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Alta Edad Media (siglos V al X): Tras la caída de Roma, Europa sufrió
un período de inestabilidad y fragmentación. Los antiguos territorios
romanos fueron invadidos por pueblos germánicos, como los francos,
visigodos, sajones y lombardos, quienes crearon sus propios reinos en
el continente europeo. Estos siglos de inestabilidad política y social
también vieron el inicio de la cristianización, con figuras clave como
San Benito de Nursia, que fundó la orden benedictina y ayudó a
expandir el cristianismo mediante la construcción de monasterios.
Plena Edad Media (siglos XI al XIII): Este fue el apogeo del feudalismo
y un periodo de crecimiento demográfico y económico. La sociedad se
estructuró en un sistema jerárquico que consolidó el poder de la
nobleza y la Iglesia, mientras las ciudades comenzaban a
desarrollarse como centros de comercio. La Cruzada fue uno de los
fenómenos más distintivos de esta fase, ya que promovió no solo la
expansión de la fe cristiana, sino también el intercambio cultural y
comercial con el mundo islámico.
Baja Edad Media (siglos XIV y XV): Esta etapa final estuvo marcada
por conflictos y crisis, como la Guerra de los Cien Años entre
Inglaterra y Francia y la llegada de la Peste Negra, que diezmó la
población europea y generó grandes cambios en la sociedad. A pesar
de estos desafíos, la Baja Edad Media también fue testigo de avances
importantes en la educación, con la fundación de universidades, y en
el arte, que empezaba a mostrar los primeros indicios del
Renacimiento.
La Iglesia y la Religión
Economía y Comercio
Las Cruzadas
La Cultura y el Conocimiento