No quiero, ni necesito los mi1 pesos que me ofrece su extremada delicadeza. Si es grande el sonrojo que Ud. me causa con recordar y encarecer este único y pequeño servicio, no es menor el que siento y de que quisiera desprenderme para decirle el destino que debe dar a esta suma y a cuanto posee su verdadero y afmo, amigo.
Usted me creerá buena y virtuosa, pero es porque no le he dicho un pecado muy grave y mortal que pesa sobre mi conciencia y que la abruma. Menester será que yo se lo diga, aunque me apesadumbre y me cause extraordinario
sonrojo.
Juan Valera
Porque en momentos de angustia olvidamos estos sagrados ideales, porque hicimos de nuestras comodidades materiales, concentración de nuestros sentidos y aspiración única de nuestros espíritus, nos hemos visto vejados, ultrajados y deshonrados en nuestras afecciones más caras, sin que a duras penas asomase el sonrojo en nuestras mejillas y palpitaran de vergüenza nuestros corazones.
Tan a lo vivo hubo de llegarle el ultraje al orgulloso mancebo, que juró no volver a Azángaro sino desagraviado con el castigo o humillación del vizcaíno, y corrió a esconder su
sonrojo en las minas de Arapa.
Ricardo Palma
¿Y las señoras, siguen bien?». Y mis palabras me parecen tan reveladoras, que me sonrojo. Pienso continuamente en mi edad; tengo diecisiete años; pero aunque sean muy pocos para miss Larkins, la mayor, ¡qué me importa!
Pero fue tan mal recibido de su leal vecindario, que a pesar de sus esfuerzos y providencias, tuvo que sufrir el sonrojo de verse casi solo en todos los parajes de su tránsito, y aún en su propio palacio, habiéndose ausentado con anticipación a su llegada casi toda la grandeza, oficialidad y otro sinnúmero de personas de todas clases, estados y condiciones.
Juan Ramírez, he llamado a vuesamerced para que le diga en mi nombre a su ilustrísima que siendo yo tan su servidor y para evitarle el
sonrojo de que esto se trasluzca y ande en lenguas venga a mi palacio a gozar de la función.
Ricardo Palma
El señor cura no era rencoroso; pero al ver enfrente al alcalde y tocar con sus pies los de aquel bribón de siete suelas, se le renovó la memoria del atroz sonrojo que por su culpa había sufrido aquella mañana, y la sangre volvió a repudrírsele en el cuerpo.
¡Oh!, ¡cómo te llenarás de sonrojo si alguien ensalza tu cabellera, y exclamarás!: «Sólo aplaude los postizos que compré; no sé al presente qué mujer Sicambra alaba en mi persona, y, sin embargo, recuerdo que en otro tiempo estos elogios se dirigían a mí.» ¡Ah, desventurada!, apenas reprime las lágrimas, cúbrese el rostro con la mano, y el rubor colorea sus tersas mejillas.
Y diz que lo que es frío o calor bien pudo tener; pero lo que es vergüenza, ni el canto de una uña, pues en la piel no se le notó la menor señal de
sonrojo.
Ricardo Palma
Desde la ventana o desde el huerto de casa le estaría yo viendo todo el día, y hasta nos diríamos nuestras cosas por medio de cantares, tales coma éstos, con que ayer Mari Juana y Pepe Antón se decían las suyas: -Querida Mari Juana, no te sonroje el tener novio cojo, que el cojo coge. -Pepe Antón, yo por eso no me sonrojo, que entre manos y piernas manos escojo.
Si me relegara a permanecer oculto en el escritorio, me rebelaría, contrayéndome y quedando sujeto en mi sitio. Que no sea, jamás para ti, vida mía, un motivo de sonrojo, ni grave carga que tu mano delicada rehuse llevar.