Sinceramente, no era una película que me llamara demasiado la atención (no es de mi estilo); pero las buenas actuaciones, una banda sonora tremenda, unos juegos de cámara brutales y una historia que de verdad te hace sentir, me han hecho disfrutarla mucho más de lo que esperaba.
Y si, como a mí, os echaba para atrás el hecho de que fuera de tenis… el tenis lo es todo y nada a la vez. El partido no va tanto de técnica como de servir de medio narrativo para contar el conflicto. Y vaya si lo consigue.