Pequeñas historias, algunas más trágicas que otras, pero todas conectadas por su humor ácido y giros desafortunados. Muy cálida y con un final que se siente genuino en lo que suelen ser las fechas festivas para muchos, incluyéndome, una fingida de demencia colectiva que justificamos para disfrutar en familia y ser felices por unas horas (mientras ningún criminal del sabor traiga pan dulce). Para mí eso en un mundo muy berreta, es reconfortante. Felicidades.
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Stop Making Sense 1984
No existía la definición de perfección hasta que David Byrne hablo y dijo: “LETTING THE DAYS GO BY WATER FLOWING UNDERGROUND”
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