Laudatosi

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¿QUÉ TIPO DE MUNDO QUEREMOS DEJAR

A QUIENES NOS SUCEDAN,


A LOS NIÑOS QUE ESTÁN CRECIENDO?
¿PARA QUÉ PASAMOS POR ESTE MUNDO?

¿PARA QUÉ VINIMOS A ESTA VIDA?


¿PARA QUÉ TRABAJAMOS
Y LUCHAMOS?

¿PARA QUÉ NOS NECESITA


NUESTRA TIERRA?
La Encíclica toma su nombre
de la invocación de san Francisco:
‘’laudato si’, mi Signore’’,
que en el Cántico de las Criaturas
recuerda que la tierra,
nuestra casa común,

‘’es también como una hermana


con la que compartimos
la existencia
y como una madre bella
que nos acoge entre sus
brazos’’.
‘’Esta hermana protesta
por el daño que le hacemos,
por el uso irresponsable y el abuso
de los bienes que Dios ha puesto en ella’’.
Su gemido unido al de los pobres,
interpela nuestra conciencia
‘’a reconocer los pecados contra la
El núcleo de la propuesta de la Encíclica,
es una ECOLOGÍA INTEGRAL,
como nuevo paradigma de justicia,
una ecología que ‘’incorpore el lugar peculiar
del ser humano en este mundo
y sus relaciones
con la realidad que lo rodea’’. (LS15)
Algunos
Algunos ejes temáticos…
ejes temáticos …
 La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta
 La convicción de que en el mundo todo está conectado
 La crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder
que derivan de la tecnología
 La invitación a buscar otros modos de entender la economía
y el progreso
 El valor propio de cada creatura
 El sentido humano de la ecología
 La necesidad de debates sinceros y honestos
 La grave responsabilidad de la política internacional y local
 La cultura del descarte y la propuesta de un estilo de vida
Contenido de la Encíclica

Capítulo PRIMERO: Lo que le está pasando a nuestra casa


Capítulo SEGUNDO: El Evangelio de la Creación
Capítulo TERCERO: La raíz humana de la crisis ecológica
Capítulo CUARTO: Una ecología integral

Capítulo QUINTO: Algunas líneas de orientación y acción

Capítulo SEXTO: Educación y espiritualidad ecológica


El capítulo asume los más recientes descubrimientos científicos
en materia ambiental como modo para escuchar el grito de la creación,
‘’atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo
y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar’’.

1. Contaminación y cambio climático (20-26)


Contaminación, basura y cultura del descarte
El clima como bien común
2. La cuestión del agua (27-31)
3. Pérdida de biodiversidad (32-42)
4. Deterioro de la calidad de la vida humana y de carencia social (43-47)
5. Inequidad planetaria (48-52)
6. La debilidad de las reacciones (53-59)
7. Diversidad de opiniones (60-61)
Para afrontar la problemática ilustrada en el capítulo anterior, el Papa Francisco relee los
relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-cristiana
y articula la «tremenda responsabilidad» (90) del ser humano respecto a la creación, el
lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el ambiente es un
bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos»

1. La luz que ofrece la fe (63-64)


2. La sabiduría de los relatos bíblicos (65-75)
3. El misterio del universo (76-83)
4. El mensaje de cada criatura en la armonía de todo lo creado (84-88)
5. Una comunión universal (89-92)
6. Destino común de los bienes (93-95)
7. La mirada de Jesús (96-100)
Este capítulo presenta un análisis de la situación actual «de manera que no
miremos sólo los síntomas sino también las causas más profundas» (15), en
diálogo con la filosofía y las ciencias humanas.

1. La tecnología: creatividad y poder (102-105)


2. La globalización del paradigma tecnológico (106-114)
3. Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno (115-121)
El relativismo práctico (122-123)
La necesidad de defender el trabajo (124-129)
La innovación biológica a partir de la investigación (130-136)
No podemos «entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como
un mero marco de nuestra vida» (139). Esto vale para todo lo que vivimos en
los distintos campos: en la economía, la política, en las distintas culturas
-especialmente las más amenazadas- y hasta en todo momento de nuestra
vida cotidiana. Hay un vínculo entre cuestiones ambientales y cuestiones
sociales y humanas que no puede romperse.

1. Ecología ambiental, económica y social (138-142)


2. Ecología cultural (143-146)
3. Ecología de la vida cotidiana (147-155)
4. El principio del bien común (156-158)
5. La justicia entre las generaciones (159-162)
Este capítulo afronta la pregunta sobre qué podemos y debemos hacer. Los
análisis no bastan: se requieren propuestas «de diálogo y de acción que
involucren a cada uno de nosotros y a la política internacional» (15), y
«que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos
estamos sumergiendo» (163).

1. El diálogo sobre el ambiente en la política internacional (164-175)

2. El diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales (176-181)


3. Favorecer debates sinceros y honestos (182-188)
4. Política y economía en diálogo para la plenitud humana (189-198)
5. Las religiones en el diálogo con las ciencias (199-201)
El último capítulo va al centro de la conversión ecológica a la que invita la
Encíclica. Las raíces de la crisis cultural son profundas y no es fácil rediseñar
hábitos y comportamientos. La educación y la formación siguen siendo desafíos
clave: «todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo» (15); esto
atañe a todos los ambientes educativos, en primer lugar «la escuela, la familia,
los medios de comunicación, la catequesis» (213).
1. Apostar por otro estilo de vida (203-208)
2. Educación para la alianza entre humanidad y ambiente (209-215)
3. La conversión ecológica (216-221)
4. Gozo y paz (222-227)
5. Amor civil y político (228-232)
6. Los signos sacramentales y el descanso celebrativo (233-237)
7. La Trinidad y la relación entre las criaturas (238-240)
8. La Reina de todo lo creado (241-242)
9. Más allá del sol (243-246)
podrá y deberá tener
un impacto sobre las importantes y
urgentes decisiones que se deben tomar en
a las políticas ambientales.
relación
Pero NO debe quedar en segundo plano su
NATURALEZA
ORACIÓN POR NUESTRA TIERRA (fragmento)

Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.

Inúndanos de paz, para que vivamos


como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
(…)
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
L.S 246

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