La Leishmaniasis
La Leishmaniasis
La Leishmaniasis
FISIOPATOLOGÍA.
Después de la inoculación por el tábano, los promastigotes son fagocitados por macrófagos del
huésped y, dentro de ellos, se transforman en amastigotes.
Los parásitos pueden permanecer en la piel o diseminarse a órganos internos o a la mucosa de la
nasofaringe o diseminarse en la médula ósea, el bazo, el hígado y en ocasiones otros órganos, lo
que produce 3 formas clínicas principales de leishmaniasis:
Cutáneo
Mucosa
Visceral
TIPOS DE ENFERMEDAD
El diagnóstico temprano y la gestión eficaz de los casos reducen la prevalencia de la enfermedad y previenen
la discapacidad y la muerte. La detección precoz y la rápida instauración del tratamiento ayudan a reducir la
transmisión y a controlar la propagación y la carga de la enfermedad. Actualmente existen medicamentos
muy eficaces y seguros contra la leishmaniasis, especialmente contra la leishmaniasis visceral, aunque su uso
puede resultar difícil. El acceso a estos tratamientos ha mejorado de forma significativa gracias a un
programa de precios negociado por la OMS y a un programa de donación de medicamentos a través de la
Organización.
El control de los vectores ayuda a reducir o interrumpir la transmisión de la enfermedad al reducir el número
de flebótomos. Entre los métodos de control figuran los insecticidas en aerosol, los mosquiteros tratados con
insecticida, la gestión del medio ambiente y la protección personal.
La vigilancia eficaz de la enfermedad es importante. La notificación rápida de datos es fundamental para el
monitoreo y la adopción de medidas durante las epidemias y las situaciones en las que hay una elevada tasa
de letalidad a pesar del tratamiento.
El control de los reservorios animales resulta complejo y debe adaptarse a la situación local.
La movilización social y el fortalecimiento de alianzas
TRATAMIENTO
Antimoniato de N-metilglucamina (Glucantime)
20 mg/kg/día por 28 días IM o intralesional.
Estilgluconato de sodio (Pentostam): igual dosis.
Isotionato de pentamidina (Penticarinat)
4 mg/kg/interdiaria por 4 dosis.
Anfotericina B (amp de 50 mg):
1 mg/kg/día sin pasar de 50 mg/día hasta
2-3 gramos
RESUMEN
La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa parasitaria, endémica con amplia extensión universal.
Cursa frecuentemente con brotes epidémicos relacionados con desnutrición, cambios poblacionales o
medioambientales.
En la cuenca mediterránea la especie patógena es L. infantum, el reservorio habitual es el perro y el vector, el
flebótomo.
Las dos formas clínicas que produce L. infantum son la enfermedad cutánea y la visceral, pudiéndose dar casos
menos frecuentes de afectación ganglionar exclusiva, y otras formas en inmunodeprimidos.
La leishmaniasis visceral (LV) se manifiesta por fiebre sin focalidad aparente de duración intermedia y bien
tolerada al inicio, el hallazgo de esplenomegalia y pancitopenia.
La lesión clásica en la LC es la aparición de una pápula o nódulo que evolucionan con ulceración y costra central,
aunque puede haber una gran variedad de presentaciones clínicas.
La LC por L. infantum suele tener un curso benigno y autolimitado, pero puede producir cicatrices antiestéticas o
limitantes.
El diagnóstico debe demostrar la presencia del parásito en los tejidos por visualización directa, cultivo o PCR,
aunque en la LV se considera diagnóstica también una serología positiva, si la clínica es compatible y persistente.
El diagnóstico y el tratamiento son hospitalarios, por lo que los pacientes deben ser derivados y, en situación de
brote, mantener una adecuada coordinación con atención especializada.