La rosa les ofreció algo de su perfume a las flores del repollo, buenas campesinas ignorantes y groseras, que se taparon las narices como escandalizadas.
Porque además, los presidentes que hoy somos presidentes y presidentas, no nacimos de un repollo, aunque algunos hayan creído que yo era presidenta porque estaba casada con un presidente.
Para comprar un
repollo, o una tajada de zapallo o un manojo de lechuga, recorría los puestos disputando, en discusiones ruines, piezas de cinco centavos a los verduleros, con quienes se insultaba en un dialecto que yo no entendía.
Roberto Arlt
Su sencillez era chocarrería, su estulticia vivísima granujería. Procedía así: Seleccionaba con paciencia desesperante un
repollo o una coliflor.
Roberto Arlt
Y si no, dígame: ¿cómo se explica que haya 'fioca' que tenga hasta siete mujeres? El taño
Repollo llegó en sus buenos tiempos a tener once mujeres.
Roberto Arlt
Y sin embargo debiera ser lindo, lindo como un dios. Pero mi oreja es como un
repollo y mi nariz como un tremendo hueso fracturado de un puñetazo.
Roberto Arlt
A pesar de lo cual, volviéndose cada vez más lucrativo el oficio, no faltaron zorros para abrir otros boliches parecidos, cambiando sólo el maslo por una piedra o por una astilla de leña, un torniquete viejo de alambrado, algún cráneo de oveja o cualquier otra cosa, y las hojas de tuna por matas de paja, o bien hojas de repollo; y cada cual ponderaba la eficacia de su altar y rebajaba los demás con tan elocuente convicción que parecía verdad.
Sobre la cómoda se ve una cajita con tapa de espejo toda desvencijada, un libro de misa con las hojas revueltas que lo asemejan a un repollo, un florero roto con una vela adentro, un santo de yeso con la cara estropeada, un busto de Garibaldi, otro de Pío IX, y en el contiguo lienzo de pared, clavados con alfileres, los retratos en tarjeta de todos los visitantes de la casa, ostentando una variedad grotesca de modas y de actitudes; unos con pantalón largo y pelo corto, otros con pantalón corto y pelo largo; uno con libro en mano y aire sentimental, otros tiesos como si fueran de madera y todos con aquel aspecto pretencioso que toman las gentes ante las máquinas fotográficas.
Y él recogía grasa, huesos carnudos; de los verduleros, quien no le daba un
repollo le daba patatas o cebollas, las hueveras un poco de manteca, las mondongueras un chirlo de hígado, y el Rengo jovial, con el sombrero inclinado sobre una oreja, el látigo a la espalda, y la bolsa en la mano, cruzaba soberbio como un rey ante los mercaderes, y hasta los más avaros y hasta los más viles no se atrevían a negarle una sobra, porque sabían que él podía perjudicarles en distintas formas.
Roberto Arlt
Y me alegro de haber hablado de este asunto, porque no faltan lenguas que aseguren que el no citarse nunca con el nombre de Guerrilla a su familia, consiste en que ésta se preocupa muy poco del pobre retirado, y hasta que es ella también la causa de que el teniente con grado de capitán se pase los once meses del año en las haciendas de su mujer entregado al cultivo del repollo y de algunos frutales, y al cobro de las rentas que producen unos cuantos prados de regadío y dos casitas de labranza.
No nacimos de un repollo, somos militantes de toda la vida…que hemos enfrentado cosas mucho más duras, porque las hemos enfrentado con nuestro cuerpo, con todo lo que teníamos que poner.
Y al otro día, en la carnicería, cuando todas las amigas hacen rueda en torno del bofe o de un
repollo, mientras que la mujer del carnicero vigila el puesto de verdura, la vieja, al ser interrogada, contesta.
Roberto Arlt