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Equidna (mitología)

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Escultura de Equidna de Pirro Ligorio 1555, en el Parco dei Mostri, Bomarzo, Italia.[1]

En la mitología griega, Equidna (en griego antiguo, Ἔχιδνα - Ejidna: «víbora»; en latín, Echidna) era una monstruosa ninfa que pertenecía a la estirpe de las Fórcides, o monstruos serpentinos femeninos. Los dioses la mantuvieron prisionera bajo la tierra y es especialmente conocida por ser la consorte de Tifón y la madre de los monstruos de la mitología griega.

Dentro de los mitos clásicos a Equidna se la relaciona con Campe (monstruo ctónico y ninfa del Tártaro, siendo sus escamosas piernas como serpientes) y Delfine (la consorte de Pitón). Fuera de la cultura clásica suele ser el equivalente a Lilit de las leyendas hebreas y e igualmente identificable con Astarté de la mitología babilónica.

Descripción

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Hesíodo

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Hesíodo, el primer autor en mencionarla, dice que «otro monstruo extraordinario, en nada parecido a los hombres mortales ni a los inmortales dioses, tuvo «ella»[2]​ en una cóncava gruta: la divina y astuta Equidna, mitad ninfa de ojos vivos y hermosas mejillas, mitad en cambio monstruosa y terrible serpiente, enorme, jaspeada y sanguinaria, bajo las entrañas de la venerable tierra. Allí habita una caverna en las profundidades, bajo una oronda roca, lejos de los inmortales dioses y de los humanos mortales; allí entonces le dieron como parte los dioses habitar ilustres mansiones. Y fue retenida en el país de los Árimos,[3]​ bajo la tierra, la funesta Equidna ninfa inmortal y exenta de vejez, por todos los siglos. Con ella cuentan que el terrible, violento y malvado Tifón tuvo contacto amoroso, con la joven de vivos ojos. Y preñada, dio a luz a feroces hijos».[4]

Otras fuentes

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Apolodoro dice que Argos Panoptes «también dio muerte a Equidna, hija de Tártaro y Gea, que raptaba a los caminantes, sorprendiéndola dormida».[5]Aristófanes dice que posee «cien cabezas», acaso acomodándola en descripción con relación al multiforme Tifón. El texto la asocia a otras criaturas del inframundo, entre las que se citan a Cerbero, Estige, Aqueronte, Cocito y las Gorgonas titrasias.[6]​ Los órficos la describen con la cabeza de una hermosa mujer de largos cabellos y el cuerpo de una serpiente desde el cuello hacia abajo.[7]​ Finalmente, Nono dice que era «horrenda» y que poseía un «terrible veneno».[8]

Genealogía

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La filiación de Equidna es confusa. En la Teogonía no se especifica bien a la madre, que pudiera ser, entre otras opciones, Ceto, Medusa o bien Calírroe.[2]​ Para Ferécides equidna es una de las Fórcides, como tal hija de Forcis, pero no se menciona la filiación materna.[9]​ De acuerdo a Pausanias y Epiménides, Equidna es hija de la oceánide Estige (diosa del río Estigia) y de un tal Pirante o Peiras (que no vuelve a mencionar Pausanias).[10]​ Para Apolodoro es hija de Tártaro y la Tierra,[11]​ pero en las tradiciones órficas se la imagina como hija del primordial Fanes.[12]

La madre de los monstruos

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Equidna le alumbró a Tifón una monstruosa prole, con naturaleza feral de perro, serpiente, león, águila o cabra. No en vano Equidna está considerada como la madre de los monstruos. Prácticamente toda su prole fue aniquilada a manos de los héroes: Heracles mató a cuatro de ellos y al menos capturó a Cerbero, pero Edipo venció a la Esfinge, Belerofonte a la Quimera, Teseo a la cerda de Cromión y Jasón (con ayuda de Medea) al dragón de la Cólquide. Escila, junto con Caribdis, aparece tanto vinculada con Jasón y Odiseo en sus periplos. La siguiente es la prole de Equidna y Tifón citada en la fuentes mitográficas:

Las dracaenas en las fuentes

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Las dracaenas (drácenas) son serpientes (dragones) femeninos, o simplemente dragonas, que se relacionan e identifican con Equidna, de manera explícita o implícita. Algunos autores también la relacionan con la serpentina llamada Síbaris o Lamia, para Antonino Liberal, que acechaba en Fócide.[27]

Dracaena de los Árimos o Coricia

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Para Hesíodo Equidna es «mitad ninfa de ojos vivos y hermosas mejillas, mitad en cambio monstruosa y jaspedada serpiente». Es la madre de los monstruos y mora en las profundidades en una cueva de los Árimos.[28]​ Apolodoro describe en su parte de la Tifonomaquia, que «Tifón dejó allí los tendones de Zeus, ocultos en la piel de un oso y puso como guardián a la dragona Delfine, medio animal, medio mujer. Pero Hermes y Egipán, sin ser vistos robaron los tendones y se los aplicaron a Zeus». La obra refiere que Delfine moraba en la cueva Coricia de Cilicia.[29]

Dracaena de Delfos

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En los Himnos homéricos se dice que Hera llevó al propio Tifón en compañía de una dragona, y que de ellos nació al menos la Quimera. La mató Apolo arrojándole saetas.[30]​ En las versiones posteriores del mito ya nos encontramos con el dragón Pitón.[31]

Dracaena del Tártaro

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Aristófanes describe a Éaco, como uno de los jueces de los muertos, confrontando a Dioniso: «Equidna de cien cabezas, que te desgarrará las entrañas; de tus pulmones se agarrará una murena tartesia (Myraina Tartesia, la "anguila" del Tártaro) y tus dos riñones, ensangrentados, junto con las otras vísceras, te los harán trocitos las Gorgonas titrasias».[32]​ Esta Equidna también está relacionada con la serpentiforme carcelera del Tártaro, Campe, a quien nos describe como una suerte de versión femenina de Tifón, con rasgos de Equidna y Escila.[33]​ Ovidio también la menciona en el Tártaro, y dice que ella es el veneno de Cerbero.[34]

Dracaena de Argos

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Dice Apolodoro que Argos Panoptes dio muerte a Equidna, hija de Tártaro y Gea que raptaba a los caminantes, sorprendiéndola dormida.[11]​ Otra dracaena, si es que no se trata de la misma, es llamada Poine. Fue invocada desde el inframundo por Apolo para castigar a los argivos por la cruel muerte de su hijo infante Lino; fue muerta por el héroe Corebo.[35]

Dracaena de Escitia

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Según Heródoto, los griegos que vivían en el Ponto, una región en la costa sur del Mar Negro, contaron la historia de un encuentro entre Heracles y esta criatura serpentina. Heracles conducía el ganado de Geríones a través de lo que luego se convertiría en Escitia, cuando una mañana se despertó y descubrió que sus caballos habían desaparecido. Mientras los buscaba, «encontró en una cueva una criatura de doble forma que era mitad doncella y mitad serpiente; por encima de las nalgas era una mujer, debajo de ellas una serpiente». Tenía los caballos y prometió devolverlos si Heracles tenía sexo con ella. Heracles estuvo de acuerdo y ella tuvo tres hijos con él: Agatirso, Gelono y Escites. Ella le preguntó a Heracles qué debería hacer con sus hijos: «¿Los guardo aquí, ya que soy la reina de este país, o te los envío?». Heracles le dio un arco y un cinturón, y le dijo que solo criase a aquel niño que fuera capaz de disparar el arco y usara el cinturón; el resto sería desterrado. El hijo menor, Escites, cumplió con los requisitos y se convirtió en el fundador y epónimo de los escitas.[36]

Notas y referencias

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  1. Ogden 2013b, p. 13.
  2. a b Hesíodo, en la Teogonía 295, únicamente designa a su madre por el pronombre ἡ, por lo que hay dudas sobre la identidad de la madre de Equidna. Suele considerarse que se refiere a Ceto: Antonio Ruiz de Elvira, Mitología Clásica p.46, Madrid: Gredos (1982), ISBN 84-249-0204-1.
  3. Hay dudas sobre la localización de este pueblo. Algunos lo sitúan en la región montañosa existente entre Lidia, Misia y Frigia; otros lo identifican con los habitantes etruscos de Pitecusa, conciliando asi la versión hesiódica con el pasaje homérico de Tifón que le sitúa en occidente. Según Calístenes, los árimos vivían en Cilicia.
  4. Hesíodo: Teogonía, 304.
  5. Pseudo-Apolodoro: Biblioteca mitológica II 1, 2
  6. Aristófanes: Las ranas, vv. 473–474
  7. Fragmento órfico 58 (Kern), citado en Atenágoras, Apología 20
  8. Nono: Dionisíacas 18, 273 ss
  9. Ferécides, fr. 7 Fowler (= FGrHist 3 F 7; 2000, p. 278)
  10. Epiménides apud Pausanias, VIII 18, 2
  11. a b Biblioteca II 1, 2
  12. Fragmento órfico 58, citado en Atenágoras, Apologías 20
  13. Teogonía 309; Biblioteca II 5, 10; Quinto de Esmirna VI 249–262
  14. Proemio de las Fábulas 39
  15. Teogonía 310; proemio de Fábulas 151; Acusilao, fr. 13; Quinto de Esmirna VI 249–262; Baquílides: Odas V 62; Sófocles: Traquinias. 1097–1099; Calímaco. fr. 515: Ovidio: Metamorfosis, IV 500–501, VII 406–409
  16. Teogonía 313; Proemio de las Fábulas 30, Fábulas 151;
  17. Teogonía 326 ss; Biblioteca III 8, 8; Prefacio de las Fábulas 151; Laso fr. 706A; Eurípides, Las fenicias 1019-1025
  18. Biblioteca II 3, 1; Prefacio de las Fábulas 39 y Fábulas 151; Ilíada XVI 28. En la Biblioteca se nos dice que Hesíodo imagina a la Quimera como hija de Equidna, pero en la Teogonía es descrita como hija de la Hidra
  19. Teogonía 326; Biblioteca II 5, 1; Fábulas XXX
  20. Biblioteca II 5, 11; Higino: Astronomía II 15; Acusilao fr. 13; Ferécides fr. 7
  21. Biblioteca II 5, 11; Prefacio de las Fábulas 151; Ferécides fr. 16b; Tzetzes: Quilíadas II 36, 360
  22. Biblioteca Epítome 1, 1
  23. Prefacio de las Fábulas 151
  24. Prefacio de las Fábulas 39 y Fábulas 151; Virgilio: Ciris 67
  25. En Nono de Panópolis: Dionisíacas (Cantos XIII-XXIV). Volumen 286 de la Biblioteca Clásica Gredos. En esa fuente aparece descrito como «hijo de Equidna».
  26. Nono: Dionisíacas 18, 274
  27. Antonino Liberal: Metamorfosis VIII
  28. Hesíodo: Teogonía 306 ss
  29. Biblioteca I 6, 3
  30. Himno homérico III a Apolo 300–306 y 349–369
  31. Biblioteca I 4, 1
  32. Aristófanes, Las ranas 475 ss
  33. Nono de Panópolis: Dionisíacas, XVIII, 233 y ss.
  34. Ovidio: Metamorfosis IV 500 ff
  35. Pausanias: Descripción de Grecia I 43, 7; Calímaco: Aitía frs. 1-2; Estacio, Tebaida I 588
  36. Herodoto: Historias IV 9-10

Enlaces externos

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