Tabaquismo

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ALEJANDRA VALERIA REYES VALLADARES.

1°”2” #47
La adicción a la nicotina se produce cuando se necesita la nicotina y no
se puede dejar de usarla. La nicotina es la sustancia química del tabaco
que hace difícil dejar de fumar. La nicotina produce efectos placenteros
en el cerebro, pero estos efectos son temporales. Así que tomas otro
cigarrillo.

Cuanto más fumas, más nicotina necesitas para sentirte bien. Cuando
tratas de detenerte, experimentas cambios mentales y físicos
desagradables. Estos son los síntomas de la abstinencia de nicotina.

Independientemente del tiempo que hayas fumado, dejar de hacerlo


puede mejorar tu salud. No es fácil, pero puedes romper tu adicción a la
nicotina. Hay muchos tratamientos eficaces disponibles. Pídele ayuda al
médico.
Los programas comunitarios de prevención del tabaquismo han sido impulsados por la OMS
(Organización Mundial de la Salud), y otras Asociaciones Científicas, destinados a sensibilizar a
los líderes sociales y a la población general (medio escolar y laboral) y grupos de riesgo a fin de
convencerles de la necesidad de adoptar hábitos de vida saludables. Para que estos programas
obtengan resultados aceptables, es necesario que cumplan al menos, los siguientes aspectos:
prolongación en el tiempo, implicación de los profesionales, participación de los medios de
comunicación y establecimiento de normas restrictivas sobre el consumo de tabaco en las
instalaciones, donde se celebren estos actos.
Para algunas personas, el consumo de cualquier cantidad de tabaco puede llevar rápidamente a la
adicción a la nicotina. Los signos de que puedes ser adicto incluyen lo siguiente:

1. No puedes dejar de fumar. Has hecho uno o más intentos serios, pero infructuosos, de detenerte.
2. Tienes síntomas de abstinencia cuando tratas de dejar de fumar. Tus intentos por detenerte han
causado síntomas físicos y relacionados con el estado de ánimo, como fuertes antojos, ansiedad,
irritabilidad, agitación, dificultad para concentrarse, estado de ánimo deprimido, frustración, ira,
aumento del hambre, insomnio, estreñimiento o diarrea.
3. Sigues fumando a pesar de los problemas de salud. Aunque hayas desarrollado problemas de salud
con tus pulmones o tu corazón, no has sido capaz de parar.
4. Abandonas las actividades sociales. Puedes dejar de ir a restaurantes libres de humo o dejar de
socializar con la familia o los amigos porque no puedes fumar en estas situaciones.
No estás solo si has tratado de dejar de fumar, pero no has podido abandonar el
hábito para siempre. La mayoría de los fumadores hacen muchos intentos para dejar
de fumar antes de lograr una abstinencia estable y a largo plazo.

Tienes más probabilidades de dejar de fumar para siempre si sigues un plan de


tratamiento que incluya los aspectos físicos y de comportamiento de la adicción a la
nicotina. Tomar medicamentos y trabajar con un consejero especialmente capacitado
para ayudar a las personas a dejar de fumar (un especialista en el tratamiento del
tabaquismo) aumentará significativamente tus posibilidades de éxito.

Pídele a tu equipo de atención médica que te ayude a desarrollar un plan de


tratamiento que funcione para ti o que te aconseje dónde obtener ayuda para dejar
de fumar.
Todo fumador debe recibir intervención terapéutica para incitarle,
animarle o ayudarle a dejar de fumar. La forma e intensidad del
tratamiento que se brinde a cualquier fumador depende de las
características de cada fumador. El grado de motivación que el sujeto
tenga para dejar de fumar, así como, su grado de dependencia física y
psíquica deben ser adecuadamente valorados para proporcionarle el
mejor tratamiento.

El tratamiento que debe recibir cualquier fumador que quiera realizar


un serio esfuerzo por dejar de fumar incluye una combinación de
tratamiento farmacológico para aliviar la dependencia que el sujeto
tiene por la nicotina y asesoramiento psicológico para combatir la
adicción que el fumador tiene por el consumo inhalado de tabaco.
La nicotina es la sustancia química del tabaco que hace que sigas fumando. Esta llega al
cerebro a los pocos segundos de inhalar una bocanada. En el cerebro, la nicotina aumenta la
liberación de sustancias químicas cerebrales llamadas neurotransmisores, que ayudan a
regular el estado de ánimo y el comportamiento.
La dopamina, uno de estos neurotransmisores, se libera en el centro de recompensas del
cerebro, lo que provoca sensaciones de placer y mejora el estado de ánimo.
Cuanto más fumas, más nicotina necesitas para sentirte bien. La nicotina se convierte
rápidamente en parte de tu rutina diaria y se conecta con tus hábitos y sentimientos.
Estas son algunas de las situaciones comunes que desencadenan el impulso de fumar:
Tomar café o hacer descansos en el trabajo
Hablar por teléfono
Consumir bebidas alcohólicas
Conducir
Pasar tiempo con amigos
Para superar tu adicción a la nicotina, debes ser consciente de los factores desencadenantes y
hacer un plan para enfrentarlos.
Cualquier persona que fume o consuma otras formas de tabaco corre el riesgo de convertirse en una persona dependiente
de la nicotina. Los factores que influyen en quiénes consumen tabaco incluyen:

Edad. La mayoría de las personas empiezan a fumar durante la infancia o la adolescencia. Cuanto más joven seas cuando
empieces a fumar, mayores serán las posibilidades de que te vuelvas adicto.
Genética. La probabilidad de que empieces a fumar y sigas fumando puede ser parcialmente heredado. Los factores
genéticos pueden influir en la forma en que los receptores de la superficie de las células nerviosas del cerebro responden a
las altas dosis de nicotina que suministran los cigarrillos.
Padres y compañeros. Los niños que crecen con padres que fuman tienen más probabilidades de convertirse en fumadores.
Los niños con amigos que fuman también son más propensos a intentarlo.
Depresión u otra enfermedad mental. Muchos estudios muestran una asociación entre la depresión y el tabaquismo. Las
personas que tienen depresión, esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático u otras formas de enfermedad mental
tienen más probabilidades de ser fumadores.
Uso de sustancias. Las personas que abusan del alcohol y de las drogas ilegales tienen más probabilidades de ser fumadores.

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