Cogía un palo de escoba, un recorte de pañete y unas
hilachas; y, cose por aquí, rellena por allá, me hacía unos caballos de ojo blanco y larga crin, con todo y riendas, que ni para las envidias de los otros muchachos.
Tomás Carrasquilla
Díjolo al cura, y éste puso gesto avinagrado. Manifestó que no tenía más que un ornamento que de puro viejo era
hilachas; pero insistió Cartagena, y el otro tuvo que ceder.
Ricardo Palma
¿No era para evitar que los perversos la lastimaran con el deseo que podía inspirar su frescura? ::Las espinas del monte, por besarle el pecho, ::dejáronle el traje, en hilachas desecho.
Allí, en 1825, un mes después de la batalla de Ayacucho, lo encontró el general Sucre, éste lo envió a Bogotá y el gobierno inmediatamente lo remitió a Bolívar, quien lo sometió a la municipalidad de Caracas, donde actualmente se conserva. Ignoramos si tres siglos y medio de fecha habrán bastado para convertir en
hilachas el emblema marcial de la conquista.
Ricardo Palma
No he cuidado de informarme, que así soy yo de desidioso, si todavía se conserva la capa en el monasterio; si bien tengo para mí que, de tanto traída y llevada, desde hace más de dos siglos, estará ya convertida «n
hilachas.
Ricardo Palma
El frac de Iván Yákovlevich (porque Iván Yákovlevich jamás usaba levita) ostentaba tantos lamparones parduzcos y grises que, a pesar de ser negro, parecía hecho de tela estampada; además tenía el cuello lustroso de mugre y unas hilachas en el lugar de tres botones.
El fraile estaba en pie al borde de mi cama, y en la vaga oscuridad albeaba el cráneo desnudo y temblón: La sombra cubría la pared. De pronto, arrojando al suelo la venda convertida en hilachas, exclamó: —¡Señor Marqués, nos conocemos!
Entendido se está que la más leve travesura, como el colocar palomita de azufre sobre el zapato, o
hilachas y colgandijos en la espalda de la chupa o mameluco, era penada poniendo al travieso de rodillas, con los brazos en cruz, durante las horas de escuela, y arrimándole un palmetazo de padre y muy señor mío, siempre que el cansancio obligaba al paciente a bajar las aspas.
Ricardo Palma
A la espalda y ceñida por los pechos, traía el uno una camisa de color de camuza, encerrada y recogida toda en una manga; el otro venía escueto y sin alforjas, puesto que en el seno se le parecía un gran bulto, que, a lo que después pareció, era un cuello de los que llaman valones, almidonado con grasa, y tan deshilado de roto, que todo parecía
hilachas.
Miguel de Cervantes Saavedra
Cuando hicieron sus nidos, se metían en las casas para robar de los costureros de las señoras, hilachas y trapos, de que luego, con la mayor destreza hacían sábanas, almohadas y edredones para sus hijuelos.
FILOCLEÓN: ¡Ah! Los carneros de Ecbatana dan lana en hilachas. BDELICLEÓN: No, hombre, no; esto lo fabrican los indígenas y les cuesta muy caro.
Las
hilachas, más que pequeñas tradiciones, son, en puridad de verdad, apuntaciones históricas y chismografía de viejas. Hay en ellas cosas frívolas al lado de noticias curiosas.
Ricardo Palma