David Lynch nos entrega en El hombre elefante una obra profundamente conmovedora, alejada del sensacionalismo que podría haber caracterizado la película si hubiera optado por la vía del morbo y lo grotesco. En lugar de explotar las deformidades del protagonista para repugnar o impresionar visualmente, Lynch se enfoca en el corazón de Merrick, logrando que el espectador supere la inquietud y el rechazo inicial para acabar conectando con la humanidad del personaje.
A diferencia de los exhibidores de monstruos que…