El documento discute los derechos colectivos de los pueblos indígenas reconocidos en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En particular, se enfoca en el derecho a la consulta previa, libre e informada y al territorio ancestral.
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El documento discute los derechos colectivos de los pueblos indígenas reconocidos en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En particular, se enfoca en el derecho a la consulta previa, libre e informada y al territorio ancestral.
Título original
Derechos humanos Indígenas y afrodescendientes EJRLB
El documento discute los derechos colectivos de los pueblos indígenas reconocidos en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En particular, se enfoca en el derecho a la consulta previa, libre e informada y al territorio ancestral.
El documento discute los derechos colectivos de los pueblos indígenas reconocidos en instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En particular, se enfoca en el derecho a la consulta previa, libre e informada y al territorio ancestral.
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Rosembert Ariza Santamaría, PhD
Universidad Nacional de Colombia
Colombia, Septiembre 23 de 2021
El Convenio No. 169 de la Organización Internacional del Trabajo, constituye un tratado internacional fundamental en el reconocimiento de derechos colectivos de los pueblos indígenas, y el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, cuya jurisprudencia es, en el sistema internacional y regional, el que ha tenido mayores avances en dicho reconocimiento Tanto los informes de la Comisión Interamericana de Derechos y las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son referencia obligada, en especial, en especial en materia del derecho colectivo al territorio- derecho de consulta previa, libre e informada. La sentencia de los Doce clanes Saramaka vs. Surinam (Caso del pueblo Saramaka) fue la primera sentencia a nivel internacional en referirse expresamente al derecho de consulta —y con ello a sus salvaguardas— de los pueblos indígenas y tribales, y ha aportado importantes estándares en la materia que han sido retomados por otros organismos internacionales. La Declaración Universal de Derechos de los pueblos indígenas señala en el artículo quinto: «Los Pueblos Indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas, econó́ micas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado.» El Convenio 169 de la OIT, Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes, establece: “En la medida en que ello sea compatible con el sistema jurídico nacional y con los derechos humanos internacionalmente reconocidos, deberán respetarse los métodos a los que los pueblos interesados recurren tradicionalmente para la represión de los delitos cometidos por sus miembros.” SECCIÓN SEGUNDA: Derechos Humanos y Derechos Colectivos Artículo V. Plena vigencia de los derechos humanos Los pueblos y las personas indígenas tienen derecho al goce pleno de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la Organización de los Estados Americanos y en el derecho internacional de los derechos humanos. Artículo VI. Derechos colectivos Los pueblos indígenas tienen derechos colectivos indispensables para su existencia, bienestar y desarrollo integral como pueblos. En este sentido, los Estados reconocen y respetan, el derecho de los pueblos indígenas a su actuar colectivo; a sus sistemas o instituciones jurídicos, sociales, políticos y económicos; a sus propias culturas; a profesar y practicar sus creencias espirituales; a usar sus propias lenguas e idiomas; y a sus tierras, territorios y recursos. Los Estados promoverán con la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas la coexistencia armónica de los derechos y sistemas de los grupos poblacionales y culturas. …El racismo, la discriminación racial, el colonialismo y el apartheid siguen causando estragos en el mundo bajo formas siempre renovadas, tanto por el mantenimiento de disposiciones legislativas y de prácticas de gobierno y de administración contrarias a los principios de los derechos humanos, como por la permanencia de estructuras políticas y sociales y de relaciones y actitudes caracterizadas por la injusticia y el desprecio de la persona humana y que engendran la exclusión, la humillación y la explotación, o la asimilación forzada de los miembros de los grupos desfavorecidos El racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia son amenazas y agresiones claras contra la libertad y la dignidad del ser humano, por esta razón, la lucha contra esos males devastadores de la humanidad es una prioridad para la comunidad internacional. Ésta debe fomentar en los habitantes del mundo la solida- ridad, el respeto, la tolerancia y el multiculturalismo, valores funda- mentales que lograrán conducir al mundo por el camino de la igualdad y del respeto por la diversidad existente dentro de la familia humana.
La Declaración y el Programa de Acción de Durban son el resultado de los
estudios y debates presentados antes y durante la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, llevada a cabo en la ciudad de Durban, Sudáfrica, entre el 31 de agosto y el 8 de septiembre de 2001 La Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (CERD) se basa en la Declaración de 1963 sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial.
La Declaración incluye cuatro puntos principales:
1.Toda doctrina de diferenciación o superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta y peligrosa y no tiene justificación teórica o práctica; 2. La discriminación racial, y más aún, las políticas gubernamentales basadas en la superioridad o el odio racial, violan los derechos humanos fundamentales, ponen en peligro las relaciones de amistad entre los pueblos, la cooperación entre las naciones, y la paz y la seguridad internacionales; 3.La discriminación racial daña no solo a aquellos que son sus víctimas, sino también a los que la practican; 4. Una sociedad mundial libre de segregación y discriminación racial, factores que crean odio y división, es un objetivo fundamental de las Naciones Unidas. Algunos casos de la región Tanto la Comisión IDH como la Corte idh han prestado especial atención al derecho de los pueblos indígenas y tribales, a la propiedad comunal sobre sus tierras como un derecho en sí mismo, y como garantía del disfrute efectivo de otros derechos La Comisión idh ha manifestado que “la protección del derecho a la propiedad de los pueblos indígenas sobre sus territorios an cestrales es un asunto de especial importancia, porque su goce efectivo implica no sólo la protección de una unidad económica, sino la protección de los derechos humanos de una colectividad que basa su desarrollo económico, social y cultural en la relación con la tierra” La Corte idh ha agregado que “la protección de la relación del territorio con los recursos naturales tradicionalmente usados, bajo el derecho a la propiedad comunitaria permitirá́ asegurar su subsistencia, respetando e integrando su propia ‘cosmovisión e identidad cultural y espiritual’”. Corte IDH, Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador. Fon- do y Reparaciones. Sentencia del 27 de junio de 2012. Serie C, No. 245, párr. 155. La Corte IDH consolidó una serie de reglas respecto a la propiedad comunitaria indígena. El Tribunal recuerda su jurisprudencia respecto a la propiedad comunitaria de las tierras indígenas, según la cual: 1) la posesión tradicional de los indígenas sobre sus tierras tiene efectos equivalentes al título de pleno dominio que otorga el Estado; 2) la posesión tradicional otorga a los indígenas el derecho a exigir el reconocimiento oficial de propiedad y su registro; 3) el Estado debe delimitar, demarcar y otorgar título colectivo de las tierras a los miembros de las comunidaddes indígenas; 4) los miembros de los pueblos indígenas que por causas ajenas a su voluntad han salido o perdido la posesión de sus tierras tradicionales mantienen el derecho de propiedad sobre las mismas, aún a falta de título legal, salvo cuando las tierras hayan sido legítimamente trasladadas a terceros de buena fe, y 5) los miembros de los pueblos indígenas que involuntariamente han perdido la posesión de sus tierras, y éstas han sido trasladadas legítimamente a terceros inocentes, tienen el derecho de recuperarlas o a obtener otras tierras de igual extensión y calidad. La sentencia de Sarayaku es relevante en cuanto a que la Corte idh es explícita en los requisitos para garantizar el derecho de consulta de los pueblos indígenas o tribales. Algunos de los requerimientos son: La consulta no es un mero trámite formal, sino que debe concebirse como “un verdadero instrumento de participación”, “de buena fe”, donde debe haber “confianza mutua” y “con miras a alcanzar un consenso entre las mismas”. Los procesos de diálogo y búsqueda de acuerdos deben realizarse desde las primeras etapas de la elaboración o planificación de la medida propuesta. El Estado tiene el deber de consultar, activamente y de manera informada, con las comunidades, según sus costumbres, tradiciones y métodos tradicionales de toma de decisiones. El derecho a la libertad de conciencia y religión ha sido poco desarrollado en el Sistema Interamericano. No obstante, las escasas referencias existentes se dan, mayoritariamente, en casos relacionados con pueblos indígenas. En ese sentido, cabe destacar la demanda del Caso de la Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala, en la que la Comisión alegó que para los pueblos indígenas, el derecho a la cultura y a su identidad étnica se traducen, en general, en la expresión y la preservación, entre otros, de creencias y lugares sagrados. Asimismo, la Comisión idh alegó que existía violación del derecho a la libertad de conciencia y religión, en términos más generales, en virtud de que la comunidad indígena del pueblo maya de Plan de Sánchez se vio impedida, por miedo, a practicar sus creencias antes y después de la masacre. En el Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala, en el que más de quinientas personas fueron ejecutadas, la Corte concluyó que el Estado era responsable de la destrucción de su estructura social, la desintegración familiar y la pérdida de las prácticas culturales y tradicionales de los miembros de la comunidad indígena maya achí de Río Negro. Además, recordó́ que: ...la relación especial de los pueblos indígenas con sus territorios ancestrales no estriba solamente en que constituyen su principal medio de subsistencia, sino un elemento integrante de su cosmovisión, religiosidad108 y, por ende, de su identidad... o integridad cultural, el cual es un derecho fundamental y de naturaleza colectiva de las comunidades indígenas, que debe ser respetado en una sociedad multicultural, pluralista y democrática En el Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala, Concluyó la Corte que el Estado era responsable de la violación al derecho a la integridad personal de los miembros de la comunidad de Río Negro, en relación con el derecho a la libertad de conciencia y religión, constituyendo éste el primer caso en el que hace referencia directa a tal derecho, aun cuando expresó que la Convención Americana no contiene “un derecho a enterrar a los muertos” La sentencia T-523/97 estableció claramente el sentido de los fuetazos o chicotazos cuando señaló que: «aunque indudablemente produce aflicción, su finalidad no es causar un sufrimiento excesivo, sino representar el elemento que servirá para purificar al individuo, el rayo. Es pues, una figura simbólica o, en otras palabras, un ritual que utiliza la comunidad para sancionar al individuo y devolver la armonía. En este caso, y al margen de su significado simbólico, la Corte estima que el sufrimiento que esta pena podría causar al actor, no reviste los niveles de gravedad requeridos para que pueda considerarse como tortura, pues el daño corporal que produce es mínimo. Tampoco podría considerarse como una pena degradante que “humille al individuo groseramente delante de otro o en su mismo fuero interno”, porque de acuerdo con los elementos del caso, esta es una práctica que se utiliza normalmente entre los Nasas y cuyo fin no es exponer al individuo al “escarmiento” público, sino buscar que recupere su lugar en la comunidad». Un argumento mayoritariamente expresado por los monistas hace referencia a la incompatibilidad de las sanciones indígenas y los derechos humanos, a este respecto la Corte Constitucional de Guatemala indica: “ las sanciones impuestas en el derecho indígena no pueden ser calificadas prima facie como vulneradoras de derechos humanos, en tanto que para su análisis es indispensable conocer los aspectos sociales y culturales de la comunidad en que se aplican, cuestión que puede obtenerse, verbigracia, por medio de un peritaje cultural o jurídico-antropológico, que permita comprender la cosmovisión indígena y su sistema normativo propio, lo que, incluso, podría variar dependiendo de la comunidad indígena de que se trate; en todo caso,“…lo importante es que al momento de evaluar estos hechos y los tipos de sanciones que se aplican, deben ser abordados desde una mirada intercultural y con clave pluralista, no se puede juzgar sólo desde el punto de vista de las normas del sistema ordinario…” (expediente 1467 de 2014) Antonio Peña Jumpa (2009), analizando, las sanciones refiere que ellas pueden ser definidas como la fuerza coercitiva de la comunidad que surgen ante el incumplimiento de sus reglas básicas. En la medida que se ha transgredido las normas de convivencia en la comunidad, las penas intentaran restaurar esa convivencia alterada. Buscan prevenir o mantener la situación de armonía de la comunidad. Dentro de esta perspectiva la sanción se puede componer de tres elementos básicos: La reparación del daño La aplicación de una pena o castigo La amenaza de una pena mayor El propósito general de la SANCIÓN en los pueblos indígenas y sus sistemas de justicia propios es restaurar las cosas a su estado anterior a la agresión o el “delito”, si algo se ha dañado o afectado el transgresor debe reparar ese daño causado y restablecer la convivencia y la armonía en la comunidad. Aunque la mayor parte de los procedimientos de composición de conflictos de los pueblos indígenas terminan en acuerdos o conciliaciones también se establecen penas y/o castigos para aquellos que han transgredido las reglas establecidas en la comunidad. En general la justicia indígena en la mayor parte de países establece entre otras las siguientes sanciones como: Multas, la devolución de los objetos robados, las indemnizaciones, ejercicios físicos, multas económicas, el pago de los daños a través del trabajo comunal, el baño con agua fría, el castigo con ortiga, el fuete o látigo, los pencazos, trabajos en las comunidades, pérdida de sus derechos comunales; excepcionalmente se aplica la expulsión de la Comunidad, Este conjunto de sanciones podemos decir que son tangibles, es decir, tienen una presentación material. Agregándose que en los pueblos indígenas existen otras...”sanciones tangibles, no tienen representación material más sí simbólicas, como la exposición pública y la imposición pública de dichas sanciones”. El jurista Raul Zaffaroni señala: “No tenemos autoridad moral alguna para imponerles a las comunidades originarias un sistema de solución de conflictos mejor que el que ellas mismas practican. Si el sistema penal de que dispone la pretendida civilización es el que padecemos en nuestros países , lo racional es admitir que es preferible el comunitario y en la medida que funcione lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y no entrometernos, porque no tenemos nada mejor que ofrecerles.” Los derechos humanos, respecto a la universalidad como concepto legal, valor jurídico y práctico, no solamente no pueden asentarse para establecerse en el marco cultural de los grupos étnicos, sino que producen conflicto, dadas las características particulares de estos sistemas de derecho propio, cuyo origen es prehispánico: inexistencia del sujeto individual, supremacía del valor de la vida social-colectiva sobre la vida individual.