Marge queda furiosa, y le dice que llevaría a su esposo para que se quejase, aunque el cirujano duda de que si a Homer le molestaría el nuevo aspecto de su esposa.
Federer ganó nuevamente ambos títulos, aunque esta vez la final de Wimbledon fue mucho más ajustada: Luego de que Federer ganara el primer y tercer set por tiebreaks, Nadal se impuso en el cuarto, lo que provocó que el suizo perdiese su tranquilidad característica y se quejase al juez de silla acerca del sistema Ojo de Halcón.
En la Jim Ned High School en Tuscola, Texas, Kaleb Tierce, profesor de inglés y entrenador en Jim Ned, encargó un trabajo sobre un libro para el que un alumno de 14 años seleccionó el de McCarthy. Tierce fue suspendido de empleo con sueldo después de que la madre del estudiante se quejase.
Pero al llegar a la orilla del bosque oyó un grito, como de alguien que se quejase, que partía de un matorral; y olvidando sus propias penas, volvió sobre sus pasos y vio una liebre pequeñita cogida en una trampa puesta por algún cazador.
Gente es esta ensalmadora que jamás hubo nadie que se
quejase dellos, porque si les sanan, antes se lo agradecen, y si los matan no se pueden quejar; y siempre les agradecen lo que hacen, y dan contento, porque si sanan el enfermo los regala y si matan el heredero les agradece el trabajo; si curan con agua y trapos la herida que sanara por virtud de naturaleza, dicen que es por ciertas palabras virtuosas que les enseñó un judío (¡mirad qué buen origen de palabras virtuosas!), y si se enfistola, empeora y muere, dicen que llegó su hora y el badajo que se la dio y todo.
Francisco de Quevedo
A esto no pudo sufrir más el malhumorado, que le pareció burla quererle probar que estaba viendo visiones; y enderezando un bastón que traía en la mano, conforme le había de dar una razón, a estilo de Correo, diole un palo, y tras éste otro, y tras éste cuantos pudo; y como se
quejase el filósofo con gritos descompasados rogándole no le pegara más, le repetía a cada golpe: -Se equivoca usted, señor filósofo, que yo no le pego; es una ilusión de sus sentidos -y dábale otro y le añadía-: Es mentira; a usted no le duele, sino que se le figura.
Mariano José de Larra
Soportó sin embargo con resignación aquellos reveses, como si se tratase ya de causa propia, estando profundamente interesado en que nadie se quejase de los dioses.