La parte musical, sobre la genialidad artística y el cambio de dirección en el 65, me ha gustado mucho. Las actuaciones son lo mejor de la peli y las interpretaciones también.
Más que un biopic, es un retrato sobre la genialidad-misterio de Dylan -y el comportamiento errático propio de los genios-, porque su lado personal o familiar es casi inexistente, salvo dibujar que fue un imbécil con las mujeres.