Chisme entre cardenales.
Buen guion, actuaciones impecables y una fotografía que captura el misterio del Vaticano. La película me recuerda a 12 Angry Men, tanto por su trama como por la manera en que explora la lucha de poder y la naturaleza humana bajo presión.
Más allá del drama religioso, la película nos ofrece una mirada crítica sobre la política dentro de la Iglesia, mostrando cómo las decisiones espirituales suelen estar influenciadas por intereses personales y estratégicos.