comicidad

comicidad

s. f. Cualidad de lo que puede divertir o excitar la risa la comicidad de la escena provocó hilaridad en el público.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

comicidad

 
f. Cualidad de cómico.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

comicidad

(komiθi'ðað)
sustantivo masculino
cualidad de lo que causa risa Se produjo una situación llena de comicidad.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Traducciones

comicidad

humor, comicity

comicidad

comicitat

comicidad

Komischheit, Ulkigkeit

comicidad

comicité

comicidad

comicità

comicidad

comicidade

comicidad

SFfunniness, comicalness
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
En esta parte regocija la comicidad de sal gruesa rabelesiana, que no es, ciertamente, de salón, pero tampoco pornográfica, ya que procede, sobre todo, del tema de la naturales necesidades corporales, cuya satisfacción es indispensable, más que una delicia, para todo género humano.
Pero este carácter vanidoso se fue debilitando a medida que se extendía, y, algunos años más tarde, el varón de Foeneste fue ya débil caricatura, pero de una comicidad perfecta, y en la comedia del Menteur se mostró, en 1662, reducida a proporciones casi comunes.
Tal es, a grandes rasgos, el asunto de la extensa epopeya satírica que durante siglos ha tenido entusiastas lectores; pero como es fácil comprender, la causa de su éxito descansa en cualidades externas, en los episodios sorprendentes y llamativos por su comicidad de tal fuerza, en aquellos motivos que hicieron usual en muchas lenguas europeas el adjetivo “pantagruélico”.
Titiriteros y payasos ponían convulsiones en los rasgos de sus rostros atezados y curtidos por el viento, la lluvia y el sol; soltaban, con aplomo de comediantes seguros del efecto, chistes y chuscadas, de una comicidad sólida y densa como la de Molière...
Nos presenta lo bello terrenal en un resplandor verdaderamente celeste; lo elevado, en su más alta majestad; lo que, según nuestra experiencia, es temeroso, en la forma más aterrorizante, y lo ridículo, con indescriptible comicidad; a veces nos hallamos, aun después de despertar, tan dominados por una de estas impresiones, que creemos no haber hallado nunca en el mundo real nada semejante.» Surge aquí la interrogación de cómo pueden referirse a un mismo objeto las despreciativas observaciones anteriores y estas entusiásticas alabanzas.
Su novedad se caracteriza básicamente por: El encadenamiento de situaciones inverosímiles, lindantes con el teatro del absurdo. La utilización medida y rigurosa de la comicidad en el lenguaje, sin abusar del chiste fácil.
Berger, personalmente, critica este planteamiento ya que, según él, no cubre todos los posibles tipos de lo cómico. Don Quijote es para Bergson un referente de la comicidad.
Distingue entre risa cómica y los demás tipos de risa, y sitúa el sinsentido como comicidad no cognoscitiva, a diferencia de la ironía, la sátira, el ingenio y el humor; de estas expresiones, probablemente las más complejas son las que están basadas en el lenguaje y las que están deliberadamente dirigidas a esclarecer la realidad.
Como David Lynch se encontraba promocionando Corazón salvaje y Mark Frost trabajando en El peso de la corrupción, la serie fue abandonada durante una decena de episodios (más concretamente entre el 10 y el 16) a guionistas y directores de encargo que, a pesar de tratar de mantener el espíritu inicial, incluyeron argumentos paralelos de menos peso, nuevas estrellas en el casting y una mayor comicidad en los guiones, que no fueron del agrado de los fans y la serie comenzó un imparable declive y un desinterés cada vez mayor por parte de sus seguidores.
Los resultados mostraron que, a pesar de que su valoración de la comicidad de la película y de su diversión fuera la misma, la frecuencia y duración de la risa fue significativamente mayores cuando los individuos estaban acompañados.
El personaje será muy cómico durante toda la trama, y en ningún momento alcanzará la tranquilidad, puesto que su vida es una continua desgracia a la que no le falta comicidad ninguna.
Otras de sus obras son: El verdugo afable (1952), En la vida de Ignacio Morell, por el que ganó el Premio Planeta en 1969 y que no es su mejor obra, y La tesis de Nancy (1969), novela humorística cuya comicidad deriva del contraste entre la mentalidad y costumbres estadounidenses y la mentalidad y costumbres castizas españolas, y que, dado su éxito, el autor decidió continuar con Nancy, doctora en gitanería (1974) y Nancy y el Bato loco (1974).