¿Nos va mal a mi hermano y a mí? Usted haría de Petrilla una remilgada. Las caricias de aquel ángel eran recibidas como fingimientos.
¡Dejar allí a su Gipsy, en aquel presidio, confundida con los canes plebeyos, sucios! ¡Su Gipsy, tan
remilgada, tan exquisita! ¿Y si alguno de aquellos perdidos la galanteaba?
Emilia Pardo Bazán
ba a Jerusalén acompañada de su esposo una joven remilgada de carácter tan serio que, aparentando un sano beaterio, siempre que su marido la embestía inmóvil en la acción se mantenía; y él, creyendo que en ella duraba la vergüenza de doncella, su virtud respetando, trabajaba por entero la vez que la atacaba.
MEDIODIENTE ¡Ay, que viene MANOLO!
REMILGADA ¡Ay, que eres tuno! LOS DOS ¡Cielos, dadme favor o resistencia! MEDIODIENTE, SABASTIÁN y las verduleras.
Ramón de la Cruz
TÍA CHIRIPA En las Arrecogidas MANOLO Hizo bien, que bastante anduvo suelta. Los dichos, EL TÍO MATUTE y la
REMILGADA. TÍO MATUTE y
REMILGADA ¡ MANOLO, bien venido!
Ramón de la Cruz
¡Desnudarse delante de aquella Toinette, la doncella francesa,
remilgada y burlona, que vería la ropa interior desaseada, los bajos destrozados, el corsé roto, de pobre dril gris!
Emilia Pardo Bazán
MEDIODIENTE Ya te entiendo y te juro, dueño mío, que nunca he vuelto a ver la Potajera, dende la noche que la di la tunda por darte a ti sastifación...
REMILGADA No mientas; que yo el día te vi de los Defuntos ir cacia el hespital junto con ella.
Ramón de la Cruz
MEDIODIENTE No viste tal...
REMILGADA Sí vi... (Dentro suenan unos cencerros.) MEDIODIENTE Pero ¿qué salva de armonía bestial el aire llena?
Ramón de la Cruz
Fresca y sencilla, con una linda cara que hasta la misma envidia enamorara, llegó del río a la yerbosa orilla incauta jovencilla, que en traje y compostura parece una aldeana, lo cual no perjudica a su hermosura: al contrario, al viajante más impresión le ha hecho, que si fuera remilgada y enclenque ciudadana.
LA TÍA CHIRIPA, castañera. LA
REMILGADA, hija del TÍO, amante de MEDIODIENTE. MANOLO, hijo de la TÍA, amante pasado de LA POTAJERA .
Ramón de la Cruz
LA POTAJERA, enamorada, en ausencia de MANOLO, de MEDIODIENTE. MEDIODIENTE, amante de la
REMILGADA. SABASTIÁN, esterero, confidente de todos.
Ramón de la Cruz
Una mujer como usted me cuidaría, me mimaría; y su fortuna, unida a mis pobres mil escudos de retiro, me proporcionaría para la vejez un bienestar conveniente; yo la preferiría mil veces a una remilgada, que me causaría infinitas molestias y tendría treinta años y pasiones cuando yo tuviese sesenta y reumatismos.