La Empatía
La Empatía
La Empatía
• ENTIÉNDETE A TI MISMO
Para entender al resto de personas y ser empáticos con ellas primero tenemos que serlo con nosotros mismos.
Intenta entenderte, conocerte y ser empático con tus sentimientos y acciones.
Ejercicio 1.
• En algunas ocasiones nos cuesta tener empatía con una
persona en concreto. Piensa en esa persona y escribe la
respuesta a las siguientes preguntas:
1. Nombre de la persona y relación que tiene contigo.
2. Describe situaciones en las que te resulta difícil ser empático con esa
persona.
3. Describe qué hace la otra persona para que te resulte difícil ser
empático con ella (como actitudes, expresiones…).
4. Describe lo que te hace sentir la actitud de la otra persona.
5. Reflexiona acerca de por qué la otra persona podría estar actuando
de la manera que lo está haciendo.
6. Piensa en qué situaciones tu actúas de la misma manera que esa
persona.
7. ¿Qué crees que piensa la otra persona?
Ejercicio 2.
• Tenemos la siguiente situación:
«En un instituto se están cometiendo toda una serie continuada de robos. Los
afectados son estudiantes de 1º de Bachillerato, que han sido amenazados con daños
mayores si hacen algo.
Padres y madres y profesorado están indignados por lo que ocurre, pero nadie dice
nada sobre los/as agresores/as y por tanto las medidas para tomar son variadas. Han
amenazado con cerrar el instituto y con hacer registros a todo el alumnado.
María, alumna de 3º, conoce a los ladrones. Son estudiantes de 3º de ESO y de 2º
de bachillerato y quien los capitanea es amigo de ella. Ha comentado con su amigo
que está muy mal que les roben y, sobre todo, que les amenacen; el jefe le ha dicho
que se meta en sus asuntos si quiere que sigan siendo amigos.
María se está planteando si debe decir lo que sabe para que termine de una vez esta
situación desagradable para todos. Pero si los denuncia, su amigo, que está
considerado como un buen alumno, será expulsado dada la gravedad de los hechos;
si calla el daño puede ser aún mayor».
«Un hombre quería colgar un cuadro de la pared de su casa, pero se dio cuenta de que le
hacía falta un martillo y él no tenía ninguno. Entonces decidió pedírselo prestado a su
vecino, cuya casa estaba a medio kilómetro de la suya.
Mientras iba de camino a casa del vecino, nuestro hombre comenzó a darle vueltas a la
cabeza, preguntándose si su vecino le prestaría la herramienta. “¿Será tan amable de
dejarme un martillo? ¿Me hará el favor?”... Pero empezó también a creer que, al ir a su
casa, podía molestar a su vecino: “Seguro que mi vecino está durmiendo la siesta y le
despierto al llamar”-se iba diciendo- “eso le molestará probablemente”... “así que saldrá
de mala gana a abrirme la puerta”... “me gritará: ¡qué diablos quieres a estas horas!,
“bueno -se dijo el hombre- entonces yo le diré: ¿puedes prestarme tu martillo para
colgar un cuadro?”... “y mi vecino –continuaba pensando el hombre- me responderá con
un ¡no! Rotundo, como venganza por haberlo despertado de la siesta”... “me gritará:
¿para esa tontería vienes a molestarme?”.
Entre tanto pensamiento, nuestro hombre había llegado ya caminando hasta la puerta de
su vecino. Llamó al timbre. Su vecino le abre y nuestro hombre, sin dejarle mediar
palabra, le grita: “¿Sabes que te digo?, ¡que os vayáis al infierno tú y tu maldito
martillo!».
Ejercicio 3.
1. ¿Qué conclusión sacas de la historia?
2. ¿Por qué el hombre actúa de forma agresiva con su
vecino?
3. Trata de buscar ejemplos cotidianos similares.