Profetas Amor y Oseas F
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AMOS Y OSEAS
02 Ambiente social
05 Doctrina:
a) La majestad divina c) Los pecados del pueblo
b) La justicia d) El día de Yahwéh
1. Autenticidad del libro de
Amós
En el canon bíblico el libro de Amós es el tercero en el
códice de Profetas Menores. Sin embargo, recoge las
palabras del primer profeta , cuya predicación se puso
por escrito. Los oráculos y las visiones las proclamó
Amós en el siglo VIII, en Betel, Gilgal, y Samaría,
probablemente en un corto espacio de tiempo.
La autenticidad del libro de Amós no ha sido puesta en
duda seriamente; su estilo directo y claro es señal de
no haber sufrido elaboraciones tardías de importancia.
La crítica histórica sí ha planteado la posibilidad de
diversas manos antes de la redacción final. En los últimos
años el Prof William J. Doorly ha propuesto la hipótesis
de tres redactores: el primero , contemporáneo de Amós,
recogería los oráculos del profeta con muy pocos
retoques; el segundo, de la época de Josías, aplicaría los
oráculos a la sociedad del reino de Judá; finalmente, el
tercero y definitivo, postexílico, introduciría pequeños
retoques con objetivos espiritualistas.
2. Ambiente social
Amós predica en un momento de prosperidad durante
el cual los israelitas sintieron más que nunca el orgullo
nacional. Por los datos iniciales del libro, Amós ejerció
su actividad probablemente poco después de la
victoria de Jeroboam II sobre los arameos de Damasco,
hacia el final de su reinado (760-750) (cfr. 2Reg
14,23- 28).
En estos años el reino del Norte alcanzó su máximo poderío; la
población fue la más numerosa; floreció el comercio y la
industria textil y del tinte. No hubo guerras ni amenazas, porque
aún no había aparecido el usurpador asirio Teglatpalasar III.
Israel, en suma, vive en su mejor momento como reino. El propio
Amós se refiere con frecuencia a las construcciones suntuosas
(Am 3,15; 5,11; 6,4-6). Pero esa prosperidad ocultaba una
enorme descomposición social con diferencias escandalosas
entre ricos y pobres, corrupción de jueces y magistrados,
explotación de los desheredados, etc.
Y sobre todo, la degradación religiosa: los santuarios eran
frecuentados, pero no había piedad profunda; algunos llegaron
a aceptar cultos paganos de fertilidad y prostitución sagrada;
otros, la mayoría, se limitaban a actos externos de culto. Por otra
parte, las ideas religiosas corrían peligro de deteriorarse, al
considerar los beneficios antiguos no como acicate de mayor
entrega, sino como fuente de aburguesamiento: el pueblo
esperaba el día de Yahweh, es decir, una intervención prodigiosa
de Dios en favor de Israel, pero lo entendían en sentido material
y político, con los ojos puestos en una etapa de mayor bienestar
y de exaltación entre las naciones.
3. Personalidad del profeta
Amós
Los datos biográficos son escasos. No se conocen las
fechas de su nacimiento ni de su muerte, y faltan
muchos detalles de su vida privada. Aunque desarrolla
su actividad en el Norte, era originario del Sur, de
Tecoa, una ciudad pequeña, pero importante, situada a
unos l7 Kms al sur de Jerusalén (Am 1,1).
Es una zona montañosa, poco propicia para la agricultura; sus
habitantes se dedicaban primordialmente a la cría de ganado. También
Amós era pastor (Am 1,1; 7,14) y cultivador de sicomoros (Am 7,14).
Los autores antiguos explican que los sicomoros producen un fruto
muy dulce y apreciado, pero requieren que se les haga pequeñas
incisiones: «Si no se pinchan los higos del sicómoro se quedan
raquíticos, muy amargos y sólo sirven para alimento de los animales»
No significa, sin embargo, que fuera extremadamente pobre porque
posiblemente los ganados y los campos eran de su propiedad; ni
tampoco conviene exagerar que su ascendencia campesina tuviera que
reflejarse en un carácter rudo o en un estilo tosco. San Jerónimo llega a
tildarle de imperitus sermone. Más bien se constata que su origen rural
influye en su amor por la naturaleza.
Hay en el libro 55 términos agrícolas: conoce las costumbres de las
langostas (7,1). o de los animales salvajes (3,4), los efectos de la sequía
(4,7-8), las artes de la caza (3,5). Pero además, no le son ajenas las
costumbres urbanas : cómo influyen los acontecimientos de la ciudad en
todo el pueblo (3,6-9); el lujo que suele abundar (3,9-12); las casas
climatizadas para invierno y verano (3,15); los grandes banquetes (6,4-
6).
Por otra parte, conoce bien las antiguas tradiciones y los fundamentos de
la fe del pueblo : la fraternidad de Edom e Israel (1,11; cfr Gen 25,19-24);
la salida de Egipto, los cuarenta años en el desie rt o y la posesión de la
tierra (2,10; 3,2); la destrucción de Sodoma y Gomorra (4,11); el talento
musical y poético de David (4,5); el culto del desierto (5,25). Y menciona
un gran número de ciudades que fueron escenario de acontecimientos
importantes durante el reinado de Salomón o antes de él .
Hay que añadir también que era un hombre versado en cuestiones
jurídicas y en técnicas sapienciales: las denuncias de 2,6-8 aluden a
diversos preceptos del Código de la Alianza (Ex 22,25; 23,6). Los oráculos
contra las naciones muestran bien a las claras los recursos sapienciales de
exposición (por tres crímenes… y un cuarto: Am 1,3.6.9.13…); también
las visiones reflejan la sabiduría del narrador (Am 7-9). Amós, por tanto,
es un hombre rural pero es un sabio de su tiempo , versado en la cultura
religiosa de su pueblo.
A este hombre laico, que no tiene ninguna relación con los ministros
oficiales del Templo, ni con los grupos de profetas carismáticos, Dios le
envía a profetizar a Israel. Es una llamada imperiosa que no puede
rehusar: « Si ha rugido el león, ¿quién no temerá? Si el Señor Dios ha
hablado, ¿quién no profetizará?» [Cfr el conocido incidente de Bethel: Am
7,10-17] .
Amasías, sacerdote de Betel, santuario real, hacía las veces de
portavoz del rey. Sacando de contexto las palabras de Amós, le
acusa de ir contra el rey y le llama despectivamente visionario
(7,12). Es evidente que Amós no estaba al servicio del Templo ni del
rey; al contrario su conciencia de portavoz de Dios le sitúa por
encima de las instituciones y pronuncia un severo oráculo contra el
sacerdote (v. 17): nótese que el profeta se reserva la última palabra.
exploradores (8,4-8) Día del juicio (8,9-14); Visión 5ª: ruina del santuario
(9,1-4) Doxología (9,5-6) Castigo de los israelitas pecadores (9,7-10)
- Conclusión: restauración mesiánica (9,11-15)
El libro, tal como nos ha llegado en el Canon se divide en tres partes
más la introducción y la conclusión. La introducción consta del título
(« Palabras de Amós …») y un resumen del contenido del libro,
expresado en un oráculo (l,l-2). 7,1-9,10 3ª 3,1-6,20 2ª 1,3-2,16 1ª.
03 El matrimonio de Oseas
06 La misericordia divina
1. La época del profeta Oseas
En el título del libro se mencionan cuatro reyes de Judá probablemente para
presentar a Oseas como contemporáneo de Isaías: Ozías (781-740), Jotán (740-
736) Acaz (736) y Ezequías (716-687). Pero es evidente que Oseas no pudo
prolongar su actividad durante tanto tiempo, sino que el título es posterior. Como
ocurre con el título del libro de Amós (1,1), el último redactor antepone los reyes
de Judá a los de Israel, que ya habían desaparecido.
La actividad de Oseas, como ocurre con otros profetas, estuvo muy condicionado
por la situación política de Israel y por el influjo enorme del baalismo. Ejerció su
ministerio en tiempo de clara decadencia de Israel, desde los últimos días de
Jeroboam II hasta la invasión de Samaría ; comenzó poco después de que Amós
fuera expulsado. Por tanto, su función se desarrolló aproximadamente entre el
745 y el 725 . Son los últimos años de Jeroboam II (783-743).
Su hijo Zacarías (743) será víctima de un pronunciamiento, como
les ocurrirá a casi todos sus seguidores. De los cinco últimos reyes de
Israel, Shalum (743), Menahem (743-738), Pecajías (738-737),
Pecaj (737-732) y Oseas (732-722), sólo el tercero (Pecajías)
sucedió a su padre. La anarquía fue total tras la muerte de Jeroboam
II; en sólo 24 años hubo seis reyes con cinco pronunciamientos; Os
7,3-7 y 5,13 son un eco de esta situación lamentable.
El autor sagrado tiene más interés en transmitir las palabras proféticas que
en presentar a quien las pronunció. Únicamente el encabezamiento aporta
datos históricos del protagonista.
3. El matrimonio del profeta
Oseas
Es el acontecimiento más importante de la vida del profeta que marcará
indeleblemente su mensaje, como ocurrirá con Isaías y sus hijos (Is 8,18), con
Jeremías y su celibato (Ier 16,1-9), con Ezequiel y su viudez (Ez 24,15-24). La
historia del matrimonio está contada en el cap.1 en tercera persona y en el cap. 3,
en primera.
El capítulo segundo, por su parte, es un conjunto de oráculos que tienen como
referencia los problemas matrimoniales de Oseas. Para armonizar todos estos
datos, se han hecho múltiples intentos desde la época patrística para conocer
cómo ocurrieron los hechos en realidad. Todas las hipótesis posibles han sido
ampliamente estudiadas a lo largo de la historia de la exégesis. He aquí las más
importantes:
1. Ficción o alegoría del matrimonio de Oseas. Así opinaba S. Jerónimo y
modernamente J. Coppens. Oseas pretende exponer, ante todo, las relaciones de
Dios con su pueblo y elabora esta historieta de un matrimonio que, al tener como
protagonista al propio profeta, adquiere mayor viveza y dramatismo. Ahora bien,
hay datos muy concretos que difícilmente concuerdan con la ficción: el nombre de
Gomer y el de su padre; el que haya dos hijos y una hija entre ambos, lo cual no
puede tener ningún significado especial. Tampoco se entiende por qué repetir dos
veces un relato que es pura ficción literaria.
2. Doble matrimonio. Dado que en aquella época era frecuente la poligamia,
Oseas se habría desposado con Gomer, de la que tuvo los tres hijos. Pero, ante la
infidelidad de su esposa, la repudió y se casó de nuevo con una mujer adúltera, a
la que amó sobremanera. Ahora bien, esta hipótesis no explica cómo esos
matrimonios reflejan con claridad la relación de Dios con su pueblo, pues no
queda claro cuál de las dos esposas sería figura de Israel. Por otra parte, no hay
ningún dato de la segunda mujer que explique el apelativo de adúltera (Os 3,1).
3. Un único matrimonio. Así piensan la mayoría de los intérpretes modernos,
suponiendo que la secuencia histórica es la siguiente: Oseas toma por esposa a
una mujer de prostitución (Os 1,2), de la que tiene tres hijos. Después de una
primera etapa de normalidad, la esposa le es infiel, le abandona y le obliga a
repudiarla. Pero el profeta, que nunca dejó de amarla, la toma de nuevo, incluso
pagando por ella la dote (el mohar), aunque sometiéndola a una prueba de
abstinencia marital.
4. Todavía cabe una matización: algunos opinan que el capítulo primero
relataría la primera etapa y el tercero la reconciliación. Otros suponen que en
ambos capítulos —y los datos del segundo— narran de modo esquemático la
secuencia entera, el primero en tercera persona y con terminología jurídica
( toma como mujer para ti es expresión técnica de matrimonio), el tercero con
terminología más íntima, en primera persona ( ama a una mujer nunca indica
vínculo matrimonial); el primer capítulo sería más narrativo, el tercero más
vivencial.
4. Estructura y estilo del libro
del profeta
División del libro de Oseas
01 Título (1,1)
02 Matrimonio de Oseas (1,2-3,15)
«Escuchad la palabra del Señor, hijos de Israel, pues el Señor sostiene querella con
los habitantes del país, porque no existe ni fidelidad, ni piedad, ni conocimiento de
Dios en el país. Se perjura, se miente, se asesina, se roba, se comete adulterio; se
abren brechas y se toca sangre con sangre. Por eso el país está de luto; desfallecen
cuantos en él habitan, juntamente con las bestias del campo y las aves del cielo y
hasta los peces del mar perecen (…). Yo te rechazaré de mi sacerdocio; pues has
olvidado la Ley de tu Dios, me olvidaré de tus hijos también Yo. Según se
multiplicaron, así pecaron contra Mi. Yo trocaré su gloria en ignominia. Del
pecado de mi pueblo se alimentarán y hacia su iniquidad dirigen su anhelo. Pero
la suerte del sacerdote será la del pueblo; le castigaré por su conducta y sus
acciones le haré pagar. Comerán y no se saciarán».
— Oráculos que mencionan las tradiciones de Israel (10,1-14,9).
En las acusaciones de pecados se recuerdan retazos de la historia del
pueblo con su contenido teológico. En el libro de Oseas se recuerdan
las tradiciones del Éxodo (11,1-5) y las de Jacob (12, 3-15) no sólo
como acontecimientos históricos, sino como hitos fundamentales de
la fe israelita en la elección y la Alianza; estos datos confirman que
las tradiciones de Israel no son simple invención de la escuela
deuteronomista, sino que ya eran conocidas en el siglo VIII.
5. Doctrina sobre la Alianza
La emotividad de su predicación y la lógica interna de los oráculos han
influido para denominar a Oseas «el Jeremías del Norte». La experiencia
personal de ambos y la crisis política y moral que contemplaron fue la base de
su mensaje. No es que las circunstancias fueran idénticas, pero los
protagonistas se sintieron igualmente afectados, hasta el punto de que los dos
llegaron a expresarse de modo similar.
El profeta utiliza el término técnico de Alianza, berith , que más tarde desarrollará
ampliamente la escuela deuteronomista. Parece, pues, suficientemente claro que la
tradición reflejada en Oseas contiene los elementos esenciales de la Alianza y que
si la escuela deuteronomista la desarrolla y profundiza, es porque la ha heredado
de las tradiciones anteriores, transmitidas, entre otros, por el libro de Oseas.