Las 5 Heridas Emocionales
Las 5 Heridas Emocionales
Las 5 Heridas Emocionales
emocionales
Abandono
El niño ha experimentado experiencias de abandono en la infancia por el padre del sexo opuesto.
La persona dependiente tiene miedo a no ser aceptada, miedo a vincularse con otras personas (a la cercanía,
al afecto positivo…), suelen ser complacientes, evitan los conflictos y tienden a la desconfianza.
La defensa de la dependencia se activa como compensación a la falta de afecto que le niño sufrió en su
infancia
• Rechaza la sensualidad y el amor por los placeres asociados a los sentidos. Le conecta
con vergüenza.
Ha perdido la confianza en este padre después de haber sido testigo de promesas no cumplidas, mentiras o
señales de debilidad, tomando a ese padre como un irresponsable.
Se genera cuando la persona se ha sentido decepcionada reiteradamente por su figura de referencia. Surge
cuando se ha sentido muchas veces víctima de la mentira.
• Busca ser especial e importante, para buscar la atención desde sus logros.
• Enseguida confía en las personas que le impresionan, pero si se decepciona, se vuelve desconfiado.
• Espera mucho de los demás, mostrándose exigente. Se muestra muy rígida a la hora
de aceptar maneras alternativas de hacer las cosas.
• Se cree indispensable y le gusta pensar que los demás fracasarán sin ella.
• Difícilmente confía y se deja conocer con facilidad. Nunca habla de sus debilidades o
fallos.
• Es una persona rencorosa, pudiendo acabar con una relación bruscamente sin dar
opción a ser retomada.
Recuerda:
Puedes vivir siendo tú misma, sin la necesidad de demostrar nada a nadie.
Puedes vivir libre de la necesidad de fundamentar tu vida en dar la sensación de que siempre todo va bien,
que lo tienes todo bajo control y que no hay fallas, defectos ni vulnerabilidades en tu persona.
Entiende que sí las hay y debes aceptarlo como algo normal, incluso sano. No pasa nada, está todo bien.
Acepta tus defectos y errores con humildad, no los vuelques sobre otras personas y hazte cargo de ellos con
cariño y compasión hacia ti misma.
Improvisa, la vida en muchas ocasiones se reduce a eso, en detrimento de tener que controlarlo todo
constantemente.
Nada se derrumba aunque tú no lo estés controlando, los demás también saben y pueden hacer las cosas
bien.
Deja de exigir a los demás lo que deberían ser o hacer y empieza a aplicar un poco de humildad en los
juicios vertidos sobre el mundo.
Entiende que no eres indispensable y que esto es bueno para ti, reduce la presión en tu vida.
No olvides que la vida no te está monitorizando constantemente, que las cosas que pasan habitualmente no
tienen que ver contigo y que tal y como tú las haces, hay mil maneras más de hacer las cosas bien para casi
cualquier cosa.”
Herida de la injusticia
Surge en el niño que ha sufrido la frialdad y el autoritarismo del padre del mismo sexo.
El niño ha podido sentir unas exigencias demasiado altas, sus progenitores han sobrepasado
sus límites de forma habitual. La persona se ha sentido frecuentemente presionada bajo las
expectativas de sus padres
Pudo ser que sus opiniones no fueran validadas, de tal manera que no ha sabido expresarse ni
ser él mismo con ese padre.
Su defensa psicológica es la rígidez, teniendo problemas para aceptar otras realidades salvo la propia.
La defensa de rigidez cognitiva puede incluir: dificultad para aceptar las razones de los demás,
dificultad para adquirir diferentes perspectivas, fuerte sensibilidad y reacción ante situaciones
que la persona juzga como de injusticia, perfeccionismo.
La persona rígida:
• Le resta importancia a las cosas que le molesta, afirmando que se las puede apañar bien sola.
• En su necesidad de mantener el control, a veces va a mostrar injusta con los demás exagerando un
hecho o dándole más importancia de la que tiene.
• No quiere sentir, ya que asocia la sensibilidad a la vulnerabilidad de perder el control y a parecer
imperfecta de la cara a los demás.
• Puede parecer frío e insensible, con dificultades para establecer una relación íntima satisfactoria.
• Es muy duro con su cuerpo y sólo ocasionalmente admite estar enfermo. Se jacta de no necesitar
medicamentos ni médicos.
• Cree que sus conocimientos son más importantes que sus sentimientos.
• Cuando ha llegado a su límite, puede ser muy tajante, sarcástica, testaruda e intransigente.
RECUERD
A:
“En mayor o menor medida, eres sensible como cualquier otra persona.
No pasa nada, está bien, porque eres humana eres sensible, es inherente a tu persona aunque la vida te haya
enseñado a dejar de sentir para dejar de sufrir.
Por tanto, tienes derecho a expresar tus emociones con absoluta normalidad.
Tampoco necesitas controlarlo todo.
Entiende que el mundo seguiría girando y funcionando si tú no estuvieras en él, lo que representa un alivio para ti.
Además, tienes derecho a ser una persona imperfecta, todos los somos, pero eso no nos hace peores. Porque somos
humanos somos imperfectos.
Algunas cosas está bien pensarlas, pero permítete no pensar en otras y sólo sentirlas.
Puedes expresar tristeza, miedo, o incluso ira, de forma natural y no pasa nada.
Y, por supuesto, entiende que no siempre vas a tener razón (o el mundo no te la va a otorgar) por más elaborados y
seguros que sean tus argumentos en torno a un tema.
Desencorsétate. Naturalízate. Permítete no estar segura de las cosas. Permítete no hacer falta.
Deja de querer sostener lo que no te corresponde.
Acepta las cosas imperfectas, ordinarias y mediocres, también tienen derecho a existir y sí, así son la mayoría de
cosas”.