Literatura y Violencia en Colombia
Literatura y Violencia en Colombia
Literatura y Violencia en Colombia
Colombia
¿Qué es la
literatura de la
Literatura en la Violencia.
Literatura de la violencia.
Violencia?
Pensemos sobre
Inscrita entre 1946 – 1958.
Carácter histórico.
“ Existe general extrañeza por la coincidencia que los tres cuentos enfoquen el tema de la violencia y
se desarrolle, con mayor o menor intensidad, en un marco de asesinato y terror. Este tema, en su
azaroso dramatismo, no puede ser indiferente a ningún intelectual colombiano. La violencia gravita
sobre nuestra sensibilidad en forma perturbadora y agresiva. Está demasiado presente para ignorarla;
es demasiado cruel para no sentirla; no podemos ignorarla, vivimos bajo su atmósfera de alucinación y
terror. Ningún escritor que tenga sus dos pies hundidos en el barro de este país puede eludirla sin
traicionar su realidad human más profunda, pues directa o indirectamente, ha sufrido sus
consecuencias”
Posibles La carta.
características El diario.
del cuento de la
El discurso político.
Violencia
La anécdota.
Castigo.
¡Qué vivan los
Cenizas para el Pero Margarita
compañeros! –
viento – Hernando Restrepo ¿dónde
Carlos Arturo
Téllez. estás?
Truque.
Algunos
Manuel Zapata
cuentos Olivella.
Policarpo Varón. Arturo Alape.
El combate –
Harold Kremer.
1. La novela sobre la violencia en Colombia -Gerardo
Suárez Rendón:
Subgénero.
Las novelas dan cuenta de su relación con: partido
conservador, liberal, policía, ejército y clero.
o 2. La novelística de la novela en Colombia - Gustavo
Álvarez Gardeazábal:
Pensemos sobre Manipulación clase política colombiana.
la literatura de 1ª novela (1951): El 9 de abril de Pedro Gómez Corena
Roncando iba
Roncando va mi canalete
de Tribugá
Rumba, rumba
Mi canalete de Tribugá
Roncando iba, roncando va
Mi canalete de Tribugá
Rumba, rumba
Mi canalete de Tribugá
Canción del boga ausente
Candelario Obeso
Llanura de Tuluá
Al borde del camino, los dos cuerpos
uno junto del otro,
desde lejos parecen amarse.
Un hombre y una muchacha, delgadas
formas cálidas
tendidas en la hierba, devorándose.
Estrechamente enlazando sus cinturas
aquellos brazos jóvenes,
se piensa:
soñarán entregadas sus dos bocas,
sus silencios, sus manos, sus miradas.
Mas no hay beso, sino el viento
sino el aire
seco del verano sin movimiento.
Uno junto del otro están caídos,
muertos,
al borde del camino, los dos cuerpos.
Debieron ser esbeltas sus dos sombras
de languidez
adorándose en la tarde.
Y debieron ser terribles sus dos rostros
frente a las
amenazas y relámpagos.
Son cuerpos que son piedra, que son nada,
son cuerpos de mentira, mutilados,
de su suerte ignorantes, de su muerte,
y ahora, ya de cerca contemplados,
ocasión de voraces negras aves.
Tú no sabes,
pero yo alguna vez lo he visto
hace parte de las cosas
que cuando se están yendo
parece que se quedan
Andrea Cote
Cuestión de estadísticas
Piedad Bonnett