Los Profetas en Israel
Los Profetas en Israel
Los Profetas en Israel
camina hasta por los pueblos del entorno, condenando los atentados y las
injusticias.
Pero no es en la poltica en donde se halla la misin de los profetas. Tampoco
es lo suyo hacer de juglares, originar leyendas o provocar contiendas, guerras o
alianzas. Ni siquiera tienen por trabajo predecir el futuro, como muchas veces su
nombre nos sugiere. La misin de los profetas es hablar en nombre de Dios y
recordar a todos que El no abandona a su pueblo y que sus designios eternos
triunfarn al final de todos los avatares.
Ellos son los mensajeros de Yawh, enviados suyos y destinados a luchar con
los hombres para hacerlo regresar al camino divino. No Son, en rigor, escritores,
sino ms bien oradores, que hablan y actan con fidelidad y pasin. Sus
palabras son denuncia de los pecados y anuncio de la salvacin. Siempre llaman
a la conversin y exhortan a la esperanza. Luchan contra la idolatra. Y defienden
la fe en un solo Dios. Ellos son los que sostienen a los dbiles frente a los
abusos de los poderosos. Los profetas estn siempre presentes en la historia
del pueblo elegido. Son muchos, muy variados, enormemente diferentes y con
niveles de compromiso y de significacin.
En la poca patriarcal, ya se nos habla de Melquisedec (Gn. 14. 1-24), profeta
del Dios Altsimo como buen profeta; y de Balaam (Num 22. 22-40), el mal profeta
que Se aparta de la inspiracin, pero termina bendiciendo al pueblo elegido.
Antes de que surgieran en el siglo VIII los grandes profetas escritores, surgen
profetas que se convierten en leyenda. Desde Moiss, el gran profeta de Yaweh,
hasta Oseas, Ams o Isaas, cuyos primeros escritos han llegado hasta
nosotros, la lista de profetas no termina.
La Escritura Santa nos habla de muchos:
Dbora (Juec. 4. 4-10), profetisa que alienta en la lucha anticananea.
Samuel (1 Sam 3. 1-20) vidente del Santuario a quien habla Dios.
Natam, (2 Sam 2. 1-20) continuamente presente en la historia de David.
Gad (2 Sam. 24. 10-17) que echa en cara a Da vid sus desaciertos.
Ajas (1 Reyes 11- 29-33) que predice la divisin del Reino
El profeta annimo (1 Reyes 13. 1-33) que predice la destruccin del altar.
Sobre todo las figuras mticas de Elas y Eliseo, que se hacen presentes en la
historia de os reyes primeros y luchan por mantener el culto de Yaweh contra
Baal.
La poca de oro de los profetas comienza con los escritores. Con Oseas,
Ams, Miqueas... y os otros que completan la lista de doce mensajeros cuyas
palabras, breves o largas, conservamos por escrito. Y con los cuatro que
llamamos mayores (Isaas, Jeremas, Ezequiel y Daniel) que dejaron sus
orculos en textos que luego dan origen a libros amplios y ms sistemticos.
Propiamente es en el siglo VIII, coincidiendo con cierta el despertar de la
actividad literaria en todos los pueblos del entorno (fenicios, moabitas, sirios,
Despus vino el desastre: el del Norte supuso, con la destruccin del Capital
Samaria, la desaparicin de las 10 tribus del Norte. Y en el Sur Jud y Benjamn
terminaron un siglo despus cautivos en el territorio de Babilonia.
La misin de los profetas fue sostener la fe del pueblo, del resto de Israel,
tanto del que regresa y se organiza tmidamente a lo largo de dos siglos en la
tierra prometida, como la de grupos dispersos por la tierra babilnica. Los
estilos y los mensajes de estos profetas son ms dinmicos y mesinicos, pues
late en los creyentes de Israel una fuerte esperanza de restauracin.
Todo hubiera humanamente desaparecido, si Dios no se hubiera acordado de
su pueblo y mirado con benevolencia a sus elegidos. Les envi profetas que les
consolaran de su soledad y que les prometieran el regreso a la tierra prometida.
Incluso, luego del regreso, y en riesgo de desolacin ante la pobreza y el
recuerdo de las pasadas glorias, siguen anunciando los ltimos profetas que la
presencia de Dios sigue en su pueblo y que todo terminar de manera
maravillosa para los que son amados por Dios.
3. Ministerio de la palabra
El profeta es tambin, y sobre todo, el "hombre de la palabra". Podramos
decir que la palabra es la herramienta ms caracterstica del oficio proftico.
Por eso, Jeremas pretende escapar del encargo divino argumentando con su
incapacidad de hablar (Jer 1. 6) Isaas descubre en sus labios impuros (ls 6. 5)
un obstculo insalvable. Es muy significativo que los tres grandes profetas:
Isaas, Jeremas y Ezequiel reciban como "investidura" de su misin un gesto
que los habilita para el ministerio de la palabra (vase Is 6 6-8; Jer. 1.9; Ez 5. 1-3).
De esta manera el profeta ya no hablar por su cuenta, ni dir sus propias
palabras, sino que se convertir en un atento "oyente de la palabra (Is 50. 4-5) y
en un fiel transmisor del designio divino: Yo pongo mis palabras era tu boca
(Jer. 1. 9). A travs del profeta y su ministerio, la palabra de Dios interviene en la
historia y se encarna en ella para juzgarla, reconvertirla y salvarla
4. Mensajero en dos direcciones
El encargo recibido por Jeremas para arrancar y destruir, para edificar y
plantar (Jer. 1.10) resume admirablemente las dos vertientes de la palabra
proftica. La expresin arrancar y destruir refleja la dimensin crtica del profeta;
conocida tambin como denuncia proftica ejercida sobre el pasado y el
presente del pueblo (o las naciones extranjeras) y sus ms cualificados