ladrido


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ladrido

1. s. m. ZOOLOGÍA Voz que emite el perro el fuerte ladrido del perro me asustó.
2. coloquial Insulto, censura o calumnia le miraban mal a causa de los ladridos de su vecina. gruñido
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

ladrido

 
m. Voz del perro.
fig. y desp.Murmuración, censura, calumnia.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

ladrido

(la'ðɾiðo)
sustantivo masculino
1. voz que emite un perro No puedo dormir por los ladridos del perro del vecino.
2. insulto dirigido a otro No soporto tus ladridos.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

ladrido

nombre masculino
latido gañido
Latido es el ladrido entrecortado del perro cuando sigue la caza o cuando de repente sufre algún dolor. Gañido es cada uno de los gritos que da el perro cuando lo maltratan.
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

ladrido:

quejidogruñido, chillido, grito,
Traducciones

ladrido

bark, scandal

ladrido

лай

ladrido

Bellen

ladrido

bojado

ladrido

aboiement

ladrido

ladrido

ladrido

SM
1. [de perro] → bark, barking
2. (= grito) → yell
se enfadó y nos dio unos ladridoshe got angry and yelled at us
3. (anticuado) (= calumnia) → slander
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Arcángeles de la conciencia casta volarán distanciando a los traidores que vendiéndose a postores del ladrido, alardearon de su triunfo estulto; cruce jactancioso de colmillos que se auto devoraron… y quedaron sin siquiera parecer carroña, sino eructos olvidados.
II Serena la luna alumbra en el cielo, domina en el suelo profunda quietud; ni voces se escuchan, ni ronco ladrido, ni tierno quejido de amante laúd.
Mamá no se atrevía a dar un paso fuera del patio. Al menor ladrido miraba sobresaltada hacia la portera, y apenas anochecía, veía avanzar por entre el pasto ojos fosforescentes.
La luna inundábalo todo con su luz serena y pálida; apenas algún que otro lucero brillaba en el tranquilo horizonte en que resbalaban lentamente algunas nubes; dormía todo inmóvil y silencioso en el monte; el lagar de los «Mimbrales» fulgía como de marfil y como engarzado entre las flotantes ramas de dos copudísimos algarrobos; los olivos y los almendros manchaban las empinadas laderas con sus tonos oscuros, y con sus claros verdores las apiñadas chumberas, que circuían el bien encalado edificio; la solemne quietud no era turbada más que de tarde en tarde por el ladrido de los perros, leales y avisados guardadores de los cercanos caseríos.
Y, mientras miraba ansiosamente por entre los árboles, un pequeño ladrido que sonó justo encima de su cabeza la hizo mirar hacia arriba sobresaltada.
En segundo lugar tuvo un prodigioso hijo, indecible, el sanguinario Cerbero, perro de broncíneo ladrido de Hades, de cincuenta cabezas, despiadado y feroz.
Ni pasos, pues, ni rumores de vivientes se perciben; óyese sólo del aire el son prolongado y triste; y el ladrido de los perros que ecos lejanos repiten.
Casi sin saber lo que hacía, cogió del suelo una ramita seca y la levantó hacia el perrito, y el perrito dio un salto con las cuatro patas en el aire, soltó un ladrido de satisfacción y se abalanzó sobre el palo en gesto de ataque.
Ahora que se levantan estatuas al que realiza la más pequeña invención, imaginaos qué monumento debería elevar nuestra gratitud a aquellos descubridores desconocidos, cubiertos de pieles, untados de grasa, cuyo lenguaje no debía de ir más allá del ladrido de perro o del chillido del mono.
Al cruzar por delante de las casas donde había tropa alojada, percibíase rasgueo de guitarras y voces robustas y jóvenes cantando la jota. Después volvía el silencio, sólo turbado por la alerta de los centinelas y el ladrido de algún perro.
Nos desnudamos y pusimos a secar nuestra ropa al sol, y por primera vez desde la salida Tananarivo oímos el rugido corto, parecido al ladrido de un perro afónico.
La tapera quedó envuelta en una densa humareda sembrada de tacos ardiendo; atmósfera que se disipó bien pronto, para volverse a formar entre nuevos fogonazos y broncos clamoreos. En los intervalos de las descargas, oíase el furioso ladrido de los perros haciendo coro a los ternos y crudos juramentos.