Es inevitable no ser arrastrado junto a los bellos personajes y sentir la fragilidad del vivir. Y es que aún cuando el mundo de la historia parece estar lejos del nuestro, los personajes nos recuerdan nuestras propias conductas. En Flow sobran las palabras, más no sus gestos.
Una animación de origen puro, realizada con tanta humildad como la historia misma. Y que a ratos da la sensación de estar ante un videojuego de mundo abierto, uno tan bello como cruel.…