Etica Ambiental
Etica Ambiental
Estudiantes:
Felix E. Reyes. 100470672
Fidel T. Perez. 100367915
Fidel Ernesto Reyes Urbaez . 100496087
Jose Guillermo Reyes Peguero. 100265773
En esta clase trataremos un tema de interés para cada uno de nosotros, la ética ambiental es una ética aplicada que
reflexiona sobre los fundamentos de los deberes y responsabilidades del ser humano con la naturaleza, los seres vivos y las
generaciones futuras. El objetivo de esta clase es evaluar la crisis socio ecológico planetario, bajo la guía de dos principios
éticos axiales y un concepto ético-político derivado:
• el principio de responsabilidad como cuidado del ser vulnerable (los seres humanos actuales y futuros y la restante vida
planetaria).
• el principio de justicia ecológica en sus tres vertientes complementarias: la justicia global (las desigualdades
socioeconómicas a nivel planetario), la justica intergeneracional (generaciones futuras) y la justicia interespecífica
(principio de hospitalidad biosferita hacia los otros seres vivos) y el concepto ético-político de ciudadanía ecológica en
una sociedad global.
Definiciones para afianzar los conocimientos
principales:
Definición de Ética:
Es una rama de la filosofía que estudia la moral, es decir, lo que se considera como buenas
costumbres para vivir en sociedad y lograr una convivencia sana y equilibrada entre las personas.
La ética reflexiona acerca de las conductas morales del ser humano y sus efectos en la sociedad.
También nos permite diferenciar lo correcto de lo incorrecto, y se relaciona con valores como la
responsabilidad, la honestidad, el respeto o el compromiso a fin de ser buenos ciudadanos.
Definición de Ambiente:
Dichos factores inciden directamente sobre el crecimiento, desarrollo, reproducción y supervivencia de los
seres vivos, por lo cual afectan la estructura y dinámica de las poblaciones y de las comunidades bióticas.
Por ejemplo, un ambiente como el del bioma tundra, con un clima hostil y extremadamente frío, un suelo
cubierto de hielo permanente, limita el número de especies que lo habitan. Los vegetales son escasos y por
lo tanto los restantes niveles tróficos (herbívoros y carnívoros) también lo son. Esto muestra como el
ambiente es limitante de la vida.
Ética Ambiental:
Los valores y costumbres son transmitidos y enseñados de generación en generación, son muy importantes para crear una sociedad con una moral y una
ética adecuada; tanto en la escuela, como en el hogar nos están recordando constantemente los valores, acciones y costumbres que debemos cumplir y
transmitirlos de generación en generación, unos a otros, aplicándolos en nuestra vida diaria, haciéndolo de forma positiva, cumpliendo todas las normas
establecidas y adaptándonos a ellas. Desde que macemos y a medida que vamos creciendo estamos sometidos a cumplir con diferentes normas, o ciertas
formas de vida, nos formamos en base a ellas y en el transcurso de nuestra vida adoptamos otras creencias, cuando tenemos la oportunidad de conocer
otras culturas, otros lugares, otras formas de vida, algunas veces las adoptamos y las empezamos a implementar y a aplicarnos en nuestra vida.
En el caso de la ética ambiental aplica de la misma manera, la ética es una herramienta pata diferenciar y concientizarnos de las acciones buenas o
malas que cometemos hacia nuestro medio ambiente, hacia nuestros recursos naturales, son los actos buenos y malos que practicamos, lo hacemos
mediante los valores y principios que hemos obtenido frente a este tema, sobre los comportamientos que hemos observado y que hemos puesto en
práctica después, nunca vamos a actuar de forma buena o mala si no está acorde con nuestros principios y valores, mediante estos es que se encuentra
el resultado de nuestras conductas, nuestra cultura también define de alguna manera el modo de nuestro comportamiento, un ejemplo de esto puede
ser cando arrojamos basuras el piso, estamos actuando solo por el hecho de que en cierta manera así actúa toda nuestra cultura y adquirimos estas
enseñanzas.
Historia de la Ética Ambiental
Los inicios de la ética ambiental se remontan posteriores a los hechos de la segunda guerra mundial, debido a la alta contaminación que
desencadeno la guerra en Europa y en Asia, la comunidad internacional pensó por primera vez en la protección y el cuidado del medio ambiente.
La primera vez que se comenzó a hablar de una ética orientada al cuidado y respeto del medio ambiente, indicando que el pensamiento moral
debería ir más allá del ámbito de los intereses humanos para incluir los intereses de los seres naturales no humanos, fue en las conclusiones del
libro de memorias del ingeniero forestal norteamericano, Aldo Leopold, “A Sand County Almanac” (1949), que la tituló: Land Ethic (Ética de la
Tierra). En los años setenta, en el ámbito académico anglosajón, se comienza utilizar la expresión “Environmental Ethics” para referirse a esta
nueva área de la ética aplicada. Esta expresión se consolidó a partir de una conferencia de la Universidad de Georgia titulada “Filosofía y crisis
medioambiental” (1971), en la que se hacía eco de una preocupación por estos temas ya presente por ese entonces en el debate social, a través
de los primeros movimientos ecologistas de los años sesenta, y en el debate político-jurídico internacional. Recordemos que la primera
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente se celebró en Estocolmo en 1972 (“Conferencia de NN.UU sobre Medio Humano”) y que ese
mismo año se publicó el Informe del Club de Roma, “Los límites del crecimiento”.
Continuacion
En 1972, con la conferencia del filósofo Arne Naess “The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology
Movement”, publicada en Inquiry 16, 1973, se comenzó hacer la distinción entre ecología profunda (deep
ecology) y ecología superficial (shallow ecology) y se introduce el término “ecofilosofía”. Este último, según
Naess, apunta a “hacer hincapié en una ponderación altamente crítica de las sociedades de crecimiento
industrial desde el punto de vista ecológico”(5).
En 1975, con la publicación del libro “Liberación Animal”, de Peter Singer, se inicia el debate dentro de la
environmental ethics sobre los derechos de los animales y el bienestar animal (animal-welfarism), tanto
desde la perspectiva utilitarista de la igual consideración de los intereses morales de los seres vivos sintientes
(Singer), como desde la perspectiva de los derechos de los animales con conciencia de fines (Regan).
Ética Ambiental
A nuestro juicio, la crisis ecológica planetaria solo puede entenderse y abordarse como una crisis de ajuste metabólico entre la
actual sociedad global y el medioambiente, en su doble vertiente: la crisis entre el sistema social en su conjunto y el sistema
biosférico; y, la crisis interna de la sociedad global causada por las desigualdades socio ecológica. Con el fin de compensar estos
sesgos teóricos que se dan en la ética ecológica y elaborar una teoría de enfoque múltiple, proponemos algunos principios:
• El principio de responsabilidad como cuidado del ser vulnerable (los seres humanos actuales y futuros y la restante vida
planetaria).
• El principio de justicia ecológica en sus tres vertientes: la justicia global (las desigualdades socioeconómicas a nivel planetario), la
justica intergeneracional (generaciones futuras) y la justicia interespecífica (principio de hospitalidad biosferita hacia los otros seres
vivos). Son principios que pueden entrar en conflicto y que debemos jerarquizar de acuerdo con ciertos principios estratégicos.
La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha
depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente,
subvalora la diversidad cultural y desconoce al Otro (al indígena, al pobre, a la mujer, al negro, al Sur) mientras
privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de
globalización.
No es una crisis ecológica, sino social. Es el resultado de una visión mecanicista del mundo que, ignorando los límites
biofísicos de la naturaleza y los estilos de vida de las diferentes culturas, está acelerando el calentamiento global del
planeta. Este es un hecho antrópico y no natural. La crisis ambiental es una crisis moral de instituciones políticas, de
aparatos jurídicos de dominación, de relaciones sociales injustas y de una racionalidad instrumental en conflicto con la
trama de la vida.
Ética de una producción sustentable
La pobreza y la injusticia social son los signos más elocuentes del malestar de nuestra cultura, y
están asociadas directa o indirectamente con el deterioro ecológico a escala planetaria y son el
resultado de procesos históricos de exclusión económica, política, social y cultural. La división
creciente entre países ricos y pobres, de grupos de poder y mayorías desposeídas, sigue siendo el
mayor riesgo ambiental y el mayor reto de la sustentabilidad. La ética para la sustentabilidad
enfrenta a la creciente contradicción en el mundo entre opulencia y miseria, alta tecnología y
hambruna, explotación creciente de los recursos y depauperación y desesperanza de miles de
millones de seres humanos, mundialización de los mercados y marginación social.
Continuacion:
La construcción de sociedades sustentables pasa por el cambio hacia una civilización basada en el aprovechamiento de fuentes de
energías renovables, económicamente eficientes y ambientalmente amigables, como la energía solar. El viraje del paradigma
mecanicista al ecológico se está dando en la ciencia, en los valores y actitudes individuales y colectivas, así como en los patrones de
organización social y en nuevas estrategias productivas, como la agroecología y la agroforestería. Tanto los conocimientos científicos
actuales, como los movimientos sociales emergentes que pugnan por nuevas formas sustentables de producción están abriendo
posibilidades para la construcción de una nueva racionalidad productiva, fundada en la productividad eco tecnológico de cada región y
ecosistema, a partir de los potenciales de la naturaleza y de los valores de la cultura. Esta nueva racionalidad productiva abre las
perspectivas a un proceso económico que rompe con el modelo unificador, hegemónico y homogeneizarte del mercado como ley
suprema de la economía.
La ética para la sustentabilidad va más allá del propósito de otorgar a la naturaleza un valor intrínseco universal, económico ó
instrumental. Los bienes ambientales son valorizados por la cultura a través de cosmovisiones, sentimientos y creencias que son
resultado de prácticas milenarias de transformación y coevaluación con la naturaleza.
Ética del conocimiento y diálogo de saberes
El avance científico ha acompañado a una ideología del progreso económico y del dominio de la naturaleza, privilegiando modelos mecanicistas
y cuantitativos de la realidad que ignoran las dimensiones cualitativas, subjetivas y sistémicas que alimentan otras formas del conocimiento. El
fraccionamiento del pensamiento científico lo ha inhabilitado para comprender y abordar los problemas socio-ambientales complejos.
La ciencia se debate hoy entre dos políticas alternativas. Por una parte, seguir siendo la principal herramienta de la economía mundial de
mercado orientada por la búsqueda de la ganancia individual y el crecimiento sostenible. Por otra parte, está llamada a producir conocimientos
y tecnologías que promuevan la calidad ambiental, el manejo sustentable de los recursos naturales y el bienestar de los pueblos.
La ética de la sustentabilidad remite a la ética de un conocimiento orientada hacia una nueva visión de la economía, de la sociedad y del ser
humano. Ello implica promover estrategias de conocimiento abiertas a la hibridación de las ciencias y la tecnología moderna con los saberes
populares y locales en una política de la interculturalidad y el diálogo de saberes. La ética implícita en el saber ambiental recupera el
La ética para la sustentabilidad apela a la responsabilidad moral de los sujetos, los grupos sociales y
el Estado para garantizar la continuidad de la vida y para mejorar la calidad de la vida. Esta
responsabilidad se funda en principios de solidaridad entre esferas políticas y sociales, de manera que
sean los actores sociales quienes definan y legitimen el orden social, las formas de vida, las prácticas
de la sustentabilidad, a través del establecimiento de un nuevo pacto ciudadano y de un debate
democrático, basado en el respeto mutuo, el pluralismo político y la diversidad cultural, con la
primacía de una opinión pública crítica actuando con autonomía ante los poderes del Estado.
La ética de la sustentabilidad cuestiona las formas vigentes de dominación establecidas
por las diferencias de género, etnia, clase social y opción sexual, para establecer una
diversidad y pluralidad de derechos de la ciudadanía y la comunidad. Ello implica
reconocer la imposibilidad de consolidar una sociedad democrática dentro de las grandes
inequidades económicas y sociales en el mundo y en un escenario político en el cual los
actores sociales entran al juego democrático en condiciones de desigualdad y donde las
mayorías tienen nulas o muy limitadas posibilidades de participación.
Ética de los derechos, la justicia y la
democracia
El derecho no es la justicia. La racionalidad jurídica ha llevado a privilegiar los procesos legales por encima
de normas sustantivas, desatendiendo así el establecimiento de un vínculo social fundado en principios
éticos, así como la aplicación de principios esenciales para garantizar el ejercicio de los derechos humanos
fundamentales, ambientales y colectivos. Apoyados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
todos tenemos derecho a las mismas oportunidades, a tener derechos comunes y diferenciados. El proyecto
para avanzar hacia la nueva alianza solidaria con una civilización de la diversidad y una cultura de baja
entropía, presupone el primado de una ética implicada en una nueva visión del mundo que nos disponga
para una transmutación de los valores que funden un nuevo contrato social. En las circunstancias actuales
de bancarrota moral, ecológica y política, este cambio de valores es un imperativo de supervivencia.
Ética de los bienes comunes y del Bien
Común
La ética del bien común se plantea como una ética para la resolución del conflicto de intereses entre lo común y lo
universal, lo público y lo privado. La ética del orden público y los derechos colectivos confrontan a la ética del derecho
privado como mayor baluarte de la civilización moderna, cuestionando al mercado y la privatización del conocimiento –la
mercantilización de la naturaleza y la privatización y los derechos de propiedad intelectual– como principios para definir
y legitimar las formas de posesión, valorización y usufructo de la naturaleza, y como el medio privilegiado para alcanzar
el bien común. Frente a los derechos de propiedad privada y la idea de un mercado neutro en el cual se expresan
preferencias individuales como fundamento para regular la oferta de bienes públicos, hoy emergen los derechos
colectivos de los pueblos, los valores culturales de la naturaleza y las formas colectivas de propiedad y manejo de los
bienes comunales, definiendo una ética del bien común y confrontando las estrategias de apropiación de la biodiversidad
por parte de las corporaciones de la industria de la biotecnología.
Conclusión