Contexto Producción y Recepción de Quiroga
Contexto Producción y Recepción de Quiroga
Contexto Producción y Recepción de Quiroga
• Cuidado de la forma.
• Final sorpresivo o inesperado.
• Brevedad narrativa
• Economía expresiva
• Sencillez temática y argumental
• Prosa simple y directa
• Tono variado: trágico, terrorífico, irónico,
humorístico
El momento histórico en que Quiroga desarrolla el cronotopo,
es decir, la relación de tiempo y espacio dentro de la obra, de
su literatura; el naciente siglo XX, es el marco tanto cultural
como tecnológico que consolida definitivamente la intrusión
transformadora y hondamente agresiva del hombre en su
entorno natural.
Atrás quedaron los tiempos de legendarios exploradores que
perseguían los secretos de junglas místicas y profusas de
milenarios saberes, se ha pasado de una iniciática etapa de
exploración a una mucho más destructiva, la de explotación.
Los cuentos de Quiroga toman ventaja, en términos
diegéticos (el mundo ficticio en el que ocurren las situaciones
y acontecimientos narrados), de la hostilidad y los secretos
que se ocultan el ambiente selvático suramericano para erigir
a partir de él un escenario en extremo idóneo para que la
muerte no sólo triunfe continuamente, sino que también
pueda convertirse en un enajenante mental, ley y solución
final.
La obra de este escritor, parte indiscutiblemente de lo situacional
(específicamente de lo que se genera a partir del ambiente selvático y toda
consecuencia que la estadía allí implique: desde accidentes absurdos y
ataques de animales, hasta asesinatos premeditados y esporádicos, sin más
razón que la otorgada por la codicia) y desemboca en la construcción del
carácter de los personajes, de su identidad y de su vida misma lo que
indiscutiblemente
también debe destacarse en su obra.
El narrador es conocedor del efecto que tiene la selva sobre la psique del
hombre, y del abuso, no sólo de éste hacia la naturaleza, sino también hacia
los de su misma especie.
Si se revisa la vida del escritor uruguayo, que estuvo siempre signada por
la muerte, no resulta extraño que la presencia de ésta en su obra literaria
sea una constante obsesiva.
La muerte pareció rodear la existencia y todo derrotero que Quiroga seguía:
-su padre, el argentino Prudencio Quiroga, se disparó a sí mismo con una escopeta
de caza cuando el futuro escritor era apenas un niño de brazos;
-Luego, cuando Horacio era adolescente, su padrastro aquejado por una
enfermedad terminal se suicida;
-Dos de sus hermanos mueren cuando era adulto joven;
-Pocos años después, en lo que al parecer fue un terrible accidente, le dispara en la
boca a su mejor amigo, Federico Ferrando, mientras limpiaban una pistola, el
arma estaba siendo preparada para un duelo a muerte que Ferrando iba a sostener.
-Quiroga a los treinta y un años se casa con una de sus estudiantes argentinas, a
quien doblaba en edad, y la lleva a vivir en el ambiente hostil de las selvas de
Misiones, una provincia boscosa al norte de Argentina que se convierte en el
espacio geográfico preferido por el escritor para ambientar sus cuentos, allí la
joven Ana María Cirés, que también es la madre de sus dos hijos, se desespera en
medio del salvajismo de la jungla misionera, tan poco apropiada para la crianza de
niños, y después de rogarle en repetidas ocasiones a su esposo que la dejase
regresar a Buenos Aires, se suicida ingiriendo veneno.
Finalizando la década de los años treinta, Quiroga, igual que su padrastro, es
aquejado por una enfermedad terminal (cáncer de estómago) y termina con su
propio sufrimiento bebiendo cianuro. Incluso dos años después de su fallecimiento
el mal sino persigue a su extirpe y su hija Eglé sigue el funesto ejemplo de sus
padres y se suicida también (Lazo, 1992, p. X).