Como bien dice Maestro, mientras el mundo anglosajón y sus narraciones remiten a una fuga propia del autoengaño, la tradición literaria hispano-grecolatina siempre desenmascara el artificio de lo fantástico para situarlo en el contexto humano.
García Ibarra hace exactamente eso, sabiendo la situación actual de la mayor parte del cine español (subyugado al imperio yankee) juega con las expectativas de esa tendencia para soltar un jarro de agua fría y desenmascarar el engaño.
Cuanto más sueñes con mundos de fantasía y te alejes de la realidad, mayor será la hostia que te pegues al despertar…