21 Cuanto á las columnas, la altura de la columna era de dieciocho codos, y un hilo de doce codos la rodeaba: y su grueso era de cuatro dedos, y hueca.
Que esta Comisión hueca debía cesar, para que no sirviese de comodín político a un candidato que no se para en medios y sabe sacar montes de las hormigas.
Y desde entonces tuvo siempre presente este engaño y no dio la infatigable llama del fuego a los fresnos, los hombres mortales que habitan sobre la tierra. Pero le burló el sagaz hijo de Jápeto escondiendo el brillo que se ve de lejos del infatigable fuego en una hueca cañaheja.
El color, parecido al de las bandas del extraño espectro del meteoro, era casi imposible de describir; y sólo por analogía se atrevieron a llamarlo color. Su contextura era lustrosa, y parecía quebradiza y hueca.
Germán Arciniegas, el gran ensayista colombiano de nuestro presente, que nadie, por cierto, osará suponer “derrotista” o de inclinaciones totalitarias, ha escrito recientemente sobre el particular: “De una sola palabra está henchido hoy el mundo: Democracia. El mundo, como todos sabemos, está loco y la palabra (toda la palabra) como todos sabemos, es hueca.
El estado de la literatura entre nosotros y el heroísmo que en cierto modo se necesita para dedicarse a las improductivas letras, es la causa que hace a muchos de nuestros literatos más insoportables que los de cualquiera otro país; añádase a esto el poco saber de la generalidad, y de aquí se podrá inferir que entre nosotros el literato es una especie de oráculo que, poseedor único de su secreto y sólo iniciado en sus misterios recónditos, emite su opinión oscura con voz retumbante y
hueca, subido en el trípode que la general ignorancia le fabrica.
Mariano José de Larra
Mandóles Monipodio que se sosegasen, y, entrando en la sala baja y descolgando un broquel, puesto mano a la espada, llegó a la puerta y con voz
hueca y espantosa preguntó: -¿Quién llama?
Miguel de Cervantes Saavedra
Figúrense ustedes un ser enteramente parecido a una persona; algo más encorvado hacia el suelo que el género humano, merced sin duda al hábito de vivir inclinado sobre el bufete; mitad sillón, mitad hombre; entrecejo arrugado; la voz más hueca y campanuda que la de las personas...
Con todo, se fue avanzando despacio, estirando entre las matas de paja la panza hueca, hasta muy cerca de las charas, y ya calculaba el brinco que iba a pegar, cuando el macho, viéndolo, se abalanzó sobre él, mientras la madre arreaba a su prole, aleteando y silbando.
Vendrás diciendo una palabra hueca, con muchas aes y la voz muy baja; tus dedos azulados palparán las tinieblas, y un collar de corales, ciñendo tu garganta, suspenderá hasta el vértice de mis presentimientos la evocación de las descabezadas.
Nada consolida tan recia y entrañablemente el sentimiento de patria como el disfrute de la libertad y el goce de la justicia social, inseparables como vasos comunicantes, porque libertad sin justicia social es grosera fórmula hueca, y justicia social sin libertad es privación de los más fecundos estímulos para vivir.
El juego de sus miembros deja oír un crujido seco y lúgubre; su pie golpeando la tierra devuelve un ruido extraño; y sus vestidos parecen no cubrir apenas sus huesos consumidos; se diría que su cabeza está hueca, y que el reflejo de sus ojos parece el efecto de un carbón ardiente.