caballito

caballito

1. s. m. Mecedor de los niños pequeños.
2. Méx. Trozo de paño que se pone a los niños en el pañal.
3. Méx. Paño que, a manera de compresa, se colocan las mujeres en los días de menstruación.
4. s. m. pl. JUEGOS Juego de azar en el que se gana o se pierde según la casilla en que cese la rotación de una figura de caballo.
5. Tiovivo, atracción de feria para niños.
6. caballito de Bamba coloquial Persona o cosa inútil o inservible después del accidente el coche parece caballito de Bamba.
7. caballito de mar ZOOLOGÍA Hipocampo, pez teleósteo recubierto de escudos óseos.
8. caballito del diablo ZOOLOGÍA Denominación que se da a diversos insectos odonatos, de cuerpo alargado, cuyas larvas son totalmente acuáticas.
NOTA: Nombre científico: (Hippocampus.)
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

caballito

 
m. Dim. de caballo.
zool. caballito del diablo Nombre vulgar de varios insectos odonatos de abdomen largo y delgado. Sus larvas son acuáticas.
caballito de mar Hipocampo.
pl. Juego en que se apuesta a unos caballitos mecánicos que recorren una pista redonda.
Tiovivo.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

caballito

pony

caballito

SM
1. (= caballo) → little horse, pony
llevar a algn a caballitoto give sb a piggy-back
caballito del diablodragonfly
caballito de marsea horse
caballito de niño (para mecerse) → rocking horse; (con palo (y rueda)) → hobby-horse
caballito marinosea horse
2. (Méx) (= compresa) → sanitary towel, sanitary napkin (EEUU)
3. caballitos [de feria] → merry-go-round sing, carousel sing (esp EEUU)
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Aquellos maestros serios no sabían cómo entender a un niño que improvisaba fugas dificilísimas sobre un tema desconocido, y se ponía enseguida a jugar a caballito con el bastón de su padre.
Y allí, al lado de Chile, entraríamos ahora al Palacio de los Niños, donde juegan los chiquitines al caballito y al columpio, y ven hacer barcos de cristal de Venecia, y las muñecas que hace el japonés, envolviendo con el palitroque alrededor de una varita las pastas blandas de colores diferentes: y hace un daimio con su sable, y un Mikado de ahora, con su levita a la francesa: ¡oh, el teatro!
-¿Cómo he de coger yo ese pañuelo -dijo José-, si para eso se necesitaría la escala de Jacob? -No te apures -respondió el caballito blanco-; llama al águila que libertaste de las redes del cazador, y ella te lo cogerá.
al fin y al cabo, entre los leones hay alguna solidaridad, aunque sea involuntaria. En Caballito, la niña subió a una combinación, mientras que el gil se quedó en la acera esperando que el bondi rajara.
Como Perico sabía que los presentes de los Santos Reyes Magos corresponden a la conducta de los niños, se daba por muy satisfecho con el caballito y el carrito, pues recordaba que alguna que otra vez, si no había hecho enfadar a sus padres, en cambio no había sido todo lo diligente que debía en el cumplimiento de sus órdenes; pero Pablito, que era muy perezoso y bastante testarudo, defectos ambos muy malos, les había dado más de un motivo de disgusto; lo que no era obstáculo para que se creyera mejor que su hermano y esperara hallar más juguetes al lado de su zapatito.
Esto sucedía así: Después de almorzar, a la hora en que las calles están desiertas, discretamente trajeados salíamos a recorrer las calles de Flores o Caballito.
Había ganado quince pesos de comisión. Entré al mercado de Caballito, ese mercado que siempre me recordaba los mercados de las novelas de Carolina Invernizio.
Hipólita levantó los ojos como interrogándolo, de pronto, entre el traqueteo infernal de los coches al cruzar las entrevias de Caballito, Erdosain se imaginó que era un personaje que había vivido como un bandido, pero que ya se había regenerado, y entonces continuó diciéndole a su interlocutora invisible: –Y allí se reunían vendedores de diarios y ladrones.
Pero en cuanto ve un niño descalzo le quiere dar todo lo que tiene: a su caballo le lleva azúcar todas las mañanas, y lo llama «caballito de mi alma»; con los criados viejos se está horas y horas, oyéndoles los cuentos de su tierra de África, de cuando ellos eran príncipes y reyes.
Y en la caña larga pondré una bandera, con dos borlas blancas en sus tranzaderas. Y en mi caballito pondré una cabeza de guadamecí, dos hilos por riendas.
Y así sucedió; las hormiguitas, agradecidas a él, acudieron, y le pusieron delante un montón de afrecho. -¿Lo ves -dijo el caballito- cómo el que hace bien, tarde o temprano recoge el fruto?
Era un niño que soñaba un caballo de cartón. Abrió los ojos el niño y el caballito no vio. Con un caballito blanco el niño volvió a soñar; y por la crin lo cogía...