Venimos y somos, y formamos parte del linaje, de la historia, y de nuestras historias.
En la espiral ascendente heredamos el amor, los miedos y la sanación de nuestros padres porque la genealogía y la percepción temprana del mundo nos visitan sin preguntarnos nuestra hora de llegar a casa, para entender que la vida también existe después del atardecer, con uno que otro monstruo de papel...
Así, los recuerdos nos acompañarán como refugios de la intimidad y a final de…