Yorgos Lanthimos nos presenta un tríptico que explora la dualidad entre dominación y sumisión. Se trata de una obra visualmente impecable y narrativamente audaz. No obstante pareciera estar más interesado en reafirmar su idiosincrasia autoral que en ofrecer un discurso que trascienda lo meramente estilístico.
La película brilla en su capacidad para incomodar y desafiar al espectador, además del humor sátiro, pero, es precisamente en esa búsqueda de la incomodidad donde el relato a veces tropieza, ofreciendo simbolismos que, aunque…