tambien á venir para compartir
las ventajas que proporciona este paraíso .
Hé contratado catorce bogas piros, los cuales se consideran ya como peo-
nes nuestros, habiéndose trasladado de los sitios en que residian á éste y cons-
truido casas y chacras al derredor de la nuestra. Nos llevarán éstos hasta Ma-
lanquiato.
Dichos bogas han tenido la original ocurrencia de hacer el viaje con sus
respectivas familias , chismes y hasta perros, de donde há resultado que los
viajeros seremos sesenta y tantos, distribuidos en nueve canóas. Felizmente la
mitad de estas tiene por bogas á las mismas mujeres, que en tal oficio, si no
aventajan, compiten con los hombres por su destreza y resistencia.
Aflíjeme el saber que mas arriba no se encuentra ya víveres ; y como en
estos viajes, no tienen los salvajes y sus patrones otros que los que rebuscan ,
sufriremos mucho en tán gran número.
SET. 27.- Virhuar-hapa .-De Providencia salimos á medio dia, y, á las
tres horas de camino, ( 3 p . m. ) , parámos en este punto no queriendo continuar
los bogas la marcha por ocuparse el resto del dia en fabricar para las canóas
cobertores (almayares ) hechos de palmera tejida ; pues es seguro que tendre .
mos que sufrir muchas lluvias. Hemos tenido la primera hoi: un chaparron di-
luvial.
El rio tiene corriente mui tranquila y anchura constante de 8 á 10 cua-
dras, abundando sí con exceso las palizadas.
Consisten éstas en enormes árboles, de madera mui pesada, que el rio ar-
rastra en la creciente y quedan barados en los lugares de poco fondo, 6 donde
encuentran algun obstáculo. Acontece esto sobre todo á lo largo de las orillas ,
que es por donde hai que surcar, ocasionando remolinos y otros mil embarazos,
que hacen mui penosa, á la vez que expuesta, la navegacion: todas las averías
de canóas son causadas por dichos palos.
Avanzamos 6 millas.
SET. 28.- Pirantone.- Anoche llovió mucho y quedamos todos calados de
agua.
Nos embarcamos á las 7 a. m.
Al médio dia tuvimos que hacer una larga paráda , para secar los equipa-
jes. Poco mas tarde otra paráda de dos horas, por un fuerte aguacero que nos
inundaba las canóas. Pasada esta descarga, continuamos, llegando á las 3 p .
m. á este punto, donde terminamos la jornada.
En el trayecto recorrido hoi, tiene el rio varios rápidos y muchas divisio-
nes en brazos.
Se há adelantado 12 millas.
SET. 29.- Cerhale 6 Isla-Napo.- Marchamos de Pirantone á las 7 a. m.:
tiempo cerradísimo y amenazando lluvia.
A las 2 p. m. otro diluvio de agua, que nos dejó empapados ; con la venta-
ja, sí, de que no parámos , y cuanto mas arreciába la lluvia, mas apuraban los
bogas.
Llegamos a las 6 p. m. á esta isla, llamada Napo por ser el último punto
48
hasta donde llegó el vapor de éste nombre, en la primera expedicion que hizo
el Almirante Tucker por estos rios.
Siguen frecuentes rápidos y divisiones en muchos brazos. La corriente
del rio, escepto en esos cortos trechos, es mui moderada.
Pasamos frente á la boca del rio Inuya, que entra por la derecha y es
bastante considerable, pudiéndosele remontar en canóas por 12 6 15 dias .
Las márgenes de este rio están habitadas por los salvajes amahuacas.
Hémos navegado 15 millas.
SET. 30.- Mapuya. -A las 8 a. m. nos pusimos en marcha , tomando un
brazo de la izquierda por evitar el principal, que es peligroso . Extiéndese éste
inmensamente: por manera que tiene poco fondo, fijándose en él , por conse-
cuencia, centenares de enormes palos y árboles enteros que obstruyen com-
pletamente el paso ; á tál extremo que hasta las canóas pasan con riesgo.
Para evitar ese escollo, tomamos el ya indicado brazo que hace un gran
rodeo y tiene tambien rápidos fuertes , pero vencibles por su escaso caudal.
Aquellos obstáculos fueron los que impidieron, al vapor Napo en Octu-
bre de 1868, el continuar aguas arriba hasta mucho mas adelante Уу tal vez, si
no hasta el lugar que deberá ser el puerto del departamento del Cuzco, por lo
menos hasta la boca del Sepahua, pudiendo así reconocer este importante rio,
que pronto, quizá , será la vía de comunicacion entre ésta hoya y la del Purús.
A las 11 a. m. tuvimos que parar aquí, y perdimos casi todo el resto del
dia, ocupándome en hacer vários arreglos con con don José García y el italiano
Franchini , ambos de regreso de Sepahua, relativos á mis bogas piros , algunos
de los cuales eran deudores de estos señores. Esos arreglos terminaron por
cambiar algunos de mis bogas y pagar yo la deuda de los otros.
En seguida avanzamos un corto trecho, quedándonos á dormir frente á
la boca del pequeño rio Mapuya.
El mal paso de que he hablado ántes se llama Mapalha.
Avanzamos 6 millas.
OCTUBRE DE 1884.
Por otra parte, basta echar una ojeada al mapa de límites del señor Ray-
mondi , para notar la inmediacion del orígen del Purús á la hoya del Urubam-
ba, que recorre el corto espacio intermedio. El rio Sepahua no está es cierto
marcado en dicho mapa ; pero es, sin duda, porque en él solo están trazados los
grandes rios por falta de espácio para los menores .
Creo, pues, de mi deber llamar la atencion de los habitantes del Cuzco y,
en particular, la de los entusiastas hacendados del valle de Santa-Ana, sobre
esta vía que la naturaleza les tiene preparada.
OCT. 5.- Id.- Nos quedamos aquí hoi dia, por una fuerte lluvia que no
cesa .
El señor Rodríguez marchará con nosotros hasta Ticumpinia, 6 mas ade-
lante, con motivo de recibir caucho con que se le aguarda mas arriba del pongo
del Mainiqui.
Como, para recibir carga, lleva su canóa vacía, há tenido la amabilidad
de franqueárnosla. Distribuidos nuestros pasajeros y equipajes, la marcha se
aligera.
OCT. 6.- Miaria. - Salimos de Sepahua á las 8 a. m. , habiendo perdido la
mañana en despachar una canóa con algunas mujeres y niños que han resuel-
to regresarse, atenta la dificultad de conseguir víveres en el camino.
A medio dia pasamos por la boca del rio Misiahua, que éntra por la de-
recha con igual ó mayor caudal de agua que el Sepahua y es navegable tam-
bien por varios dias, aunque lleno de palizadas.
Del primero al segundo hai 9 millas.
Por la tarde descansamos en una playa de la izquierda, cerca del rio Miaría.
El rio vuelve á tener ya varios rápidos y muchas palizadas cerca de las
orillas.
Anoche y esta mañana há crecido extraordinariamente ; pero empieza á
bajar desde medio dia.
Hémos adelantado hoi 18 millas.
OCT. 7- Pacria. - Amaneció sin lluvia y salimos á las 6 a. m.
Hicimos bien rápida a marcha , pues el rio no ofrece inconvenientes , y
navegamos hasta las 6 y 1/2 p. m.
De noche ya, nos alojamos en unas casitas abandonadas, situadas frente á
la boca del Pacria, que éntra por la derecha con un caudal considerable de
agua. Entran ademas por la izquierda dos rios de regular caudal , el Miaría y
el Sensa.
Desde una hora ántes de terminar la jornada , sufrimos un aguacero tan
copioso que nos mojó de nuevo completamente.
El rio se llevó anoche una canóa, mal amarrada, de los piros , con todos
sus chismes. Por esta causa se há regresado de aquí el boga Cipriano, con sus
dos mujeres y sus hijos, en una canoíta chica, en persecucion de la fujitiva.
Hoi hémos adelantado 21 milas.
OCT. 8.- Yamehua.- De Pacria nos pusimos en marcha á las 9 a. m. y
parámos en una playa de la izquierda, poco mas abajo de la boca del riesito
Yamehua, que entra por la derecha.
Pásase dos rápidos bien fuertes y dos pequeños rios, Tahuaya, por la de-
recha, y Piuya, por la izquierda.
Hémos navegado mui despácio y parado temprano, por cazar y pescar;
pues casi no tenemos que comer. La caza y pesca, de que abundantemente
nos proveían nuestros bogas, empieza á escasear.
OCT. 9.-Hauramehua.- Salimos á las 7 a. m. del sitio anterior.
De 10 á 11 a. m. pasámos por la boca del rio Vitiricaya , que éntra por la
izquierda y es de regular tamaño.
51
Paramos á las 2 p . m. en este puuto , que es una isla, con motivo de haber
cazado una danta , que urgía aprovechar, porque bien la necesitábamos todos .
El rio es ya rápido casi todo , y se nota en él gran disminucion de agua,
por falta de los afluentes que recibe mas abajo.
Desde ayer hemos visto una cadena de cerros al S. O. Causónos grande
alegría, pareciéndonos cosa rara el ver montañas elevadas, acostumbrados co-
mo estamos ya á tan interminables llanuras .
Apenas hemos avanzado hoi 6 millas .
OCT. 10.- Boca-del- Picha.- Nos pusimos en marcha á las 8 a. m.; y á
medio dia parámos tres horas, por secar todo nuestro equipaje, que estaba
mojado.
Continuando la marcha, pasámos por la boca del rio Huipaya, bastante
considerable, que éntra por la izquierda.
A las 5 p. m. hicimos alto en una bonita playa , frente á la boca del rio Pi-
cha, bien caudaloso y tal vez el mayor entre los tributarios del Villcamayo, en
el cual desemboca por la márgen izquierda , teniendo curso mui tortuoso y lar-
go, casi paralelo al de este último .
No será de mas anotar que, remontando el Picha por cuatro dias, se llega
á un lugar de la llanura, desde donde al pongo de Mainiqui dista solo, por
tierra, un dia y poco mas.
Hémos pasado hoi una pequeña correntada. Las márgenes del rio princi-
pian ya á ser altas y rocallosas , abundando en las orillas, peñas y grandes pie-
dras , que ocasionan remolinos y hervideros peligrosos .
OCT. 11.- Yarhuanete. - Salimos de Picha á las 6 y 1/2 a. m.: tiempo
bueno . El rio decrece.
Llegamos á las 5 y 1/2 p. m. á una playa de la izquierda , llamada Yar-
huanete.
Se há avanzado poco por la mucha corriente del rio y por un fuerte y
largo rápido, que nos detuvo mucho tiempo.
Mi sobrino Abel Montes cazó una danta, que ha venido mui á tiempo ;
porque casi no hai plátanos en las playas y la pesca escasea mucho .
Desde el punto en que dejamos el rio Picha, quéda éste ya mui reducido
y su corriente aumenta mas y mas. Su caudal me parece aquí menor que el
del Eni.
Hoi se há avanzado 12 millas .
OCT. 12. - Huatashahapa. - De Yarhuanete salimos á las 6 a. m. , y pará-
mos á las 3 p . m. en este punto, cerca, segun me dicen, de la boca del rio Ca-
misea.
El rio tiene un curso mui sinuoso , fielmente trazado por el señor capitan
Carrasco en su plano del curso del Urubamba .
Siguen los rápidos en mayor número y mas fuertes .
Hémos avanzado 15 millas.
OCT. 13.-Playa- sin - nombre.- Del sitio anterior salimos casi á las 9 a. m. ,
demorándonos el despacho de la mayor parte de las mujeres y muchachos que
con nosotros venían : quedan aún otros.
Anoche se nos fugaron dos bogas, los que me dió Franchini en Mapalha
en cambio de un deudor suyo, que le devolví yo.
A las 11 a. m. pasámos cerca de la boca del rio Camisca, bastante cauda-
loso y mui manso. Entra por la derecha, viniendo del E. S. E. Su caudal, igual
6 menor que el del Picha, es mui inferior al que los señores Conde de Castel-
nau y capitan Carrasco creyeron tenía. Engañólos , sin duda, el enorme ensan-
che que recibe, formando una gran poza, al ser rechazado por el Urubamba,
El territorio de los piros, propiamente dicho , termina en el Camisea, sien-
52
Anoche llovió algo y hoi hemos sufrido un fuerte aguacero hasta medio
dia. Cesó la lluvia por un rato ; pero ha llovido de nuevo hasta la tarde , en
que paramos en este sitio, llamado Capanashi, nombre de un rio pequeñito que
éntra por la izquierda.
Hémos pasado tres rápidos , el segundo de los cuales es mui fuerte.
Continúa la muralla de rocas que encierra el rio por ambos lados , dificul-
tando mucho la navegacion de subida.
Entran por la izquierda varios rios chicos.
En la tarde tuvimos abundante pesca , consistente en dos enormes peces
que los piros llaman huacahua y se parecen en la forma al bagre, y tambien
plátanos silvestres.
Encuéntrase con frecuencia plátano, generalmente el llamado guineo , en
todas las playas é islas. No es extraño: el rio en las fuertes crecientes invade
los cultivos, arranca plantas que transporta en su curso y deja semi- enterra-
das en otras playas. En esta region basta que una planta toque por un lado
tierra, para que se reproduzca en vigorosos vástagos: tal es su feracidad .
Adelantamos 9 millas.
OCT. 15. - Hutua- hapa. - De Capanashi nos pusimos en marcha á las 6 y
media a. m.
Parámos á las 4 p. m., frente á la boca del riesito Hutua-hapa, que éntra
por la izquierda.
Hoi hemos pasado ocho rápidos , algunos mui fuertes: uno de ellos larguí-
simo. Ademas pasamos por la desembocadura de seis riachuelos, que éntran
por la izquierda. La navegacion se hace ya difícil, por haber varias vueltas
forzadas.
El dia ha sido bueno y se há avanzado 12 millas.
OCT. 16.— Timpia y Sihuanero.- Hémos salido tarde ( 8 a. m. ) , por ha-
ber llovido desde antes de amanecer. Salimos y empezó á llover otra vez. El
rio grande sigue bajo, pero el Hutua-hapa estaba crecidísimo.
A las 5 y 1/2 p. m. descansamos en una playa de la derecha, pocas cua-
dras mas abajo de la boca del importante rio Timpia, que recibe al pequeño
Sihuanero, casi al desembocar en el Urubamba.
Yo no sé por que han puesto á este sitio el nombre de Sihuanero, que tan-
to figura en periódicos, proyectos y decretos, imponiendo así al todo el nombre
de una parte. El Timpia es hasta navegable, mientras que el otro apenas es
un arroyo.
En el trayecto recorrido hoi, el rio sigue encerrado en una especie de pon-
go de rocas bajas , perpendiculares unas, é inclinados otras sobre el rio ; rocas de
formas caprichosas que avanzan picos y muros aislados dentro del agua, ocasio- .
nan otros tantos senos, en los que se forman remolinos y hervideros peligrosí-
simos, que hacen mui difícil la navegacion de canóas , é imposible la de va-
pores.
Los rápidos aumentan en número y fuerza, tanto que principian ya los
tumbos y por consiguiente las correntadas. Hai cuatro ó cinco vueltas forzadas
temibles.
En el dia hémos pasado diez rápidos , dos de ellos tan malos que son verda-
deras correntadas , obligándonos á pasar y repasar el rio diez veces. Encuéntra-
se á cada paso remolinos y vueltas forzados.
Debe consignarse aquí que, desde Sepahua hasta Capanashi , el rio es in-
mejorable y preferible á la seccion de Sepahua abajo. En Capanashi debe ter-
minar, pues, la navegacion á vapor: mas arriba hai inconvenientes insuperables.
El Capanashi es el mismo que el capitan Carrasco llama Canapachiri, en
su mapa del rio Urubamba.
54
gar las canoas, para volverlas á cargar inmediatamente y pasar por agua de-
bajo de un pico saliente. No hai paso por tierra. Fuerza es descargar segunda
vez, para volver á cargar algunas cuadras mas arriba. Y todo esto con la ma-
yor ligereza, serenidad y cuidado, en lucha incesante con el rio, hasta salvar
un largo espacio de mas de ocho cuadras.
La pésima noche que habíamos pasado; lo copioso de la lluvia que nos
tenía empapados ; un frio glacial ; las frecuentes caidas que dábamos en las ro-
cas tán resbalosas ; expuestos, como estábamos, á caer en los remolinos que bra-
maban á nuestros piés ; la terrible lucha, en suma, que tenemos que sostener ,
han producido en nuestros espíritus honda sensacion . En los repetidos viajes
que hacíamos, de los sitios de descarga á los de carga, para acarrear nuestros
chismes y halar las canoas, nos mirábamos atolondrados, sin saber qué de-
cirnos.
Vencida esta cascada y á las pocas cuadras , sigue otra sin nombre, que
tambien nos hizo padecer mucho. Hai allí un rápido, como de dos millas , con
muchos mal-pasos hasta Mapirontoni, punto en el que pasaremos la noche.
Descargadas las canóas y para ganar tiempo, las pasamos halándolas so-
bre palos, por la orilla. Salvada esta última cascada, digna compañera de las
otras, y trasladados los equipages, cargamos de nuevo las canóas y haladas al-
gunas cuadras arriba, las dejamos amarradas en sitio seguro, encomendando
su cuidado á los dos campas. Nosotros regresamos á dormir al lado de la cas-
cada, único sitio donde encontramos un arenalito. Hai una playa de pedro-
nes, por la cual seguiremos mañana por la orilla durante algunas cuadras.
No hémos adelantado hoi mas que 3 millas ; pero dejamos vencidos tres
grandes obstáculos.
OCT. 21. - Malanquiato. - Amaneció como lo deseábamos, sin lluvia y ha-
biendo bajado el nivel del rio durante la noche un métro. La Providencia nos
protege visiblemente y todo vá bien.
Salimos á las 8 a. m., teniendo adelantado el paso de la cascada, como se
há dicho ayer tarde.
Mapirontoni es cascada de descarga forzosa ; pues es malísima, con enor-
mes piedras y sumideros al centro.
A inmediaciones de ella y en la misma playa del rio hai dos grandes ve-
tas de carbon de piedra, que en lengua pira se llama mapiruri , y hé pensado
que tal vez à éstas vetas debe la cascada el nombre que tiene .
Desde muchas millas mas abajo del pongo, hémos encontrado, en las pla-
yas , diversos trozos de tán útil combustible, arrastrados por el rio y dejados
por el agua en sus orillas. Diríase que el rio al ver que nosotros, los decidio-
sos peruanos, no pensamos en aprovecharlo, quiere darnos el ejemplo llevándolo
hasta donde pueda servir de combustible á los vapores. Mucho me temo que
el mismo rio, aprovechando de la inmensa cantidad de mineral de hierro que
tiene en sus orillas, del carbon y del magnífico maderamen que arrastra, Île-
gue un dia á construir un buque de vapor, y que éste venga á despertarnos, á
proazos , del profundo letargo en que vivimos.
Despues de un largo trecho , rápido, pasamos una corta cascada, llamada
por el campa Pancho Padre-sipi, que quiere decir Mata-fraile; porque en ella
pereció, el año de 1847 , el venerable padre misionero frai Ramon Bousquet,
en el viaje que hacía, aguas abajo, acompañando á las comisiones francesa y
peruana encabezadas por los señores Conde de Castelnau y Capitan de Fraga-
ta D. Francisco Carrasco.
A esta cascada sigue una fuerte correntada. Crúzase el rio , de derecha á
izquierda, debajo mismo de la tremenda Sintulini que ha ocasionado muchas
desgracias, siendo precisamente ésta la que lanzó la canóa del padre Bousquet
57
NOVIEMBRE DE 1884.
Nov. 5.-Desde el 22 del próximo pasado hasta esta fecha , hémos espera-
do con la mayor ansiedad la venida de las canóas. Han llegado, por fin, con
17 bogas, á las 2 p. m. de hoi. Saldremos, pues , mañana.
Quince dias de espera nos tenían ya preocupados y afligidos. La estacion
de lluvias avanza y por poco que el rio crezca , estábamos expuestos á quedar
prisioneros, sin poder pasar adelante, ni regresar al Ucayali; pues el paso del
formidable pongo es imposible , aun de bajada, aumentando las aguas del rio.
Nuestra situacion há sido de lo mas penoso y excepcional . Esperábamos, sí , en
la divina Providencia, como esperamos firmemente, nos permita concluir el
viaje con felicidad. Há sido, pues, éste , un dia de alegría para nosotros. En
el señor Morales hemos hallado nuestro amparo: le quedamos mui reconocidos.
Me es mui grato así mismo manifestar, á nombre de mis compañeros y el
mio, nuestra gratitud á mi estimable amigo D. Samuel Ugarte, quien, en los
17 dias que hemos permanecido en su casa, nos ha tratado con la mayor ama-
balidad, prodigándonos todos los recursos con que contaba y esforzándose cuan-
to le era posible por hacer llevadera nuestra difícil situacion.
Nov. 6.-Quedamos hoi aquí: los bogas, alegando mil pretextos, no quie-
ren marchar.
Nov. 7.- Compirusqui. — Hémos salido de Malanquiato á las 10 a. m. y
descansamos en este punto , que es una playa sin habitantes.
El rio es temible, por su cauce lleno de piedras y su excesiva gradiente.
Se há vencido cuatro correntadas; una cascada, llamada Quimancaruna, mui
peligrosa, y el paso por la boca del fuerte rio Mantalo, que nos obligó á pasar
á la banda opuesta por entre elevados tumbos.
Los rios que éntran son: por la izquierda, el Mantalo , como á 6 millas de
8
58
Malanquiato ; y por la derecha, el Yavero, dos millas mas arriba del anterior.
Ambos son bastante considerables , algo mayor el segundo, y se les remonta en
canóas, sin embargo de ser mui rápidos .
Se me asegura que lus quebradas recorridas por éstos rios están bastante
pobladas por campas, los cuales se ocupan ya de la explotacion del caucho ,
negociándolo con varios tarapoteños que residen en Malanquiato, quienes les
proveen de herramientas y mercaderías.
Ademas de las correntadas de que se há hecho mencion , casi todo el rio
es rápido, no habiendo sino dos remansos, de dos millas de extension, próxima-
mente, cada uno.
El jefe de los bogas, Mariano Galdo, se comporta mui bien .
Hémos adelantado hoi 12 millas.
pobre Galdo, arrancando la cuerda con que los bogas la halaban desde la orilla:
imposible recobrarla.
La hoya sigue estrecha y la vegetacion es mui inferior a la de rio abajo.
Desde aquí y al cabo de mucho tiempo , hémos visto yá pajonales, causándonos
sumo placer el verlos. De la boca del Sirialo hacia arriba se nota ya un cám-
bio considerable en el rio , mejorando.
Nov. 17.-Palo-santo .- Salimos de la casa de Cristóbal á las 9 a. m. con
tiempo bueno: el caudal del rio disminuía.
Todo cámbia completamente: la corriente del rio es igual y suave ; reman-
sos continuados y largos , rápidos moderados y correntadas mui pocas y sin pe-
ligro.
A las 3 p. m. llegamos á Palo-santo, donde tuvimos el placer inexplicable
de encontrar á mi sobrino político , señor Campero, que, en compañia del señor
Urquidi, amígo suyo, del jóven Alejandro Winfilde y del Teniente Goberna-
dor don Tomás Gonzalez, habian tenido la bondad de venir a nuestro encuen-
tro desde dias antes y nos esperaban ya aquí.
Solo los que hayan sufrido nuestra vida de destierro durante un año y
cuatro meses , sin tener noticia de parientes y amigos en diez, obligados por
otra parte á luchar en esta larga expedicion con todo género de inconvenientes
y peligros, sufriendo mil y mil privaciones y amarguras, podrán comprender
el placer puro que dilataba nuestros corazones al abrazar á estos dignos ami-
gos.
Profundamente reconocidos , hemos dirijido nuestros votos de gratitud á
la divina Providencia que nos ha conducido como por la mano en toda esta larga
expedicion, cuyo mas grande resultado para nosotros sería el que nuestra
infortunada patria pudiese aprovechar de la inmensa hoya de los rios Tambo,
Urubamba y Ucayali, que bien merece llamarse El Paraiso del Perú.
El único rio por cuya desembocadura pasamos hoi es el pequeño Coribeni,
que éntra por la izquierda.
Hémos avanzado 12 millas.
Nov. 18.- Chacanares. - Salimos de Palosanto á las 8 y llegamos á este
punto á las 2 p. m. , sin experimentar dificultad de ninguna clase.
Nos hospeda en su casa don Tomás Gonzalez con sinceras muestras de
aprecio. Al fin estamos entre cristianos y amigos.
La corriente del rio es, en general , algo fuerte ; pero sin ningun peligro:
los rápidos y dos ó tres pequeñas correntadas que hemos pasado hoi no mere-
cen mencionarse. La hoya es un poco- ancha, con algunas llanuritas , á uno y
otro lado, y hermosos pastales en las faldas circunvecinas. Grandes cerros y
cadenas de montañas se divisan en todas direcciones.
En el trayecto dejamos la boca del Chapo, río bastante fuerte que éntra
por la derecha, y me aseguran ser el mismo del valle de Lacco.
Hémos avanzado 12 millas.
Nov. 19.- Id.- Anoche llovió á cántaros: quedamos aquí hoi.
Por la turde há venido el señor Morales , que acababa de llegar del Reti-
ro, teniendo la amabilidad de pasar inmediatamente á vernos. Se regresó á
Rosalina, en donde nos aguarda mañana.
Nov. 20. - Rosalina.-Llegamos á Rosalina en dos horas de navegacion ,
avanzando 4 millas.
En el camino hai tres correntadas sin peligro, que se evitan tomando el
lado opuesto del rio, y varios rápidos suaves. Entra el rio Chirumbia por la
derecha.
El señor Morales nos recibe en su casa con el mas fraternal cariño y nos
llena de atenciones y favores, despues de habernos salvado de la difícil situa-
62
CONCLUSION .
CAMINOS.
El Apurimac,
Poco hai que hacer y decir en cuanto á la vía de este importante rio: es
mui corta la extension de caminos por abrir ó componer, siendo por lo demas
el Apurimac navegable por 300 millas, desde Providencia hasta Simáriva.
El puerto de Quimpitiríqui ( Bolognesi segun la lei expedida por la
Asamblea de Ayacucho en 1881 ) tiene su camino por Acon hasta dicha ciudad.
Simáriva está á 36 millas mas arriba y de allí hai una mala senda, de 50
á 60 millas, á la hacienda de Ninabamba-grande; y de ésta al puente del Pam-
pas, en el camino del Cuzco á Ayacucho, hai de 24 á 26 millas.
Esos dos caminos pueden componerse á mui poca costa y en bieve tiempo.
Respecto al primero, véase el « Registro Oficial» de Ayacucho , número
correspondiente al 8 de Diciembre de 1881 .
El camino que hice principiar el año pasado y se continuó en el presente
( 1884 ) párte de la quebrada de Huarancalqui y debía terminar en Simáriva:
el trabajo se há llevado hasta cerca de Yunga.
Saliendo por esa vía hasta Huarancalqui , preséntase la ventaja de poder
tomar en este importante punto , la direccion que se quiera, al Cuzco , Aban-
cay, Andahuaylas ó Chala: de allí hai caminos á todos estos puntos.
Dicha vía há quedado mui adelantada, habiéndose vencido lo mas difícil
de ella.
Partiendo de Providencia, el punto mas alto del Ucayali, hai 219 millas
navegables , sin obstáculos mayores en el rio hasta Capanashi ( ó Capanachiri) .
En este lugar principia la parte no navegable para lanchas de vapor ; y, por con-
siguiente, tiene que ser éste el punto de partida de la vía terrestre.
Capanashi dista del pongo 36 millas por el rio , que hace rodeos los mas
caprichosos ; por tierra, casi toda llana, habría cuando mas 24.
Del pongo á Sangobatea hai 81 millas y es la seccion mas accidentada y
tortuosa de toda la vía. Enderezando algunos codos , podría reducirse á 60 .
65 ---
COLONIZACION.
Abierta la vía de Santa-Ana hasta donde lleguen vapores, mui fácil será
organizar expediciones nuevas y de la mayor importancia. Las primeras se-
rían dos: tendria una por objeto remontar el Camisea hasta su origen, y, tras-
montando la cadena de cerros que separa esta hoya de la del Madre-de- Dios ,
á lo que se crée la mas feráz y rica del Perú, entrar en posesion de ella y ex-
plotarla inmediatamente; la otra surcaría el Sepahua, para pasar á la hoya
peruana del soñado Purús ó Cucsihuara por el Cuja, hoya en la que el Perú
tiene un inmenso y riquísimo territorio que ahora mismo están explotando los
brasileros y que indudablemente se perderá, si continúa el abandono de nues-
tra parte. Ese rio es la vía mas corta y cómoda que puede tener el departa-
mento del Cuzco para salir al Atlántico.
Cada una de estas exploraciones nos traerá ventajas incalculables.
Sacudamos por fin, nuestra inercia, nuestra vergonzosa apatía ; despren-
dámonos del egoismo que mata todo lo bueno, y emprendamos esta gran obra
de rehabilitacion; hagamos ver á las demas naciones que, aunque desgraciados
y caídos hasta un abismo, podemos y queremos levantarnos y rehabilitarnos .
Manos á la obra , y que no aguarde las generaciones futuras , quedando la
nuestra sepultada en el oprobio y la vergüenza!
En cierto lugar, un señor de alta sociedad y mui distinguido por sus co-
nocimientos y fortuna me dijo:
-Amigo mio; ustedes han hecho grandes descubrimientos y prestado un
importante servicio al país. Pero esto solo será aprovechado mas tarde: obra
para nuestros descendientes.
Nada quise contestarle: semejantes ideas no merecen respuesta.
¿Hasta cuándo hemos de ser, los peruanos, siempre los mismos !
Concluyo esta relacion suplicando, á los que la lean, disimulen las mu-
chas faltas, vacíos, é incorrecciones de que está llena y atiendan solo á la rec-
titud del intento y al vehemente deseo que me animan de ser útil á mis conciu-
dadanos. No soi hombre de ciencia, ni literato ; y si me he animado á publicar
este diario, es porque me creo en el deber de informar á todos de los impor-
tantes datos que, casi á costa de nuestra vida, hemos adquirido . Lo principal
69
cienda que habría bastado sola para compensarlo todo : dejábanla antes bien
expuesta á excitar la codicia de sus vecinos.
Abrumado por este espectáculo, volvía la mirada á todas partes, cuando
tras de mí y hacia el E. diviso un enorme tigre que atisbaba por el lado en que
se halla la gran hacienda .
Despavorido á la presencia de la fiera, dí un salto para huir y salvarme ;
el terror me despertó. Repuesto de él y sentado allí mismo, teniendo á mis
piés el magestuoso Ucayali, cuyas aguas se deslizaban en silencio , púseme á
pensar en tan extraño y alegórico sueño, exclamando á pesar mio :
-¿No es ésta la imágen de mi pobre patria !
Y ardientes lágrimas surcaban mis mejillas.
Profundamente conmovido me retiré del bosque.
-FIN-
AYALI Y URUBAMBA
CAMPO
75
UA
Huadquina
13
Tancac LARES
Carpamayo
Sillisilque Piri
Ollantaytambo
Pacha
Urabamba
7048
Yucay
racy Maras Calca
Cachora Taray
Anta
CUZCO
•Buen retire
•Lusinos
75
RETURN CIRCULATION DEPARTMENT
TO➡➡➡ 202 Main Library
LOAN PERIOD 1 2 3
HOME USE
4 5 6
JUN 9 1982
INTERLIBRARY LOAN
UNIV. OF CALIF.
, BERK.
APR 24 1977
SEP 2 5 1980
LET'D
JUL 2 8 1982
UCLA
INTERBRARY LOAN