De tu insigne linaje saldrá aquella amiga de las letras y del arte, a quien no sé si tengo más por bella o más por sabia y casta que alabarte; la espléndida Isabel, radiante estrella que con su luz alumbrará la parte que baña el Mincio, río entre floresta al que el nombre la madre de Ocnos presta; »donde disputará con su consorte en lid de gran honor y gran regalo quien de los dos con más amor soporte y aprecie las virtudes frente al malo.
Honraron con unas hojas de laurel una frente; dieron satisfacción con una insignia en el escudo a un linaje; pagaron grandes y soberanas vitorias con las aclamaciones de un triunfo; recompensaron vidas casi divinas con una estatua; y para que no descaeciesen de prerrogativas de tesoro los ramos y las yerbas y el mármol y las voces, no las permitieron a la pretensión, sino al mérito.
Y si alguno tuvo vil, no sólo disminuyó su bajeza, sino la ilustró. Aquél es heredero de su linaje, en cuyas obras se admiran los valientes, en cuyas palabras se oyen los sabios.
Más honra tienen los difuntos que soberbia los vivos que los quieren deshonrar. Si el despensero fue padre de Marco Bruto, las acciones de su hijo le desparecieron de su linaje.
No le aprovecha religión al cura, ni la inocencia al niño le aprovecha; ni a dueña ni a doncella le asegura su gesto hermoso o su dorada mecha; la vejez se maltrata y se captura, y no sé al fin si el moro más cosecha por tal fama de bravo o de salvaje, pues no distingue edad, sexo o linaje.
Tú, que con tu carrera, diosa, mensual mides el camino anual, los rústicos techos del agricultor de buenos frutos llenas: seas con cualquier nombre que a ti place, santa, y de Rómulo, como antiguamente solido has, con buena fuerza salvaguarda el linaje.
El cuidado diligente y fiel de este compañerismo que junta a los hombres con los hombres y establece un derecho común en el linaje humano, ayuda también mucho a cultivas aquel íntimo compañerismo de amistad de que te hablaba, pues toda cosa tendrá comunidad con el amigo quien tiene en mucho con el hombre.
De la manera que las cosas divinas están exentas de las manos de los hombres, sin que la divinidad reciba lesión de aquellos que ponen fuego a sus templos, ni de los que forman sus simulacros: así todo lo que se intenta contra el sabio, proterva, insolente y soberbiamente, se intenta en vano. Dirás que mejor fuera que ninguno intentara hacerle ofensa: cosa dificultosa pretendes en desear inocencia en el linaje humano.
Nos pertenece el continente desde que por el esfuerzo de España se incorporaron sus tierras a la civilización cristiana. No hay linaje ni más claro ni de mayor arraigo histórico que el nuestro en todo el mundo.
El sabio tiene otro socorro diverso del vuestro, porque vosotros estáis en la pelea, y para él está ya ganada la victoria; no hagáis repugnancia a vuestro bien, y mientras llegáis al que es verdadero, alentad en vuestros ánimos esta esperanza, y recibid con gusto lo que es mejor, y confesad con opinión y con deseos el decir que en la república del linaje humano hay alguno invencible y en quien no tiene imperio la fortuna.
Todos estos bienes que con hermoso aunque falaz deleite nos alegran: el dinero, las dignidades, la potencia y las demás cosas a que con pasmo mira la ciega codicia del linaje humano, se poseen con trabajo y se miran con envidia, quebrantando a los mismos a quien adornan, y siendo más lo que amenazan que lo que prometen.
Esto sólo alcancemos de ella con votos y plegarias públicas: que si no tiene hecha resolución de destruir el linaje humano, y si todavía mira con ojos propicios el nombre romano, se complazca de tener a este príncipe por sacrosanto, como todos los mortales le tienen, por ser dado para el reparo de las cosas humanas, que tan caídas estaban.