Es lo más intelectualoide, faltó de estética, expositivo, poco sútil, grandilocuente, mal editado y vacío que he visto.
Son solo los desvaríos de un octogenario furioso con la época en la que vive, escupiendo "simbolismos" y explicandolos inmediatamente (son super obvios) por miedo a que su mensaje repetivo se pierda entre tanta parafernalia y diálogos robóticos.
Como diría Marco Aurelio "La wea penca"
Igual me reí, no sé qué hacer con esa información.