“Nunca debes sonreír así; nunca debes sonreírle así a nadie“.
Muerte en Venecia contiene, en mi humilde opinión, dos de las mejores escenas del Cine, con mayúscula inicial (al menos, de entre las muestras de Cine, también con mayúscula inicial, a las que yo he asistido como espectador a lo largo de mi corta vida):
Primeramente, la de la banda de músicos ambulantes que se infiltra en el Hotel de los Baños. En ella, Visconti (y Thomas Mann primero,…
“¿Hay lobos en este bosque?“.
Au revoir, les enfants es el documento de la infancia robada, cruelmente arrebatada; del momento en que volver inesperadamente a casa del colegio deja de ser un motivo de alegría, para dejar paso al ferviente deseo de permanecer en las gélidas aulas del internado, (des)atendiendo a tediosas lecciones y confesándose y comulgando cuando toca, pues todo ello es sinónimo de esa rutinaria normalidad que tanto echamos en falta cuando la misma se ve alterada…
Una película que exige un elevado grado de concentración por parte de un espectador que ha de ser necesariamente activo para poder seguir el torrente verbal de unos inteligentísimos diálogos y para poder captar los numerosos mensajes visuales semiescondidos en decoraciones definidas por un horror vacui deliciosamente barroco.
Una película, asimismo, que recompensa en gran medida el esfuerzo de dicho tipo de espectador, ya que, si bien a día de hoy puede no resultarnos tan impactante la revelación del secreto…
No soy un gran admirador de las road movies, pero The Brown Bunny ha conseguido hechizarme, pues me ha parecido verdaderamente especial: como en un poema que no necesita valerse de rebuscados recursos retóricos para reafirmar su poeticidad, con un toque de Nabokov por aquí y otro de Fitzgerald por allá, se nos presenta al protagonista, Bud Clay, en su despliegue de vulnerabilidad, tan herido, sin que eso le impida, al mismo tiempo, dañar a otras personas, no menos solas…
