catite

catite

1. s. m. Palo de azúcar refinado.
2. Golpe o bofetada poco fuertes.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

catite

 
m. Piloncillo que se hace del azúcar más depurado.
Sombrero de catite.
Golpe o bofetada dados con poca fuerza.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Y la tonta ha sío ella, que no ha querío jacer nunca caso de ninguno de los que, sabiendo la poca estima en que usté la tiée, han querío aprovecharse de los descuidos del guarda y saltar la linde y colgársela a la bandola. -Eso lo diría usté en catite, comadre - dijo, procurando en vano sonreír, el Carambuco.
-Pos mi bato era belonero, y mu hombre de bien, mejorando lo presente, y natural de Benamocarra, y se llamaba Juan Caéna, pero era más conocío por el Panales, poique era hombre to miel, y a mi madre le dicían la señá Catite.
-Pero ¿por qué ha de ser eso asín, si el Tabardillo me quiere, y yo lo quiero a él, y el Tabardillo es el hombre que a mí me güele a romero? -Pos antes de consentir en que te cases con el Tabardillo, consiento yo en que me jagan catite.
En vez del puntiagudo sombrero de catite, el pañuelo liado a la cabeza, la chaqueta de alamares, la faja y los zahones, llevaba la aparición por única vestimenta un paño gris como los sudarios polvorientos; por arma, una guadaña en la diestra; por emblema, en la siniestra, una clepsidra.
-Pos bien -exclamó la Rabicortona continuando el relato que comenzara el Cerote-, el Greñitas y el Azúcar estaban dambos a la vez más locos que cencerros por la Tururú, la que, dicho sea con perdón de ustedes, pa mí no es una mujer, sino un catite...
Yo siento tener que darte este mal rato, pero tan y mientras, yo te pueo asegurar que yo me enteré de que tos los días, tos sin faltar uno, platicaba ella dos palabras, dos palabras na más, pero al fin dos palabras, con un gachó que a mí me ha dicho muchas veces que con gusto se jaría to er catite na más que por endulzarle el velo del paladar a tu Pepa.
Mira que a mí Antoñico no es capaz de decirme una cosa por otra, y Antoñico, a pesar de la mucha güena voluntá que a ti te tiene, me ha dicho que te vieron platicando con un gachó que no ha querío decirme quién es, y ese gachó dice Antoñico que es un hombre que jura que se jaría to él catite na más que por sentirse en tu boca.
Pos lo que me contesta siempre es que como su madre dice que la sombra de su difunto no sale del pueblo, ella no se va del pueblo manque la jagan catite; y que como su madre no sale del pueblo manque la jagan catite, ella no se va de la verita de su madre ni manque la jagan merengue.
El ventero, que había estado escuchando el diálogo mantenido por el albardonero y el hijo de la señá Catite, panza arriba sobre el empedrado suelo y con un albardón por almohada, medio incorporóse a la entrada del nuevo personaje, y -¡Ah!, que es usté, tío Cantales -exclamó, tumbándose de nuevo sobre el no muy bien mullido lecho, después que hubo conocido al recién llegado.
El Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla recoge gran parte de la historia de la indumentaria andaluza, destacando los distintos tipos de sombrero como el cordobés, el calañés, el de catite o el pavero, así como el traje corto o el de flamenca.
Los intérpretes de la jincaleta suelen vestirse con el traje típico de la localidad: Hombre: atuendo dieciochesco, similar al traje de bandolero, con falda-pantalón a media pierna, catite con pañuelo rojo y botas camperas.
El primero consta de camisa blanca abotonada, chaquetilla con abotonadura sin abrochar, pantalón campero con bocas acampanadas, con aberturas, para dar paso a la bota andaluza. Presenta sombrero de catite, a la cintura, una faja enrollada.