La mejor prueba de que a veces el cine es muy simple… se puede hacer una buena obra con la historia de un limpiador de baños.
PD: Solo iría a Japón para entrar a un baño.

Le tenía mucha expectativa, pero hay películas que por buenas que sean, no te enganchan. Esta fue ese caso. Puede que el libro sea mejor.

Voy a ser muy funable... pero qué chimba de película.

Esta vez soy el villano y separé la obra del autor.

Escenas que describen muy bien el caribe colombiano hicieron que amara esta película: un Kogui tocando una flauta junto con un sincelejano que toca un acordeón en plena sierra nevada de Santa Marta.

Ese tipo de imágenes en pocas películas, o ninguna, están.

En un solo largometraje la cultura costeña demuestra lo importante que es para Colombia.

¿Cómo le pido yo a una persona que me toque un acordeón cuando me voy a enfrentar a un duelo a muerte con machete?

Si bien, retrató un problema gigantesco que aqueja hasta los días de hoy a Bogotá, es decir: el transporte, se queda corta en la narrativa, pues se quedó en discursos políticos aburridos y poco enganchadores…
Lo que sacó la cara por este docu fue la historia de los dos conductores y sus familias las cuales reflejaron la situación de aquellos transportadores atormentados por el centavo.